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"La salude y se puso nerviosa, así que nos fuimos hacia la escalera, me dijo que su marido estaba levantado no nos fuera a oír. Hablábamos bajo ella al principio bastante distante y al minuto, no se sabe cómo, nos estábamos comiendo la boca y metiéndonos mano. El peligro de ser pillados."
Me tocaba ir a hacer el curso que solicite y me llegaba en un momento que no me apetecía, me apetecía más, seguir conociendo a mis vecinitas maduras, pero el deber era el deber. Me enteré que de aquí íbamos en total nueve personas. Compañeros míos me avisaron de que un tal Pepe, había quedado a mitad de la mañana con los que íbamos, para ver como coger el alojamiento que nos saliera más económico, ya que Madrid a pesar de las dietas era caro. Me acerqué donde me dijeron y vi que éramos 6 mujeres y 3 hombres. Todos mayores que yo y el Pepe este parecía el mayor. Todos se conocían, aunque llevaba un tiempo trabajando allí, a algunos no los conocía ni de vista. Por lo que oía todos ya habían ido alguna otra vez y como no conocía de que iba, me pareció bien lo que decidían, aunque deje claro que no me gustaba compartir habitación. No era así en realidad, pero como no había confianza prefería no hacerlo. El dichoso pepe se encargó de sacar los billetes de RENFE para todos.
El día del viaje llegué pronto a la estación y fui a comprarme unos chicles y algo para leer. Me compre un par de revistas una de tipo técnico y otra de enigmas o curiosidades. Estando en la cola para pagar vi un libro sobre masajes, lo compré, los “masajes” se me daban bien y si podía mejorarlos mucho mejor. Ya estábamos todos preparados para subir al tren y nos tocaron los asientos de los extremos, esos que van cuatro y dos asientos colocados en sentido contrario al trayecto y otro asiento solo que se cogió Pepe. A mí me toco de cara a la marcha y una de las mujeres me dijo si se lo podía cambiar y como me daba igual se lo cambie.
Me toco con 3 mujeres y al otro igual. Antes de salir vi que el tal Pepe iba a saco con todas, en especial con una que luego me enteré de que estaba divorciada igual que él. Todos los demás estaban casadas y casado, a excepción del que escribe. Estuve leyendo durante media hora, con interrupciones por preguntas que me hacían las tres mujeres, algunas de tipo personal, como la edad y ese tipo de cosas. Hasta que me disculpe, diciendo que había dormido poco y que aprovecharía para dar una cabezada, me puse los cascos para oír música y cerré los ojos. Ahora describiré a las 3 mujeres que me tocaron de compañeras de viaje, porque del resto no merecía la pena ni paso nada.
Eran Alicia, Marisa y Nela. Estaban entre los 40 y los 45. Iban maquilladas lo justo y las tres iban con pantalón y camisa o blusa. Alicia y Marisa, sin estar gordas ni mucho menos, eran de constitución morbosa, se les notaban buenas tetas y eran más o menos de la misma altura. Nela era más alta que ellas y bastante más delgada y con el pelo bastante más corto. Me hablaron un par de veces y aunque las oí perfectamente me hice el sordo. Al principio hablaban en voz baja y por sus silencios, imagine que había algunos gestos porque se reían sin ton ni son.
Luego pasaron a hablar de los maridos, las familias y en algunos momentos tuve que contenerme para no soltar alguna carcajada, porque contaban anécdotas muy graciosas. Pero lo más curioso es lo que decían de sus matrimonios, que todas coincidían, que estaban bastante “aburridas” que si X años eran mucho, que si la monotonía, que si solo pensaban en el futbol, la partida, los amigotes y un montos de cosas. Era el caldo de cultivo para unos buenos cuernos. Eso me daba cada vez más la razón, en lo de no querer una pareja según las normas establecidas por la sociedad. Prefería ser el tercero de una pareja, el que le pusiera las pilas al matrimonio, el que les quitara la monotonía y ese desgaste de los años.
Como llevaba las gafas de sol puestas, abrí muy poco los ojos. Lo suficiente para ver y las pille mirándome el paquete y cada uno hacia gestos con sus manos de cómo sería mi rabo, estaba claro. Cada una señalaba una medida con sus dos manos y se partían de risa.
