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Me encontraba yo aquel día caluroso de finales de abril en un bus intermunicipal camino a una de las ciudades que debía visitar por mi trabajo. Era la misma ciudad en la cual vivía mi amante de dos de mis anteriores relatos, Diego, el amigo de mi esposo, y ahora muy amigo mío también gracias a nuestros furtivos encuentros cada vez mas candentes cuando visitaba su ciudad. Moría de ganas por verlo como cada vez que viajaba, y mi mente me hacía trampa imaginando como podía ser la próxima vez que nos viéramos.
El viaje por tierra tardaba unas cinco horas, por lo tanto yo me entretenía escuchando música o leyendo alguna revista frívola. En aquella ocasión iba yo leyendo un artículo muy educativo titulado "99 cosas que puedes hacerle a un hombre desnudo".
No era nada del otro mundo... de esas 99 unas 90 las había ya practicado con alguien alguna vez.... las otras nueve me parecían interesantes, sencillas de hacer y tenía ganas de ponerlas en práctica, de ser posible esa misma noche con Diego...
Llegué por fin a la ciudad, bañada en sudor como siempre y muerta de hambre. Me dirigí al hotel de siempre y tome un baño. Me cambié y salí a buscar algo de comer.
En la tarde fui a buscar a Diego a la alcaldía donde trabajaba, en la oficina de Planeación, para poder revisar juntos el avance de la construcción de las obras. Allí me dijeron que se le había presentado un inconveniente de última hora y había tenido que salir, que regresaría en la noche o a lo sumo al final de la tarde. Algo contrariada me senté en su oficina a revisar un resumen que el había hecho con las cantidades de obra ejecutadas.
Llegó la hora de salir y el aún no había regresado, así que me fui para el hotel y me acosté un rato. Estaba un poco enojada, con la calentura que traía todo el viaje y no precisamente por el calor externo.... era ese deseo por verlo, que me consumía y me calentaba por dentro lo que me tenía así.
Para mitigarlo un poco encendí el tele y sintonice un canal porno de 24 h. Eran ya las 6 de la tarde y pensé que ya ese día no lo vería porque de llegar, llegaría tarde y cansado, así que me desnudé y comencé a autosatisfacerme... comencé acariciando mis senos y entrepierna con suavidad, pasando luego mis manos por otras partes de mi cuerpo.
Tome algo de aceite corporal de mi maleta y puse unas gotas en las palmas de mis manos. Lo esparcí luego por todo mi cuerpo, especialmente por aquellas partes mas susceptibles, como mi coño y pezones.
La imagen que me devolvía la pantalla del tele era de dos mujeres muy bien dotadas que frotaban sus pezones, gemían y se daban unos besos capaces de dejar sin respiración a cualquiera.
Con una mano acariciaba mi teta izquierda mientras la otra se introducía juguetonamente por mis orificios inferiores, de arriba a abajo y viceversa...
Inspirada por lo que veía comencé a frotar mas y mas duro mi perlita, para luego bajar y meter dos o tres dedos en mi desesperada concha y luego bajar aun mas y meterme un dedito o dos en el culo, por donde ya empezaba a gustarme...
Pero por mas concentrada que estaba.... me sentía frustrada por tener que estar en ese plan y no con un buen trozo de carne dentro de todos mis orificios... pero ni modo, al menos por esa noche tendría que conformarme con darme placer solo con mis manos y lo que veía... si al menos me hubiera decidido a comprar el consolador tan lindo que había visto en días pasados... pero que me iba a imaginar que tendría que pasar hambre de sexo aquella noche que precisamente estaba tan caliente y con tantos planes para el...bueno, el se lo perdía....
Estaba en esas divagaciones y sin poder llegar aún al orgasmo tan deseado cuando llamaron a mi habitación desde la recepción.... era el....
No me enojé en absoluto por la interrupción, pero si estaba decidida a castigarlo un poco. Le pedí el favor a la recepcionista que lo hiciera seguir, que lo recibiría en mi salita de estar. Me coloqué una bata simplemente, no era transparente pero me la dejé algo abierta en el pecho a propósito.... Me miré al espejo para comprobar que estaba decente pero la cara de agitación y de vicio se me notaba irremediablemente... y no era para menos, estaba masturbándome hacía tan solo unos segundos y con pensamientos que para nada tenían que ver con el trabajo.
Sobre la mesita coloqué mi portafolio, saqué unos papeles para simular que estaba trabajando y me acerque a la puerta al escuchar que golpeó. Con cara absoluta inocencia y fingido aburrimiento abrí. No sobra decir que nosotros en "horas laborales" o por teléfono, jamás hemos tocado el tema de nuestra relación, así que con fingida naturalidad (siempre he sido buena para fingir que no pasa nada cuando en realidad si pasa y al contrario) lo saludé y le dije que pasara.
Marcela: Pasa Diego, precisamente estaba haciendo unas correcciones al resumen que dejaste en tu oficina para mi, lo cual te agradezco.
Diego: (que no podía retirar los ojos de mi escote) Mi secretaria me dijo que habías estado toda la tarde en la oficina y que habías salido luego para acá... disculpa que no haya podido estar a pesar que teníamos una cita pero fue por fuerza mayor.
Marcela: No te preocupes... lo entiendo perfectamente. Pero no te quedes ahí parado, siéntate.
