Cabe mencionar que antes de que sigas leyendo este cuento, te sugiero que si quieres leerla para masturbarte no sé si lo lograrás porque no es con ese propósito.
Cuando tenía 17 años conocí a un chico, cinco años mayor que yo, era moreno, alto con unos lindos ojos redondos y claros, siendo yo muy diferente a él, teníamos en común que ambos estábamos en el servicio militar obligatorio.
Llegué yo de Grumete al Cuartel cuando el pata que describí era Cabo, con muchos años de antiguedad que yo que era nuevo sin ninguna experiencia en nada en lo que respecta a la vida militar, sexual, ni nada.
Pero lo que si había descubierto era mi real debilidad hacia las personas de mi mismo sexo y más aún a los morenos que tenían y tienen la fama de ser zapatones, osea de pene grande, mas mi pasión hacia ellos no es por ese cuento urbano, sino por la fisionomía que tienen, los veo más cuerpones, con pechos anchos, brazos fuertes, gluteos protuberantes y bien formados, labios carnosos, cabellos rizados, la forma fobial de su ser ...
LLegamos un total de 12 nuevos integrantes de la tropa, y como es de costumbre nos dieron la bienvenida - ranas, planchas, canguros, golpes por aquí por allá, bailes, chistes, canciones. Entre ellos estaba él, estaba tan emocionado, tan alegre divertiéndose con lo mal que la estábamos pasando los nuevos recién graduados.
Pasaron los días y mi debilidad se dio a relucir, no porque me entregaba a cualquiera, sino por mi delicadez al hablar, porque siempre estaba limpio; algo que los hombres de mi clase social detestan, no sé porqué, porque nunca hablaba de mujeres o las relaciones que los demás entablaban con respecto a esto, a veces decían tanta estupidez que no sabía si decían la verdad o no.
Lo cierto es que yo me moría por él, me moría de ganas de sentir su pecho rozando mi dermis, sus labios besando los míos, era tan inalcanzable, algo que no se podía dar en un instito militar, tanto así que un día me agarró de la cintura y me estremecí y él atinó a decirme ¡ERA CIERTO... PERO YO NO SOY DE ESOS¡
Me sentí tan despreciado, discriminado, humillado. Me puse a llorar de cólera, preguntándole a Dios, según yo, por qué de tantos hombres que nacen yo tenía que tener esta debilidad, por qué? por qué? por quéééééé?.
Pasó el tiempo y en una reunión de oficiales, sólo nos quedamos la guardia, entre ellos él y yo, ya de noche fui al casino a ver televisión, estaba solo, apagaron las luces y seguía solo viendo televisión, cuando derepente llegó él, se sentó en el mismo mueble que yo manteniendo la distancia, después se fue acercando, cuando derepente nos pusimos a conversar, él inició la plática, se sentó más cerca a mí, derepente con sus manos agarró mi mano derecha y lo puso encima de su pierna y yo las dejé ahí, luego de dos minutos volvió a agarrar mis manos y los puso sobre su pene y oprimió mis manos y a la vez su propio pene, yo estaba desconcertado pero alegre a la vez.
Luego de eso me llevó a un lugar oscuro dentro del mismo cuartel y me besó pudiendo sentir sus labios deliciosos, estoy seguro que al darse cuenta que no sabía besar también se dio cuenta que no había tenido relaciones con nadie, me desabrochó el uniforme y me puse boca abajo luego él saco su pene e hizo que se lo chupara me di cuenta que le hacía doler porque se lo sacaba de mi boca. Luego de eso puso su glande en dirección de mi ano, al escuchar que gemía de dolor me dijo NO TE PREOCUPES, se fue moviendo encima mío sin la intención de introducirme su pene, al final se vació encima mío, y ambos nos quedamos dormidos.
Al amanecer me dio un beso y me dijo ANDA BÁÑATE, luego de eso nos veíamos en el cuartel como si fuéramos como en el principio, él un señor Cabo y yo un apestoso Grumete como suelen decir a todos los perros. Pero en realidad nadie sabía lo que en realidad sentíamos y acontecía en la clandestinidad.
Pasamos muchos momentos lindos, hermosos diría yo, sin pensar en que esto algún día se acabaría. Pero todo tiene su final, un triste día del 02 de noviembre nos separaron o mejor dicho me separaron de él, fui destacado a otro cuartel.
Sin mentirles después de ese día nada era igual, si bien es cierto nos veíamos y cada vez que nos veíamos nos reíamos, la pasabamos recontra bien, esta relación era un mal para ambos, y poco a poco nos separamos.
La soledad es horrible, terrible, es indescriptible poder decir como me sentía, pasaba el tiempo pensando en él, no comía, no hablaba con nadie, nada podía calmar mi soledad, mi desgano y lo peor aún es que a pesar de que estaba llorando por estar solo, solamente quería estar solo.
Con el tiempo se perdió este amor, se perdió, pasó el tiempo, salí del servicio, me enteré que él también había salido mucho tiempo antes que yo, me puse a estudiar y logré ser un profesional con un sueldo no muy grande que digamos pero gracias a Dios como dice el dicho NO CHORREA PERO GOTEA.
Un día que mi coche se averió, tuve que tomar un autobús y que chico es el mundo, después de ocho años lo encontré, lo vi de reojo, estaba seguro que era él, y era él, me fui directo a mi asiento, él se acercó y se puso en el asiento de atrás, hizo algunos gestos para yo percatarme de su presencia, pero yo atiné a no hacer caso, haciendo entrever que estaba atentamente leyendo uno de los tantos libros que llevaba.
No sé por qué si lo quería tanto opté por esa actitud, talvez porque estaba con un vestir no adecuado para mí, desgastado, con parches, viejo, etc., o porque me pregunté PARA QUE RETROCEDER ANTE UNA COSA QUE NUNCA RESULTARÁ?, o porque no era verdadero amor lo que sentía por él.
Jamás me introdujo su pene, cuando lo intentaba al darse cuenta del mal que me hacia, también se sentía mal, yo podía sentir que mi amor, cariño, pasión o como lo quiera Ud. llamar era correspondido.
Talvez esta historia sea considerada por varios como un insulto al amor, por estar comprometidos dos personas del mismo género, pero póngase a pensar señor, señora, joven, señorita, que en este mundo habitamos gente que nos caracterizamos por ser diferentes por lo que se hace llamar mundo, porque el mundo no solamente es negro o blanco, sino que hay muchos matices de grises.
HOLA, YO SOY BISEXUAL Y EN LO PERSONAL... ME GUSTÒ TU RELATO, ES EL MEJOR QUE LEÌDO, SABES A MÌ ME HA PASADO ASÌ, Y NO UNA VARIAS VECES. PERO CREO QUE ALGÙN DÌA NOS TOCARÀ SER FELICES COMO NOSOTROS DESEAMOS. SÒLO TEN CALMA Y LLEGARÀ LA PRESONA QUE TE HARÀ COMPLETAMENTE FELIZ.