Mucho cachondeito a mi costa, pero en cuento llegamos a Madrid, guardaban mucho las distancias. Esta parte la resumiré, fuimos a unos apartamentos, en concreto a dos, uno con 3 habitaciones dobles y otro con 2 dobles. Conocía Madrid poco, había estado en dos ocasiones y por solo una noche. Aprovecharía para conocerlo mejor. La primera semana de curso fue muy buena, acabábamos a las tres de la tarde y luego nos íbamos a comer por ahí y al conocer esta gente Madrid me vino mucho mejor. Fuimos cogiendo más confianza y al final de la primera semana mi mayor feeling era con Nela y era la que me atraía menos físicamente. Un día se fueron de compras al Corte Ingles y ella y yo nos quedamos en una cafetería próxima esperándolos, no nos apetecía meternos con el follón de gente que había.
+ Veo que el curso te está saliendo bordado. Aprovéchalo que has tenido suerte de aprobar muy joven y tienes futuro por delante, no te amuermes ni te conformes. ¿Tienes pareja?
+ No. (¿Era una forma sutil de querer saberlo?)
+ Mejor, porque así estas más libre de poder promocionar sin el hándicap de mujer, hijos, que eso ata mucho, porque para promocionar casi siempre significa tener que trasladarse.
+ Eso sí. (Había pensado mal) ¿Tu marido también es funcionario?
+ Jaja, eso le mataría. Él está a medio camino entre fotógrafo y artista.
+ ¿Cómo es eso?
+ Pues es fotógrafo de bodas, bautizos, comuniones… y también hace reportajes fotográficos, exponiendo algunas veces.
+ Pues lo lleva jodido, con lo de bodas, bautizos y comuniones. Porque cada vez se casa menos la gente, se bautizan mucho menos y el índice de natalidad esta por los suelos.
+ De bautizos y comuniones tal vez, pero si vieras los reportajes de boda de ahora, te quedarías con la boca abierta.
+ Pues eran como los de las bodas de siempre. Digo yo.
+ Que va, ahora donde más se gana, no es en la boda en sí. Ahora las novias se hacer reportajes desde que empiezan a vestirse para la ceremonia. Con ropa interior y otras más modernas.
+ No jodas, perdón, no fastidies. No puede ser que dejen que un tío las fotografíe así.
+ Que sí, que ya te digo que sí, hay cola para que mi marido vaya. Y pagan un pastón.
+ Al final me equivoque en la carrera. Jaja.
+ Jaja, si las tendrás a montones.
+ Que va, que va.
+ Tengo una hija de 19 años, te la presento que serias buen partido. Jaja.
+ ¿Tienes más?
+ No te vale solo una, jaja. Si solo una hija y no más.
+ Pues todavía puedes.
+ Jaja, no me quieras tan mal. Fui madre con 23 y luego por unas cosas y otras, paso el tiempo y al final nada, que me hubiera gustado como mínimo dos y como máximo tres.
+ Pues cuidado con los despistes, jaja.
+ No hay problemas en despistarme, que mi marido tiene la vasectomía echa.
La conversación no fue a más pero fue un momento muy agradable y nos reímos bastante. No quise dejar así las cosas, por lo que cuando vimos que salían los demás, le dije, “me lo he pasado muy bien, además de simpática e inteligente, estas muy bien, tiene mucha suerte tu marido”me miro con intriga y me respondió, “eso se lo digo yo, pero no me hace caso” y nos fuimos riendo. Me gusto que no hubiera puesto mala cara y la respuesta desenfadada que dio.
Por las mañanas al levantarnos me tocaba siempre esperar, porque solo había un baño y en el momento que una se metía, las demás iban detrás, por lo que me puse la alarma a las 6 de la mañana, para poder ser el primero. Me estaba secando cuando alguien intento abrir la puerta, dije que ya salía. Me enrollé la toalla por la cintura y abrí la puerta, estaban Marisa y Nela, al verme así Marisa silbó echándome un piropo, me sonreí y me fui a mi habitación. A media mañana en el tiempo de descanso hubo bromas con lo de la salida del baño.
