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Categoría: Dominación

Sumisión en la Antártida

Me llamo Harry y quiero relatarles mi experiencia en la base internacional Antártica en el año 2050, hace dos años.



El buque nos desembarcó en la Antártida al mismo tiempo que embarcó al anterior equipo. Nuestra expedición se componía de diez personas.



Dos miembros de la anterior expedición serían nuestros instructores durante dos meses, después los recogerían en un droide, nosotros estaríamos en las soledades heladas durante "un año completo”. La base se componía de un complejo principal y otro secundario más pequeño situado en la cima de una montaña cercana (a cinco kilómetros).



Después de descansar varias horas los instructores nos acompañaron al complejo secundario en la montaña, el pequeño complejo era muy acogedor, cuatro dormitorios individuales un laboratorio, un cuarto de descanso, una cocina pequeña, el cuarto del telescopio y el baño, después de dos días explicándonos la rutina diaria de toma de muestras y de mediciones atmosféricas los instructores se marcharon en el vehículo oruga hacia la base principal, donde estaban todos los sistemas del complejo, allí tendrían mucho trabajo de adiestramiento con los demás  compañeros.



Estábamos en el pequeño complejo: Susana, Carol, Helios y yo (Harry).



Una mañana (pasado ya un mes de estancia) salió Susana del baño con una toalla liada al cuerpo y cuando se dirigía a su cuarto la toalla se enganchó en un armario y quedó totalmente desnuda; en el breve espacio de tiempo que estuvo desnuda mientras recupero la toalla, pude observar su "impactante figura", también observé unas letras tatuadas en su cachete izquierdo que componían la palabra (SUMISA).



Esa visión me acompañó varias noches en mis masturbaciones, pero la palabra "sumisa" además me hizo recordar los años en que fui un hombre domínate, con dos sumisas bajo mi control, esa época de mi vida quedó atrás, pero muchas veces eché de menos el control que ejercía sobre ellas.



Carol era muy simpática y bastante tímida; Helios era un hombre "dudoso" en cuanto a su sexualidad, su forma de hablar denotaba un aire femenino, pero al mismo tiempo me contaba que había dejado una novia esperándolo; Susana era de lo más servicial, pero a la vez se la veía muy segura de sí misma; yo por mi parte era por aquel entonces un hombre muy impetuoso, pero también bastante amable.



La palabra "sumisa" en el cuerpo de Susana bombardeaba mi mente cada día.



Un día entré al cuarto de descanso y descubrí a Susana mostrando a Carol y a Helios una página de BDSM en su portátil, veían la imagen de una mujer con ataduras en las muñecas mientras era azotada por un hombre con un cinturón de cuero. Al entrar yo Susana cerró el portátil y los tres se dispersaron; me senté junto a Susana y le dije:



-Susana quiero que sepas algo sobre mí; hace ocho años fui señor de dos sumisas, pero aquello quedó en el pasado; desde que quedaste desnuda delante de mí quiero preguntarte algo, ¿por qué llevas tatuada la palabra sumisa en el culo?, al encontraros viendo esa página en el portátil me he atrevido.



-Harry ¡me has sonrojado!, ¡me siento confusa!, ¡nunca se me hubiera pasado por la cabeza que tú fueras dominante!; pero te voy a contestar. Yo fui la sumisa de un hombre ¡más de dos años!, y me liberó del compromiso cuando me escogieron para esta misión, ahora sigo sintiéndome una mujer sumisa; pero solo en mi sentir más profundo -me dijo algo nerviosa.



-Susana ¿porque estaban viendo Carol y Helios el portátil junto a ti con esa foto de dominación? -le pregunté con mucha curiosidad.



-Ellos mostraron interés cuando les dije que me atraen ese tipo de imágenes –dijo



Me encerré en mi cuarto con la mente llena de imágenes y de fantasías y comencé a masturbarme; (25 cm) de grueso pene bailaban en el aire con la energía de un misil "estratégico", en ese momento entró Helios y se quedó fijo en mi gran pene bailando en el aire y me dijo:



-¡Harry!, que pedazo de pene tienes y es muy bonito.



Me tapé con las sábanas y le dije:



-Gracias Helios, pero lo de bonito no lo entiendo viniendo de otro hombre, ¿Eres gay?



