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Y las Alianzas se refuerzan en conspiración femenina
...Mi vagina salpicaba jugos mientras el bálano la castigaba, el video seguramente duraría una buena cantidad de minutos porque no pensaba detenerme, todo dependía de cuánto pudiera aguantar mi hermano sin eyacular, pero él no se movía en absoluto, tenía ganas que lo hiciera pero no quería dejar mi voz registrada en la grabación por lo que agregué un vaivén a mis saltos, cuando tenía toda la verga dentro me sacudía unos instantes de atrás hacia adelante restregando mi clítoris en su pubis. Sólo cuando estuve segura que él había dejado de grabar me bajé, dejando que mi chochito descansara por unos segundos, estaba increíblemente mojada, eso era algo que me avergonzaba un poco pero no podía evitarlo. Se trataba de una reacción natural de mi cuerpo, lo antinatural era estar follando con mi propio hermano. Me puse a cuatro patas y apunté mi culo hacia él. -¡Dale, métemela! Le supliqué…, él se posicionó detrás de mí sin perder tiempo y apuntó su glande a mi agujerito trasero. -No, por el culo no, pero él hizo caso omiso de mis palabras, comenzó a presionar hacia dentro, la gran lubricación que le había brindado mi vagina le estaba facilitando mucho la tarea, con una mano se aferraba a una de mis nalgas y con la otra apuntaba su estaca hacia mi ojal virgen. ¡Ay! No Unai, me lo vas a romper. Tú dijiste que querías una verga grande como la mía, me estaba haciendo tragar mis propias palabras. -Dije que tenía que ser grande, pero no dije que tenía que ser la tuya, intentó meterla una vez más pero mi orificio se resistía. -¡No Unai, para! Me vas a joder viva…, tienes un capullo muy gordo ¡No habrá forma de meterlo en mi ano tan apretado! Intenté apartarme pero él me tomó rápidamente de un brazo, mi fuerza física no podía competir con la suya. -Basta te digo, me vas a hacer enfadar. Todo el bonito momento vivido se estaba yendo al garete, me quejaba pero intentaba hacerlo con susurros para no alterar a toda mi familia, el ariete seguía presionando peligrosamente mi ano una y otra vez. -¡No va a entrar, sal te digo! Vas a ver cómo te va a gustar… El cabezón seguía insistiendo como única fijación darme por el culo…
-A mamá también le dolió al principio pero se la aguantó y finalmente se tragó toda la polla hasta los huevos. -Pero yo no soy como mamá… ¡Ay! Esta vez sentí miedo de verdad, el glande había logrado hincarse en mi culito, lo hizo de golpe, como si fuera un tapón demasiado grande que se introduce en la boca de una botella. -¡Ay no, no! Suéltame Unai, por favor, me estás haciendo daño. En ese momento retrocedió hasta sacarla completa, sentí un leve alivio porque creía haberlo hecho recapacitar pero de inmediato me demostró lo equivocada que estaba, volvió al ataque y me lo clavó otra vez, mi ano se abrió para dejarlo pasar pero sentí una aguda punzada de dolor. El muy desgraciado me estaba tensando el brazo hacia atrás y apoyó su mano derecha contra el centro de mi espalda, obligándome a levantar más el culo. Este tipo de comportamiento me hubiera puesto como loca en otro momento, detestaba que mi hermano abusara de su fuerza para someterme pero esta vez era muy diferente, estaba demasiado excitada y hasta sentir un rígido falo entrando dolorosamente por la puerta de atrás me producía un intenso calor que recorría todo mi cuerpo. De todas formas continué luchando para intentar zafarme, pero me era imposible, esa verga dura como una roca seguía hundiéndose en mí como si no le importara en lo más mínimo si mi culito podría albergarla o no. Unai la sacó una vez más pero ya sabía lo que se vendría por lo cual procuré relajar un poco el esfínter, esta vez la penetración fue más limpia y profunda, creía tener al menos la mitad de la longitud total de su pene dentro. -Por favor hermano, me duele, supliqué entre jadeos. -Otro día probamos, hoy no… si quieres métemela por el otro lado, intenté negociar con él. -Vas a ver cómo te va a gustar, insistió. Acto seguido me tomó del pelo… -¡Vas a disfrutar como una putita!, esto me enfadó todavía más. -¡No basta, te estás pasando Unai! Te dije que eso no me gusta, suéltame el