He de decirte que he soñado contigo, otra vez, pero en esta ocasión ha sido diferente.

Lo recuerdo todo con tan absoluta nitidez, que dudo de su verdadero origen onírico.

Recuerdo como veía mi reflejo en tus ojos, como poco a poco nuestros labios se acercaban y se tanteaban.

Me parecía sentir el calor de tus besos, cómo me estremecía entre tus brazos, mientras, cobijada por tu dulzura, estirando al máximo cada instante, cada caricia y cada sensación, me perdía en un abismo de nubes de algodón de azúcar…

Cierro los ojos, y vuelvo a vivir mi sueño con la misma intensidad.

Tus labios electrizando mi piel, el contacto con tu cuerpo, todo se mezclaba y yo permanecía absorta, deleitándome con cada detalle, embriagada de tu persona.

Nos abrazábamos intentando fusionar nuestros cuerpos, tratando de unirnos más allá;

Era capaz de interceptar tus latidos golpeando contra mi pecho, te abrazaba más fuerte para comprobar que seguías ahí…

Cuando vuelvo a abrir los ojos, me queda un sabor dulce en los labios y una sonrisa.

Es entonces cuando pienso que no fue un sueño, fue real… pero fue como en mis sueños.

Esta noche te volveré a ver.

Seguramente aparecerás al fondo de la calle, envuelta en tu abrigo, vistiendo una sonrisa. Caminaremos hasta encontrarnos para dejar que la casualidad nos abrace, con la sensación de que el tiempo se hace eterno en ese mismo instante, y de pronto, tu boca y la mía se vuelven a besar.

Quién fue el que dijo que la vida son sueños… y los sueños, sueños son?

Sólo sé que soñé contigo, y cuando desperté, estabas a mi lado, todavía dormida.

Te abracé y comenzaste a despertarte.

Nos miramos a los ojos y me regalaste el primer beso de la mañana.

Buenos días!

FIN