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La confesión de Analía y como Nadia logra intimar con Ariel
Tomé aire y entré desnuda, a la jaula del león. El cuarto de mis padres parecía estar aún más ordenado de lo que podía recordar, sentada en la cama, tan desnuda como yo, se encontraba mi tía Analía, con la mirada fija en el televisor. Al escucharme entrar giró su cabeza sorprendida…, pero en un parpadeo pasó a tener la vieja expresión de rabia que tanto la caracterizaba. Cerré la puerta detrás de mí y escuché su ladrido… -¿Qué quieres? Me preguntó groseramente. -Me cansó tu actitud, tía. Tenemos que hablar. -No voy a hablar contigo lárgate. -Este es el cuarto de mis padres y al menos ellos me autorizan a estar aquí, no como otra que yo conozco, que se mete sin pedir permiso. -¿Y bajo qué condiciones te permiten entrar? ¿Sin ropa, por ejemplo? ¿Tienes que hacer con ellos cosas impropias… en esta misma cama? -Sí, ¿y por qué no? Lo haría encantada si me lo pidieran, pero no ha sido el caso, sólo había tenido un encuentro sexual con mi madre en esa cama, pero preferí no tocar ese tema, por el momento. -Tú eres una desvergonzada, Nadia. Te creía más inteligente. -Y tal vez lo soy, pero tú no te das cuenta. De todas formas no soy yo la inteligente de la familia, ni tampoco lo eres tú. -Pero soy la más sensata, apoyé mi espalda contra la puerta por si ella intentaba marcharse, debería pasar sobre mí. - Yo no hago esas locuras.
-Pero has hecho “otras” locuras. Eso de estar follando con cuanto grupo de amigo se te cruce, ni siquiera lo hago yo… y mira que he tenido que admitir que soy bastante puta, al principio duele un poco admitirlo, pero cuando puedes hacerlo aprendes a vivir con mayor tranquilidad. Me gusta el sexo ¿y qué? Y estoy segura que alguna vez en tu vida habrás hecho la misma afirmación. Algo te dijiste a ti misma para no sentirte culpable y sucia cada vez que terminabas bañada por el semen de tus amigos o tan amigos… simples e insensibles sementales nada más. Eso no es algo que haga cualquier mujer, por la mueca en su rostro me di cuenta que estaba tocando una de sus fibras sensibles. - Algo también me dice que esos “encuentros grupales” no terminaron en tu adolescencia… ¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con más de dos hombres al mismo tiempo? Sé que no me vas a contestar por orgullo…
-Hace un poco más de un año, en un viaje corto que hice a Ibiza, me interrumpió. - Fueron unas vacaciones cortas y tuve el gusto de ser invitada a la casa de unos muchachos locales, eran de buena cuna y tenían una preciosa casa a la orilla del mar, la expresión en su rostro cambió drásticamente, parecía que estuviera soñando con lo ocurrido. - Fueron muy corteses conmigo, en ningún momento me faltaron el respeto... no sabes lo bien que se siente ser penetrada por un hombre joven y vigoroso mientras miras el atardecer en el mar. -¿Cuántos eran? -Cinco…, y ninguno pasaba los veinticinco años… ¿Qué piensas de mí? -Nada, no voy a juzgarte tía, la imagen que tenía de ti hoy cambió muchísimo. Siempre te vi como una mujer… normal. Ahora me doy cuenta que somos más parecidas de lo que te imaginas. -Si eres tan puta como dices, podrías ir a visitarlos… estarían encantados de follarte día y noche… además pareces de su tipo. -Me encantaría, hasta podríamos hacer el viaje juntas. Tendríamos sexo con los mismos hombres, en la misma cama…, esta idea la sorprendió. -¿Y entre nosotras? -Seguro. ¿Eso te molestaría? -Sí, por dos buenas razones, me mostró un par de dedos formando una “V” - No me gustan las mujeres y tú eres mi sobrina. -Es cierto, pero si fuera tu hija la propuesta sería la misma. ¿Ves tía? No eres tan mala como dices ser, cuando te hablan de algo que tú disfrutaste, te ablandas. ¿Cuántas mujeres conoces que disfruten tranquilamente el sexo grupal?
-No muchas. Una vez tuve una amiga que lo hacía… pero es cierto, sé que no es un comportamiento normal. -Seguramente te habrás sentido marginada, ¿cuántas veces te dijeron PUTA de forma despectiva? -Perdí la cuenta, pero fueron más de las que te imaginas. Hubo casos en que los mismos hombres con los que me acosté me discriminaron, algunos creyeron que al gustarme tanto tener sexo, podrían follar conmigo cada vez que lo quisieran, usándome a placer cómo y cuando ellos quisieran… tuve muchos problemas con eso. También tuve problemas con los hombres casados… -¿Te acostaste con hombres casados? -No… Al menos que yo sepa, pero a los problemas los tuve con las esposas que tuvieron algunos de estos hombres, que seguían siendo mis amigos. Perdí muchos amigos. Con los años me fui cansando de estar constantemente marginada e intenté dejar esas prácticas en el pasado, hasta intenté tener una pareja seria, estable… pero no funcionó. -¿Sigues dolida por lo que te pasó? Un poco… pero el mundo de las relaciones humanas es así, te aparta hipócritamente ante el primer suceso extraño en el que te ves envuelta. ¿Sabes la cantidad de mujeres que me deben haber llamado puta y ellas mismas son infieles a sus maridos? Tengo la certeza que al menos un par era de esta calaña.
-¿Acaso no te das cuenta que en esta familia no sólo no te vamos a agredir por eso sino que además nos encantaría escuchar tus anécdotas? Estrujó los dedos de sus manos, había logrado ponerla nerviosa.