-Harry te juro que nunca he probado hombre (dijo mirando fijamente la tienda de campaña que formaba mi pene entre las sábanas)



-Vale Helios, déjame sólo ahora por favor.



Cuando el salió seguí masturbándome con gran intensidad, hasta que un gran chorro de semen salió de mi pene con "trayectoria curva" estrellándose contra la puerta de mi cuarto. Me vestí y fui a ducharme; al salir vi a Helios cuchicheando con Susana y Carol y al pasar junto a ellos las dos mujeres me miraron con una sonrisa socarrona, Helios se sonrojo.



En los días posteriores la tensión sexual se palpaba en el ambiente.



Llevábamos ya dos meses en nuestro pequeño habitáculo cuando un día el viento comenzó a soplar muy fuerte, chiflaba en el exterior con intensidad; por las ventanas se veía una ventisca de nieve y viento “aterradora”, Susana subió la calefacción al máximo para mitigar el intenso frío.



Esa noche estuvimos todos algo nerviosos escuchando el viento y sobre todo los tremendos truenos que sonaron durante toda la noche, con relámpagos que iluminaban todo el complejo.



De madrugada Susana entró en mi cuarto y se arrodillo junto a mi cama y me dijo:



-Harry me gustaría mucho ser tu sumisa ¿Me aceptas como tu sumisa?, prometo ser obediente.



-¡De acuerdo Susana!, ¡pero no quiero ni una sola desobediencia!, esa es mi condición para ser tu dominador -dije con aire algo altivo, mientras pensaba cuanto desee ese momento desde hacía un mes.



-Prometo no desobedecer ninguna orden y atender tus peticiones con rapidez -dijo con la cabeza agachada.



-¡Desde este momento eres mi sumisa!, ¡desnúdate!



Acto seguido até sus muñecas juntas con el cordón de un zapato, después la amaré a la pata de mi escritorio que estaba en un rincón. Su culo se alzaba delante de mi “rotundo”, con la palabra SUMISA en su cachete izquierdo.



Le unté crema de manos con un dedo en el ano y le ordené:



-Susana mientras te penetro el ano no podrá salir ningún sonido de tu boca, así que métete las bragas enrolladas en la boca a modo de mordaza para ayudarte a cumplir el mandato, ¡A!, y llámame "mi señor" incluso delante de Helios y de Carol, por cierto, ¿alguna vez te han penetrado el ano Susana? -dije autoritario.



-Sólo me lo penetré yo misma una vez, con el mango del cepillo del pelo, ¡mi señor! -dijo al tiempo que se introducía las bragas enrolladas en la boca y agachada la cabeza.



Comencé a azotar su culo desnudo con mi cinturón, pero sin usar la hebilla y sin darle muy fuerte, pero aun así el cinturón hacía un chasquido potente, le di quince correazos a izquierda y a derecha, cuando su culo adquirió un color rosado le dije ¡Ya estas preparada! Y comencé a introducirse mi pene untado en crema de manos en el ano, al principio me costó un poco meterle la punta, pero cuando entro la "cabeza" lo moví suave hasta que se dilató su ano, entonces le introduje el pene entero "poco a poco" hasta que mis testículos chocaron con su gran coño, la vi apretando los dientes al sentir mis gruesos veinticinco centímetros dentro de ella, entonces comencé a darle "embestidas" hasta que mi pene patinaba dentro de ella como una fregona empapada contra el suelo. Saque el miembro y me limpie la crema en el lavabo, después le saqué las bragas de la boca y la desaté del escritorio dejando sus manos sueltas y le dije:



-¡Hazme una mamada que me haga soñar esta noche!



Se metió medio pene en la boca y "lucho" por meterse el resto, pero no pudo sólo succionó dos terceras partes de polla (aun así sus mofletes estaban reventones), sacaba y metía “tajada” en su boca, a la vez que se le saltaban las lágrimas por el esfuerzo, comenzó a coger ritmo con gran fuerza, yo le ordene que parará y se tumbara en la cama boca arriba, me puse sobre ella y penetre su vagina, metiéndole mi polla entera (estaba súper mojada) acelere con brío mientras sudábamos los dos, sus labios externos parecían sonreír ante cada embestida que los abría y los cerraba.



