Pss la verdad no soy muy bueno escribiendo así que por favor, si tengo alguna falta o algo , no se lo tomen muy a pecho.
Él era un chico sencillo, de ésos que andan por ahí. De cabello rubio, no rubio brillante como el oro, era más bien un castaño muy claro, pero la gente siempre que se refería a su pelo lo llamaba “rubio”.
Se preocupaba bastante por su cuerpo, en otras palabras, era visitante asiduo del gimnasio y eso se notaba cuando vestía cualquier prenda, y cuando estaba desnudo de la cintura para arriba los cuadros de su abdomen eran visibles, no como los de un fisicoculturista, pero eran bastante visible al reírse y hacer cualquier gesto que precisara su contracción. Igualmente eran sus brazos, eran musculosos y de buena proporción, a él le gustaba que al ponerse una sudadera la tela apretara sus brazos, a eso le dedicaba varias horas a la semana en el gimnasio.
Su carácter era afable, aunque a veces algo impulsivo y no soportaba que le hablaran en tono alto o gesticularan al discutir con él. Tenía muchos amigos y amigas, algo de lo que estaba muy orgulloso, le gustaba ser importante para la gente que lo rodeaba.
En cierta ocasión, gracias a un gesto mal hecho al correr, sufrió una lesión en uno de sus tobillos y el doctor con mirada grave dictaminó mirando los rayos X que le hicieron: “Mmmmm......Esgince¡¡¡¡”. Y con ésto lo condenó a envolverle el pie y la mitad de la pantorrilla con un molesto yeso, ufff eso sí que le molestaba.
Al tener muchos amigos en el campus de la universidad, ellos iban a verlo con frecuencia, hasta que un buen día fue a verlo su amiga Paula con otras dos de sus amigas comunes, aunque la verdad es que él las había conocido a las otras dos por Paula.
Ellos dos se conocían por estar sus salones en el mismo piso del edificio en que recibían clases, se llevaban muy bien y a veces pasaban hasta las tantas de la madrugada conversando, él y Paula, o los cuatro, junto a las otras dos amigas. Paula era una chica agradable, sus tetas eran admirables, pero no destacaba por ser muy bonita, sólo lo normal, y cuerpo era como el de una joven normal, nada que cortara la respiración, pero atractivo.
Las otras dos amigas eran Ana y Eva. La primera era muy bonita, de piel blanca y pelo muy largo y negro, de voz sensual, cutis exquisito y labios que inspiraban sucios pensamientos en los hombres. La segunda era una trigueña, de piel algo oscura y pelo no muy bueno, pero con un cuerpo bien formado aunque de las tres era la que menos le llamaba la atención a él.
Bueno...regresando al “un día” en que fueron a verlo a su apto ,cercano al campus universitario, Paula, Ana y Eva se toparon con que en la sala estaba el compañero de apto de él. Eran las 8:00 AM.
Ellas: - ¿Donde está él?. Vinimos a verlo.
Compañero de apto: - Está durmiendo ahí en la habitación...
Ellas: - ¿Pasamos?....
Compañero de apto: - Pss claro, pasen.
Y pasaron las tres a la habitación. Pasaron Paula, Ana y Eva a ver a su joven amigo que en ese momento estaba en un profundo sueño, producto de acostarse a las 5:00 AM luego de ver varios capítulos de la serie “Dr House”
que le gustaba mucho. Dormía en una litera en la sección de arriba, su cuerpo quedaba a la exacta y horizontal altura de las tres femeninas cabezas que fueron a visitarlo.
Los seis ojos lo miraban admirados, pues el ventilador de pared que estaba justamente a sus pies levantaba la pata del corto y holgado short de nylon que usaba él para dormir, era la única porción de su cuerpo cubierta a excepción de sus ojos que estaban cubiertos por la desordenada sábana que usaba él para taparse, pero que en éste momento estaba toda regada por el colchón. Ellas podían admirar sus piernas con vello masculino y atractivos músculos, podían admirar sus pectorales y terso abdomen que subía y bajaba acompasado a su respiración uniforme, pero no, ellas tres no estaban admirando eso. Lo que ellas admiraban, una más que las otras dos, era la erección tan grande que tenía él en medio de su sueño, que hacía que la cabeza de se pene asomara entre el elástico del short y su abdomen.
“Por Dios” pensaba Ana, la más atrevida “Casi le llega al ombligo”.
“!Ah¡ No deberíamos estar aquí. No deberíamos estar aquí. No deberíamos estar aquí ”pensaba Paula, pero sin embargo no lograba apartar sus ojos de aquel atrevido miembro que asomaba su morada cabeza queriendo ver el mundo. Eva era la más nerviosa de las tres, en verdad no sabía que debía hacer, incluso pensó en taparlo, hasta allá llegaba su pudor.
Y llegó el punto en que Paula decidió que no estaba bien estar allí mirando, que mejor debían irse las tres y regresar luego, pero la verdad es que una gran parte de ella deseaba mucho quedarse.
Paula: -Vámonos ya.....
Y Eva que hubiera estado de acuerdo con cualquier cosa que dijeran sus amigas se dispuso a irse de inmediato.
Ambas dieron un paso en dirección a la puerta, pero Ana no se movió de su sitio. En sus ojos había un extraño brillo.............No podía ser lo que Paula estaba pensando.........
Ana: - Quiero jugar un poco con él....
Paula: - ¿¿¿Estás loca??? Por nada del mundo¡¡¡¡¡¡¡ ¿¿¿¿Y si despierta, que haremos????