¿Tu miedo es que lo que ocurrió hoy salga a la luz? -Es posible… en el momento vosotros no pensáis en las consecuencias, lo sé mejor que nadie. También hice muchas locuras en un momento de calentura. También sé que esto es un círculo vicioso. La primera vez que tuve sexo grupal me sentí culpable, sucia… quería revertir lo que había hecho… pero por cuestiones del destino tuve una segunda experiencia de este tipo y ya no me sentí tan mal… me convencí a mí misma que si a mí me gustaba, entonces podría disfrutarlo… pero las consecuencias llegaron igual. ¿Te imaginas las consecuencias que podría traer lo que habéis hecho esta noche? ¡Por Dios, Nadia! Tuviste sexo con tu padre… tu propio progenitor te folló como si fueras una perra en frente de toda tu familia… y se vació dentro de ti. Dentro de útero tienes el esperma de tu padre ahora mismo… con intención de preñarte. -No soy tonta, tía. Sé muy bien que todo esto podría arruinar a la familia, pero también sé que somos muy unidos, no vamos a permitir que nada de esto se sepa. Va a ser nuestro gran secreto. Todos tenemos nuestros secretos en la vida…y si alguna quedamos preñadas asumiremos las consecuencias en familia, pero tomamos nuestras medidas anticonceptivas, no hay porque preocuparse. -Hay límites, Nadia. No se puede hacer lo que a uno le plazca porque, te repito, siempre hay consecuencias. -Esos límites los elige cada uno. Hasta yo debo tener alguno… por ahí guardado… no sé dónde. El día que lo encuentre, te lo digo ¿Cuáles son tus límites? -No acostarme con mujeres ni follar con parientes cercanos y menos con tan cercanos. -¿Todo el resto está permitido? -Casi todo… algunas cosas más que obviamente, no las haría…, pero sí, se podría decir que sí, que el resto está permitido. -Es decir… ¿Si un extraño viene y te pide que te vayas a un hotel con él, lo harías? -Dependiendo el contexto en el que me lo pida y de la confianza que el sujeto me inspire, posiblemente sí lo haría.-Bueno, creo que tengo que estar de acuerdo contigo, yo tal vez lo haría… antes que todo esto pasara con mi familia, yo sólo estaba dispuesta a tener sexo con alguien que fuera mi pareja, y tal vez llegué a pensar tirar alguna canita al aire con algún amigo, sin embargo me di cuenta lo mucho que me aburre el sexo convencional. Mi tía no daba crédito a mis palabras.
Estar con un pobre infeliz que se desvive por llenarte de amor, caricias y palabras dulces… no veo nada de malo en eso, pero descubrí que eso no sirve para mí... yo quiero vivir experiencias intensas. Posiblemente esté loca, pero no creo ser la única mujer que aborrece el romanticismo excesivo. -Dan ganas de vomitar, dijo ella con una sonrisa. - Por eso es que nunca tuve novio… mejor dicho, por eso es que nunca funcionaron mis relaciones serias… pero jamás me faltó el sexo. -Creo que Mayra es un tanto diferente, a ella sí le agradan las situaciones románticas… pero también son poco convencionales. Tú y yo, en cambio, no somos tan distintas. A las dos nos gusta el sexo… el sexo duro. A ti seguramente también te aburre estar con una sola persona a la vez luego de haber disfrutado el enorme placer de tener la atención de tantos hombres en tu cuerpo. -Sí, a veces sí…, pero he tenido buenas experiencias con un solo hombre, aunque son la minoría. De poder elegir, prefiero que haya al menos dos… pero Nadia, eso sólo satisface mi deseo sexual… no hablo de sentimientos exagerados, pero a veces es bueno tener a alguien a tu lado, que te quiera por lo que eres. -No sabría si estar de acuerdo contigo o no, yo soy medio novel en esto del sexo y el romance. Hasta hace unos meses sólo había estado con mi ex novio. Tal vez algún día te dé la razón y te diga que extraño el afecto de un hombre… -O podrías buscarlo ahora mismo. Te doy un consejo de vieja… hay hombres de todo tipo. Tal vez tu ex novio era demasiado blando para tu gusto, pero nada te impide encontrar a un hombre que te satisfaga en todo sentido, yo no lo encontré, pero creo que eso se debe a que comencé la búsqueda demasiado tarde… tú estás a tiempo. -Gracias tía, pero en este momento sólo puedo pensar en lo que ocurrió con mi familia…
-¿Y ahora… con quiénes te has acostado últimamente? -¿Quieres la verdad? ¿La cruda verdad? Tal vez no te guste. -Dime la verdad… prometo no armar un escándalo.-Lo hice con mi hermana, con mi tío Rosendo, con mi hermano, con él lo hice más de una vez… me acosté con mamá, en esa misma cama en la que estás sentada, giró la cabeza para mirar incrédula el colchón. - Y hoy, como habrás visto, tuve el enorme placer de hacerlo con papá, con él sólo había tenido sexo oral. Vamos que he probado un poco de todas las leches de los machos de casa y de las hembras también… -No lo puedo creer… ¡Te han follado todos…!
-Espera que no termine, una vez más volvió a mirarme asustada. - Pero estos no son tan importantes como los anteriores… me acosté con un empleado de mi papá, al cual él le pegó cuando nos descubrió haciéndolo. Esto es todo. -¿Con Ariel no lo hiciste? -Todavía no. ¿Te molestaría si lo hiciera? -No lo sé… es mi hijo… tú eres su prima… no considero tan grave follarse a una prima... distinto es que lo hayas hecho con Unai, eso sí me violenta, pero entre primos hay muchas familias. -Te entiendo, si esa frase viniera de otra persona, la tomaría diferente. Tal vez me sentiría mal conmigo misma, pero como viene de ti… me cuesta verla como una a acusación, es decir, eres la menos indicada para quejarte por mi comportamiento, eso es lo que me causa mucha molestia en todo este asunto. No quiero pelear contigo tía, pero te estás comportando como una hipócrita, me observó como si mis palabras la hubieran ofendido. - Tengo entendido que en varias ocasiones tuviste sexo frente a tu propio hermano, es decir, mi padre, frunció el ceño. - No me mires como si te estuviera mintiendo, si quieres lo llamo a él para que corrobore que esto es cierto. Como te lo dije antes, tía, todos tenemos secretos, todos hemos hecho cosas malas e indebidas, que nos arrepintamos o no, es cuestión de cada uno, pero me jode mucho que nos taches de degenerados cuando tú misma lo eres. Hasta que todo esto comenzó a mí ni siquiera se me había ocurrido caminar desnuda frente a Unai, pero ojo, no te estoy juzgando. Aclaremos las cosas, tía. ¿Me vas a decir que nunca te volviste loca pensando en lo mal que veía la sociedad lo que tú hacías… y sin embargo tú lo hacías igual? Me refiero tanto al sexo grupal como al hacerlo frente a tu hermano. Habrás pensado mil veces “ellos se lo pierden, esto es lo más maravilloso del mundo”.