Cuando note que no aguantaba más, "que me corría", saque el pene y le dije:



-Siéntate en el borde de la cama.



Me puse de pie junto a la cama con mi pene "brillante y duro" a la altura de la boca de Susana y lo menee hasta que derrame mi semen en ella, un chorro entró directo dentro de su boca, pero el segundo dio en su mejilla chorreando después hasta su barbilla; le dije:



-Susana te has portado muy bien vete a tu cuarto y dúchate preciosa, pero antes dime qué es lo que más te ha gustado.



-los azotes mi señor, mientras me azotaba me he corrido.



-¿Susana cómo es que tu dominador anterior no te penetraba por el ano?



-Porque a él no le gustaba el sexo anal y me lo dejó muy claro.



-A mí sí me gusta Susana, te voy a dejar el culo domado y redomado, te ordeno no decir nada de tu sumisión a nadie a no ser que yo te dé permiso, sólo puedes decir que lo nuestro es privado.



-Como desee mi señor -me dijo, se vistió y salió de la habitación.



¡Jamás había tenido una pareja tan bella!, ¡Ni ninguna sumisa!, las que tuve eran dóciles, pero poco bellas, estaba que me salía de satisfacción.



A las pocas horas cesó la tormenta y el viento, pero la nieve caía a espuertas sólo se veía por los ventanucos un muro blanco y vertical que iba redondeando los salientes de la pequeña montaña.



Salí de mi cuarto, tomé un café en la cocina y fui al observatorio a ver las mediciones y el informe meteorológico vía satélite, después entre en la sala de descanso donde estaba Helios y Carol, los salude y al poco entró Susana diciendo:



-Buenos días a todos, ¡buenos días mi señor Harry! (Carol y Helios mostraron su asombro, pero no dijeron nada).



-Buenos días Susana -dije amable y les comenté el informe meteorológico a los tres:



-Compañeros tenemos una borrasca gigantesca sobre nosotros, su tamaño es bestial (del tamaño de Europa) y está rotando sin desplazarse, dice el informe que no conocían algo así, la calefacción está asegurada con las baterías de titanio y uranio, siempre que no se averíen los circuitos, “que parecen en orden”, ¡esta tempestad de nieve puede durar más de un mes!, lo aconsejable sería que estuviéramos en el complejo principal, pero me han dicho por radio que sería un suicidio intentar rescatarnos, "que aguantemos aquí".



El frío era perceptible incluso con la calefacción a tope, Carol me miro asustada y lloro, Helios la abrazó nervioso, yo mire a Susana que agachó la cabeza, pero se veía serena.



Fui a mi habitación y miré en internet (gracias al satélite antártico) el histórico de tormentas y no había ninguna de ese tamaño, las noticias hablaban de barcos encallados en unas aguas congeladas junto a las costas del sur de Chile.



En la habitación de descanso Susana y Carol hablaban mientras Helios hacía pruebas en el laboratorio.



Llamaron a mi puerta y dije que pasara quien fuera, entró Susana pidiéndome permiso para contarle a Carol que era mi sumisa, que estaba muy confusa por no entender lo de “señor” (además de asustada por el temporal)



-Está bien Susana, pero hazle prometer que no dirá nada.



-Gracias mi señor, así lo haré.



Habían pasado dos semanas desde que comenzó la tempestad, a Susana la había dominado a fondo varias veces, además no llevaba bragas por el recinto y en varias ocasiones la hice estar desnuda en la sala de descanso sin darles a ellos explicaciones (para entonces ya sabían Carol y Helios de la sumisión) ese día el viento soplaba como si aullará cuando Carol me dijo que por favor fuera a su habitación que quería hablarme, fui y esto me dijo:



-Harry llevo diez días masturbándome pensando en que soy tu sumisa, ya sólo miro vídeos de sumisión en internet y sólo me excito cuando sueño con entregar mi voluntad, Harry me gustaría ser tu sumisa como lo es Susana, te prometo obediencia total y aunque soy principiante te aseguro que soy consciente de todo lo que implica, Internet me ha ilustrado a fondo, ¿Quieres aceptarme como tu segunda sumisa aquí?



