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Susana

~~Susana fue siempre una deliciosa criatura(aún lo es)punto de partida de todas mis fantasías sexuales, a las que alimentó con la más absoluta naturalidad, sin prejuicios, sin arrepentimientos, sin celos ni reproches.
 Bonitísima morocha, de tez trigueña, de pelo renegrido y enormes ojos negros, rebozantes de picardía.
 Era portadora de una ligera minusvalía producto de una poliomelitis infantil, que le provocaba ciertas dificultades de la marcha, dado que sus piernas habían tenido un deficitario crecimiento desde las rodilllas hacia abajo, por lo que su estatura no supera el metro cincuenta y cinco.
 No obstante ello, todo el resto de su cuerpo es notablemente proporcionado, incluyendo sus muslos, hermosamente formados, una cola espectacular y en particular unos pechos que quitan el aliento.
 El estar mucho tiempo junto a ella en épocas de estudio teniendo siempre por delante esos prodigiosos senos, desarrollaron en mi, un morbo muy especial por toda ella, pero en particular por sus tetas, a las que procuraba acercarme pero sin tocarlas, siempre temeroso de un rechazo, evitando se sintiese traicionada en la confianza que me prodigaba.
 Llegar a su casa a estudiar cuando aún dormía y despertarla o cuando en la cocina me esperaba con su camisa de dormir semitransparente, poco a poco se transformó en una verdadera tortura, tratando en disimular mi calentura, que solo podía aplacar, masturbándome, yendo al baño a orinar con una frecuencia poco normal y a la que un día Susana hizo alusión.
 ¿Tenés algún problema de vejiga?, me preguntó con cierto sarcasmo, en una de las tantas oportunidades que me levanté para ir al baño.
 La sorpresa de la pregunta me avergonzó y seguramente debo haberme quedado rojo como un tomate.
 Al darme vuelta hacia ella, quedó en evidencia mi verga abultada bajo el pantalón, consecuencia de haber observado por largo rato, aprovechando un aparente descuido suyo y a través de su escotado camisón, uno de sus fantásticos globos, coronado con un imponente pezón color café, rodeado de una aréola enorme.
 Su mirada cargada de intencionalidad se clavó en mi entrepiernas, haciéndome sonrojar aún más y con una sonrisa que iluminó de dulzura y lujuria su rostro, me ordenó:
 Siéntate un momento aquí a mi lado.
 Lo hice casi mecánicamente y aún tratando de disimular lo indisimulable.
 Tomó mi mano con la suya, me la llevó a su pecho y me preguntó:
 ¿Es acaso ésto lo que te provoca tanta necesidad de ir al baño? Aquello resultó el inicio de un incendio que nos abrazó y nos mantiene abrazados desde entonces.
 Mi mano se introdujo a través del escote y sin más, tomé su seno izquierdo, que desbordaba mi palma, apretujándolo con desesperación.
 Susana a esa altura murmuró:
 Al fin. vaya que tardaste en decidirte. ! Mi boca buscó la suya , su lengua cálida y húmeda se introdujo en la mía, su mano buscó mi paquete al que también aprisionó con fuerza y me dijo, Desde ahora no más pajas pensando en mí. cada vez que lo quieras, yo también lo voy a querer.
 Nos arrancamos las ropas a los tirones(por suerte estábamos solos) y allí tuve uno de los mejores y más ardientes polvos de mi vida.
 En cuestión de apenas dos horas, conocí todas las caricias, todas lo besos y me deleité viendo, besando y acariciando un cuerpo delicioso, que hasta ahora sólo imaginaba. Recibí también un inúmero de caricias mezcla de pasión y dulzura en su más justo equilibrio, como nunca hubiese soñado.
 Desde entonces fuimos dos amantes tórridos, que no melló nuestra amistad, donde el amor mutuo que nos profesábamos se acrecetaba en la cama, pero nunca cercenó, con prohibiciones ni celos, nuestras propias vidas independientes.
 Era la conjunción perfecta.
