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Sumiso

~~Iba yo caminando de regreso a mi casa cuando frente a mí apareció otro niño y al pasar junto a él estiro su brazo y con la palma de su mano abierta me pego en plena cara, sentí el sabor de la sangre de mi boca y me quedé parado tocándome la parte lastimada, mi agresor se quedo viéndome retadoramente y ahí me fije bien en él, era un chico delgado, con la camisa abierta la cual dejaba ver su cuerpo desnudo, blanco de cabello güero cortado casi a rape y con unos ojos fríos los cuales me miraban, como dije , retadoramente, no hice nada y me solté llorando, no por el golpe sino por la humillación recibida, él me miro despectivamente y dijo
-¡Pinche gordo chillón, se me hace que eres puto¡-, y se fue dejándome ahí llorando, yo tenía 11 años.
 Al otro día en la escuela lo vi a la hora del recreo y pregunte a mis amigos quien era él, y me dijeron que era Pancho, uno de los Borunda, familia muy conflictiva que siempre estaba ligada a toda clase de ilícitos, supe también que él estaba en quinto año, no lo podía creer, él era menor que yo, ya que yo estaba en sexto año y a esa edad los años se medían de acuerdo al año que cursabas, de todos modos trate no cruzarme con él ya que empecé a temerle.
 Cierto día estando en le recreo, Pancho llegó hasta donde estaba y sin mas me quitó el sándwich que yo comía, quise protestar pero un empujón en mi pecho por parte de él me hizo cambiar de idea y solo atiné a bajar mi cabeza y no dije nada.
-¡De ahora en adelante me vas traer de comer todos los días, si no lo haces te voy a esperar en la salida y no te la vas a acabar¡, ¿entendiste putito?.-
Así empecé a dejarme dominar por Pancho, diariamente le llevaba de comer, algunas veces me arrinconaba y me estrujaba para quitarme mi dinero, casi diario me maltrataba, me pegaba, me pateaba y yo lo aceptaba, cierto día estaba yo en el baño orinando y llegó él y se puso a un lado mío y empezó a orinar, yo trate de irme rápidamente pero él me detuvo diciendo.
-¡Espera que termine porque me vas a sacudir el chile¡-
 -¿Qué?-, pregunte yo, aunque había oído perfectamente bien.
-¡No te hagas pendejo¡ ¿ si bien que me estabas viendo la verga y se ve que te gusto o no?-, dijo él al momento que me tomaba mis manos y las ponía en su miembro.
-¡Pero Pancho, por favor, no me hagas eso, va a venir alguien y me va a ver con tu..con tu…cosa en la mano, por favor, no, no seas malo, eso no¡-, decía yo gimoteando y suplicando al tiempo que ya tenía el miembro de Pancho en mis manos, se lo sacudí y varias gotas de su orina cayeron en mis manos, él solo gemía mientras yo sacudía su miembro el cual empezaba a ponerse duro, afortunadamente oímos que alguien se acercaba y él se fue dejándome ahí con mi mano llena de sus orines, yo estaba confundido, me había gustado tocarle el miembro, pero era el hombre que me maltrataba y eso me confundía más.
 Ese mismo día al salir de clases me espero y me llevó nuevamente a los baños, los cuales estaban vacios ya que todos querían salir rápidamente de la escuela, estando dentro me llevó hasta uno de los cubículos cerrados y ahí se sacó de nuevo su miembro y ofreciéndomelo me dijo.
-¡Jálame la verga¡…¡hazme una puñeta putito¡…¡orale pinche putito¡
-¡Pero Pancho, yo no quiero hacer eso¡…¡nos van a descubrir…por favor..nnoo..nnoo¡-.
Y tomé con mis manos el miembro de Pancho y empecé a masturbarlo, se la acariciaba , se la jalaba y pasaba mi mano por la cabeza de su erecto miembro, hasta que el tomo su verga y me dijo.