-¿Estás segura?, ¡esto es algo que hay que sentirlo de verdad!, no quiero juegos ni caprichos por probar, si te entregas será hasta que yo decida.



-Estoy totalmente segura, es algo que siento muy adentro, por favor.



-De acuerdo, pero no quiero ninguna desobediencia y desde ahora me llamarás señor, puedes decírselo a Susana y a Helios.



-Gracias ¡mi señor!



-Carol desnúdate



-Enseguida mi señor -dijo mientras ya caían sus prendas al suelo.



La observe detenidamente viendo la blancura de su piel y su cabello rubio natural (su vello púbico era rubio platino y muy poblado), ella no me miraba, miraba al suelo muy ruborizada.



-Sumisa trae del baño unas tijeras y mis aperos de afeitar que te voy a recortar los pelos del chocho.



Empezó a coger su ropa para salir y le dije que saliera desnuda, (dudo un momento) y salió en pelota picada, en el pasillo se cruzó con Helios que le dijo:



-Carol, ¡mujer tú también desnuda!, ¡qué locura!, ¡qué os da a las dos!



-Sólo nos da órdenes, somos sus sumisas -dijo firme. (En ese momento salí yo al pasillo desnudo también).



-¡Otro desnudo!, y con ese cacho de rabo ¡colgando! -dijo Helios nervioso.



-Helios dentro de la libertad sexual que nos otorga el contrato científico ellas dos han decidido ser mis sumisas, si te molesta nuestra desnudez esporádica sólo dímelo y no volveremos a mostrarnos desnudos - dije con amabilidad.



-Harry podéis ir como queráis, perdona mi sarcasmo, pero entre la intensa tempestad y vuestra sumisión-dominación estoy tan confundido -dijo al tiempo que se echaba a llorar.



Lo abracé dándole palmadas en la espalda y diciéndole que en mi tenía un amigo.



Después llamé a Susana y junto a Carol nos encerramos en mi habitación, dentro ordené a Susana que recorta los pelos del chocho de Carol dejándole solamente un triángulo de pelo estrecho y alargado y que después le chupara la vagina y que todo esto lo hiciera de rodillas y Carol de pie.



Me acomode en mi butaca tocando mis bolas mientras veía a Carol temblar entre las manos de Susana, cuando acabó "el depilado" absorbió los labios menores de Carol con devolución, haciendo que Carol gritara de placer. Al rato de comerle el chocho les dije:



-bueno ahora que ya sois "íntimas", poneros de rodillas con el culo alzado que voy a follaros a las dos -dije sin titubeos.



-¡Sí mi señor! -dijeron a coro al tiempo que se arrodillaban dándome la espalda (el culo más bien).



¡¡Dos lunas llenas!! Eran aquellos dos culazos casi perfectos delante de mí, me arrodillé detrás de ellas y como un perro chupe los dos chochos que asomaban entre sus piernas, como dos frutas maduras, mordisquee los labios mayores con suavidad alternando de una a otra, mientras gemían las dos, ¡voz en cuello! Me puse de pie y salí desnudo y empalmado al pasillo, mi pene daba “saltitos” al andar por su extrema erección, entre en la cocina y cogí una rasera de plástico para freír, al volver vi a Helios desnudo en una butaca con las piernas alzadas acariciando sus testículos e introduciendo con la otra mano una pequeña linterna en su ano, al cruzar nuestras miradas me dijo:



-¡Harry tanto gemido me ha puesto cachondo!



-Ya te veo Helios, ¿quieres venir con nosotros?



-Si Harry, pero sólo para mirar ¡Qué emoción me da!



-Como quieras Helios, pero puedes follarte a la que quieras sólo tengo que ordenarlo.



-Sólo mirar Harry, ¡ok! -dijo Helios rojo como un tomate



Se sacó la linterna del culo y me acompañó, al entrar dije ¡Chicas tenemos público! Ellas miraron con vergüenza a Helios, pero siguieron con el culo en pompa, Helios se acomodó en la butaca.



