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Categoría: Masturbación

Sueño no tan húmedo

De nuevo Pablo y su amigo José se quedaron conversando y bebiendo como si fuese el último día. Los sonoros ronquidos de él me despiertan y lo veo a mi lado prácticamente desmayado. Me levanto a buscar un vaso de agua para tomarme una pastilla para dormir y consigo a José también inconsciente sobre su sleepingbag en el medio de la sala. Al principio me preocupé porque estaba caído boca arriba con sus bóxer en la mano y al mirar mejor lo consigo que esta totalmente desnudo con una erección descomunal, A pesar de estar dormido de manera tal que sus ronquidos hacían coro con aquellos que salían de mi habitación. El pequeño apartamento vibraba con cada ronquido como una orquesta desafinada y fuera de tono.



Por simple curiosidad me acerco a la verga de José y me doy cuenta de que es circunciso. Primera vez que tenía frente a mis ojos algo similar. Al arrodillarme para ver de cerca el corte de su prepucio, si es que había uno, siento su olor muy masculino que mas que producirme rechazo aumento mi segregación salival. Su verga era normal en tamaño pero si muy marcada sus venas que sobresalían como si fuesen a explotar en cualquier momento.



Suavemente comencé a tocársela para experimentar la sensación del glande totalmente descubierto, la agarre con la mano y comencé a darle un pajazo, preguntándome si esa era la manera de hacerlo correctamente. Se me ocurrió que sin lubricación debía de irritar por lo que me puse un poco de saliva en la palma de la mano y seguí con las administraciones. José seguía inconsciente lo que me dio más libertad para seguir sobándosela. Él parecía disfrutarlo por la cara de placer que tenía a pesar de que sus ronquidos no dejaban de sonar. Quizás estaba soñando con una mujer arrodillada entre sus piernas, cubierta con una ancha franela que dejaba sus tetas bailar libremente con el movimiento de sus manos, y una pantaletica metida entre sus nalguitas y que comenzaban a mostrar signos de humedad exactamente debajo del punto donde una protuberancia comenzaba a aflorar y se podía ver a través de la delgada tela de la pantaletica y que esa mujer se introducía se metía la verga en la boca y el calor de sus labios y lengua le envolvía el glande como un guante. Quizás en su sueño esta mujer era su novia o algún amor platónico que tuviese.



Algo más atrevida por estar segura de que José dormía placidamente, decidí metérmela en la boca y saborear un poco el glande solo por la curiosidad de conocer si su estado circunciso influía de alguna manera en el sabor. Al cubrir su cabeza con mis labios calientes y húmedos, José soltó un suspiro y me quede muy quieta pero luego de decir algo que no entendí siguió roncando con su sonrisa de placer muy marcada en su cara. En vista de que su reacción fue de reflejo, decidí ir un poco más allá y acomodándome bien entre sus piernas decidí meterme toda su verga hasta el fondo de la garganta. Aprendí hace un tiempo a controlar la arcada y poder disfrutar de la penetración hasta más allá de mi garganta. Sabía bien y su olor era intoxicante. Mi cabeza por reflejo comenzó a subir y baja rítmicamente dejando que sus vellos hicieran cosquilla en mi nariz cada vez que me lo meto todo. Con una mano masajeaba sus testículos para estimular la secreción seminal. Algo podía saborear en mi lengua.



Mientras tanto mi otra mano jugaba libremente en la humedad de mi pantaleta y se insertaba y rozaba esos puntos internos que me enloquecen y que los conozco muy bien. Dos dedos eran suficiente para cubrir la entrada de mi cueva húmeda. El dedo medio era lo suficientemente largo como para rozar mi punto G dentro de mi vagína y la posición arrodillada con mis piernas ligeramente separadas favorecían el contacto. Se me escapa un orgasmo que solo sirve para que apure mis movimientos y siento como los testículos de José se encogen y su verga comienza a palpitar. El salobre de sus primeras gotas de semen, estimula mis papilas gustativas y me preparo para recibir el torrente final. En efecto, aprieto sus testículos y siento como sus manos agarran mi cabeza y me obliga a mamarlo con más fuerza. La reacción me asusta pero me doy cuenta que solo es reflejo de sus sueños. Aspiro con fuerza de manera que la succión penetre por su huequito en la cabeza y es lo que le faltaba. Su leche caliente y pegajosa sale de a pequeños chorros. No es abundante y parece más pastosa que otras. Creo que José tenía un buen rato dando de pajazos. Trago con placer el néctar salobre y me separo con cuidado. En efecto, José vuelve a decir algo que no entiendo y se voltea para seguir durmiendo.



Me sonrío por lo que había hecho pero les cuento que fue como masturbarse con un juguete nuevo. No hubo necesidad de besos ni de maltratos en tus tetas y nalgas y aún así, fue increíblemente sexual el poder darle una mamada a una verga anónima y disponible para tu deleite. Creo que es la máxima expresión de la masturbada indirecta.



Por supuesto que al día siguiente, nadie recordaba mucho y la resaca moral los tenía que ni siquiera querían dirigirme la palabra. José al final se despidió y definitivamente habrá pensado que fue solamente un sueño húmedo pero sin humedad, claro!... si yo me la tragué… jajajajajaja.


Datos del Relato
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