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Su escote mostraba sus pechos realzados

~~Nuria había estado enferma unos días. Una gastroenteritis, para lo que le recetaron una dieta, un pequeño combinado de medicamentos y reposo. Y pese a que el cuerpo no le aguantaba, sus ganas de sexo seguían igual de fuertes que siempre. El problema es que cualquier movimiento venía acompañado de náuseas, así que dejamos a un lado nuestras ganas mutuas hasta que por fin se recuperó. Y una vez recuperada, tuvimos una sesión más salvaje, encendida y placentera que lo que venía siendo habitual. Entonces decidimos.
 No, creo que antes de seguir debo dar unas pinceladas sobre nosotros. Nuria es un bomboncito de 25 años, 1,65 de estatura, 50 de peso, pelo castaño liso, piel blanquita y un cuerpo que en conjunto parece dibujado por un autor de cómics japonés: pecho grande, cinturita pequeña y un culito que. en fin. Y además, como suele decirse, le gusta más el sexo que a un tonto un lápiz . Mi nombre es Javier, tengo 31 años, mido 1,80, tengo el cabello castaño, una fina barba rubia y soy delgado. Vivimos en Barcelona, en un piso del barrio de Gracia que mira hacia el Tibidabo. No es muy grande, pero le estamos sacando mucho rendimiento en lo que a sexo se refiere.
 Vuelvo a lo que explicaba. Una noche en la que nos reponíamos sudorosos de un polvo genial tras la abstinencia , se me ocurrió la idea:
 Nuri, creo que esto hay que repetirlo.
 ¿El qué?
 ¡Esto! No veas las ganas que tenía de follar otra vez.
 ¿Aún quieres más? sonrió . Pensaba que ya te había dejado sequito.
 No, me refiero a que tenemos que probar de nuevo a pasar unos días sin hacerlo, imponernos una veda de sexo, y ver cuánto aguantamos. Después, como hoy, seguro que echaremos abajo las paredes.
 ¡Anda ya! ¡Te crees tú que voy a aguantar sin hacerlo! ¡De eso nada! Y cuidado, que me busco un amante.
 Va, piénsalo: es un juego divertido, si lo miramos así. Podemos mirarnos, besarnos, acariciarnos, incluso exhibirnos, pero nada de follar ni masturbarnos.
 Ella me miró alucinada, pero luego entrecerró los ojos, apretó los labios con malicia y dijo:
 Muy bien, machito, a ver cuánto aguantarás. ¿Cuándo empezamos? Me encogí de hombros. Ella añadió:
 Pues por mí, ya. Es decir, en cuanto nos levantemos. Buenas noches y me dio un beso, un beso corto, con sabor a te quiero, pero te vas a enterar .
 Al día siguiente me desperté, un poco tarde, y ella no estaba en la cama. Me despejé un poco y pensé: era sábado, así que seguramente se había ido al gimnasio. Me levanté, me hice el desayuno y me vestí para bajar a comprar el diario. Iba hacia la puerta cuando Nuri entró por ella. Y me quedé pasmado.
 Hola, cielo dijo con una sonrisa ausente.
 Pero ambos sabíamos que nunca venía del gimnasio sin cambiarse antes. Esta vez no se había quitado el body ni las mallas, y me llegó su ligero aroma a sudor, algo que no me gusta en otras personas, pero que en Nuri me pone a cien.
 ¿Sabes una cosa? Les he contado a Sonia y Gloria lo que hablamos tú y yo anoche, y no parábamos de reír. Y bromeando bromeando, nos hemos puesto muy tontas, nos hemos envalentonado y hemos acabado haciendo aeróbic sin ropa interior. ¡No veas qué cachonda me he puesto, y creo que ellas también! Ahí, delante de todo el mundo. Vengo fatal rió soltando un bufido . Me voy a la ducha. ¡Ah, las he invitado a cenar, así que ponte guapo para esta noche! La cosa no acabó ahí. Procuró no tener a mano el albornoz para llamarme y pedir que se lo acercara yo, de tal modo que pudo exhibirse con la piel desnuda y mojada tras la cortina transparente del baño.
 El resto del día se paseó ataviada únicamente con una camiseta de tirantes que no tapaba su ombligo y un mini pantaloncito blancos. Estamos en enero y hace bastante frío, así que para desfilar así puso la calefacción bastante alta, lo que no me facilitaba a mí mantenerme firme es decir, una parte de mí no estaba de otra forma, claro .