-¡Me voy a vaciar..me vengo..pon tus manos…cáchalos con tus manos..aahhh…toma..toma mis mecos…aahhhh…así,..así…aahhhh¡-.
Y se vino en mis manos, yo hice una especie de canastita con ellas y ahí recibí el semen de Pancho, después el se limpió con mi camisa la verga y se fue de ahí dejándome solo y lleno de semen.
 Pancho hizo que yo se la jalara varias veces más, y un día que me obligaba a masturbarlo me defendió uno de mis compañeros y se peleó con Pancho a la hora de la salida, yo deseaba que mi defensor le ganara pero no fue así, el malvado le ganó y ya no hubo quien me defendiera de las perversiones de él.
 Salí de la primaria y Pancho se quedó ahí, yo entré a secundaria y no lo vi más, creo que él ya no siguió estudiando.
 Estando en tercero de secundaria y con 15 años, mi cuerpo comenzó a sufrir cambios, mis caderas se ensancharon, mi cintura se marco a pesar de ser un poco llenito y mis facciones de la cara se hicieron mas finas, el vello que les sale a los hombres a mi jamás me creció, cada día mi cuerpo se hacía mas de mujer.
 Salí de la escuela y para no rodear unos campos de futbol atravesé por ellos y fue cuando lo ví, venía directamente hacia mí, temblé de pánico, mis piernas se negaban a obedecerme y me quedé parado hasta que él llegó a mí, era Pancho, a quien no veía desde hacía tres años.
-¡Quibole mi reina, mira nomas que rica te has puesto¡..¡no me extrañabas putita..?-
Yo no atinaba a hacer nada, estaba paralizado, no sabía si por el miedo o por la sorpresa de ver al hombre que me dominaba con su sola presencia, me jaloneo hacia él y empezó a tocarme las nalgas y mi cara mientras yo suplicaba.
-¡Por favor Pancho, no me maltrates mas, ya no me pegues, no seas así conmigo y haré lo que quieras¡..¿si?-dije yo volviendo a gimotear, dándole a entender que él era el amo y yo su esclava complaciente, me llevó hasta la parte trasera de unos cuartos que hacían las veces de vestidores, bodega o baños de los campos de futbol y que a esas horas lucían desiertos, estando allí se recargo en la pared y abrió su bragueta sacando su miembro.
-¡Tócalo, has que se paré, aahhhh…¡decía mientras ponía mis manos en su verga,
 Cuando logré que se le parara la verga, esta lucía enorme, grande, surcada con gruesas venas y con la cabeza bien brillante, él me tomo de los hombros y me hincó frente a esa enormidad y me la puso en la cara, me dio de golpes con ella en las mejillas y me la restregó por toda la cara.
-¡Mámala…vamos, métetela en la boca y dame unas mamadas bien ricas…aahhh…¡
-¿Pero Pancho, como me pides eso?-, dije yo cerrando mi boca para que él no me la metiera, sin embargo un apretón en mis orejas hizo que gritara y eso fue aprovechado por él para meterme su macana en la boca.
-¡Aaaayyyy….aaggghhhh..nnnooo…nnooaagghhh….¡-y así comencé a mamar verga, se la lamía, se la chupaba, la succionaba, le daba pequeñas mordiditas con mis labios en su cabecita mientras el solo gemía, yo me sentía en control de él, al fin lo dominaba, estaba a mi merced, recargado en la pared acariciando mi pelo mientras metía y sacaba su verga de mi boca, hasta que sacándola, de un jalón en mi pelo me puso de pie, me volteo, me bajo mi pantalón junto con mis calzones y me empinó en una vieja mesa que ahí había y me dijo.
-¡Te voy a meter la verga¡…¡te voy a coger putita…vas a ser mía…¡
-¡No Pancho, por favor, no me la metas, nadie lo ha hecho aún, te lo ruego, eso no por favor, si quieres te la mamo y me como tus mecos pero no me rompas, me va a doler, nunca me la han metido, ten compasión de mí, por favor…¡- esta vez mis suplicas eran sinceras, una cosa era masturbarlo, mamársela, pero dejarme penetrar, no, nunca me habían cogido y presentía que dolía mucho.