pelo. Pero él no escuchaba mis palabras, volvió a retroceder e inició un lento bombeo que me produjo una sensación inesperada, era extraño, como si mi culito quisiera deshacerse de esa verga que me producía dolor pero a la vez me gustaba la forma en que ésta entraba mientras me esforzaba por sacarlo. El movimiento siguió y ese tieso pedazo de carne se deslizaba con rapidez, estuve a punto de gritar de enfado y dolor cuando sentí algo húmedo y tibio llenándome las entrañas. Había acabado, al parecer no pudo aguantar más y eyaculó dentro de mí, creí que ya se había terminado todo pero aún quedaban largos segundos de sufrimiento. Su pollón no dejaba de escupir semen directamente dentro de mi culito, notaba los chorros de leche disparados contra mi esfínter, al menos los cuatro primeros era largos y copiosos. Cuando por fin la sacó me giré y quedé acostada boca arriba sobre la cama jadeando con fuerza e intentando recobrar el aliento, lo miré con el ceño fruncido y él parecía sorprendido y asustado. -¡Lo has jodido todo, cabronazo! Iba a ser algo bonito entre los dos y ha terminado siendo una violación anal. Me quejé mientras me sentaba en la cama. -Como siempre, cada vez que hacemos algo juntos, tú lo arruinas todo, comencé a darle golpes en su pecho cubierto por finos pelitos negros pero éste era tan firme y mis brazos tan débiles que ni siquiera hizo una mueca de dolor. -¡Te odio Unai, eres un cabrón Hijo de Puta! Tan rápido como pude me puse de pie y salí de su cuarto, caminé directamente hacia el baño y abrí la ducha, me sentía sucia tanto física como emocionalmente, me metí bajo la lluvia tibia y mi cuerpo reaccionó al instante, sabía muy bien que todas esas quejas a hacia mi hermano habían sido exageradas, producto de mi orgullo, no estaba tan enfadada con él, sólo un poco molesta porque no me hizo caso cuando le pedí que no me la metiera por atrás, y no me tratase como a una ramera…, pero debía admitir que los últimos instantes no me pareció tan malo. Me molestó su forma de actuar pero físicamente lo disfruté.
Me sentía confundida y obnubilada, comencé a masturbarme lentamente rememorando en mi mente todo lo que había pasado intentando pasar por alto la pelea, me centré sólo en la parte física, en como la sentía y en como eyaculó. Mi cuerpo reaccionaba de forma diferente a mi mente, mis dedos parecían poca cosa al lado de la verga de Unai, hasta llegué a pensar en ir a buscarlo otra vez pero mi orgullo me impedía hacerlo, ya le había gritado y ya había montado todo un escándalo, no podía retractarme tan fácil, de hecho no lo haría durante varios días, ya conocía cual era mi carácter. Aunque en este momento comprobaba que ni yo misma me conocía tanto como pensaba…. No podía creer que hubiera accedido a follar con él por propia voluntad y el que él quisiera darme por el culo era más culpa mía que suya. Cuando una hembra se ofrece a tener sexo tan abiertamente, el macho se ofusca y solo quiere follarse a la hembra sea quien sea hasta calmar su necesidad imperante llevado por el instinto básico, yo había hablado de más y no podía enfadarme con él por ser tan bruto, además sabía perfectamente que la calentura podía llevar a uno a hacer y decir locuras. Él siempre me sometía con su fuerza pero ésta vez lo había hecho de una forma totalmente diferente… y me excitó, por más que me hubiera quejado durante todo el tiempo, no podía negar lo mucho que me había excitado con la situación de estar sometida al semental y finalmente ser inseminada. Llegué al orgasmo y me vi obligada a ponerme de rodillas en el piso del baño sin dejar de masturbarme frenéticamente. Minutos más tarde regresé a mi cuarto y encontré a Mayra durmiendo desnuda en su cama, estaba segura que se había masturbado ya que podía ver la humedad en su sexo, la muy sucia ni siquiera se había levantado a lavarse pero no la culpaba, a veces yo misma hacía eso. Me tendí en mi cama e intenté desconectar mi mente, sin lograrlo. Concilié el sueño pensando en el sexo, especialmente en el sexo con los integrantes de mi familia, una de las últimas cosas en las que pensé antes de dormirme fue en la verga de Unai clavándose en mi coñito… y en la varonil fuerza de sus brazos.