Rodee a las dos mujeres juntas con una cuerda que unía sus cuerpos por la cintura y ate un nudo tensando la cuerda, después comencé a azotar sus culos con la rasera de plástico haciendo un ruido seco, tras cada azote cambiaba de culo y de cachete, acelere los azotes en intensidad y en velocidad (sonaban sus culos como si sacudiese una alfombra en un balcón), ellas gritaban y jadeaban al mismo tiempo, mire a Helios que tenía los ojos extasiados mientras chupaba su linterna con pasión.



Cese en los azotes y le metí el pene erecto a Carol, "entró como la seda", lo moví dentro de su vagina con frenesí durante diez "puntazos", después lo saqué brillante y se lo introduje a Susana que comenzó a gemir. Lo pase de una vagina a otra varias veces mientras veía sus cachetes rosados con la forma de la rasera dibujada en ellos, pare un poco, desate la cuerda de sus cinturas y le dije a Susana:



-Susana chúpale el pene a Helios hasta que se corra.



-Sí mi señor -dijo mientras bajaba la cremallera del pantalón de Helios que la observó con ojos de gran sorpresa.



El pene de Helios estaba casi duro (tenía un pene no muy gordo pero largo) Susana comenzó a chuparlo lentamente mientras Helios jadeaba.



-Carol chúpame el pene ¡de rodillas! -le dije situándome de pie delante de ella.



-Sí mi señor, le chupare el pene a fondo. -dijo emocionada.



¡Como chupaba!, ¡se lo tragó entero!, se le notaba en cómo gesticulaba que lo estaba bajando a su garganta, mis huevos daban golpecitos en su barbilla cada vez que ella se tragaba mi rabo entero.



Helios gritó al tiempo que se corrió dentro de la boca de Susana



-Susana lámelo bien y no dejes, ¡ni una gota! -dije autoritario mientras Carol engullía mi pene.



Susana parecía una esponja lamiendo el pene y los huevos de Helios, después lamió el suelo.



Carol sintió mi "punto de ebullición" y apretó su cara contra mi pubis y mis huevos y agarró mi culo con las dos manos apretándome contra ella, pude notar como el glande de mi pene se acoplaba en la estrechez de su garganta, ¡¡no pude aguantar más!! Me corrí directamente en su garganta con un chorro, notando cómo ascendía “desde la base de mi pene hasta su garganta”, con la presión de la nata cuando sale por una manga pastelera, después tense los músculos de mi entrepierna dos veces soltando en su garganta otros dos chorreones de semen ya más escasos, saque el pene limpio de polvo y paja.



-¡He notado el líquido cálido en la boca del estómago!, uunn que placer señor -dijo Carol emocionada.



-Bueno ¡ahora a ducharse con agua bien caliente y a abrigarse que está arreciando el frío! -dije "dominador".



-Muchas gracias Harry, ha sido algo increíble de verdad -me dijo Helios emocionado mirando "nuevamente" mi pene desnudo recién ordeñado.



La calefacción estaba a tope desde hacía días, pero aun así se notaba bastante frío; nos sentamos todos juntos en la sala de descanso a comer con ganas, nadie hablo, solo se cruzaron muchas miradas y parpadeos.



Después de más de dos semanas de tempestad (climática y erótica) un día me asomé a la ventana de mi habitación y vi que ya no nevaba y se veía un cielo azul intenso, bajé el termostato porque hacía calor. Luego al mirar junto con Helios las imágenes del satélite nos alegramos al ver que la gran borrasca aparecía disipándose en formaciones de nubes y claros pequeños.



-¡Qué bien Harry, parece que sobreviviremos!, ¿sabes Harry?, soy otro distinto desde que presencio tus dominaciones, solo me falta un detalle, más bien una petición que quiero hacerte Harry -dijo Helios con ojos excitados.



-Dime Helios, que puedo hacer por ti amigo.



-Harry siento un gran deseo de ser yo también tu sumiso, como las compañeras, no te pido nada, pero deseo que quieras ser mi señor, seré tu sumiso úsame o no "lo que desees".



-Me alagas Helios, ¡si deseo que seas mi sumiso!, pero sin condiciones, lo más seguro es que no te use de forma sexual, no soy gay, pero me satisface tener un sumiso; por ahora solo te daré órdenes, pero, ¡nada de juegos!, si dices si será hasta que yo diga ¡De acuerdo!