 Conocí con Susana el primer coño depilado en directo(fuera de ls imágenes en fotos o videos) y aprendí a disfrutarlo con mi boca, con mi lengua y con mi paladar, sumergiéndome en él de contínuo saboreando la enorme cantidad de jugos que segregaba, cada vez que lo acariciaba o lamía.
 En particular su clítoris, resultó siempre un gran atractivo para mí y en especial sentirla retorcerse y gemir, oprimiéndolo entre mis labios y aplicándole rápidos masajes y golpecitos, con la punta de mi lengua. No solamente me proporcionó maravillosas e inolvidables mamadas sino que por primera vez, sentí un lengua en mi ano disfrutando a rabiar verdaderas sodomisaciones de lengua, cada vez que hacíamos un sesenta y nueve, nuestra postura preferida.
 Sus orgasmos resultan otro increíble deleite por lo violentos y prolongados, en medio de gemidos y contorsiones, tanto que a veces de solo verla, acabo casi sin tocarme. Toda vez que hacíamos el amor, en los momentos de serenidad posterior al orgasmo, nuestra converasación volvía a girar sobre el tema, incitándonos mutuamente a otro orgasmo o a contarnos, buscando exitarnos nuevamente, nuestras más ocultas fantasías sexuales.
 Por mucho tiempo, leímos diferentes publicaciones pornográficas o veíamos videos condicionados, buscando nuevas experiencias a practicar, ni bien volviese a estimularse nuestras líbidos. No obstante, contarnos nuestras fantasías, casi resultó el juego más habitual, prometiéndonos en todos los casos, buscar la forma de hacerlas realidad.
 Así, nos confesamos admiradores y deseosos de relaciones homosexuales, en particular con la presencia de un tercero o una tercera y nosotros mismos como protagonistas.
 Tales oportunidades aparentemente estaban remotas, pero no obstante nos regodeábamos imaginándonos situaciones cada vez más morbosas y exitantes.
 Una de ellas por fin llegó.
 En determinada oportunidad, a propósito de una amiga común con la que yo tenía relaciones, Susana me comentó que ella también la deseaba, pero nunca se había animado a tirársele, más allá de hacerle algunas insinuaciones, sin respuesta por lo que ante la duda prefirió no arriesgar más allá.
 Mi mente voló a mil ante aquella revelación y busqué alguna forma de concretar por lo menos un intento, para que Susana cumpliera su fantasía y yo, aunque más no fuese, pudiese observar.
 Una fiesta de grupo programada en la casa de nuestra amiga y cuyos padres estaban ausentes, pareció el momento oportuno para intentarlo.
 Con Susana nos confabulamos para quedarnos hasta el final. Yo simplemente en mi calidad de amante esporádico de la anfitriona,(situación desconocida por los demás), para concluir la fiesta haciéndole el amor, luego que todos se hubiesen retirado. Ella por su parte, fingiría una borrachera que la obligaría a recostarse y permanecer más tiempo del previsto.
 La fiesta transcurrió con un buen suceso. Susana estuvo siempre pendiente de Sonia, cerca de ella, compartiendo cuantas copas pudo, buscando toda oportunidad para pasarle al oído, ciertas historias (verdaderas o falsos) con procacidades varias, procurando muestras de exitación, que pudiese capitalizar en su favor.
 En determinado momento bailando muy apretado con Sonia, percibí claramente su exitación que estimulé adhiriendo todo lo que pude mi paquete endurecido entre sus piernas y besando disimuladamente(para los demás) su cuello.
 Pasamos abrazados junto a Susana que se contoneaba sola, al ritmo de la música, con una copa en la mano, sonriéndonos pícaramente, saboreando sus labios con su lengua, en gesto francamente provocativo y mirando de lleno a los ojos de Sonia.
 Ésta también sonrió a Susana y creí percibir cierta crispación en sus brazos, que en ese momento rodeaban mi cuello. Bien pudo ser por el intecambio de miradas, pero también por la presión que yo mismo le ejercía en su vientre, con mi verga casi erecta.
 Qué encantadora que es Susana, murmuré intencionadamente.
 Ya lo creo, me respondió Sonia y qué cuerpo tiene, pese al problema de las piernas. La verdad que sus tetas meten miedo, agregó, son una belleza.