Ana: - No te obligo....Si quieres sólo observa, o véte – se notaba seguridad y deseo en su voz, estaba asustando un poco a Eva, que sólo sabía mirar al rostro de Paula y Ana mientras éstas discutían.
Antes de que Paula pudiera impedirlo, ya Ana se acercaba a el curioso pene. No tenía idea de lo primero que debía hacer, no lo sabía, pero de lo que estaba convencida era de que haría algo.
En punta de pies lentamente fue acercando su cara al cuerpo de él. Fue acercando su boca a la parte inferior del masculino ombligo. Fue acercando su boca ya semiabierta a la cabeza de el sexo de aquel que dormía.
Podía sentir ya el olor peculiar del sexo masculino excitado, claramente lo sentía y eso sólo la enardecía aún más.
Paula no sabía que hacer, pero no se marchaba del cuarto, una fuerza poderosa se lo impedía, ella misma se inventó miles de justificaciones para quedarse, y se quedó. Eva sentía algo extraño en su interior, como un cosquilleo en su estómago, estaba tan nerviosa..........
Mientras tanto Ana sólo atinaba a darle pequeños besos de piquito a la punta del pene de él, le resultaba molesto, hasta que son la puntas de los pies se paró en el borde de la sección de abajo de la litera y así estubo más cómoda.
La lujuria la carcomía por dentro, se estaba mojando toda de sólo pensar que le estaba chupando la polla a él. Muy lentamente y con la punta de los dedos comenzó a correr el elástico del short hacia abajo, para poder levantar el pene y de esa forma metérselo a la boca completamente, o por lo menos la cabeza.
Al ver esto sus dos amigas se asustaron y hasta pensaron mal de ella, pues nunca la habían visto TAN puta con ningún chico, pero se estaban excitando también por mucho que lo negaran era inevitable.
Al fin Ana logró dejar casi todo el pene libre, ahora si que lo podía disfrutar a su gusto. Con dos dedos se lo metió a la boca y una vez dentro lo masajeaba con su cálida lengua. En verdad lo estaba disfrutando muchísimo, esa visión del cuerpo joven y bien formado de él, de su abdomen sin pizca de grasa, de sus abultados pectorales y varoniles brazos la estaban volviendo loca. No lo chupaba muy fuerte pues temía que se despertara, y ahí si que ella se moría de la pena, así que lo chupaba suave. Se lo sacó de la boca y con su lengua bajó hasta donde estaba el inoportuno elástico. Osó a bajarlo más, ya casi no le importaba nada. Una vez en el borde de sus testículos el elástico dejó de molestarla tanto. Ella podía sentir como se estaba mojando, podía sentir ése extraño calor en su conchita y en todo su vientre, no se tocó allí mismo porque eso ya era demasiado enfrente de sus amigas.
Mientras ésto pasaba, él tenía uno de loe mejores sueños eróticos de toda su vida, en el sueño se moría del placer, su cara lo denotaba.
Ana se volvió más y más atrevida y por encima de la delgada prenda que impedía la completa desnudez de él, acariciaba cada uno de los testículos, uno a uno, y por nada del mundo se sacaba la polla de la boca, ya estaba al reventar. Ella lo notó porque comenzó a soltar el líquido preseminal y por un momento paró y se la sacó de la boca para observarla. Sus amigas también la vieron, toda cubierta de saliva de Ana, muy muy hinchada y con líquido entre blanco y transparente saliendo de su pequeñito orificio, podían negarlo y poner cara de desaprobación, pero la verdad es que ésa visión les encantó, las excitó mucho, ya la piel de sus rostros se había vuelto más colorada por la afluencia de sangre. Ambas sentían una especie de vapor en su cutis.
Ana por su parte de había olvidado de ellas por completo. Luego de contemplar su obra, su golosina maravillosa y de delicado sabor, volvió a su faena, con más ahínco que nunca ésta vez. Al hacerlo imaginaba que él la deseaba y se sentía muy mujer por eso. Imaginaba que él le decía cosas lujuriosas y desenfrenadas y que lo que más deseaba en elmundo era penetrarla, imaginaba muchas cosas, muchas.
Hasta que sintió una contracción del pene en su boca e inesperadamente el chorro de semen espeso que le golpeó el fondo de la garganta. Por Dios que espeso era. Tragó como pudo aunque uno de los chorros le provocó náuseas y soltó el pene de su boca, que inmediatamente se pegó al abdomen de él y lo manchó con un pequeño rastro de su simiente, aunque no fue tan pequeño.
Ana se recuperaba, y miraba el pene. Con su lengua limpió el rastro de semen en el abdomen del él, y subió un poco el short , pero no como estaba antes. Eso poco le importaba ahora. Sus amigas miraban asombradas y eva le dijom “Límpiate ahí” y señaló la comisura de los labios de Ana. Ésta con un dedo recogió la evidencia de cu cara u la chupó también. Estaba satisfecha, ya b le importaba lo que pensaran las otras dos de ella.
Las tres salieron como alma que lleva el Diablo de la habitación. Eva y Paula le reclamaron mucho a Ana por su “locura”, pero lo que nunca dijeron fue porqué no se marcharon del cuarto, y sobre todo por qué se masturbaron ellas dos tantas veces pensando que eran ellas las que chupaban el hermoso miembro del joven dormido.
Y él, él sólo recordaba el sueño erótico ten intenso que tuvo ése día, y lo extrañado que despertó al no encontrar su prenda de dormir manchada de semen como esperaba estubiera, su subconciente le decía que su placer había sido completo.