 Yo apretaba fuertemente mis nalgas tratando inútilmente de defenderme hasta que una sonora nalgada me aflojo el trasero.
-¡Pero que culote tienes mamita¡, ¡pinches nalgotas tan sabrosas¡ ,¡ahhhh, y me las voy a reventar ahorita¡- decía Pancho al momento que apuntaba su vergota a mi indefenso culito, otra nalgada y zaz, que me mete la cabeza de su verga.
-¡Aaaayyyy,no…no…¡-,grite de dolor, pero su verga entraba poco a poco en mi colita, entonces aflojé las nalgas para que no me doliera más y fue ahí cuando entró casi la totalidad de su miembro, sentí algo caliente correr por mis muslos y supe que era sangre, el muy maldito me había roto mi colita, todo se puso negro y me sentí atravesado, tenía toda su cosota dentro de mí, entonces me la fue sacando poco a poco y respiré aliviado por un momento solo para volver a gritar cuando el muy malvado me la volvió a meter toda otra vez.
-Aaayyyy, me duele, me duele mucho, sácala por favor, aahhhh, me estas matando,aahhhh, me muero…aaayyyy¡- me quejaba lastimeramente mientras Pancho seguía bombeando su vergota en mi maltrecho culito y yo me defendía inútilmente con apretones de mi fundillo en su cosota, que no hacían otra cosa que excitarlo más.
 Me había abierto las piernas y hecho que le parará mis nalgas mientras mi cuerpo descansaba en la vieja mesa hasta que tomándome del cabello me levanto la cabeza y me empezó a jinetear como a los caballos, bueno en mi caso como a las yeguas, casi 15 minutos duraron los terribles empujones de chile en mi recién estrenada colita hasta que con un gruñido y una mordida en mi nuca él eyaculó dentro de mí.
-¡Aaahhhh, me vengo, me estoy vaciando en tu culote,aahh…tomalos..así..así..aahh¡-
 -¡Si..sí, échamelos, échamelos adentro..aahhhh¡-dije yo apretando las nalgas para recibir los chorros interminables de leche que mi hombre me inyectaba en mi adolorido y recién estrenado culito.
 Su verga salió de mi anito llena de sangre y el me dijo orgulloso.
-¡Te rompí culito¡..¡ya eres mía…esas nalgotas ya tienen dueño..¡ ¡ya ves como si te gusto que te la metiera?-
 -¡Bruto, salvaje, yo no quería, me la metiste a fuerza, eres un malvado, te aprovechaste de mí¡- le conteste mientras lloraba por lo que me había hecho.
-¡Pues cuando la tenías adentro apretaste bien rico el culo putita¡- me replicó el muy cínico mientras se limpiaba la verga con mis calzones los cuales estaban a la mitad de mis piernas.
 Sin decir nada más se fue dejándome ahí bien cogido y con el culo adolorido y lleno de mecos, los cuales empezaron a salir cayendo en mis calzones, me subí mi pantalón y me fui a mi casa, tres días estuve todo adolorido sin poderme sentar bien.
 Tiempo después, aunque parezca mentira fui a buscar a Pancho y a pedirle mas verga
-Pancho, ¿no quiere ir a dar la vuelta conmigo?-le dije coquetamente y el contesto.
-¿Mi verga te dejo pendejo verdad?...¡te dije que mis mecos te iban a volver mi puta y desde que los probaste ya no puedes vivir sin ellos¡-dijo al momento que se sacaba su verga y me la daba a mamar,-¡Pues empieza con una mamada putita¡- y se la mamé hasta que de un golpe me paro y así pegándome y pateándome me llevo a donde me metería una vez mas la verga.
 Hay cosas que nunca cambian y Pancho es una de ellas.

 

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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