-¡Sí mi señor!, soy su sumiso sin condiciones para que me utilicé como desde. -dijo Helios con ojos de deseo.



-¡Desnúdate, arrodíllate y pon el culo en pompa! -ordene con un grito, después llamé a mis dos sumisas para que estuvieran presentes.



Su culo peludo temblaba.



-Carol quítate las bragas y méteselas en la boca a Helios -ordene.



Al momento se bajó sus bragas de encaje y se las metió a Helios en la boca, después me quité el cinturón de cuero y agarré la hebilla en mi mano derecha y con el otro extremo comencé a darle correazos en el culo a Helios, ¡a derecha e izquierda!, le di más fuerte que a ellas, después de veinte correazos le pregunté:



-¡¡Perro!! ¡Aún quieres ser mi sumiso!



-Si mi señor, ¡para siempre! -dijo bajando más la cabeza y alzando el culo (Me sentí empalmado de poder), ¡Estuve a punto de penetrarlo!, pero no, eso no entraba en mis planes, "por ahora", así que retomé los azotes, ahora con más fuerza dándole otros diez correazos; las marcas del cinturón cruzaban su culo en todas direcciones, pero sin sangrar; me detuve y dije:



-Ponte de pie, vosotras poneros a su lado y escuchar atentamente; pronto vendrán a por nosotros desde el recinto principal, ahora sois mis sumisas y mi sumiso, pero ¡nada de llamarme señor delante de los demás! ¡Entendido!



-¡¡Sí mi señor!! -gritaron a coro.



Vinieron a recogernos con el vehículo oruga y estuvimos en el complejo principal más de un mes, allí la temperatura era más estable, y todo más espacioso, no practique la dominación ni un sólo día en ese complejo. Al regresar a nuestro pequeño complejo con provisiones nos despedimos del conductor del vehículo oruga y cerramos las puertas del habitáculo, desde la ventana observé a lo lejos a la oruga levantando una nube de nieve en polvo tras de sí, entonces hablé:



-¡Quiero ver a todo el mundo aquí delante de mí!, ¡sin ropa!, ¡Ya!  -dije levantando la voz, (sentía como afloraba mi dominación, contenida durante un mes).



Al momento estaban las dos mujeres y el hombre desnudos delante de mí, les dije que giraran sobre sí mismos despacio, así pude comprobar que todas las marcas de los azotes habían desaparecido excepto una marca de mi cinturón en el culo de Helios.



-Quiero que limpiéis todo el complejo con agua y jabón ¡el suelo lo limpiáis de rodillas!, lo limpiáis desnudos, al terminar preparáis la comida y me llamáis que voy al laboratorio y luego a dormir un rato -dije dando un portazo, después de hacer unos experimentos fui a mi cuarto, me desnude y me tumbe en la cama quedándome dormido.



-Señor ya está la comida en la mesa -dijo Susana con un delantal que dejaba ver sus grandes pechos desnudos.



-¡No dije yo que lo hicierais todo desnudos! -pregunté inquisidor.



-Sí mi señor, ¡perdón! no lo pensé cuando me puse el delantal -dijo Susana con arrepentimiento.



-Te has ganado un castigo, ponte de rodillas sin quitarte el delantal. Salí y traje la antena desmontable de la emisora de radio, era flexible como una fusta y medía un metro y medio, con ella en la mano le pregunté a Susana:



-Susana tienes que decirme cuantos azotes quieres que te dé para pagar tu fallo ¡Se justa!



Susana miró la antena en mi mano, le tembló la voz y me dijo:



-Cincuenta mi señor, menos no sería lo que me merezco.



-No sólo te daré diez ¡Yo mando!, la antena te dolerá más.



-¡Lo que usted ordene mi señor!  -dijo a la vez que alzaba más el culo.



Me aleje de ella un metro y alce la mano con la antena doblándose en el aire y descargando su fuerza en el culo de Susana donde sonó un fuerte “zas” y ella gritó (desde la puerta miraban Helios y Carol) alce la mano y le di otro “latigazo” y seguí hasta darle diez, los últimos cinco muy suaves porque vi su culo con las marcas de "la fusta improvisada".



