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El albañil usurpa la cama de Nadia y la chantajea
La mano, áspera y dura, como si fuera de hierro viejo y gastado, me apretaba la boca con tanta fuerza que tenía miedo de asfixiarme, aunque si esto me pasaba sería, justamente, por el miedo. Intenté levantarme y para eso empujé con todas mis fuerzas al sujeto, pero éste era tan pesado que no pude moverlo nada. — Tranquila putita, no te voy a hacer daño, volvió a sonar esa grave voz a pocos milímetros de mi rostro. —Mpfff... Softame... Intentaba gritar, pero me resultaba imposible, la mano ejercía demasiada presión contra mis labios. Instintivamente quise golpearlo, pero él adivinó mis intenciones y antes que pudiera moverme colocó una rodilla contra mi antebrazo derecho y con su otra mano me sujetó con fuerza el izquierdo, obligándome a mantenerlo pegado al colchón. — ¿Qué pasa, putita? ¿Ya te olvidaste de mí? Me quedé helada, ¿conocía a este tipo de alguna parte? ¿Por qué estaba en mi casa? ¿Cómo había entrado? ¿Qué pretendía? Cada una de las posibles respuestas a esas preguntas, me aterraba. Noté que se acercaba más a mí, tanto que podía oler su aliento a alcohol. Quise apartar la cara, pero él no me dejó moverla ni un milímetro. Habló muy cerca de mi oído.
—Eres una caja de sorpresas, nenita. No te imaginas cómo me puse de loco cuando me di cuenta que eras la hija de Pepe... ¡La hija! Podía creer que Pepe le ponía los cuernos a su mujer, pero jamás se me hubiera ocurrido pensar que lo hiciera con su propia hija... ¡Qué puta tienes que ser, para hacer todas esas cosas con tu papá! Nunca conocí a una nena tan puta como tú... — ¿Tú eres…? Las palabras salían de mi boca como leves susurros. — ¿Ya te has acordado de mí? ¿Te acuerdas de cómo me pediste que te diera por el culito? Soltó momentáneamente mi mano izquierda, me pareció que se estaba desprendiendo la bragueta, el característico sonido del cierre bajando me lo confirmó. Al instante su erecto badajo hizo contacto con mi vagina, la cual estaba considerablemente húmeda, debido a todas las cosas que había hecho durante la noche y, especialmente, a la reciente masturbación. — ¿Te acuerdas de esta polla, putita? Preguntó mientras frotaba mis labios vaginales con su miembro. No hacía falta que hiciera eso, ya sabía de quién se trataba…, eso me tranquilizaba un poco, no era un pervertido solo un hombre con ganas de follar, pero no sabía hasta qué punto. Era obvio que este tipo no estaba demasiado cuerdo, se había colado en mi casa por la parte de atrás del jardín y… ¿me había visto jugando al póker con mi familia? Estaba en un gran problema, él sabía que yo era la hija de Pepe y no sabía qué pretendía hacer con esa información. Debía serenarme y averiguarlo… aunque me costara mucho, ya que todo mi cuerpo temblaba y mi corazón latía tan rápido que me dolía el pecho. —Tú... vss... aflojó un poco la mano en mi boca, para que yo pudiera hablar. — Eres el empleado de papá, el que echaron... — Y bueno, le rompí la culito a la hijita del jefe, lo más probable era que me mandaran a la puta calle, dijo con una risita… era obvio que estaba ebrio. Tragué saliva e hice otro intento por hablar.
— ¿Qué haces aquí? —Vine a visitarte. ¿No te ha gustado la sorpresa? Seguía meneándose lentamente desde atrás hacia adelante, provocando que todo su tranca se deslizara entre los húmedos labios de mi vagina. ¿Qué... qué piensas hacer conmigo? seguía asustada, no sabía hasta qué punto él podría llegar a ser peligroso. —Todavía no lo sé, tengo tantas cosas en mente… tal vez podamos divertirnos juntos un rato, como lo hicimos la última vez. — ¿Estás loco? Apartó su mano de mi boca… podría haber gritado y así alertaría a toda mi familia, pero algo me decía que eso era una mala idea, ya conocía las reacciones de mi padre y si llegaba a saber que este imbécil se coló por la noche en mi cuarto, lo asesinaría literalmente. No quería que mi padre terminara con su prestigio mancillado por una cosa así. — Mira quién habla de locura... la putita que se folla a toda la familia. ¿Sabes una cosa? Me calenté mucho viendo cómo follabais entre todos menuda orgías os montáis con la música a todo volumen, como si fuera una fiesta de estudiantes salidos… ¿D... dónde estabas cuando pasó eso? Era inútil negarlo, él había visto todo. —En el patio, cagándome de frío, pero con la pija bien dura… como ahora, con la punta de su verga presionó la entrada de mi vagina, sentí cómo el agujero se me dilataba un poco, pero él no la metió. — Estás caliente, zorrilla. — ¡Su… suéltame! Tenía un nudo en la garganta, quería que ese imbécil desapareciera de una vez y me dejara en paz. —Yo te suelto, pero si me prometes que no te vas a mover, ni vas a gritar…, porque de lo contrario las cosas se pueden poner muy feas. Me asustó mucho el tono de voz que usó, ni siquiera sabía si estaba armado…, inclusive podría haber tomado un cuchillo de la cocina. Esta idea era poco probable ya que no me había amenazado con ningún tipo de arma, sin embargo no quería correr riesgos.
