Nuestras bocas se volvieron a encontrarse en un contacto ardiente, apasionado. Tus dientes mordieron mis labios nuestras lenguas iniciaron una batalla sorda y hermosa, donde cado una pugnaba por ahondar mas en la boca ajena, como un invasor dulce, sensible y estremecido, que me
arrancaba escalofrios de placer al recorrer tu paladar y las paredes bucales con sensitiva sutileza, empapándonos de la saliva uno del otro, mezclándose ambas en un único néctar cálido que pasaba de boca en boca...
Mis manos apresaron rabiosamente tus duros pechos, encontré bajo la tela su firmeza redonda y turgente, se hundieron en la esponjosa firmeza de aquellas formas apetecibles que volvía a tener a mi alcance, como la maravilloza tarde de lluvia en el bosque de lobos.
Oooh Arturo, mi vida, me susurrabas al oido... entornando tus ojos y empezando a sentir contra tu regazo la dureza batiente de mi miembro..Arturo me vuelves loca, he soñado tantas veces este momento, pensando que nunca llegaria... te escuchaba decir en voz baja.
te retorcias, lasciva, lujuriosa, mientras tus dedos buscaban suavemente el contacto con mi magnífica pieza que tanto anciabas sentir dentro de tu ser, taladrando mi pieza hasta insondables profundidades embriagadas ya por el deseo.
Mis caricias se deslizaban ya por tu espalda y tus nalgas, recorriendo toda la tersa suavidad de tu piel desnuda, de la que desprendía casi con rabia todo vestigio de tela, en mi ansiosa busqueda de placer, del contacto físico directo que encendía mas aún mis apetitos exacerbados.
Me ayudastes tú lo mas posible, desprendiéndote de tu blusa y falda, cayeron las prendas al suelo.
sobre el lecho, totalmente desnuda yacía ahora mi angelical criatura de formas opulentas y magníficas, yo sobre ti, tenía ya liberada mi esplendida verga rígida, brillante e hinchada como un formidable ariete a punto de derribar los mas espesos muros.
Nuestras carnes se enloquecian, tus ojos brillaban codiciosos, contemplando la desnudez de mi piel sedosa, suave, de vello parecido al azabache, mas denso y rizoso en el triángulo de mi pubis, perdido entre la alabastrina dureza de mis poderosos y bien torneados muslos.
Me dejé caer sobre ti lentamente,abristes tus piernas, invitadora, temblorosa de voluptuosidad.
Tus henchidos pechos, macizos y rotundos como esferas de carne prieta apuntaban al techo, tentadores ofreciendo la magnífica fruta roja de sus fresones endurecidos, sobre los que mi boca mordió jugosamente casi con gula, sintiendo asi contra mi piel la redondez del resto de tus senos.
Luna llena...mi niña mía, me enloqueces.
¡Aaaagh! clamastes, cuando mi barra candecente se clavo primero en los labios entreabiertos y palpitantes de tu vulva, para ir penetrando luego hasta el fondo mismo, sepultándose sobre tu vello negro, desaparaciendo toda su magnificencia rígida en las profundidades húmedas de tu sexo. Arturo, mi...vi...da...oooh cómo te siento...dentro ...de ...mi...
Yo no respondí, mas que con un gemido, empezando a moverme atrás y adelante, en un perfecto bombeo de aquel pozo recien perforado. Tu mi Luna llena, alzastes tus muslos, cerrándolos sobre mi cintura.
Me traes hacia ti y sentistes el golpeteo de mis genitales entre tus apretadas nalgas, lo cual aumentaba mas todavía las sensaciones placenteras. Tus dedos jugueteaban, nerviosos, trémulos, con mis nalgas, llegando incluso a horadar suavísima, dulcemente, con uno de tus dedos en lo mas hondo del orificio anal mio. yo exhale una queja de gozo sorprendido, y aceleré mis impulsos, dando mas potencia al bombeo ejercido sobre ti, mi luna llena.
Te sentí transportada por momentos al cielo de las sensaciones, al paraiso de los goces, a medida que mi fuego viril se frotaba, en las paredes empapadas de tu vagina, entrando y saliendo con creciente furia, a medida que la exitación mia iba en aumento, y el choque sordo y caliente de nuestros cuerpos desnudos iba cobrando la virulencia de un grandioso embate de lucha por el supremo placer posible.
Mi boca había descendido a tus pechos, besándolos tierna y apasionadamente, metiéndome casi medio seno de ti amada luna llena, en mi cavidad bucal, para mordisquearlo con rabia, que mas que dolor causaba complacencia y júbilo.
Cuando notastes que mis sacudidas de mi verga en tu cueva viscosa, palpitante y encendida, se hacian mas y mas frenéticas, comprendistes que al fin, tras aquella oscuridad terrible de la desesperanza y de la separación de nuestras vidas, ibas a sentir dentro de tu ser la oleada candente de mi vigor de macho, mi entrega torrencial, el único a quien realmente adoras, por encima de todos los otros que habían llegado,a gozar, por una u otra razón de tu cuerpo envidiable de loba apasionada.
Quisistes fundirte conmigo, entregarte rendidamente, coincidir con el estallido supremo mio,confundiéndose en rios de amorosa lava en un único y caudaloso torrente simultaneo, que convirtiera aquel momento supremo de un deleite capaz de hacerte enloquecer y de transmitir esa locura a la mente y al cuerpo.
Acelerastes tu tambien mi luna llena,las sacudidas y lúbricas contorsiones de tus caderas potentes, aumentando asi el ritmo de la batalla sexual y de los palpitantes mazazos de mi falo en tu gruta ya ardorosa, hasta que en un bramido ronco, un estertor de auténtica agonía voluptuosa, sentistes que todo tu cuerpo parecía abrirce, en entrega total y majestuosa hacia tu lobo que te poseía.
¡Arturooo! sollozastes...¡soy... tu... ya... amor!
me paré en seco. Profundizé arqueando mi vigiroso cuerpo, exhalé un gemido ronco, modí tus senos magníficos, hinqué mis manos frenéticas en tus potentes nalgas carnosas mi luna llena y reventé dentro de ti.
Nunca habias sentido tu mi luna llena, tan avasallador caudal brotando de lo mas hondo de mi ser, lanzado por mi mente enloquecida de deseos y materializado por el estallido de placer de mi verga, ahora convertida en cascada cremosa, invadiendo de semen torrencial las profundidades de aquella rosada y caliente gruta que palpitaba contra mi miembro.
Si era realmente posible morir de amor, y agonozar de placer nosotros dos, yo tu Arturo y tú mi Luna Llena, estabamos conociendo en este momento tal experiencia.
Y era realmente maravillosa.
De pronto empezé a sentir un frio helado que invadía todo mi cuerpo, desperté y me encontré en tendido en el piso, comprendí que todo habia sido solo... un sueño ... si ... un sueño.