Los días transcurrían y mi amistad con Nela se hacía más sólida. Aunque eso no quería decir que yo le atrajera, porque ella era muy prudente y mantenía en ese terreno las distancias. Por lo que opte no seguir tirándole la caña de momento, salvo que viera alguna señal que me indicara que siguiera. En la recepción de donde nos alojábamos, había propaganda desde musicales que había en Madrid, cines, restaurantes, salas de fiestas, bares, discotecas, etc. Un día cogí de todo lo que había y por la noche, estando ya acostado, me puse a leer la propaganda. Donde me encontré una de un lugar de parejas, me pico la curiosidad y me conecte a internet. Tenía buena pinta, pero no dejaban entrar a hombres solos. Seguí mirando y había otros donde si vi dos que si permitían la entrada, eso sí, ponía bien claro que “chicos seleccionados” supongo que querían decir con buena pinta. Me apunte la dirección y me lo pensaría.
También vi varios enlaces a páginas de contactos. Había que darse de alta, era gratuito o eso ponía. Me di de alta y vi enseguida que al final había que pagar si querías contactar, pero si me permitía ver y curiosear. Había un número importante de mujeres casadas buscando “fiesta” y también de matrimonios o parejas. Luego me dedique a ver en la zona de donde vivo. Había de todo, anuncios interesantes y otros para descartarlos automáticamente, me fije más en los que había algún tipo de foto, la verdad que había mucha mujer interesante. De pronto vi algo que me llamo poderosamente la atención. Era un anuncio, que solo había una foto, de una mujer de espaldas, desnuda. A parte del culo tan bueno que tenía, me llamo la atención parte de un tatuaje que se veía. Porque me sonaba haber visto uno igual, pero no sabía a quién.
El anuncio decía, “MI MARIDO QUIERE SER CORNUDO Y QUIERO DARLE EL CAPRICHO - MUJER EXIGENTE - BUSCO CHICO JOVEN, FUERTE, DOTADO Y CON AGUANTE – LIMPIEZA - SOLO DIVERSIÓN SIN COMPROMISO – ABIERTA A TODO – SIN FOTO NO CONTESTO - NADA DE FOTOS DE PENES – ESCRIBIR PROPOSICIÓN” en el mismo anuncio en otro apartado ponía que medía 1.72, que era castaña, que tenía 38 años, fumadora ocasional y en otro apartado, del cuestionario ponía sus gustos. Sexo oral, tríos, lencería sexy. Poniendo al final, “Y MAS COSAS QUE NO HE PUESTO QUE SI CONGENIAMOS DESCUBRIRÁS”
El tatuaje de por si me lleno de curiosidad y el resto del anuncio me gusto. No me lo pensé. Me hice socio de una nueva categoría por un mes de momento, luego pasado un mes analizaría si merecía la pena continuar. No estaba muy ducho en este tipo de situaciones. Pensé y medite bastante que ponerle, que no fuera chabacano, pero tampoco quería parecer un plasta. Después de casi una hora, tenía ya lo que quería ponerle. Ahora tocaba el tema de las fotos, que si no lo hubiera especificado, casi seguro que le había mandado una foto de mi rabo. Me hice un montón de fotos y luego, tranquilamente las analicé. Al final elegí una desnudo de cintura para arriba donde se veía bien mis pectorales y abdominales, otra similar pero con el pantalón desabrochado y un poco caído, donde se veía perfectamente los músculos abductores, que a alguna amiga mía, decían que le gustaban mucho. La última foto fue la que más me costó, era de espaldas, desnudo completamente y para que se me viera bien. Las mande a sabiendas que era una forma de conocerse o de intentarlo desconocida para mí, que detrás del anuncio podía estar un tío y que imaginaba que si era en verdad una mujer, seguro que había recibido muchas contestaciones.
Los siguientes días, todas las noches miraba por si había alguna contestación y nada, nada de ella, porque si me llegaron bastantes avisos de personas que querían conocerme. Llego la hora de volver a muestras casas y el viaje de vuelta los billetes iban de otra manera por lo que Nela y yo fuimos sentados juntos, sin nadie que molestase. Lo que me daba cuenta de que en todo ese tiempo, Nela había llevado siempre pantalones. ¿Sería por qué tiene las piernas feas? Esa pregunta rondo mi cabeza. Aproveche estas últimas horas, porque luego sería más difícil coincidir, tire la caña bien tirada, pero ella sin perder su sonrisa no “picaba” ya llegando a nuestro destino, me dio su número de móvil y yo el mío. Me dijo que teníamos que seguir en contacto, que un día teníamos que quedar a tomar algo, que me quería presentar a Maikel (su marido) que seguro que nos caíamos bien.