— No me voy a mover. — ¿Vas a ser buenecita? — S... sí. — No te escucho, putita. — Sí, voy a ser buena. Soltó mis brazos, pero no se apartó de encima de mí, aún podía sentir su cuerpo duro, huesudo y fibroso. Por primera vez me percaté que tenía la piel muy fría, esto sin duda era señal que había pasado un buen rato a la intemperie, aunque seguramente el efecto se incrementaba debido a lo caliente que estaba mi propio cuerpo. No podía negarlo, estaba asustada, aterrada, pero había pasado tan poco tiempo desde que estuve masturbándome tranquilamente que mi temperatura corporal aún no había descendido, para colmo mi coñito parecía estar ignorando mi estado de ánimo, ella reaccionaba de buena manera, humedeciéndose y dilatándose cada vez más, ante los incesantes roces del rígido rabo del intruso. Quería cerrar las piernas, pero cómo él estaba recostado sobre ellas, me resultaba imposible, el propio peso de su cuerpo las mantenía bien abiertas, tanto que hasta podía sentir la tensión de mis músculos. De pronto él comenzó a hacer un ruido raro con su nariz, me llevó unos segundos darme cuenta que me estaba olfateando, podía sentirlo cerca de mi cuello y rozando mis grandes tetas. —Mmm, qué rico olorcito a puta que tienes, hasta aquí se te nota el olor del coño. Sorpresivamente ese comentario me erizó los pelos de los brazos e hizo que mi corazón se acelerara marchando a un compás diferente, que no era el mismo que marcaba por el miedo. Me sentí una estúpida total, me había calentado al escuchar esas palabras, o tal vez se debía a que ya estaba caliente y escuchar una frase tan fuerte de un hombre que no sólo tenía la verga dura, sino que además estaba acostado sobre mi cuerpo desnudo. Intentaba decirme a mí misma que tenía que estar asustada en ese momento, pero alguna vocecita inconsciente me decía que no corría mayor peligro con él, que era el mismo tipo que ya me había penetrado en la obra en construcción. Él ya me había hecho calentar antes y mi cuerpo tenía buena memoria para esas cosas. — Tengo la polla súper dura y los huevos llenos de leche para ti, me hablaba con susurros muy cerca del oído y al mismo tiempo deslizaba su rígido cipote de atrás hacia adelante entre los labios de mi vagina. — No te imaginas las ganas de pajearme que tuve al verte follando con tu papi, y al ver a las otras putas desnudas… ¿son tu mamá y tu hermanita? ¡Qué buenas están! Tu hermanita tiene un culito que me vuelve loco… y cómo chupa las vergas esa lolita. Me indigné, porque una cosa era yo, pero Mayra era sagrada para el truhán.
Y sé a quién habéis salido… vi muy bien cómo el rubio le rompió el culo a tu madre ¡Qué manera de gritar! Casi me salta toda la leche al ver cómo la clavaban, pero no saltó, toda esa lefa se ha quedado en mis cojones guardada para ti. ¿Quieres tu lechecita, cariño? El interior de mi cuerpo se revolvía por la mezcla de incertidumbre, pánico y lujuria… especialmente la lujuria, pero aún conservaba algo de mi sentido común. —No, anda y vete. Puede venir alguien, procuré no elevar demasiado la voz. — ¡Escúchame una cosa, putita! Remarcó esta palabra lentamente. — No te das una idea de con quién te has metido. A mí me has dejado sin trabajo… y sin móvil. ¿Tú te crees que me voy a olvidar fácilmente de eso? Te metiste en un lío grande. Ahora que sé que te pasas por el coño a toda tu familia te tengo bien agarrada de las tetas, al decir esto estrujó mis pezones con sus pesadas manos con tanta fuerza que me dolieron y solté un gemido. — Ahora eres mía, hasta que yo cambie de opinión… me vas a tener que pagar todo. Si las cosas no salen como quiero le cuento a medio mundo que te follas a tu papi querido… —Nadie te va a creer, le dije enfadada y a la vez aterrorizada. —No hace falta que me crean, es suficiente con que duden. Un día vas a notar que tus vecinos te miran raro y que ya no te saludan por la calle. No quería admitirlo pero él tenía razón, no hacía falta que todo el mundo le creyera, con sembrar la duda ya ganaba, inclusive corríamos el riesgo que los vecinos empezaran a meter sus narices donde nadie los había llamado y si fuimos tan descuidados como para que él nos vea, otro podría sorprendernos en alguna actitud inmoral.