 Faltaba poco para la cena. Me había pedido ponerme guapo, ¿verdad? Decidí que ya estaba bien de hacer el primo y que tenía que pasar al ataque. Seguro que ella, con todo lo que hacía y se exhibía, estaba también cachonda, pero desde luego yo no tenía la sartén por el mango. Así que me vestí como sé que a ella más le gusto: unos tejanos los que según Nuri me hacen mejor culo , una camisa con los dos últimos botones desabrochados, las mangas largas arremangadas para dejar el antebrazo a la vista, el pelo cuidadamente desordenado, algo de colonia. se me ocurrió una tontería: me puse dos pañuelos de papel en el paquete. Sí, ya sé que suena idiota, pero quería parecer tan absolutamente empalmado que la situación le resultase aún más excitante. Bueno, para decirlo tal y como yo lo pensaba: quería que el coño le chorrease.
 Llamaron a la puerta.
 ¿Puedes abrir? me rogó su voz desde la habitación que usamos de vestidor.
 Y aparecieron las dos invitadas, guapísimas y sexys como nunca antes las había visto. La morena Sonia lucía un vestido color burdeos o vino, creo que lo llaman ellas , sin mangas, ceñido y que acababa justo por debajo de una rodilla pero por el otro lado lo hacía a medio muslo. Una cadenita de oro al cuello sobre su piel morena quedaba perfecto y unos zapatos de tacón remataban el conjunto. La rubia Gloria, por su parte, vestía una camiseta negra cruzada de amplio escote y una minifalda gris, que dejaban ver sus largas piernas hasta allá donde permitían un par de botas negras de caña alta. Una y otra me saludaron con más cariño de lo acostumbrado, dejando un poco más sus labios en mi mejilla y permitiendo que la fragancia de no sé qué perfumes maravillosos acompañaran el roce de sus suaves melenas.
 Las hice entrar delante mío en el comedor (que también es salón y mini librería, ya os imagináis cómo es un piso pequeño) y entonces vi a Nuri con su traje de combate . Se había recogido el largo cabello sobre la cabeza, dejando caer unos pocos mechones por ambos lados y descubriendo su magnífico cuello, el que nunca puedo dejar de mordisquear cuando nos encamamos . Consciente de sus armas de mujer, su escote mostraba unos pechos realzados de no sé aún qué manera. Alguna vez le he pedido que se probase un wonderbra en algunos grandes almacenes, para ver lo que es un buen pecho con esa maravilla de la lencería arquitectónica, pero nunca me ha hecho caso. ¿Tal vez aquella noche sí se había puesto uno? ¿Y cuándo lo había comprado? El caso es que aquella blusa negra parecía más gozosa que nunca, acariciando unos pechos que parecían de alguna modelo siliconada de las que aparecen en las revistas de desnudos. Buf, pienso en ello y me pongo malo. Como Gloria, también había optado por una mini, la suya del mismo negro que la blusa, y las piernas acababan en unas sandalias de tacón perdonen las chicas que me lean si equivoco conceptos, pero esto no lo domino de esas que se atan dando varias vueltas por el tobillo y hasta la rodilla. Sus ojos y sus labios brillaban. A mí me sobraba toda la ropa.
 Hago un pequeño paréntesis para no crear falsas espectativas. No voy a contaros ninguna orgía, porque no tuvo lugar ninguna. ¿Para qué me voy a inventar nada? La cena tuvo una alta carga sexual implícita y explícita ahora amplío , pero al cabo lo único que buscaban aquellas chicas era ayudar a mi novia a ponerme como loco. Nunca ha habido nada entre ellas y yo ni creo que lo vaya a haber nunca, pero supieron jugar conmigo. Fin del paréntesis.
 Como decía, había calentura en el ambiente y también hubo comentarios picantes. Sonia fue la que soltó un bombazo:
 Chicas, lo he hecho.
 ¿Qué? ¿De verdad? corearon las otras
 Síii rió casi llorando la morena.
 Nuria me explicó el asunto:
 Sonia decía que iba a atacar a uno de los monitores del gimnasio, que hace tiempo que sabe que se la come con los ojos. Pero, ¿cuándo? ¿Cómo? ¡Esta mañana no nos has dicho nada!
 Es que esta mañana no había pasado nada. Ha sido después, cuando os habéis ido rió de nuevo . Jo, Nuri, me duele todo; un poco más y te llamo para decirte que no venía.
 Va, cuenta detalles le animó Gloria.
 Sonia me miró a mí, y luego a sus amigas.
 Nada, ya sabéis.
 Olvídate de Javi, no va a decir nada, ¿verdad? me preguntó Nuri sin esperar mi respuesta.