Ya de nuevo en mi casa, al primero que me encontré fue a D. Julio que me conto muchas cosas y sobre todo que el ambiente en el grupo dominante estaba dividido o por lo menos con grietas y como coincidía que yo había estado fuera, sus especulaciones no tenían nada que ver conmigo, aunque no era así como me había contado Martin por teléfono. Quien comandaba la división era Toño. Al levantarme por la mañana fui a coger el ascensor y no funcionaba la luz estaba roja, por la hora podía ser el portero que estuviera limpiando, me bajé por las escaleras y me encontré con Valle.
La salude y se puso nerviosa, así que nos fuimos hacia la escalera, me dijo que su marido estaba levantado no nos fuera a oír. Hablábamos bajo ella al principio bastante distante y al minuto, no se sabe cómo, nos estábamos comiendo la boca y metiéndonos mano. El peligro de ser pillados nos ponía más cachondos. Cuando intentaba quitarle las bragas me decía, que no que estaba loco, pero no dejaba de sobarme el paquete. Logre bajárselas un poco nada más, lo suficiente para que mis dedos tocaran su clítoris. Sabía que lo estaba haciendo bien por cómo se movía, era una gozada ver como la desarmaba. La única mano que llevaba ocupada, que era la que agarraba su bolso, se abrió y lo dejo caer, sonando en el silencio de la escalera. Oímos como el portero preguntaba si pasaba algo, pero como no dijimos nada, el hombre siguio a lo suyo.
Muy bajito me decía que no me para que fuera más rápido, estaba a punto, lo sabia y desacelere mis movimientos, ante lo que ella me apretaba mi rabo. Me bajo la cremallera, pero no era capaz de sacar mi rabo al estar tan duro, me desabrocho el pantalón y a hora si me hacia una paja en condiciones. Hice que se apoyara en el pasamanos y volvía con las tonterías del no, pero en el momento que noto mi rabo, se acomodó, sin dejar de decir no y se lo metí. No tuve que hacer mucho, se corrió enseguida. Aunque eso no la hizo quitarse, porque siguio moviéndose y recibiendo mis embestidas. Al poco estábamos los dos apunto, ella me quería decir algo pero no la entendía y al final nos corrimos los dos, con fuertes embestidas por mi parte. Me recrimino que me hubiera corrido dentro de ella, no por nada, sino porque ahora iría chorreando todo el tiempo. Me mando que me bajara yo delante que ahora lo haría ella.
Al llegar abajo me entretuve hablando con el portero. Apareció ella y el portero le dijo, buenos días doña Valle y ella nos saludó a los dos y a mi diciéndome que creía que me había mudado que llevaban mucho sin verme. Esa mañana me encontré con varios vecinos y el recibimiento fue dispar, pero aun así mejor de lo que esperaba. Una cosa estaba clara Toño, era el que influía a los demás, si lo tenía a él en contra, la mayoría estaría como mínimo distante conmigo. Esa día provoque encontrármelo y una vez que lo conseguí, hable con él. A él le gustaba siempre quedar muy bien, al ser directo al decirle y preguntarle, si tenía algo contra mi o si yo le había hecho algo, el haciéndose el sorprendido me decía que no, que no le pasaba nada. Seguimos hablando y al ser tan directo él estuvo todo el tiempo a la defensiva y fue cuando le dije, “pues ya que no tienes nada contra mí, porque no cenamos este sábado y así limamos las posibles asperezas” el de forma rápida me contesto, “imposible, este fin de semana además de los niños tenemos a mis suegros” y yo fui más rápido en mi replica, “eso no es excusa, hacemos la cena en mi casa y ya está, salvo que dudes de mi arte cocinando ”, aunque trato de mantener la compostura, su cara se tensó para decirme al final que de acuerdo.
Lo mejor de todo es que no tenía ni idea de cocinar, si me sacaban de hacer una ensalada o unos huevos fritos, estaba perdido, algo que tampoco me preocupaba porque para eso estaban los sitios donde venden comida preparada.