Comimos en seguida, Susana comió de pie porque no se podía sentar, le dije:



-Susana ya no te azotare hasta que tu culo se recomponga del todo.



-¡Gracias mi señor! Se lo agradezco porque me duele un poco.



Después de comer me acosté a dormir un rato mientras ellas dos recogían la cocina y Helios daba brillo al suelo con un paño, puesto de rodillas.



Desperté empalmado "como un toro" y llamé a las dos, luego lo pensé mejor y llamé también a Helios, cuando estaban en mi cuarto desnudas ellas y el con su ropa dije:



-Helios, ¡quién te ha dicho que podías vestirte!, ¡desnúdate rapidito! -dije con enfado.



Cuando estuvo desnudo azote su culo con la palma de la mano "con energía" (sus cachetes hacían el ruido de tocar las palmas), después de diez manotazos pare y le dije que no desobedeciera más.



-Bueno vamos al asunto, ¡tú Carol! túmbate en el suelo con las piernas abiertas, ¡tú Susana!, pon tu culo en pompa mirándome a mí mientras le comes el chocho a Carol y ¡tú Helios!, ponte detrás de mí y acaricia mis testículos mientras penetro a Susana -dije con autoridad y al momento las dos y Helios tomaban "posiciones".



Comencé a penetrar a Susana mientras veía su cabeza gacha comiendo el chocho de Carol (nunca les pregunté si les gustaban los juegos entre mujeres, pero era lo mismo, gustándome a mí verlas), Carol abría más las piernas y gritaba de placer mientras Susana se hocicaba en su chocho como un perrillo lamiendo su plato, mi pene se puso duro como el mármol, entrando y saliendo de la vagina de Susana.



En cada embestida sentía los dedos cálidos y suaves de Helios acariciando mis huevos por detrás, más bien mis huevos se deslizaban sobre la mano abierta de Helios, mientras penetraba a Susana; él sólo movía los dedos acariciando suavemente mi "bolsita “al ritmo de mis "puntazos".



Carol se corrió en la boca de Susana con un orgasmo de esos de "peli porno", con un chorro de líquido, después, ¡gimió como una perra!



Helios extendió sus caricias con los dedos a mis cachetes y a mi ano, sin dejar de "sopesar” mis huevos con caricias y arañazos, por mi parte sentí mi pene dolorido de tan empalmado que estaba dentro del chocho de Susana y también noté gran placer en mi escroto por las fabulosas caricias de Helios.



¡No me pude aguantar más!, saqué mi pene de Susana y giré en redondo; dejándolo frente a la cara de Helios, el me miró confuso a los ojos y yo le dije:



-Helios ¡chúpame el pene!, "con esmero" -se lo ordene con mi rabo "brillante “y grande, rozando sus labios, tan empalmado que se marcaban las venas con claridad, ¡mi pene era como un árbol con betas en el tronco!



Helios abrió la boca "como un barbo de río" y se tragó el glande de mi pene y lo apretó con los labios mientras me miraba a los ojos, noté su lengua jugar con el frenillo de mi polla, después intentó tragar mis ¡veinticinco centímetros de polla!, (sin éxito) sus carrillos de hincharon y su mirada se turbo después de engullir dos terceras partes de mi pene.



Mientras sacaba y metía pene en la boca de Helios Susana agarro mis huevos por detrás; Helios comenzó a mordisquearme el pene "como un perro con su hueso de pega favorito", ¡él estaba disfrutando! Saqué el pene y ordené que se pusieran ellas y el de rodillas delante de mí, ¡muy juntos!, y con las bocas "muy abiertas".



Comencé a mover mi pene frente a ellos "con brío" ¡Nunca había soltado tanta leche!



Un gran chorro cayó dentro de la boca de Helios que al instante trago "con sed", otro dio en los ojos de Carol que tuvo que cerrarlos embadurnados y el último chorro entró en la boca de Susana con la fuerza "de una manguera a presión", ella trago y después lamió mi pene "a fondo", dejándolo tan limpio como las llanuras heladas que se veían desde la ventana.



 



-FIN-



(C) Tahotlo



6 de abril de 2016



 



P.D. Dedicado a todas las sumisas que disfrutan de serlo.


Datos del Relato
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