Si alguien en el mundo tenía que someterme, me agradaba que fuera él, aunque jamás lo admitiría. Al día siguiente ni siquiera vi a mi hermano, tal vez él estaba tan avergonzado que se esforzó por esquivarme todo el tiempo y al parecer lo consiguió. Por suerte no tuve dolor alguno en mi culo tras lo que pasó y agradecía que él nunca hubiera llegado a clavármela completa, de lo contrario sí que me hubiera dolido partiéndome en dos. Me molestaba un poco el ya no poder decir que al menos mi culito seguía virgen. Cuando esa noche me fui a dormir pude escuchar a mis padres manteniendo relaciones, al parecer estaban mucho más activos que antes, ellos no fueron los únicos que tuvieron algo de acción, Mayra se estuvo tocando mientras escuchaba los gemidos de mi madre, yo me sentía un tanto preocupada por lo que no llegué a excitarme. Evitaba hablar con mi hermana para que no saliera a colación el tema del acto sexual que llevamos a cabo, al parecer ella pensaba igual que yo porque cuando me hablaba lo hacía de forma casual, sin extender mucho la conversación. Mi mente estaba hecha un laberinto y no sabía cómo salir, me lo pasaba todo el tiempo debatiéndome si debería o no intentar algo más con Unai… o quizás con algún otro miembro de mi familia. Me estaba volviendo loca pero por suerte me quedé dormida. Por la tarde me di cuenta que las únicas personas en casa, éramos mamá y yo, por lo cual aproveché la oportunidad para hablarle de muchos temas que me atormentaban. -Mamá, ¿qué piensas tú del sexo anal? -¿Por qué me lo preguntas? -Es que cuando te vi… o sea… cuando Unai… te la metió, parecía que te estaba gustando, dejó los papeles que estaba leyendo sobre la mesa y se quitó las gafas para mirarme fijamente. -Ven, vamos a mi cuarto, necesito hablar contigo, y me viene al pelo que me hayas preguntado sobre ese tema. Fuimos juntas hasta su cuarto y nos sentamos al borde de la cama… Cuando Unai hizo eso algo cambió, no te lo voy a negar. -¿Te gustó? No me respondió. Vamos mamá, necesito que hablemos claro, sin dar vueltas o me voy a volver loca. Dime la verdad. -Está bien, mejor que lo hablemos de esa forma. Sí me gustó, más de lo que yo creía, por eso me sentí tan mal al otro día, una cosa era jugar esos jueguitos sexuales y otra distinta era realmente haberlos disfrutado. -Pero mamá, todos lo disfrutamos, sólo tenías que prestar atención a la cara que teníamos en ese momento. -Sí puede ser, pero de todas formas me sentí culpable, es mi hijo, además… -¿Además qué? Además tu padre se dio cuenta que me gustó… -¿Se enojó? No, para nada. Todo lo contrario, le pareció excitante. Es un tipo raro tu viejo, a veces reacciona de formas totalmente inesperadas, a pesar de todos los años que llevamos casados, todavía me sorprende. Esa misma noche él me pidió que lo hiciéramos por atrás y no pude negarme, pero no me negué por dos razones, la primera es que es mi marido y yo siempre intento complacerlo, la segunda es porque yo también me moría de ganas, así que lo hicimos. -¿Y el tío cuándo entró? -Cierto… tu tío, se estrujó las manos nerviosa. -Mamá, dijimos que íbamos a hablar claro. -Sí lo sé, pero igual me es difícil. Tu tío entró cuando lo estábamos haciendo y bueno… estaba tan cachonda que ni siquiera le pregunté qué quería, lo… invité a que se uniera a nosotros. -¿Él también te la metió por atrás? -En un momento sí… también. -Así