A Nela la veía de vez en cuando pero acompañada por compañeras y por fin recibí contestación a mi respuesta del anuncio de la mujer del tatuaje. Mas que una respuesta era prácticamente un cuestionario disfrazado de conversación. Lo leería con atención y contestaria cuando lo tuviera todo claro. Sin esperármelo recibí un mensaje en mi móvil, era de Nela, “¿te puedes escapar un momento? Estoy en el bar donde desayunamos” ni me decía para que o que pasaba, pero le conteste si y le dije a mis compañeros que ahora subía. Al entrar en el bar la vi junto a un hombre. Ella con sus pantalones típicos y el vestía bien, pero demasiado “moderno” para su edad, daba la sensación de querer aparentar 18 años. Pero cada uno va como quiere. Al verme me saludo con la mano, como si no la hubiera visto y al llegar me presento al hombre como Maikel, su marido. De él, nada más sabia que según ella, era fotógrafo, pero un “artista", la conversación era muy agradable, era menos pedante de lo que parecía a simple vista y me di cuenta de que ella esta super enamorada de él y super colada. Eso me dio un poco de bajón, porque restaba muchas posibilidades a poder lograr algo con ella. Nela le dio un beso en los labios a su marido y se despidió diciendo, “os dejo con vuestras cosas, ya me contareis” eso sí que no me lo esperaba.
+ Jaja, que cara has puesto.
+ Hombre es que tu mujer me dice de bajar para presentarnos y ahora se fuga.
+ Te explico. Nela me conto que eras muy simpático, que eras trabajador y en lo que trabajas. Llevo buscando desde hace mucho alguien que me eche una mano en algunas cosas de mi trabajo, no es a tiempo completo, es 2 o 3 horas al día. He pensado que a ti te podía interesar, siempre y cuando llegáramos a un acuerdo económico.
+ No sé, me ha cogido por sorpresa, tu mujer ya me podía haber dicho algo, no dejarme este marrón. No por nada, es que no sé si puede ser compatible con mi trabajo.
+ Muchos compañeros tuyos hacen cosas similares y no pasa nada. (Eso ya lo sabía, pero preferí hacerme el que no sabía) Si no te interesa nada de nada, lo dejamos aquí, pero me gustaría que por lo menos lo pensaras.
+ No es que me parezca mal, es que veo alguna complicación, fíjate si alguien me ve trabajando contigo, porque que nos vean un día puede ser coincidencia, pero más días, no sé.
+ Si esa es toda tu preocupación, que se te quite de la cabeza, porque tengo dos sitios de trabajo y uno es en mi casa donde nadie te vería.
Después de despedirnos lo empecé a pensar, porque la parte económica estaba muy bien y no eran muchas horas, seria entretenido. Me había caído bien, salvo el cómo se tocaba constantemente una diminuta perilla que llevaba, sin bigote. Nada más llegar a mi mesa, llamé a la extensión de Nela y le mostré mi “enfado” por la encerrona que me acababa de hacer. Al tratar de justificarse, le dije que tenía trabajo y colgué.
El sábado por la mañana me dispuse a ir a comprar todo lo necesario para la cena con Toño y Valle, justo cuando salía, me encontré con Valle que estaba de pie en la calle, le pregunte que hacía y me contesto, “estoy esperando que Toño saque el coche y tú, ¿Cómo se te ha ocurrido lo de la cena? Que menudo tostón me está dando mi marido” le sonreí y le dije, “cuando se ponga pesado, solo tienes que decirle que eso no es nada, dile que te he dicho que te voy a follar con él o sin él”, ahora puso cara de sorpresa, “estás loco, menos mal que no te oye, porque ese tipo de bromas no le gustan” me volví a reír y le dije, “que no es broma, tu ven lo más golfa que se te ocurra, con el vestuario más hot y el resto déjamelo a mí, eso si nada de pantalones ni pantys”, me volvió a repetir, “estás loco, Toño no me lo permitiría, eso solo cuando vamos con el resto y ya sabes a que” corte la conversación y aunque me pedía que mejor me fuera, le dije que no y que ya vería como esta noche seria su marido quien le elegiría la ropa.
