Era un día soleado; el atardecer inyectaba sus rayos en las rendijas de mi ventana...Yo permanecía semi-acostada en una mecedora de mi sala,leyendo un interesante libro...Mis ojos, cansados, rememoraban lo leído en la oscuridad del sueño...Sentía las gotas de sudor recorrer mi cuerpo, haciéndome sentir agua, resbaladiza...
Llamaron a la puerta...Me levanté sin apresurarme demasiado y lentamente empecé a abrir la puerta...Lo primero que vieron mis ojos fueron tus finos tobillos montados en unos tacones negros, altísimos, sensuales...Sentía que me había quedado sin respiración, temerosa de seguir levantando la vista y deshacerme de pasión en la entrada de mi casa...
No te conocía, pero el gran escote de mi blusa parecía más abierto que nunca para llamar tu atención...Mis pezones, que ya se asemejaban a dos rocas, señalaban tu horizonte deseosos de ser trepados por tu intriga.
Sin mediar palabra, pasaste a mi lado con el simple roce de tu mano a uno de mis dedos...Yo, petrificada, sentía mi corazón a diez mil kilómetros de distancia...En un esfuerzo abrumador conseguí cerrar la puerta y girarme hacia el paraíso...
La melodía pausada que adornaba el ambiente, marcaba con excesiva dulzura cada uno de nuestros gestos...Tus mejillas, sonrosadas, se asemejaban al mismísimo fuego...Pasé mi lengua, abierta para ti, sobre una de ellas..., mientras, tus manos despojaban de mi cuerpo la poca ropa que lo cubría...Yo hice lo mismo...
Encima de la mesa, delicadamente, coloqué tu hermoso trasero, separando tus rodillas por su tonta proximidad...Te hiciste para atrás y clavé mis deseos en lo más hondo de tu pureza...
Te estremecías, me lo decían tus uñas que arañaban la madera de la mesa...Inquieta, a la vez asustada y decidida, agarré tus muslos entre mis dientes, devorando los manjares tersos que resplandecían de erotismo ante mis ojos ciegos ya...Tus senos, masa entre mis dedos, conseguían transportarme al éxtasis infinito de un orgasmo eterno...Mis labios dibujabam entre los tuyos el escándalo de la locura...El vaivén de mi cuerpo sobre el tuyo, esa presión encantadora, esa fusión incontrolada, ese abrazo sin escrúpulos...me decía que te poseía y que jamás tu piel sentiría mi lejanía, ni la mía la tuya...
La mesa, que se tambaleaba y saltaba de alegría, pedía un descanso...pero no entendía que ambas aún nos sabíamos insaciadas...
Te agarré de la mano para llevarte a la ducha...Allí, mojadas y revueltas en caricias, nos enjabonamos mutuamente haciendo hervir el agua fría al tocar la punzante pasión que estaba floreciendo...Mis dedos, incontables, se introducían en tu agujero, abierto en un descaro jugoso...Mientras, tus muslos se apoderaban de mi cadera y tus pezones conversaban con mi lengua...
Todo era vaho, aliento exhausto, respiración profunda...
Te marchaste, aun sin irte... Ya que tu alma había sellado la mía, y tus deseos marcaban la palpitación de mi vagina hasta un nuevo encuentro...Sucederá?...No importa...Tan sólo tu recuerdo vivo me hace enloquecer y resucitar en un jardín repleto de tu esencia...
Dedicado a mi amiga Pilar...
mujer contra mujer, tarde caliente, seno contra otro suave y firme seno, vulva resbaladiza, lengua ardiente, nalgas, sudor, y cara, y beso pleno.