-Puede ser…-Bueno, eso es lo mismo que pensamos nosotros al respecto. El que tú te opongas sólo nos excita más, sabemos que está mal, de hecho puede que tenga un tinte ilegal y amoral…, sin embargo lo disfrutamos mucho, apenas lo estamos descubriendo y estamos rompiendo esas barreras y límites de los que hablaste. El Strip Póker se transformó en nuestra excusa perfecta, soy consciente que sin ese juego, nada de esto hubiera ocurrido, seguiríamos siendo la misma familia aburrida de siempre. -Una familia normal… -¿Te parece normal esta familia? Quitemos todo lo que ocurrió después del póker. Tú serías “LA PUTA” de esta familia, tras las cosas que hiciste, especialmente en tu juventud. Mi tío Rosendo tal vez seguiría fantaseando con la idea de ver desnuda a sus sobrinas o a su hermana, fui enumerando con los dedos cada punto que destacaba. - ¿Quién sabe qué cosas imaginaría papá al pensar en ti? Esto no lo sé, ya que nunca hablé con él sobre este tema, pero seguramente lo habrás marcado mucho al actuar de esa forma. Mayra estaría llena de dudas en cuanto a su sexualidad y seguiría estando enamorada de mí en secreto. Analía me miraba como si todas estas ideas hubieran sido arrebatadas de alguna macabra película de terror. - De mí... bueno, no sé qué decir de mí. Antes que todo esto ocurriera me consideraba una chica bastante normal, sin ideas extrañas en la cabeza, y a mí es a quién más toman por sorpresa estos sucesos.., pero también me considero una de las que más termina disfrutando y deseando que ocurra lo que ocurrió, así que tan normal no debo ser, levanté otro dedo. Unai continuaría cachondo con su madre, vaya uno a saber por qué, pero tengo entendido que le gustaba acercarse a ella más de lo debido. Por último, mamá…
Medité durante un instante y finalmente me decidí a revelarle esa información. - Ella continuaría teniendo una “aventura” con Ariel, la cara de mi tía se desfiguró, pasó de la sorpresa a la ira, me miró como si yo fuera su enemigo y por un momento pensé que me atacaría. -¿QUÉ? ¿Ahora esa hija de puta pretende meterse también con mi hijo? Bramó. -Cálmate, tía… -¿Cómo quieres que me calme? ¿Qué clase de aventura…? -Tuvieron sexo una vez, antes que esto ocurriera. -¡La voy a matar! Intentó levantarse de la cama, pero me acerqué a ella y la sostuve con toda la fuerza de mis brazos. La lucha fue breve, me pidió que la soltara y, por razones obvias, me negué. Le pedí que se tranquilizara, procuré convencerla que la mejor forma de resolver el problema, era hablando conmigo. Sabía que si se enfrentaba a mi madre en ese estado de furia, la disputa sería tan grande que toda mi familia terminaría discutiendo. -Tu hijo ya es grande y él fue quien provocó a mi madre, cuando le dije esto se quedó quieta, mirándome a los ojos. -¿Él? -Sí tía, disminuí la fuerza con la que la sostenía, había logrado captar su atención. - Nadie lo obligó a hacer nada, es más, diría que él prácticamente forzó a mi madre a follar con él… -Ariel no es ningún violador, me dijo con rabia. -Nunca dije eso… ¿por qué siempre piensas lo peor? -¿Entonces por qué dices que él la forzó? -Porque fue como un juego de poder entre ellos, no estoy segura de quién lo gano, creo que ambos llegaron a lo que querían llegar…, pero Ariel cumplió el rol del dominante. -¿Juego? -Sí, algo que empezó hace mucho… Le narré a Analía lo que mi madre me había contado, no di tantos detalles pero le di un buen panorama de lo ocurrido. También le dije que Vicky nos había contado, a Mayra y a mí, lo que ocurrió cuando ellas eran jóvenes y que comprendíamos por qué se detestaban tanto. -Tu madre siempre quiso competir conmigo, me dijo volviendo a su actitud agresiva. - Nunca toleró que yo despertara más interés en los hombres. -No lo veo así, y no es porque ella sea mi madre, estoy segura que ambas habrán sido muy atractivas de jóvenes…-Yo todavía lo sigo siendo.
-…pero también erais inmaduras y se peleaban por tonterías de forma poco ortodoxa. No les reprocho nada, a veces tengo peleas absurdas con mi hermanita, recordé los días que habíamos pasado ignorando la existencia de la otra. - Ya pasaron como cien años de aquellas peleas… -¡No soy tan vieja! -…deberían razonar como adultas, ignoré sus interrupciones. - El pasado ya quedó atrás. -Nadia, supón que ya no discuto con tu madre, cosa que no va a pasar, eso no quiere decir que esté de acuerdo con la locura que están haciendo. ¿No va a pasar? ¿Entonces para qué carajo estoy gastando saliva al hablarte si de todas formas tú vas a seguir siendo la misma vieja testaruda y celosa de siempre? -¿Qué tiene de malo ser un poco celosa? Con eso uno demuestra que quiere a la otra persona. -¿Qué otra persona? No tía, estás confundiendo mi argumento, me refiero a celos por los logros de otro, no a celos que uno puede tener con su pareja o con alguien que quiere mucho… ¡Espera! Tú te estás refiriendo a eso, la señalé con mi dedo. - ¡Tú estás hablando de celos por amor! -¿Amor a tu madre? ¿Estás loca? -No te hagas la tonta tía, sabes que no hablo de mi madre. -¿Entonces de quién hablas? -No sé, eso me lo tienes que contestar tú…, se quedó callada y orgullosa. - Déjame pensar, tus celos comenzaron cuando te quitó a su novio, del cual, supuestamente estabas enamorada. Luego ella comenzó a salir con tu hermano, tal vez te daba celos que Pepe pasara tanto tiempo con ella, ignorando a la preciosa hermanita que tenía a su lado…