Llego Toño en su coche y al verme, me sonrió y me saludo falsamente. Hablamos un poco y al final le dije, “le estaba diciendo a tu mujer que esta noche tenía que ir vestida muy guapa, que no la ganen la mujer de Carlos ni la mujer de ninguno. ¿No crees que es la que mejor esta?”aquí salió su orgullo y en vez de soltarme algún improperio, y no sabiendo si por quedar bien con su mujer, me respondió, “nadie se puede asemejar a Valle, en nada” y se fueron. Visite varias casas de comidas preparadas y no me gustaba nada de lo que veía, buscaba algo que fuera suave, nada indigesto. Que fuera posible que lo hubiera hecho yo y que a la vez fuera original. Fui al final a un centro comercial y había comida con muy buena pinta pero, no me llamaba la atención. Al final me tocaría comprar algo de lo que había allí. Menos mal que apareció una compañera de trabajo, hablamos y le explique que tenía una cena especial y que no encontraba lo que quería. Me recomendó que el vino lo comprara ahí que tenían buena variedad y luego me dio la dirección de un sitio, que además de ser restaurante, hacían comida para llevar que estaba muy bien y recalco que de los postres que tenían, que si había bocaditos de limón que no me lo pensase, que los pidiera y me aviso de que se servían fríos.
Compre dos botellas de vino tinto, ni de los caros ni de los baratos algo intermedio. La verdad porque tampoco sabía mucho de vinos. Llegue al restaurante recomendado por mi compañera y comidas para llevar, no tenían mucha variedad, tenían poco pero con muy buena pinta. De lo que si tenían de sobra eran postres. Al final la mujer que había me recomendó que llevar y fue huevos rellenos de atún y langostinos, pollo en salsa cremosa de queso parmesano y espinacas, el postre los bocaditos de limón. De todo compre más que para tres comensales. A última hora de la tarde, ya llegando la noche, metí el pollo en el horno a calentar suavemente. Lo demás estaba en la nevera. Preparé la mesa perfectamente, el vino lo abrí con tiempo como me habían dicho y a esperar.
No tenía mucha experiencia con parejas, pero tampoco poca, de momento tenía la suficiente y si mi instinto no me engañaba. Toño estaba deseando ver como se follaban a su mujer y su mujer digamos que seguro que no le importaría, porque era todo un volcán, deseando estallar. Por todo eso sabía que ella vendría como le había dicho, lo mejor que su marido seguro que le había tenido que insistir y ella la “pobrecita” habría cedido para que no se enfadara.
No había dejado nada al azar, estaba todo preparado hasta el último detalle. Nada más entrar por la puerta sabría cómo iría la noche, si ella venia vestida en plan seductor y provocativa, la “guerra” estaba declarada, pero por el contrario venia vestida rectada o discreta, la cena sería un simple trámite y acabaría en el menor tiempo posible. Fueron muy puntuales y nada más abrir la puerta, supe que habría “guerra”, era la vez que más sugestiva y provocativa veía a Valle, Toño traía una botella de vino y me la dio sonriendo, no le veía con la tirantez de días pasados, tampoco es que viniera en plan de “amigos para siempre” venia cordial, educado y respetuoso.
Después de hablar un poco los hice sentarse a la mesa, aunque me quisieron ayudar, pero me negué. La mesa era rectangular, hice que Valle se colocara en la cabecera de la mesa y nosotros nos sentaríamos cada uno a un lado. Al llevar el primer plato la cara de Toño me confundió, me dije no le gustan los huevos rellenos, pero era todo lo contrario, por lo que se ve le enloquecían y después de probar el primero, lo alabo hasta el extremo de decirme que le tenía que decir a su mujer como los hacía. Se comió casi toda la bandeja, porque Valle y yo, nos limitamos a probarlos como quien dice. El segundo plato también les gusto y a mí me supo muy bien. Antes de acabar el segundo plato estábamos a medias de la segunda botella de vino y andábamos más sueltos todos.
