Cuento esto solo porque aun sigo muy templado a pesar de habérmela sobado y no se como calmar este calor, esta excitación, esta felicidad, y se me ocurrió escribirlo. Hoy a sido un sueño, una ilusión de placer y deleite, y para mi dicha se puede extender porque es real… aun puede haber más.
Todo en esta mañana fue como todas, me levante y asee, dejando la cafetera y el horno preparando el desayuno, me asome por la ventana de mi cuarto para verla pasar como todas las mañanas… las personas que caminan por la callecilla que atraviesa el parque se hacen a un lado para dejarla pasar, algunos la miran de reojo y otros con descaro la desnudan con la mirada mientras los cumplidos lindos y sucios son los únicos sonidos por unos segundos. Hoy uso los pantaloncillos negros y el top rosado; los pantaloncillos son de los muy cortos, llegan apenas a cubrir hasta el final de sus nalgas, apretados asumiendo la forma redonda de su figura, sus piernas desnudas y canelas tensándose al esfuerzo de su trote, el top solo para sus pechos no muy grandes pero si apretados y paraditos, su piel traspira brillando de humedad. Su cabello negro, largo, sujetado en “cola de caballo” va de un lado a otro… hm solo verla provoca que me endurezca, manoseo mis bolas sintiendo el “hormiguero” que me provoca la lujuria… m no pude aguantar cuando se detuvo en la fuente y se inclino para beber su agua, dándome la espalda, entallándosele el pantaloncillo tan, tan duro que mi mente reprodujo sus nalgas desnudas, y así de templado me ¡masturbe!
Pringue el cristal de la ventana tras acabar y agitado, me llego el olor de mi leche, pesado por el aire caliente que aun llenaba mi cuarto, y excitado y duro aun, como si no me hubiera tocado ni hecho nada, me propuse al menos hablarle, estar cerca de esa mujer.
Después de haberla visto por varios días desde mi ventana, ya podía calcular el momento en que regresaría de su rutina y así, cerca de la fuente, la espere. Fue una enorme y dichosa sorpresa cuando a mi saludo y provocaciones para la conversación, recibieron toda su atención y animo mutuo por compartir el resto de la mañana. Así fue que en medio de toda la charla quedamos en salir esa noche. Pase por ella a las 7, un golpe de excitación parecía quemar mi cabeza cuando abrió la puerta y la vi en ese vestido negro, no muy ajustado en la parte superior, dejándome ver por su escote que sus ricos pechos no eran tan parados como los mostraba el top de la mañana pero que seguro por lo apretado q lo usaba, tampoco eran tan pequeños como creía, son mas grandes y suaves cuando los deja “sueltos”, en su cintura se ajustaba levemente, dejándose caer la falda abierta de ambos lados.
Comimos y salimos a bailar… es una mujer muy vivaz y alegre, tomo mucho control de la velada, el gusto del baile y los tragos de pieza en pieza abrieron los coqueteos, no podía creer que estuviera en la cita con la mujer de mi lujuria, riendo, coqueteando, con mi mano -desde su mano- buscando su hombro y la punta de sus pies jugando con mis piernas.
Salimos abrazados de la disco, ella se acurrucaba buscando mi cuello con sus labios, su aliento rompía en mi cuello calentándome más, yo miraba su escote, la divina franja de sus pechos juntos apretados en mi brazo. Ya en el taxi sus manos fueron mas traviesas sacándome las faldas de mi camisa para acariciar mi abdomen, su pierna en mi regazo, y sus labios en mi oído diciéndome todo lo necesario que hacia que apresurara al taxista –que no dejaba de mirarnos con desvergonzada sonrisa- a llegar rápido a mi departamento.