-Eso es desagradable, Nadia. -Vamos tía, te paseabas delante de él desnuda, ¡hasta tenías sexo con hombres delante de tu hermano! ¿Qué quieres que piense? Tú lo viste desnudo… tú has visto que Pepe está bien equipado con un cipote descomunal que quita el hipo… es un buen tipo… y nunca ibas a poder acostarte con él porque es tu hermano… para colmo él salía con esa chica que te había robado el novio… celos, celos y más celos. Ahora te conté lo de Ariel y te pusiste como loca, porque sentís que te roba a tu querido hijo. Pienso que no es solamente porque sea ella quien lo hizo lo que te enoja, lo que a ti te molesta es que se meta con tu hermano o con tu hijo, personas a las cuales quieres mucho. Eres odiosa, caprichosa, amargada, pero a Ariel y a Pepe los quieres mucho. -¿Está mal quererlos? Son mi único hermano y mi único hijo… -No está mal quererlos… ¿pero en qué sentido los quieres? ¿Es el amor puro de una madre o de una hermana o tu enorme libido también metió la pata en eso? Cuidado, no estoy diciendo que sientas por ellos algún amor de “pareja”, simplemente me refiero a si alguna vez te calentaste con ellos…, hice una pausa pero se negó a hablar. - Estoy segura que mi padre te habrá producido más de una calentura… eso explicaría por qué querías que él te viera desnuda, como si fuera lo más natural del mundo, y también explicaría por qué querías que te vea en pleno acto sexual… yo estaré loca tía, pero eso tampoco es normal, los hermanos no tienen sexo uno delante del otro porque sí… a mí todo esto me deja una gran intriga… primero pensaba que era una posibilidad loca, ahora ya estoy pensando que hay grandes probabilidades que haya ocurrido... ¿Te acostaste con él? Me miró asustada. - Vamos tía, tú sabes muy bien que no te voy a juzgar si eso pasó… tampoco se lo voy a contar a mi madre, ya que considero que es algo que deberíais hablar entre vosotros… -No me acosté con él…, me dijo con voz suave. -No te creo. Créelo porque es la verdad… lo único que pasó fue… -¿Si? No me respondió. - Dale, cuéntame qué pasó. Me acosté con él y me viste, creo que me debes al menos eso... -Lo único que pasó fue que una noche, después que tu madre se fue, Pepe entró medio borracho a mi cuarto, yo justo me estaba masturbando y él creyó que tenía ganas de acostarme con alguien, entonces se metió en la cama conmigo y me acarició un poco, él se reía y creía que lo que hacía era normal… no lo sé, no estaba dentro de su cabeza, pero yo le pedí que se fuera… pero no me enojé, se lo pedí bien. -¿Se fue?
-Sí, no insistió más... y no pasó más nada... nunca me acosté con él. Lo juro. Tampoco pensé mal de él. Tal vez lo hizo como una lección para mí, demostrándome que era poco prudente que yo siguiera comportándome de esa manera frente a él... y dejé de hacerlo, no fue algo de un día para otro ya que no quería hacerlo sentir mal; pero progresivamente me fui cuidando más de andar desnuda en su presencia. -Me desilusiona, pensé que había alguna historia entre vosotros dos… -¿Por qué te desilusiona eso? -Es que hubiera sido mucho más fácil acerté entender nuestra posición si hubieras tenido al menos una historia similar… ahora ya no sé qué decir. -Es decir que te mandaron a ti para convencerme a mí de pensar lo contrario… -No me mandaron, yo vine sola… bueno… al principio me negué, pero sabía que alguien tenía que hablar contigo, no puedo permitir que la familia se arruine solo porque tú estás en desacuerdo con nuestras formas. -Si lo que te preocupa es que yo ventile al mundo lo que ocurrió hoy aquí, no te preocupes porque no voy a contarle nada a nadie. No soy tan mala persona, sin embargo me molesta mucho que las cosas sean así. Me había quedado sin argumentos, no sabía qué decirle a esta mujer para que cambiara su opinión al respecto, no pretendía que se uniera a nuestros juegos, pero al menos quería que no nos odiara por eso. De repente recordé una frase que ella misma me dijo minutos atrás. -Tía… tú me dijiste que no te parecía malo que un chico se acueste con su prima… -No lo veo como algo grave, no es un parentesco tan directo. Si se puede evitar, mejor… pero si ocurre, no es para armar un escándalo…¡¿Cuantos matrimonios hay que son primos?!
-Sin embargo tú armaste un escándalo, me miró intrigada. - Bueno, en el caso que pienses que las relaciones entre tía y sobrino sean similares... -No lo son, son cosas diferentes, puede ser que tampoco lo considere para armar un escándalo…, pero no es eso lo que me molestó de tu madre, no es el hecho que sea la tía de Ariel, sino que se metiera con él. -No hablaba de mi madre y Ariel sino de tú y Unai. Recuerdo que todo se fue a la mierda en el preciso momento en el que él te penetró… me pareció una exageración, todavía lo sigo pensando así.
-Entre él y yo sí hay un vínculo sanguíneo, es el hijo de mi hermano… -Está bien… déjame dudar que tu enojo haya sido por eso…. hubo otro asunto que te mantuvo enojada durante casi todo el juego, sé cómo es oponerse por no querer semejante exposición ante tu familia, yo misma lo viví, pero tú tienes mucha más experiencia en sexo que yo y eres muy abierta al respecto, puede que tu límite sea acostarte con un hijo o un hermano, o una mujer…, pero tú estuviste mirando a Unai desde que se desnudó, con un deseo que se te traslucía en los ojos. No soy tonta, tía. Presto atención. A mí me parece que aquí hubo otra cosa… algo que te molestaba que no estaba a la vista... primero pensé que podía ser alguna vieja historia con mi padre, hay algo de eso, pero no como para enfadarse tanto... estuviste desnuda delante de él, eso demuestra que no te molesta hacerlo... -Te dije que dejé de hacerlo, si me enojé es porque sabía qué consecuencias podía tener ese juego. -¿Y qué más? -¿Te parece poco? -Viniendo de ti, sí. Si fuera otra persona lo consideraría más que suficiente. -Estás fabulando, Nadia. -Puede ser, pero sigo pensando que hay algo que tú no quieres que se sepa, me miró irritada. - Podemos estar todo el tiempo que quieras aquí, no me voy hasta saber todo. Te conté los secretos de cada miembro de la familia, eso es lo que nos une ¿no entiendes? Todos compartimos los mismos secretos. Tú estás aquí, apartada, odiando a todos, porque tú también tienes secretos y no quieres compartirlos.