 Al oir esta declaración creí que me iba a caer, por lo directa e inesperada y por lo que favorecía aquellas intenciones pergeniadas, por lo menos las de Susana de volteársela, aunque yo debiera quedar afuera, cosa que estaba absolutamente dispuesto a aceptar.
 Ni bien pude, le comenté a Susana lo dicho por Sonia, lo que dió más brillo a sus preciosos ojos.
 El asunto era jugar las cartas correctamente para evitar perder lo ganado.
 Las horas pasaron y tal lo previsto cada invitado se fue yendo y quedamos únicamente Susana, simulando cierto mareo, sentada en un sillón en posición harto sujestiva, con un bretel de su vestido caído, dejando buena parte de una de sus tetas a la vista.
 Por su parte Sonia también había tomado más de la cuenta y sus movimientos resultaban igualmente muy sensuales al ritmo de la música.
 Estando ella bailando sola en el centro del estar, bajé la intensidad de las luces haciendo más cálido el ambiente y me acerqué por detrás, comenzando a moverme pegado a su espalda, apretando su cintura contra mi cuerpo y desde luego su culo a mi paquete bastante endurecido.
 Nuetra danza se concretaba justo frente a Susana, que nos miraba con los ojos entornados y una sonrisa en sus labios. De pronto se paró se acercó a Sonia y mirándola a los ojos se jugó un carta muy inteligente aunque arriesgada.
 Veo que están muy bien uno con el otro, así que sería mejor que me fuese para que disfruten solos.
 De ninguna manera dije yo. contigo estamos muy bien.
 Claro dijo Sonia sonriéndole, si la estás pasando bien, quédate por favor.
 Complementó sus palabras estirando los brazos hacia Susana y colocándolos sobre sus hombros. Sus respectivos senos quedaron casi tocándose. Los de Susana por debajo de los de Sonia, casi como una bandejade éstos, habida cuenta de sus diferencias en estatura.
 Qué agradable que sos Sonia, dijo Susana con voz de terciopelo.
 Vos también y además muy linda, respondió Sonia.
 Las manos de Susana tomaron entre ellas y con dulzura el rostro de Sonia, que no hizo ningún gesto de rechazo, ni siquiera porque mi cuerpo la apretaba desde atrás denunciando mi presencia.
 ¿Qué tengo de lindo?, preguntó Susana en un tono inocentón que casi me hace reir, de no estar a esta atura en el colmo de la calentura ante el cariz que tomaba la situación.
 Bueno, esteee. ,tartamoudeó Sonia, tu cara, tus ojos, tu busto. Susana con decisión arriesgó, deslizó sus breteles más abajo de donde estaban y sus maravillosos globos quedaron al aire, con los pezones super erectos y desafiantes.
 Sonia tragó saliva ante la inesperada actitud de Susana, quién sin más trámite llevó sus manos a los pechos de Sonia y tomándolos delicadamente pero con firmeza, dijo:
 Los tuyos creo que son más lindos y mejor formados. Sin mediar permiso alguno, abrió los tres botones superiores de la blusa de Sonia, dejando también sus senos al aire ya que no usaba sujetador.
 Por favor Susana. , balbuceó sin demasiada convicción Sonia. Susana tomó uno de los senos de Sonia y depositó en él sus labios.
 Por favor, dijo nuevamente Sonia con voz entrecortada y casi en un susurro, no estamos solas y esto no me parce bien.
 Por la soledad no te preocupes, fijate el tamaño del bulto entre tus nalgas y te darás cuenta que a Gastón(yo), no le cae nada mal la situación. y por el contrario, creo que te está admirando y queriendo más que antes.
 En efecto, yo estaba que reventaba y realmente no sabía que hacer.
 Susana dejó caer su vestido quedando totalmente desnuda mientras yo desde atrás de Sonia, bajé mis manos al cierre de su pollera, lo abrí e hice deslizarla hacia sus tobillos, quedando en una minúscula bikini negra, super exitante.