No dejaba de mirar sus frondosas tetas, y ella lo notaba y las miraba también para verme de nuevo a los ojos como invitándome a ellas. Ya frente a la puerta de mi cuarto nos besamos intensos con sus manos apretando mis nalgas y las mías en su rostro, nos dimos un largo beso que no nos dejo respirar y cuando nos separamos por la falta de aire le pedí que me dejara abrir la puerta, ella sonriendo y mordiendo su labio inferior, se giro, poniendo sus manos en mis muslos y comenzando a menearse frotándome mi erecto pene con sus firmes nalgas. Ya la puerta abierta corrimos hacia la cama y enfrente de ella me comenzó de desvestir, la camisa salió rápido, el cinturón igual, bajando mis pantalones, quedo de rodillas y suspiro cuando alzo la mirada y frente a ella tuvo mi bulto resaltado en mi bóxer. Me lo bajo de un tiro saltando en un golpe mi duro y palpitante miembro. Ella acariciaba mis muslos mientras me miraba sonriendo y lamiendo sus labios, yo respiraba agitado y fuerte mirándola, y cuando la escuche decir: -desde la disco se te repintaba en el pantalón esta delicia ¿quieres que comience por “aquí” de una ves?- solo pude cerrar los ojos y ¡sentir!
Con sus labios comenzó a besar la punta de mi pene, un choque eléctrico recorrió todo mi cuerpo en un rico instante cuando la humedad tibia de su saliva mojaba toda la cabeza de mi pene como si se comiera una fresa, una de sus manos llego a mis bolas y masajeaba y jugaba con ellas –m que rica esta, ¡dura dura!- luego se la metió mas y mas en su boca, mamando mas rápido cada vez, yo tensaba los músculos por el placer, sentía como me venia y ella lo supo, lo supo bien y de repente apretó muy fuerte mis bolas hasta que di un salto de dolorosa sorpresa que me hizo abrir los ojos y bajar un poco la euforia mas no mi erección –¡un rato mas así de dura!- y coquetamente cerrándome el ojo siguió mamando hasta “acabarme”.
De pie atrás de mí me termino masturbándome y pringando el piso me vine por su mano, ella continuo acariciando mi pecho y abdomen, besando mi espalda y suspirando, yo con los ojos cerrados me agitaba en lugar de apaciguarme, luego deje de sentirla acariciándome, abrí los ojos y estaba frente a mi, bajando el zipper de su vestido y dejándolo caer. Su hermoso cuerpo canela brillaba levemente por el sudor que comenzaba a fluir, lo primero q vi fueron sus nalgas redondas y firmes, sus piernas duritas y torneadas, solo deseaba ser abrazado por sus piernas, dio la vuelta y volví a templarme al ver su lujuriosa mirada invitándome a verla mientras ponía atrás sus manos y arqueaba la espalda hacia el frente para resaltar mas la maravillosa vista de sus exquisitas y frondosas tetas. Me lleno la excitación por completo y me acerque, la tome de su cintura bajando mis manos a sus nalgas, acariciándolas, apretándolas. Con mi rostro hundido en sus tetas chupaba y mordía sus oscuros pezones, lamia sus tetas saboreando su salada piel mojada en sudor, ella solo abrazaba mi cabeza dando pequeños gemidos agudos a cada una de mis tibias lamidas. La tumbe en la cama y abrí sus piernas, besándolas desde la punta hasta su gloria mojada, y empecé a mamar su vagina.
Lamia su labios vaginales de abajo hacia arriba con la punta de mi lengua, succione y mordí su clítoris con la punta de mis labios, ella daba pequeños espasmos y cuando abrazo mi cabeza con sus piernas me sentí tan excitado que solo la ¡¡penetre!!
Mi lengua bailaba dentro de ella, la arqueaba hacia arriba para estimular su punto G y provocaba a cada lamida un espasmo mas fuerte. Me apretaba tan fuerte con sus piernas que no me dejaba respirar pero no me importaba, yo solo podía seguir mamando y poseerla con mi lengua y entonces fue que cuando mas rápido seguía arqueando mi lengua, adentro y afuera, en un repentino y rápido grito dio un intenso espasmo que le siguió un torrente de fluidos que pringaron mi ostro y empaparon sus piernas y mi cama. Yo acariciaba sus muslos mientras miraba como expulsaba hasta la última gota de su eyaculación, ella solo apretaba sus tetas mientras seguía pujando más y más, cuando termino lo único que deseaba y pensaba era en limpiar sus piernas con mi boca y beber se su vagina, para cuando termine me sentía embriagado… ¡de verdad! Me sentí mareado, aturdido, extasiado… -¿quieres probarte?- le dije -¿quieres saborearte?- ella afirmo con la cabeza y me coloque sobre ella para besarnos; fue un momento lento y tierno donde solo nos importo besar… pero luego ¡no pude mas!