que te metieron tres buenas vergas en el culo en una sola noche, dije sonriendo para aliviar un poco la tensión. -¡Qué aguante mamá! -La verdad que sí, pero más aguante tuve que tener con tu padre… -Porque es quien la tiene más grande. -No, porque todos los días quiere metérmela por atrás. Todos los días, resaltó esas palabras. -¿Y tú lo dejas? -Claro, pero no te voy a mentir, a veces me arde un poco, por más que usemos el lubricante. Por eso quería hablarte sobre este tema, necesito que me hagas un favor, me dijo mientras se ponía de pie y comenzaba a desprender su pantalón de jean. -¿Qué necesitas? -Quiero que me mires porque tengo miedo que tu padre me haya lastimado el ojete. -¿No deberías ir a un médico mejor? -Si ves algo raro sí voy.
Se desnudó completamente de la cintura para abajo y se tendió boca abajo en la cama. -Está bien. Me acerqué un poco más a ella, podía ver su perfilada vulva de labios rugosos y carnosos, separé sus nalgas con las manos y me encontré con el agujerito de su culo, éste se abrió un poco por lo que me permitió verlo bien. -No veo nada para preocuparse mamá, sólo parece estar un poco irritado… y abierto. Digamos que te rompieron el culo, pero de buena forma. -¡Nadia! No me digas esas cosas, se rio. -Bueno, al menos me quedo más tranquila, pero de todas formas fíjate que en mi mesita de noche hay una crema hidratante, es buena para este tipo de cosas… porque no te irrita al no tener alcohol… ¡Tráela! Obedecí sin chistar y traje conmigo un pote blanco. Le quité la tapa y pude ver que estaba casi completamente lleno con una crema del mismo color. -¿Me pasas un poco? Me pidió. -¿Yo por qué? Porque ya estás aquí, anda Nadia yo te di las pastillas anticonceptivas. -Pero no tuviste que metérmelas por el culo. -Pero lo hubiera hecho, de ser necesario, si quieres la próxima te la doy así. -No gracias, no creo que necesite una…, me quedé helada al recordar que Unai me la había metido por la vagina, si bien no acabó dentro de ella existía el riesgo quedar preñada… -Por cierto, ¿cuánto tiempo tienes para tomarlas después de…? Pregunté en tono casual mientras empezaba a untar su culito con crema. -Ay, está fría, se quejó pero sin embargo separó las nalgas usando sus manos. -Tienes una setenta y dos horas, ¿por qué? -Para saber en caso que las necesite algún día, con la yema de dos de mis dedos acaricié su maltratado ano… -Mamá, ¿tú qué pensaste después que Unai te la metió? -Qué bien que lo preguntes, tenía un nudo en la garganta y necesitaba contarle esto a alguien. -Bueno, puedes contarme con confianza, yo no voy a decirle nada a nadie. Antes te tengo que contar algo que pasó hace unos meses…
Mis dedos se quedaron quietos contra el agujerito posterior de mi madre, no pensé que hubiera algo para contar anterior al juego de póker. -Una tarde sorprendí a tu hermano masturbándose en su habitación, yo llegaba de trabajar y él tenía la puerta abierta, fue imposible no verlo. Esa imagen me impactó mucho, lo peor fue verlo eyacular. -Para colmo a él le salen litros de leche, mi corazón se aceleraba por lo que me estaba contado. -Sí, es algo increíble, no sé de dónde saca tanta. La cosa es que yo me le acerqué con un pañuelo desechable en la mano y… primero se la limpié con la boca, y después utilicé el pañuelo mientras le daba la típica charla sobre sexo que dan las madres pero… pero