 A todo esto Susana ya le había quitado la blusa y aprovechando el sillón detrás de ella se sentó, le bajó la bikini y hundió su cara en el monte de venus de Sonia, pasándole su lengua de abajo a arriba, abriendo los labios de su vulva y palmeteando con la punta, su clítoris.
 Las piernas de Sonia se aflojaron, la sujeté, la recargué hacia adelante, lo que hundió aún más en su vagina la boca de Susana y poco a poco, la recosté en la alfombra a nuestros pies.
 Susana se enderezó sobre Sonia,( ahora era ya su presa), acercó su boca a la de de aquella y la besó primero con extrema dulzura y luego con salvajismo.
 Ambas mujeres comenzaron a retorcerse una sobre la otra, besándose cada parte de sus cuerpos, amasándose sus tetas y penetrándose sus vaginas con las manos.
 La vagina depilada de Susana brillaba por los jugos que segregaba y resultaron un manjar para Sonia que sumergió toda su lengua en ella, acomodándose ambas en un sesenta y nueve espectacular.
 Por mi parte, sintiéndome absolutamente ignorado por aquellas hembras en celo, sólo atiné a bajarme los pantalones y el calzoncillo, iniciándome un masturbación furiosa ante la maravillosa postal viva a mi frente.
 No obstante Susana no me había olvidado y me gritó:
 No desperdicies tu leche, mi amor, buscá un agujero y ponela. Dicho ésto, se volteó hacia abajo arrastrando a Sonia sobre ella, por lo que la cola de Sonia quedó en pompa. Acerqué allí mi verga erecta, la pincelé con los jugos preseminales que salían de mi glande, luego hundí mi lengua en su culo que se abrió más rápido de lo que esperaba y sin más, comencé a introducirle mi pija erecta en sus entrañas.
 No hubo de su parte muestra alguna de molestia(mi verga no es muy grande que digamos) pero ayudó también, el fenomenal grado de calentura que tenía, con la mamada de clítoris que a esta altura le estaba prodigando Susana.
 Los quejido se fueron intensificando, Susana comenzó a contornearse presa de un inminente orgasmo, también Sonia, mientras yo sentí que una verdadera oleada de esperma brotaba a través de mi glande, inundando el culo de Sonia, de cuyos bordes comenzaron a aparecer hilos blancos de mi semen, no retenido por su esfinter. Fue para mi un orgasmo brutal y hermoso, tanto como el que estas dos impresionantes hembras estaban también teniendo.
 Los jadeos disminuyeron de intensidad, los brazos apretando cuerpos con fuerza, dejaron paso a cariñosas caricias y besos dulces y agradecidos.
 La primeras palabras fueron de Susana.
 Esto fue hermoso y por favor. , nada de arrepentimientos, por el contrario, que sirva para solidificar una linda y sincera amistad entre nosotros. ¿están de acuerdo?.
 De acuerdo, dijo Sonia.
 Yo también y lo único que deseo es que nos reencontremos muy pronto, dije por mi parte. Poco tiempo después Susana se fue a su casa dejándome dormido sobre la alfombra de Sonia.
 Cuando desperté las primeras luces del día siguiente habían aparecido. Sonia dormía plácidamente en su cama, permitiéndome admirar una vez más su hermoso cuerpo desnudo.
 Me acerqué a ella con intención de darle un beso de despedida e irme pero me abrazó y besó. Me preguntó si aún estaba conforme con lo que pasó y al responderle que sí y asegurarle que lo había disfrutado mucho, volvió a besarme, me tumbó junto a ella y nuevamente me hizo el amor con enorme dulzura y pasión.
 Cuando me fui, desde la cama me gritó:
 Llamá a Susana, dale las gracias y arreglá otro encuentro cuando quieran.
 De todo lo que pretendía contarles, éste relato sólo sólo es una parte ya que hay otra, tanto o más interesante, donde también gracias a Susana la situación es casi inversa. No la sigo ahora porque se haría demasiado largo, de todas formas como segunda parte irá en los próximos días y no dudo que Marqueze la encasillará en otro item, búsquenla. Seguirá titulándose la dulce Susana, porque aún lo es.
 Gastón.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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