Me puse de pie frente a ella y la mire por un momento, con uno de sus dedos en sus labios masajeaba lento su vagina -¿y ahora como vendrás por mi?- dijo con tono lujurioso, fue cuando tome sus piernas y las coloque en mis hombros quedando su cadera un poco levantada de la cama, ella soltó una risilla y extendió los brazos hacia atrás, yo tome su cadera y comencé a frotar la cabeza de mi pene entre sus labios vaginales… la humedad tibia de nuestros genitales me provocaba casi con furia, a ella le gustaba también pero la desesperaba y me pedía penetrarla de una ves, la callé de golpe con la embestida con la cual la penetre y la hice gritar de nuevo con todas las siguientes.
Todo continúo solo en coger. Cambio de postura, se coloco en “cuatro piernas” y yo la monte mas y mas, apretando sus tetas que rebotaban a cada empuje que le daba, con el único sonido de mis bolas golpeándola tras las embestidas, nuestros labios se encontraban y nos besamos, pero luego se paro de repente haciéndome a un lado, me dio una cachetada y me tumbo en la cama –ahora es mi turno- y me monto. En círculos suaves meneaba su cadera con mi verga dentro de ella, luego de adelante hacia atrás. Con esos movimientos suaves y nuestra húmeda piel frotándose lo único q deseaba era que comenzara a montar y así fue, lo vio en mi cara, en mis ojos, rio un poco de nuevo y comenzó a montarme en saltos intensos que provocaban mi vigor sexual en la templada de mi verga, en mis gemidos fuertes al ver sus tetas saltar a sus impulsos, arriba y abajo creando el sonido de aplausos al chocarse entre si. Toda esa escena fue la gloria, un paraíso sexual sentir a esa hembra montada en mi verga entre gemidos y sudor.
No pude mas, era urgente, lo pedía en los gemidos –casi gritos- que daba, era necesario que me corriera y no lo evite. Toda la descarga fue en su interior, tome sus nalgas muy fuertes apretándola hacia mi y el orgasmo fue increíble –un poco mas, un poco mas, solo un poco mas… ya casi amor ya, ya, ya, ya, cas…- decía al verme ya extasiado pero con la verga aun dura. Puso sus manos en mi pecho y comenzó a dar saltitos duro y acelerados buscando su recompensa, yo solo de ver sus tetas saltando frenéticas me mantenía “firme en pie” y luego ocurrió un espasmo fuerte que provoco que cerrara sus manos hundiendo sus uñas en mi pecho, y mientras la miraba erguida con la frente en alto, respirando de su boca, sentí como me empapaba mi abdomen y mis muslos, toda mi entre pierna la empapo y de repente callo sobre mi pecho y comenzó a besarlo, yo la abrace y bese su frente mientras con una mano acariciaba una de sus nalgas, su corazón calmándose se sentía palpitar a través de su pecho. Sin buscar romance, pero debo decir que fue delicioso terminar durmiéndonos entre los últimos besos.
Hm cada impulso, cada embestida, cada grito fue intenso, casi inconsciente, casi fieros nos entregamos al gusto coital del sexo, cada posición, cada intensión era solo para coger una y otra ves.
Desperté con el deseo lujurioso al verla de nuevo a mi lado durmiendo, queriendo poseerla otra ves y una mas… ahora terminando de escribir volteo a mirarla y la encuentro despierta y leyendo sus labios le entiendo decir: -ven, ven, ¡deseo mas!