la verdad es que fue una excusa para continuar tocándosela. Me avergüenza mucho decirlo, me sentí una persona perversa al hacerlo. Por la tensión clavé mis dedos en su culito hasta que entró la primera falange de ambos. -Por eso necesitaba hablarlo… descargarme. Sé que estuvo mal pero me provocó mucho hacerlo. -Te entiendo, a mí me pasó lo mismo el sábado… es que la tiene grande el cabrón. -No es por eso, tu padre también la tiene grande. Aquí fue otra cosa, a mí me produjo morbo que fuera mi hijo, tragué saliva, esta mujer estaba confesándome algo y yo la entendía perfectamente, ese mismo morbo me llevó a hundir más los dedos en su orificio. -Para colmo Unai se dio cuenta que ahí hubo algo raro, desde ese día se comportó de otra manera conmigo. -¿En qué sentido? En un sentido más… sexual. Cada vez que podía se paraba cerca de mí, me acariciaba una pierna o intentaba tocarme alguna teta, a veces hasta me arrimaba por atrás mientras yo estaba cocinando. -Nunca lo vi hacer eso. -Es que él siempre fue cuidadoso, lo hacía sólo cuando estábamos solos. -¿Y tú qué le decías? -Ese es el problema, yo no le decía nada. Lo dejaba hacer lo que quisiera. Hubo ocasiones en las que los roces se pusieron tan fuertes que se le puso dura, a mí me llenaba de morbo sentirla contra mi culo o más abajo. -No sabía todo esto mamá. -Fue como un jueguito prohibido, pero no puedo negar lo mucho que me calentaba, a veces llegaba tu padre y yo me tiraba sobre él para ser bien follada, lo peor de todo es que yo fantaseaba con Unai. Volví a poner crema en mis dedos pero esta vez los clavé directamente en su culito. -No te imaginas lo mal que me sentía a veces… y lo bien, porque la pasaba bien. -¿Qué fue lo máximo que llegaste a hacer? Me di cuenta que mi vagina se estaba humedeciendo. Eso fue la semana pasada, pude ver un líquido transparente chorreando por el canal que formaban sus labios vaginales. -Él me estaba arrimando en la cocina y… no me aguanté. Se la agarré por arriba del pantalón, la tenía muy dura. ¡Soy una enferma, me calienta mi propio hijo!. -No digas eso mamá. Antes de lo que pasó el sábado tal vez me hubiera enojado contigo, no te lo voy a negar, pero luego de vivirlo en carne propia sé muy bien lo que habrás sentido, a mí también me calienta… me calienta Unai y me calienta papá… hasta el tío me calienta, fue como liberar mi alma, romper las cadenas, sacar del interior eso que tan guardado tenía. -¿Por eso insististe tanto en que juguemos Strip Póker? -Sí la verdad que sí. Sabía que todo estaba mal pero quería ver qué pasaba, hasta dónde podríamos llegar, te puedo asegurar que superó ampliamente mis expectativas, jamás creí que llegaríamos a tanto. Nunca imaginé que Unai me la metería de esa forma… ¡Y por el culo!, por eso ahora me siento tan culpable. -A mí también me la metió. -Pero contigo fue diferente, sólo la dejó dentro, que se corriese solo fue un accidente. A mí me dio duro y parejo a voluntad. Hasta tuve un orgasmo, mis dedos entraban y salían a ritmo constante de su culito, ella parecía ignorarlo por completo. -ANTES DE AYER… ME ACOSTÉ CON UNAI, giró su cabeza para mirarme, no parecía tan sorprendida como lo esperaba. -¿De verdad? -Sí, no fue algo planeado, solamente se dio así. Perdona mamá, sé que estuvo mal, sé que él es mi hermano, pero no me aguanté… él insistió tanto que sucumbí a sus deseos incestuosos… -No