-Ese es el problema, vosotros pretendíais que yo les cuente mis secretos solo por ser parte de un puto juego. ¿A mí que mierda me importaba el juego? Hay cosas que son muy privadas y pueden perjudicar mucho a las personas si se revelan. -¿Pero hablarías de eso si supieras que te apoyaríamos y buscaríamos la mejor solución posible? Me miró dubitativa. -¿Sin perjudicar ni juzgar a nadie? -Sí, cuidando mucho de no perjudicar o juzgar a nadie. -Espero que estés diciendo la verdad. Comenzó a narrarme un suceso que había ocurrido hace casi dos años y me contó las repercusiones que tuvo el mismo, escuché sin decir una palabra. No sé si diría que me sorprendió lo narrado, pero sí me dejó bastante intranquila y confundida. Tras contarme lo ocurrido, empezó a llorar, era un llanto mudo y triste. Nunca había visto a Analía abatida de esa forma. Ahora comprendía por qué ella opuso tanto rechazo durante el juego de póker y no la culpaba por comportarse como una arpía. -No sé cómo piensas solucionar eso, me dijo mientras se limpiaba las lágrimas con las sábanas. -Creo que lo primero sería contárselo a tu hijo, después veremos cómo lo resolvemos. -¡No! No le cuentes... -Tía, si quieres que el problema se solucione, lo mejor va a ser que él también lo sepa, me miró asustada. - Te prometo que voy a hacer mi mayor esfuerzo porque todo salga bien.
*****
Después de convencerla salí del cuarto de mis padres, aún seguía completamente desnuda. Miré hacia ambos lados en el pasillo y lo encontré completamente vacío y en silencio. Mordí mi labio inferior y me di cuenta que este era un asunto delicado y que, a pesar de lo que le dije a mi tía, no tenía idea de cómo manejarlo. Al llegar al comedor comprobé que allí no había nadie tampoco, a excepción de la cantidad de vasos, botellas y ropa que aún estaba tirada, cualquiera que viniera pensaría que allí hubo una orgía y tal vez se asombraría mucho si descubría que tenía razón. No sabía dónde se habían metido todos, tal vez estaban en sus dormitorios, pero primero quise revisar la cocina. Cuando entré a ella escuché las voces de mi tío Rosendo y de Mayra, no sabía de qué hablaban, seguí las voces hasta llegar al patio interno que estaba junto a la cocina. Allí, sentados alrededor de una mesa de jardín, estaban todos, a excepción de mamá. Seguían completamente desnudos, los hombres ya tenían sus vergas en reposo y mi hermanita estaba sentada en su sillón con las piernas bastante separadas, enseñando su sonrosada rajita. -¿Mamá ya se fue a dormir? Pregunté. –Sí, contestó Mayra.- Está en el cuarto de Unai. -Pobrecita, la dejé fundida, se jactó Ariel. -Fundida la dejamos nosotras, dijo Mayra con una sonrisa. -¿Vosotros, por qué? Preguntó él. -Eso no tiene importancia, lo interrumpí. - Ariel, ven que tengo que hablar contigo. -¿Sobre qué? -Si te digo que vengas es porque te lo tengo que decir a tú sólo. Es sobre tu madre. -Está bien, ya voy. Estuve a punto de irme cuando me percaté que Mayra abría y cerraba las piernas un poquito, como si estuviera jugando con ellas.-Ojito tú, le dije con la intención de pedirle que se portara bien. -¡Hey! ¿Por qué me dices a mí? Se quejó. - Díselo a ellos, que no me quitan los ojos de encima, todos se rieron. - Además quédate tranquila que en un rato yo también me voy a dormir. -Eso espero.
-Sí, mamá, se burló de mí. Me fui de allí, seguida por mi primo, lo conduje hasta mi cuarto, allí podría hablar con él sin que nadie escuchara, a no ser que Mayra estuviera muy apurada por ir a dormir. Apenas entramos al cuarto y cerré la puerta, Ariel me agarró las tetas con fuerza, por detrás. Apoyándome con su pija flácida al culo. Sus prensiles manos apretujaron mis tetazas como si éstos fueran globos llenos de agua. Por la forma en que las presionaba hacia él me hizo arquear la espalda, esto levantó mi culo, su polla me producía cosquillas en la vagina.
-Ariel, ¿qué haces? -Vamos primita, ese cuento de “tengo que hablar contigo” no se lo cree nadie. Tú te quedaste con ganas. -No, nada que ver ¡Estás hecho un mandril salido! ¡¿Desde cuándo no follas con alguien?! Te dije que tenía que hablarte de algo sobre tu madre, es importante. -Entonces te escucho, dijo poniendo su mentón sobre uno de mis hombros. -Así no… Primero tienes que soltarme. -No te creo nada primita. Sé que viste atentamente cómo le rompía el culo a tu madre, ¿tú quieres lo mismo? Extrañamente esa pregunta me hizo correr una oleada de calor por el cuerpo. Tan sólo recordar la forma en la que perforaba a mi madre, y la historia que luego ella me contó, me excitaba. También debía tener en cuenta el calor que emanaba su cuerpo y que su miembro comenzaba a despertarse. -No Ariel, te aseguro que no es eso. Suéltame las tetas, me estás haciendo daño. -Me encantó verte desnuda, Nadia. Te imaginé mil veces así, lo miré de reojo con las cejas levantadas. - No te imaginas todas las pajas que me hice pensando en tus tetas, las apretó con más fuerza. - Y en tu culito, se pegó más a mi cuerpo, la verga se le estaba poniendo dura. - Todavía me acuerdo de aquella noche en la que salimos a bailar juntos ¿Tú te acuerdas? Todavía salías con el tontaina de tu novio... ¿cómo se llamaba? No me acuerdo; pero lo importante eras tú. Tenía un recuerdo muy vago de esa noche a la que él hacía referencia, recordaba que él nos había acompañado porque yo quería presentárselo a una amiga, pero nunca congeniaron y no supe por qué. -Me acuerdo poco, le dije…, me estaba acalorando mucho al sentir sus dedos pellizcándome los pezones y su miembro creciendo entre mis nalgas. -Esto te lo creo, porque esa noche tomaste de todo… me acuerdo que estabas con una falda cortita y un escote que acaparaba todas las miradas. El soso de tu novio se paseaba por toda la disco tomándote de la mano, como si fueras su gran premio. -Probablemente lo era, dije dejando mi modestia de lado, el tener a Ariel arrimándome me excitaba mucho y me sentía la mujer más sexy del mundo. -No lo dudo, primita, eras y sigues siendo un bomboncito y todos te querían comer, inclusive yo. -Pero no lo hiciste. -No lo hice porque me pareció mucho, estaban tus amigos y sabían que éramos primos, pero tu novio se enojó mucho conmigo… y contigo también. -¿Por qué?