Empecé mi avance rozando con dos dedos el brazo de valle mientras hablábamos, de forma natural y como si no fuera con segundas intenciones. Cuando ya lo había hecho varias veces Toño empezó a no darle importancia. Todo iba bien. Traje el postre que fue el mayor de los éxitos, nos acabamos todo no dejamos ni un trozo. Para escaparme de tener que decir la receta, me fui a por una bebida. Tenía todo preparado para hacer un agua de Valencia que no iban a olvidar, tal vez con un poco más de vodka y ginebra de la necesaria, pero como estaba todo bien frio, entraría fácilmente.
Para tomar la bebida les hice sentarse en el sillón grande, donde nos sentamos los tres y dejando en medio otra vez a su mujer. Durante lo que fue la cena, estuve intentando, sin que se me notara mucho, que saliese la conversación del fin de semana que ellos no quisieron ir, pero no hubo manera. Lo volví a intentar de nuevo y esta vez sí lo conseguí, una vez más la bebida abría puertas y quitaba vergüenzas.
-T- Ya nos enteramos que en el fin de semana todo se fue un poco de madre.
-Y- Que se fue de madre, ¿en qué?
-T- En el juego de los dados.
-Y- Si fue un juego de lo más normal, fue divertido. Nadie se quejó. (Ahora mientras hablaba con Toño, mi mano se posó en la rodilla de Valle, que al estar sentada, dejaba bastante muslo a la vista)
-T- Algunos dicen que con Julia te pasaste un poco.
-Y- No es cierto, seguro que tu mujer ya lo ha hablado con ella y no le ha dicho que me pase. ¿A que tengo razón? ¿Qué te dijo?
-V- Jaja, eso no se pregunta, detalles no os daré, pero es verdad no se ha quejado.
-T- Puede ser pero a Carlos seguro que no le hizo ni puta gracia.
-Y- Te vuelves a equivocar. Pero si hubierais estado vosotros allí, hubiera elegido el culo de tu mujer, que se ve mucho mejor. (Mi mano ahora acariciaba más arriba de la rodilla, pero sin pasarme, no era el momento de llegar arriba del todo)
-V- Uuuhhhmmm, que osado es el joven.
-T- Yo no lo hubiera permitido. (Puso mucho énfasis y era el momento de explotarle el globo)
-Y- Que va, no te hubieras opuesto y le habría azotado con más ganas que a Julia, te lo puedo asegurar y a ti se te caería la baba de verlo, seguro que te empalmarías con el primer azote que le diera.
-T- ¿No crees que te has pasado un poco ahora?
-Y- No me he pasado, no te mosquees, estamos en un ambiente relajado y nosotros solos. No están vuestros amigos, no hay que estar tan formales. ¿Valle, a que no me he pasado?
-V- Es verdad Toño, no empieces con tus mosqueos. (Mi mano izquierda, acariciaba el cuello de Valle y mi mano derecha ya se introducía milímetros dentro de su falda)
Justo cuando mi mano iba todo decidida a meterse por completo debajo del vestido, Valle se levantó y quiso ir al aseo. Era el momento perfecto y adecuado para saber que le pasaba a Toño conmigo. Si seguía con su tónica habitual de mentir y echar la culpa a terceros, no pensaba permitírselo, esta vez sus evasivas no le iban a valer de nada, entre otros motivos, porque me daba igual que se enfadase del todo, él no me tenía que dar de comer, por lo tanto, decidí ir a por su yugular si era necesario.
+ Ahora que estamos solos y no me digas que me equivoco, ¿Por qué me tienes tanta ojeriza?
+ ¿Yooo?
+ Si tú, no pongas tanto asombro.
+ Te equivocas y si alguien te ha querido envenenar te han mentido.
+ Pues es una casualidad, porque me han mentido varios. Porque tú les has dicho entre otras cosas, que como te siguiera tocando los cojones me ibas a dar un par de hostias, que era un creído, un mierda y muchas cosas más, que si quieres te las sigo detallando. (Todo esto me lo había contado D. Julio y Martin pero suponía que se lo diría al resto)
+ Es que alguien ha debido de interpretar mal mis palabras. (Tartamudeaba y no sabía por dónde salir)
+ Vale, supongamos que es cierto. ¿Me puedes decir donde te interpretaron mal cuando dijiste que me ibas a dar dos hostias?