Aunque desde donde el estaba parado tenía una mejor vista de mi escote... pero quería que se exitara un poco así como yo estaba, dejarlo en suspenso un rato bien largo....
Marcela: Ya comiste?
Diego: No, la verdad aún no... me vine para acá tan pronto llegué.
Marcela: Debes estar bien cansado, espera pido algo de comer para los dos, la verdad yo tampoco he comido y no tengo ganas de salir....
Mientras esperábamos la comida seguimos hablando de trabajo, aunque estaba visto que ninguno de los dos estaba realmente interesado en lo que estábamos hablando, aunque procuráramos fingir que así era...
Comimos algo y los minutos seguían pasando, exageradamente lentos para mi gusto...
Marcela: Quieres un trago? Ya sabes que yo acostumbro tomar una copa todos los días.
Diego: Si rico, que tienes en el minibar?
Marcela: Cerveza, vino... o quieres algo mas fuerte?
Diego: Una cerveza estaría bien gracias.
Seguimos nuestra farsa tomando cerveza y hubiéramos seguido así indefinidamente tal vez de no haber sido porque hubo un pequeño corte de luz y quedamos por espacio de un par de minutos a lo sumo, completamente a oscuras. El dio entonces el primer paso y buscó mis labios. Yo ni corta ni perezosa correspondí a ese beso. Su mano se introdujo sin demora por mi escote apretándome un seno con fuerza. Nos paramos sin dejar de besarnos y completamente abrazados y acariciándonos por encima de la ropa. La luz llegó en ese momento y el apagó los interruptores con un rápido movimiento. Me llevó hacia la cama aún revuelta por mis travesuras de hace un rato y me acostó sobre ella delicadamente.
Diego: (en un susurro) Hoy hueles mas rico que nunca... no se que es.. hoy te siento mas rica, mas mujer....
Marcela: Es que... estuve un buen rato dándome placer antes de que tu llegaras, es el olor a sexo, impregnado en mi piel lo que sientes....
Diego: Debe ser eso... porque me fascina...
Y diciendo esto reanudo con nuevos ímpetus sus besos y lametones por mi cara y cuello. Sin embargo recordé lo de la revista y sin perder tiempo me coloqué en posición dominante sobre el y comencé a desvestirlo.
Marcela: Hoy es mi turno de hacerte disfrutar... espero te guste...
Las anteriores veces no había visto su verga de cerca, aún no le había hecho una mamada y además estaba casi completamente sobria, no como en las otras oportunidades que estaba algo tomada. Era un tipo de verga que había oído mencionar pero era la primera vez que veía. Era ligeramente curvada hacia arriba, realmente hermosa y comprendí entonces por que había sido tan especial el haber estado con el, gracias a su curvatura, su verga había tocado partes dentro de mi que nunca habían sido tocadas, había "presionado los botones adecuados dentro de mi".
Me quité la bata y sin perder tiempo me lancé a probar ese delicioso bocado utilizando la técnica, aprendida en la revista, como buena alumna que soy, metiéndomela casi entera en la boca y tomando sus bolas entre dos de mis dedos con mucha suavidad. Realmente lo estaba disfrutando mucho y eso a el le encantó. Mas aún cuando comencé a frotar mi sexo contra una de sus piernas como una perrita en celo, humedeciéndosela por completo. Logré correrme con esos movimientos y a petición suya me subí sobre su rica verga cabalgando como una loca. Mis tetas parecían a punto de desprenderse de lo mucho que saltaban, pero no me detuve hasta que el, completamente indefenso debajo de mi, me inundó de semen calentándome aun mas por dentro.
No por eso me detuve y lo ayudé a colocarse boca abajo mientras se empalmaba de nuevo... Coloqué música suave y comencé a besar su espalda, a veces rozando con mis labios apenas, otras dando unos pequeños y suaves mordisquitos o pasando las yemas de mis dedos de arriba a abajo y por los costados....
Diego: (con voz entrecortada) Mas abajo... mas abajo.
Comencé a bajar un poco mas, muy obediente. Lo que el no se esperaba era que fuera a bajar aún mas, hasta separar sus nalgas y llegar hasta su ano. Pasé mi lengua por ahí, suavemente y por sus nalgas mientras veía el efecto que producía en el. No se hizo esperar y comenzó a gemir hasta que no aguantó mas y se paró. Me tumbó sobre la cama y me propinó tal embestida con su verga en mi chocho que no pude evitar soltar un gemido entrecortado.
Comenzó a bombearme a conciencia y sin tregua hasta que no aguantó mas y me inundó de leche caliente de nuevo.
Jugamos un rato mas, acariciándonos, pero ambos estábamos muy cansados por el largo día, así que dejamos el tercer polvo para después. Se vistió y despidiéndose con un beso me dejó allí acostada, mucho mas feliz que por la tarde y con ganas de mas.
Diego: Mañana quiero pasar toda la noche contigo, pero quiero que tu me lo pidas.
No supe exactamente a que se refería pero cuando me desperté a la mañana siguiente lo tenía bien claro: el quería que yo lo buscara, que yo le demostrara de alguna manera lo que sentía por el, lo que sería capaz de hacer por estar a su lado. En ese momento sentí miedo... sería que Diego se estaba enamorando de mi?
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