Estrujé mis recuerdos y sólo podía divisar luces que parpadeaban al ritmo de la música estridente, recuerdo haber bailado de forma muy provocativa con mi novio y también me venía a la mente los toqueteos… sabía que sus manos no habían sido las únicas que habían explorado mi cuerpo, pero siempre creí que se trataba de desconocidos que bailaban cerca de mí aprovechando la situación. No recordaba que mi novio estuviera enojado, pero tal vez lo estuvo en ese momento y luego se le pasó. -¿Se enojó porque otros chicos me tocaban? Al terminar la pregunta solté un gemido, una de las manos de Ariel me acarició la vulva, provocándome una puntada de placer en el clítoris… lo tenía muy duro, erecto y excitado. -Sí, te manosearon de lo lindo... y tú no decías nada. Hasta te vi agarrándole la verga por arriba del pantalón a un tipo que bailaba contigo cerca. Estabas hecha una puta. -Cuando tomo alcohol me pongo muy puta, me encendía confesar eso. –Soy capaz de hacer cualquier cosa por una buena polla… -Lo sé… créeme que lo sé muy bien, ¿quién te crees que te pagó todas las bebidas? -Imagino que tú.-Por supuesto, quería verte borracha... -Pero tú no sabías que yo me ponía así… ¿cómo lo adivinaste? -No lo adiviné… simplemente te quería emborrachar a modo de broma, pero cuando vi que eso te iba poniendo “putita”, tuve una mejor razón para hacerlo. -¿Y qué fue lo que hizo esta putita? La verga de Ariel ya estaba completamente dura y su glande inflamado con rutilante brillo completamente desprovisto de prepucio, amenazaba con meterse entre los labios vaginales y enterrarse en el agujero de mi coño, la cual estaba muy húmeda y deseosa que la clavaran, todo hay que decirlo. -Te pusiste a bailar conmigo, mientras tu novio nos miraba. Me calenté mucho porque meneabas el culo contra mi verga y se te levantaba la falda vaporosa de gasa que llevabas, yo te acariciaba las piernas, al decir esto me mostró cómo fueron esas caricias, pasó sus manos suavemente por mis muslos, subiendo hasta la vagina Entretanto yo meneaba el culo como si estuviéramos bailando, sintiendo como su glande se perdía entre mis labios, percibía su tibio calor… me humedecía cada vez más palpitándome.
- ¿No te acuerdas de eso? -Si hubiera estado sobria, me acordaría… pero sinceramente recuerdo muy poco... sé que estaba muy excitada, tenía las bragas empapadas… también recuerdo que alguien me tocó el chochito un rato, ¿ese fue mi novio? -No lo sé, puede que sea él, pero yo también lo hice, cuando me pediste que te acompañe al baño. Ni siquiera entraste, nos quedamos en un rincón oscuro, hablando de estupideces, mientras yo te acariciaba el coñito. Pasó sus dedos por la división de mi vagina y comenzó a masturbarme frotando el clítoris. Esa escena sí la recordaba, especialmente ahora que él se encargaba de aclararme la memoria. Recordaba los ojos de Ariel muy cerca de los míos y mi tremenda calentura. -Tú me pediste que te hiciera una mamada, le dije rememorando sus palabras. -Así es, pero tú fuiste mala, y no me la hiciste… me la debes… me calentaste toda la noche y me dejaste con las ganas y un calentón de aúpa… me dolieron los huevos durante dos día lo menos. -Es que en esa época yo no chupaba vergas… solo era una calienta pollas común y corriente… -¿Y ahora lo haces? -Sí, me encanta hacerlo… me vuelve loca tener una verga bien dura llenándome la boca, todo lo que decía era por culpa de mi excitación, la cual me llevaba a confesar más de lo prudente y a decirlo de forma cruda, sin tapujos. Entonces, ¿me vas a hacer esa mamada que me debes? -Ahora no... -¿Por qué no? Eres muy mala nena. -Es que así estoy bien…, solté un gemido muy sensual al mismo tiempo que cerraba los ojos y levantaba mi culito, el glande se introdujo en mi conejito ardiente y hambriento de carne dura de macho. - Preferiría que me folles… pero que me des bien… quiero una buena follada… no como lo hizo mi novio esa noche, que me dejó con las ganas. ¿Es mucho pedirle a un hombre? Todos dicen ser capaces de dar una buena follada a una chica como yo… pero ya descubrí que no es así. ¡NO TODOS VALÉIS PARA FOLLARME! -A una putita como tú hay que follarla como se merece. -Eso es lo que yo digo… lo has captado enseguida.
El ego se me estaba subiendo a la cabeza ¿hay algo de malo agrandarse un poquito? Era un juego sexual, podía permitirme creerme más de lo que soy por un rato, creo que toda mujer se lo merece… dejar de lado sus inseguridades, para zambullirse en un pleno momento de placer. -Mi coñito se merece que lo traten muy bien… si quieres disfrutar de todo esto, tomé las manos de mi primo e hice que acaricie mi cuerpo, comenzando por las tetas y bajando por mi plano vientre hasta llegar a mi entrepierna. - Entonces que lo hagan bien. -Eres tan adicta a la verga como la PUTA de tu madre, su rabo se iba clavando muy lentamente en mí raja partiéndola en dos. -Sí, me gusta mucho la verga, su olor penetrante, su aroma a macho, su textura venosa y dureza…, y sobre todo me gustan mucho las que escupen leche a mansalva. ¡Me encanta verme bañada en la leche de un buen macho semental! De pronto percibí como me enterró su falo con violencia…, mi vagina se dilató rápidamente y sintió la furia de la embestida. La verga se clavó hasta los huevos en casi un solo envión ¡Menudo pollazo! Pude haber gritado, pero en lugar de eso una acumulación de gemidos agónicos se apoderó de mi garganta. -¿Así te gusta? Su voz sonó junto a mi oído, una de sus manos continuaba acariciando mi clítoris, la otra me estrujaba una teta. -Sí, así…, volví a gemir. - Dame fuerte cabrón… ¡Dale como le gusta a la zorra de tu primita! Cumplió mis deseos dándome dos duras embestidas, en las cuales sacó su verga casi completa y me castigó el coño con permisión explícita abriéndole las piernas un poco más para sentirlo al fondo de mi coño. Luego empezó a follarme con movimientos cortos pero constantes a modo conejo con toda la polla incrustada hasta la raíz… percibía su bálano abrirme las carnes internas y sus cojones chocar contra mi vulva una y otra vez. ¡Me tenía fuera de mí! -¡Ay, sí... dámela toda! ¡Hasta los huevos… no quiero que se quede nada fuera de tu polla fuera de mi coño!