 Bueno, vale. tomó aire y soltó, con aire un poco teatral . Me lo he llevado a un rincón, me he puesto las manos sobre el pecho y le he susurrado: Carlos, hoy no puedo más; vengo cada semana aquí, dejando que me repases de arriba a abajo y esperando que me propongas echar un polvo. Y tú no haces nada. ¡Y hoy no aguanto, joder! ¡O me la metes o me cambio hoy mismo de centro! .
 ¡Anda ya! dijeron las otras con los ojos como platos.
 ¡No me lo creo! dijo Gloria, muy agitada ¿Y qué hizo él?
 Se quedó cortado un par de segundos, pero luego me cogió de la cintura, me llevó a la oficina, echó la llave y. bueno, cumplió como un hombre.
 ¡Ah, no! protestó Nuri . ¡Detalles, detalles! ¿Cómo es? ¿Cómo lo hace?
 Sí, ¿cómo la tiene? insistió Gloria.
 Sonia reía mientras el acaloramiento le sonrojaba el rostro. Yo. ya podéis imaginar cómo estaba.
 Oscurita, y muy gruesa, más que larga.
 ¡Y me pareció que las otras dos se relamían al imaginar la polla de aquel tío! Joder, me sentía supongo como cuando una chica se ve metida en una conversación de tíos sobre las tetas de aquella o de la otra.
 Y qué manera de moverse. Tenéis que probarlo, tías. Bueno me miró a mí , menos Nuri, claro.
 Y las otras se empezaron a reír tanto que les saltaban las lágrimas. Y a continuación tuvo lugar el otro gran momento de la noche. Gloria abrió su bolso para sacar un pañuelo y secarse los ojos, ¡y no hizo nada por disimular la cabeza de un vibrador que asomó entre otras cosas más habituales en un bolso! ¡¡Esa rubia de pasarela se paseaba con un vibrador en un bolso de noche!! ¿Qué ocurría? ¿Acostumbraba a masturbarse cada vez que salía? ¿Era por si acaso tenía una noche loca y podía hacerla aún más loca con un juguetito así? Yo estaba ya medio ido, y maldecía mi idea del relleno de paquete porque no sólo me estaba apretando lo indecible mi erección, sino que ésta no podía ser apreciada por nadie, ya que la mesa me ocultaba de cintura para abajo.
 El bolso se cerró tan rápido como se había abierto, sin que ninguna de las chicas comentara nada sobre el objeto ahí guardado, y la cena siguió con bromas sobre sexo durante una hora más.
 Cuando Sonia y Gloria se marcharon, tomé a Nuri de la cintura, desde atrás, subiendo mis manos por sus pechos y besándole la nuca con desespero. Ella me las retiró y me miró con una sonrisa traviesa.
 Quieto, cielo. Estamos en veda , ¿recuerdas?
 A la mierda dije, intentando besarla y levantándole la minifalda, pero ella me detuvo de nuevo.
 ¡Quieto, te he dicho! y la muy provocadora seguía sin perder la sonrisa . Va, mejor no me toques, que los dos vamos super cachondos y no cumpliríamos lo acordado.
 Me es igual. Se acabó, no era una buena idea.
 ¿Estás de coña? A mí me parece una idea genial. Fíjate cómo estás y puso su mano sobre mi entrepierna . Diría que estás más duro que nunca. Qué pena que debamos esperar.
 Nuri.
 No, amor. Vamos a dormir. Y nada de hacerte una paja, ¿eh? Quiero que guardes tu semen para mí. Si eres bueno, cuando el lunes volvamos a acostarnos, dejaré que me lo sueltes todo en la boca y no caerá ni una gota.
 Y se zafó de mí, dirigiéndose a la cama.
 Aquella noche no conseguí dormirme enseguida. Tuve que echar mano a una botella de whisky escocés que nunca bebo solo, excepto esa noche para encegarme y así caer redondo. Mientras aún estaba consciente me dije a mí mismo que me vengaría, que Nuri sufriría tanto como yo y acabaría suplicándome que la follara.
 A ver si encuentro un momento para escribir la continuación. A la espera, os adelanto que cuando por fin pasó todo, Nuri me confesó que la historia de Sonia y el monitor de gimnasio era inventada aunque sí existe ese tipo y parece que a la morena le gusta un montón , y que el vibrador en el bolso de Gloria tampoco era casual. Todo ello, y los vestidos provocativos, formaban parte del plan de mi novia para ponerme cachondo. ¡Los tíos somos un poco tontos con estas cosas! Intento escribir de nuevo pronto. Saludos a todos.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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