+ No recuerdo haber dicho eso, pero seguro que si lo dije fue en otro contesto distinto al que te han contado. (Como siempre queriendo quedar bien y echando las culpas a otros)
+ Tu y yo nos diferenciamos en muchas cosas. La primera y más importante es que yo voy de cara. La segunda es que estás loco por que un verdadero tío se folle a tu mujer y verlo. (Me quiso interrumpir y se puso rojo de ira) No me interrumpas que estoy hablando yo. Ahora lo que tu imaginación ha estado pensando en lo que la hubiera hecho a ella en vez de a Julia, lo vas a ver cuándo tu mujer llegue.
Según me oía se iba congestionando cada vez más y oímos regresar a su mujer. Me puse de pies rápidamente y le dije, “Valle ven un segundo, colócate apoyada aquí” me miro sin entender y se apoyó sobre el respaldo del sillón donde estaba su marido. Se apoyo de forma, normal y le tuve que indicar como, que se apoyara con los antebrazos y que echase el cuerpo para atrás, seguía sin entender, hasta que empecé a acariciar su gran culo.
Toño miraba a su mujer y aunque no veía la cara de ella, me imaginaba que ella le miraba a él. Levante su falda, quedando su culo tapado con unas bragas de lencería negra, resaltaban y hacían más bonito el culo. Miré con firmeza a Toño y le dije, “aprende y mira como saco la zorra que tienes por mujer” empecé a azotar su culo, como hice con Julia, pero con más ganas y más morbo. Ella se “quejo” de aquella manera, tapando sus gemidos y le dio la puntilla a su marido diciéndole, “Toño ¿no vas a hacer nada? ¿vas a permitir que abusen así de mí?”
Toño solo miraba, su cara congestionada paso a ser una cara de excitación. Le baje las bragas y ella me lo facilito, aunque seguía diciéndole a su marido lo “apenada” que estaba porque le iba quitando las bragas. Me gustaba cada vez más esa mujer. Me desabroche el pantalón y me desnude, me coloque detrás de ella y mi rabo entro sin ningún problema, estaba demasiado lubricada para que no fuera así. Toño sabía que la acababa de meter todo el rabo, pero si no se hubiera enterado su mujer le saco de dudas. Con la voz tomada por la excitación le dijo, “Joder Toño, ves lo que has conseguido no haciendo nada, a ti te han hecho un COR NUUU DO y a mí me han hecho una PUUU TA”, creía que se corría según lo decía.
A continuación le decía a su marido, “cornudo metete debajo como puedas y cómeme entera, vamos a qué esperas”, Toño dio la vuelta al sillón y aunque le costó se puso como pudo y empezó a comer el coño de su mujer. Esta no paraba, no tenía suficiente, le decía, “ves bien lo que me mete, te gusta lo que ves, porque a mí me mata de gusto” Toño, contestaba algo que no se le entendía, pero lo más seguro era que sí. Se dejo llevar del todo, porque cuando se corrió lo hizo con muchísima intensidad, se vació por completo, una barbaridad de corrida.
No tardo nada en recomponerse, me agarro de la mano y me dijo que la llevara a mi habitación. Nos fuimos a la habitación y Toño vino detrás sin decir nada de nada. Se desnudo por completo, quiso que me tumbara en la cama y ella se sentó encima, clavándose mi rabo como a cámara lenta, se lo estaba dedicando a su marido que miraba extasiado como lo hacía. Una vez que lo tenía todo dentro, se inclinó un poco apoyando sus manos en la almohada y jugaba con sus grandes tetas, que las ponía en mi boca, cambiándolas para que mi boca lamiera sus pezones.
Su marido se colocó en los pies de la cama y notaba como le follaba el culo con sus dedos y ella se lo agradecía con sus gemidos. Hasta que nos corrimos los dos a la vez. Nos quedamos tumbados y vi a otro Toño, hablábamos como si fuéramos unos grandes amigos, lo que sí hizo, fue pedirme que quedara entre nosotros. Después me dijo que lo entendiera, pero que tenían familia en casa y tenían que irse, lógicamente lo entendí. En la puerta cuando nos despedíamos, me sorprendió Toño al decir, “te debemos una cena, la próxima en nuestra casa y sin prisas, ¿no te parece Valle?” y ella con una amplia sonrisa respondió, “por mí ya, cuando queráis” y nos reímos todos.
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