Había olvidado por completo el verdadero motivo de mi reunión con Ariel, ahora era mi libido quien controlaba todo mi ser y sólo quería obtener satisfacción carnal doblegada por el instinto básico animal que llevo dentro de mi hembra en celo. Me incliné más hacia adelante y separé un poco las piernas para recibir todo su cipote, podía sentir mis propios flujos chorreando por la cara interna de mis muslos. -¿Sabes qué es lo que más me calentó de ti, Nadia? Me dijo sin detenerse, él respondió la pregunta sin que yo le dijera nada…- Que hayas dicho que entregas el culo. Eso me hizo imaginar un montón de situaciones… te imaginé a cuatro patas gritando como una perra mientras te rompían el ojete. Sus palabras me calentaban aún más y su verga continuaba entrando y saliendo de mi húmeda cavidad, mi coño se lo traga con suma facilidad oyéndose los sonidos típicos de una polla envuelta en un coño encharcado ¡Chof, chof…! - ¿Cuántas veces te ha roto el culo? -Tres o cuatro… depende de si contamos el consolador que me metieron hoy…, respondí entre jadeos. Podía entender mamá, Ariel tenía algo especial en su forma de imponerse ante una mujer que lo hacía más interesante, humedecí con saliva dos de mis dedos y los llevé hasta mi culito. Repetí la acción dos o tres veces más. -¿Qué haces? Me pregunto sin dejar de darme. -Me estoy lubricando... porque sé que me vas a romper el culo ¡¿O acaso me vas a dar por el culo, nene?! -¿Eso quieres? Su meneo se hizo más rápido, yo también sabía cómo provocarlo y calentarlo. -Sí, quiero que me dejes el culito bien abierto. -Ponte a cuatro patas y pídemelo. Hice lo que él ordenó, estaba en llamas. Me puse de rodillas en el borde de la cama, apoyé mi cara contra el colchón y me abrí las nalgas con las manos. -¡Dame bien fuerte por el culo! Le supliqué. Ariel se me acercó por detrás y sin darme tregua, me clavó el glande en el ano. Curiosamente, no me dolió, sino todo lo contrario, fue sumamente placentero. Luego retiró su miembro, lo humedeció con más saliva y volvió a clavarme la punta. Solté un bufido, le pedí que me la metiera más dentro y así lo hizo. Poco a poco, embestida tras embestida, me la fue enterrando toda en el culo.
Cuando empezó a metérmela con fuerza sentí un poco de dolor, pero éste se disipó rápidamente, dejando que el placer tomara su lugar. La polla de Ariel no superaba a la Unai pero de grosor andaría igual, solo que Ariel se manejaba muy bien con ella, sabía utilizarla y sacarle el máximo rendimiento a esa buena herramienta. -Así, móntame como a una yegua, le dije. Él me sujetó del cabello obligándome a levantar la cabeza e inclinarla hacia atrás y comenzó a darme con más fuerza. Mis tetas saltaban cada vez que su cuerpo chocaba contra el mío. No sentía tanto placer anal desde que le había entregado el culo a mi hermano, él la tenía más grande que Ariel, pero mi primo parecía tener más experiencia en el tema y se movía con mayor soltura. Tiró tanto de mi cabello que hizo que mi espalda quedara pegada a su pecho, me obligó a girar la cabeza hacia él y su lengua atacó e invadió mi boca. Mientras nos besábamos comencé a masturbarme a gran velocidad. Estuvimos un buen rato así y luego él se apartó de mí. Caí con las manos en la cama y miré hacia atrás, Ariel se sentó al borde de la cama de mi hermana. -Ven putita, siéntate encima de mi verga. No me hice la difícil, me paré dándole la espalda y me agaché con las piernas juntas dejando que mi culito cayera sobre su miembro viril erecto de venas inflamadas a más de reventar… me escupió en el botón y en su verga… con esas volví a clavarla con facilidad por lo rígida que la tenía y lo mojado de mi ano…y comencé a menearme de arriba hacia abajo sosteniéndome con mis manos sobre mis propias rodillas. -¡Cómo le gusta comer polla a este culo! Se le nota la experiencia… Exclamó mientras me acariciaba las nalgas con ambas manos. Cada vez que la verga entraba completa, me quedaba allí, zarandeándome hacia los lados, disfrutando a pleno. Luego, al rato Ariel me agarró por las tetas y me forzó a quedarme sentada, me hizo abrir las piernas y comenzó a masturbarme, no sólo me frotó el clítoris sino que también me metió dos dedos repetidas veces. Lo alenté con mis gemidos.
-¿Sabes una cosa, Nadia? Me dijo al oído. - Siempre pensé que eras muy pajera… una niña que está tan buena como tú, debe estar todo el día haciéndose pajas pensando en todos los tipos que se la quieren follar. -Sí, no puedo vivir sin hacerme pajas, eso era cierto, muchas veces me encerraba en el baño o aprovechaba que estaba sola en la habitación para autosatisfacerme. - A veces Mayra se la hace a la par de mí. Ella también es muy pajera…, hay días que me duele sobremanera el clítoris de los meneos que se lleva. -¿Y hacéis la tijera juntitas? -Sí… a veces sí. Nos chupamos el coñito entre nosotras, los juntamos frotando los clítoris y nos metemos los dedos mutuamente. -Me encantaría ver eso algún día… me gustó ver cómo te limpiaba la leche de tu papá cuando él te llenó la vagina hasta los topes ¡¿Mi tío descarga una buena cantidad de lefa, verdad?! -Ya te imaginas con esos huevazos que tiene… produce litros de lefa.- Debe ser cosa de familia, a mí también me sale una gran cantidad ¡Somos familia de lecheros! Se rió de su propia chanza. Toda esta charla inmoral incrementaba mucho mi calentura. Comencé a dar saltos cortitos gimiendo al sentir la verga de Ariel castigándome el culo. -Quiero ver cómo te pajeas, me pidió. Para complacerlo me puse de pie, él se acostó a lo ancho de la cama individual y me puse sobre él, apoyándome con las rodillas en el colchón. Volví a sentarme sobre la verga y ésta se metió completita en mi coñito otra vez, luego comencé a masturbarme mientras me sobaba las tetas. Él observaba dejando sus manos sobre mis muslos. Cerré mis ojos, me chupé los dedos, jadeé y continué dándome placer, abriendo ocasionalmente los labios de mi vagina para que Ariel pudiera verla por dentro mi clítoris espigado, de color blanquecino de lo duro que lo tenía. Luego él se sentó en la cama y sin sacarme la verga empezó a comerme las tetas una a una, me succionaba los pezones estirándolos al chupar con furia, sabía que me quedarían marcas después de eso, pero no me importó. Cuando mis tetas lo dejaron satisfecho, volvió a recostarse. Di muchos saltos cortitos sintiendo cómo la verga entraba y salía y de pronto mi coño comenzó a expulsar jugo. Éste saltó fuera y salpicó todo el estómago y el pecho de Ariel mientras yo me sacudía los labios y el clítoris con los dedos. Mientras gozaba de mi orgasmo, mi ano se cerró alrededor del dedo que Ariel tenía en sustitución de su polla por acto reflejo, esto ocasionó que me doliera un poco cuando entraba…, sin embargo no me detuve.