tengo nada que perdonarte hija, soy quien tiene menos autoridad moral para decirte algo. Si te acostaste con él espero que lo hayas disfrutado… no es el hombre más inteligente de la Tierra, pero sin duda es una buen macho…, bajó la cabeza como si estuviera avergonzada, mi corazón dio un salto al escuchar esas palabras. -De hecho no estuvo tan bien como imaginaba, Unai es un poquito bruto. -Dímelo a mí, casi me parte en dos. ¿Por eso preguntaste lo de las pastillas? -Sí, creo que voy a necesitar otra. No te hace falta, una te cubre una menstruación…, lo que sí vas a necesitar es empezar a tomar anticonceptivos diarios. -No pienso repetirlo… -No importa, es mejor prevenir, a uno no sabe cuándo le puede ganar la calentura… y cuando estamos cachondas no respondemos. Cariño somos familia y tenemos que convivir todos juntos. Yo tengo la gran suerte de tener a tu padre, para que me quite las ganas a pollazos, pero vosotros no tenséis a nadie con quien aliviaros y os gustáis…, estuve a punto de contarle que vi a Mayra practicándole sexo oral al tío pero preferí no hacerlo, ese era asunto de mi hermana y si ella quería contarlo, podía hacerlo, lo que corroboraba la teoría de mamá, somos animales que buscamos aparearnos por instinto, y nunca se sabe cuándo ni con quién vas a follar teniéndonos tan a mano. Mamá, dije mirando su suculento y mojado coño mientras mis dedos se enterraban hasta el fondo de su culito. Cuando me la chupaste a mí ¿te produjo el mismo morbo que con Unai? -Me produjo más. -¿Más, de verdad? Llevé una mano a mi entrepierna y comencé a acariciarla. -Claro que sí, nunca me había comido un coño y además eres mi hija, eran demasiadas cosas nuevas juntas, te juro que no podía creer que…
En ese mismo instante dejé salir mis instintos sexuales, me zambullí entre sus nalgas y di una lamida a su chochito, saboreando sus flujos, ella se sobresaltó y giró rápidamente en la cama, tuve que retirar mis dedos para no lastimarla, me miró fijamente durante unos segundos, parecía confundida pero luego noté cierta decisión en sus ojos, abrió las piernas y presionó mi cabeza hacia abajo. Comencé a chupar intensamente, esta vez no había alcohol ni reglas de juego que me obligaran a hacer algo prohibido era simplemente mi locura y mi calentura…, le estaba comiendo el coño a la mujer que me dio la vida y esto me producía una fiebre increíble que sólo podía comparar con la que sentí al acostarme con mi hermano. Metí sus gruesos labios vaginales en mi boca, sentí cómo me la llenabas y los succioné sorbiendo todo el jugo que había sobre ellos, mi fantasía erótica no era por las vaginas en sí, no me atraían otras mujeres, esto sólo me pasaba con mi madre… y con Mayra también, no pude evitar recordar el sabor del coñito de mi hermanita pequeña, ése fue un incentivo extra. Cuando solté la rugosa carnosidad que colgaba del sexo de mi madre comencé a lamer su clítoris, ella comenzó a gemir inmediatamente mientras se sacudía y presionaba mi cabeza. Comencé a desnudarme sin dejar de mamarle el chumino, sólo quería despojarme de mi pantalón y mis bragas, en cuanto lo hice me acomodé sobre esa hermosa mujer de forma que pudiéramos comernos los sexos mutuamente, ella no se opuso, se aferró a mis nalgas y en un abrir y cerrar de ojos ya me la estaba comiendo con decisión. Ambas actuábamos por puro instinto, no teníamos