Cuando mi vagina dejó de escupir, me levanté y luego me puse de rodillas en el suelo, lamí el estómago de Ariel, sorbiendo mis propios jugos y luego comencé a hacerle la mamada que le debía. Tragué su verga completa y sacudí mi cabeza sin parar. Se la llené con mi saliva y le di fuertes chupones succionadores en el glande como si me interesara sacarle la leche por vacío. -¿Te vas a tomar toda la leche? Me preguntó. -Sí, dámela toda y yo me tomo sin problemas toda la que eyacules… ahora me la puedo tragar sin rémora ¡Le he sacado el gusto a la lefa no me asusta la cantidad ni la textura… si es espesa y cremosa, como si es licuada… toda me vale! Acto seguido le chupé los huevos mientras lo masturbaba intensamente. Después dejé la boca abierta ante él y comenzó a pegarme en la cara con la verga, me calentó mucho que hiciera eso, tanto que no aguanté las ganas de volver a tragarla una vez más y seguir chupando como una desaforada combinándolo con contundentes chupones en sus huevos que tragué uno a uno tirando de ellos a pique de arrancárselos de cuajo de la ganas que le puse. Poco tiempo después recibí mi preciada recompensa, el semen de Ariel comenzó a descargarse en mi boca, el primer chorro saltó con fuerza e impactó contra mi paladar, sin embargo dejé mis labios apretados alrededor del masculina verga y fui tragando su engrudo poco a poco, sin dejar de mamársela. No sólo me supo deliciosa, sino que también me excitó mucho hacerlo. Mi primo se las había ingeniado muy bien para hacerme olvidar de mi propósito y hacerme calentar tanto que terminó follándome…, pero no me arrepentía de haberlo hecho ya que yo también había disfrutado muchísimo. Nos quedamos acostados en la cama de Mayra, uno junto a al otro, recuperando el aliento y dejando que nuestra temperatura corporal descendiera un poco.
Sin embargo lejos que mi primo se relajara, su cipote continuaba empalmado presto a la batalla… me acariciaba el vientre suavecito y eso me encantaba, exploró mi pubis hasta llegar a mi clítoris y allí su lengua entró refugió. Me estuvo dando placer un buen rato con su lengua contorneado mi espigón y luego bajar por mis labios vaginales a mi bocana y follarme con su lengua. Parecía comerse una raja de sandía en vez de mi raja vaginal… el chico le ponía mucho empeño, tanto que consiguió finalmente correrme de nuevo. Convulsioné, se me cerraba el coño y abría al compás de los espasmos de mi vientre totalmente electrificado y antes de recuperar la normalidad el semental ya se había colocado entre mis piernas y colado todo su rabo hasta las trancas. Allí abierta de piernas para mi primo Ariel, y él sobre mí a modo gimnasta haciendo flexiones me hincaba hasta los huevos su rígida verga…, la sentía en mi útero de lo profunda que la metía y ahora a mayor ritmo que por el culo. El chico no dejó pasar más de cinco minutos cuando eyaculó a toda presión en mi fondo uterino…, el primer chorretón me lo hizo percibir con claridad y el segundo también. Me estaba llenando de lo lindo el muchacho, la clavaba a fondo y allí se quedaba desovando su lefa chorro a chorro hasta que acabó y se derrumbó sobre mis tetas. Lo acogí con toda la verga incrustada en mi ser, oliendo ese aroma a testosterona que emanaba de sus poros, le acariciaba en agradecimiento por haber sido tan generoso conmigo en darme tanto placer y su leche por ambas bocas. Últimamente recibía ingentes cantidades de esperma por todos lados, sobre todo en mi coño y sin el menor miramiento descargaba sus testículos en mi vagina, ni siquiera un… “¿Puedo correrme dentro de ti?” Solo me llenaban y ya está, y lo mejor era que me gustaba que fuera así, no podía negar que me comportaba como una verdadera PUTA y me gustaba. Con mi primo sobre mí en tan íntima estampa, sabía que no podía zafar de esa charla tan delicada que tenía pendiente con Ariel, se lo había prometido a mi tía, pensé muchas veces en qué palabras podía usar, intenté hablar más de una vez pero siempre me quedé muda. Me esforcé por despejar mi cabeza, lo mejor sería hablar del tema con naturalidad y de frente. Cuando estuve más serena lo encaré… -Ariel, todavía tengo que hablar contigo... -¿Así que eso era cierto? Preguntó con tranquilidad. -Sí, y es un tema bastante delicado… Se desencajó de mi coño donde el acoplamiento era todavía perfecto por su aun dura polla y me senté en la cama mirándolo a los ojos. - Quiero que sepas que hice esto para que entiendas que confío en ti. No te considero una mala persona, me miró intrigado. -¿Qué es lo que pasa, Nadia? -Tu madre me contó algo bastante… serio. Supuse que lo mejor sería hablarlo directamente contigo para conocer tu versión, noté cierta intranquilidad en él, a mí me temblaban las manos. - En fin, no quiero hacerte la espera más larga… tu madre me contó que tú a veces la tocas mientras duerme… y a veces haces algo más que tocarla. Tragué saliva y miré fijamente a mi primo, él estaba pálido, como si le hubieran arrebatado toda la sangre del cuerpo, sus ojos vibraban y parecían a punto de abandonar sus cuencas, la noticia había sido tan dura para él, como para mí dársela.
CONTINÚA...
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