experiencia en sexo lésbico pero ella tenía mucha más experiencia que yo en el sexo, hablando en términos generales, por lo que comencé a imitar sus movimientos, si ella me succionaba el clítoris yo hacía lo mismo con el suyo, si me metía los dedos, yo le metía los míos. Giramos sobre la cama como poseídas por un demonio lujurioso. En mi cabeza resonaba constantemente la frase “estás follando con tu madre” y mi corazón parecía estar a punto de estallar en mil pedazos. No sé cuánto tiempo estuvimos haciéndolo pero sé que fue menos de lo imaginado ya que el tremendo morbo nos llevó rápidamente hacia el clímax. Mi vagina comenzó a expulsar jugos que mi madre bebió con mucho gusto y pocos segundos después tuve el enorme placer de recibir una descarga sexual suya en mi cara. Me parecía increíble que ambas acabáramos de esa forma, pero se disfrutaba enormemente. Intentando relajarme me tendí boca arriba en la cama, me dolía el vientre por los espasmos orgásmicos, empapada de sudor y jugos vaginales. -De esto ni una palabra a nadie, me dijo mi madre sin moverse de su sitio. -¿Te gusto? Le pregunté como si no la hubiera escuchado. -Más de lo que te imaginas, noté que se movía en la cama y luego se acostó a mi lado, mirándome a la cara. -Nadia, ¿Piensas que tu madre está loca por hacer todo esto…? -Puede que sí lo estés… pero si tú estás loca entonces yo tengo la misma locura que tú. -Me hiciste sufrir mucho el sábado. -¿Por qué? -Porque no dejabas de decir lo mal que estaba hacer esto. -Sí mamá, pero era lógico pensar eso. Es más, lo seguiría pensando de no haber disfrutado tanto lo que vino después. Sabía que estaba mal pero me calentaba mucho. A veces no digo lo que realmente siento, lo decía especialmente por mis reacciones ante mi hermano. -Pero créeme que ya no lo veo de esa forma, volvería a jugar a ese juego otra vez y lo disfrutaría desde el principio. Eso te lo aseguro. ¿Tú jugarías otra vez? -Puede que sí, no te voy a negar que lo pensara varias veces durante estos días pero hay algo que me asusta un poco. -¿Qué cosa? -No sé qué pensarán los demás después de lo que pasó, porque con tu padre ni siquiera hablamos del tema, sólo ese mismo sábado, cuando me pidió metérmela por atrás, pero después de eso ya no supe lo que piensa al respecto, tampoco sé que piensan Mayra y tu tío. Ni Unai. -Bueno, Unai piensa con la verga, si a él le das la oportunidad de meterla una vez más en ese culito…, acaricié una de sus nalgas. Él va a acceder completamente. -Unai es un hombre fácil, de todas formas sería bueno que le preguntes. -Si yo averiguo lo que opinan todos ¿tú organizas otro encuentro de Strip Póker? -Si todos están de acuerdo sí, aunque haría algunos cambios en las reglas. -¿Qué cambios? -Después te cuento, primero tienes que asegurarte que todos quieran jugar. Acordamos que yo sería la que hablara con todos de forma individual, teniendo a mi madre de mi lado me resultaba todo mucho más fácil, ya sabía que yo no era la única mentalmente distorsionada, ahora dependía de mí que el juego se repita o no. Me quedé desnuda sobre la cama pensando en todos… sobre todo en el coñito de Mayra.
CONTINÚA...
Este es mi correo... trovo_decimo@hotmail.com por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!
invitado-Pau 20-02-2019 06:35:28
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Excitante, perverso y muy morboso