—Di lo que quieras, eres un mindundi de mierda… con pinta de delincuente, nadie te va a creer, intenté emplear una estrategia de póker, hacerle creer que no me intimidaban las cartas que pensaba jugar. Él se quedó en silencio durante un segundo y luego comenzó a reírse en voz baja, su risa que era casi un susurro, me atemorizó.—No pensaba contártelo tan rápido, dijo a mi oído mientras una de sus manos acariciaba y amasaba una de mis tetas, él siempre aprovechaba la ocasión para hacer rozar sus labios contra mi cuello o mi cara, eso me ponía muy incómoda, pero al mismo tiempo activaba mis instintos animales. — Me compré otro móvil, por tu culpa. Te informo que no es nada barato, al decir esto presionó mi teta con más fuerza y sentí una presión aún mayor de su polla contra mi vagina, justo en el agujerito, como si quisiera metérmela. — Me acordé de cómo te pusiste al saber que te había filmado chupándole la verga a tu papá y me dije… ¿Cómo se pondrá si sabe que grabé a toda la familia follando? Abrí los ojos muy grandes, a pesar que no podía ver nada, y mi respiración se cortó. ¿De verdad este desequilibrado mental había filmado todo? Me aterraba la idea que un video sobre lo que habíamos hecho esa misma noche llegara a internet. Nuestras vidas se desmoronarían por completo, no existiría lugar en el mundo donde podríamos vivir sin el constante acoso de la gente. Ni siquiera me podía imaginar qué pasaría si algunos de nuestros vecinos, parientes lejanos, compañeros de universidad o trabajo nos vieran involucrados en semejantes prácticas sexuales. Podría haberme puesto como loca, de hecho tenía ganas de patalear, gritar y llorar… y quitarme a ese hijo de puta de encima…, pero eso sólo empeoraría la situación, si mi padre o mi tío llegaban a enterarse que ese tipo había irrumpido en la casa, podrían ponerse sumamente violentos, y tal vez las cosas terminarían incluso peor que con la humillación pública. Por esto hice un enorme esfuerzo por serenarme y pensar con mayor claridad.
A pesar que mi corazón latía con rabia, intenté que mi voz sonara lo más tranquila posible y quise dar el aspecto de ser una pobre chica despechada. — ¿Por qué tienes tantas ganas de joderme la vida? ¿Qué te he hecho a ti?— ¿Qué me hiciste? ¿Te parece poco? ¡Me dejaste sin trabajo y sin teléfono! —No grites, él no había gritado, pero sí había elevado un poco la voz. — Te recuerdo que eso fue la consecuencia de tus propios actos. Tú viniste a joderme primero. Yo estaba tranquila, a punto de irme, cuando llegaste tú a extorsionarme con ese teléfono que grabaste mientras yo se la chupaba a mi padre… y tú ni siquiera sabías que él era mi padre. —Así es, pensé que eras una niñita que le encanta la polla… y no me equivoqué. Bien que me la comiste a mí también y te dejaste clavar. Todavía me acuerdo cómo me sentí de bien metértela por ese culo hermoso que tienes ¡Las vergas que habrán pasado por ese culo! De hecho no fueron tantas… la tuya fue la segunda. —Sí, claro, dijo con una risa sarcástica. — Házmelo creer y todo… —Te estoy diciendo la verdad, no soy tan puta como parezco. Me gusta mucho follar, sí, pero antes que empezaran las cosas con mi familia, no follaba casi nunca, no sabía por qué le estaba contando todo esto, pero mi estrategia era ganarme su confianza, al menos el tiempo suficiente como para poder ubicarme en una posición más favorable en este conflicto. — ¿Y hace cuánto empezaron esas cosas? Noté verdadera curiosidad en su tono de voz, estaba captando su atención. —Hace poco, y no fue todo como lo viste hoy, sino que al principio fue mucho más sutil. Hoy fue la primera vez que mi padre me la metió en el coño. — ¿La primera? — Sí, lo que pasó antes fue puro sexo oral. —Te noté muy segura cuando se la chupabas… y cuando te dejaste clavar por él. Me cuesta creer que haya sido la primera vez. —Es lo que tiene ser tan PUTA… en verdad me quité la vergüenza con mi hermano. Él sí me ha follado ya varias veces como un macho se ha de follar a una hembra como yo… a pelo y descargándose toda su lefada en mi coño. — ¡Ah! Pero qué putita eres. A tu hermano también te lo follas… esto se pone cada vez más interesante porque puedes terminar preñada de cualquiera… Su verga rozó contra mi clítoris y esta vez dejé escapar un suave gemido de placer, que no fue del todo fingido. — ¿Qué pasa nena? ¿Te estás calentando? ¿Te gusta mi rabo? Lo movió otra vez de arriba abajo, frotándolo contra mis labios vaginales, otra vez volví a gemir, pero con un poco más de intensidad ¡Me estaba poniendo como una zorra salida!
El tipo no estaba nada mal armado, era huesudo de brazo ancho y cuerpo fibroso sin mota de grasa, pero tenía un buen falo de no menos de 18 cm con una forma particular… fina en su capullo y gruesa en la parte central para acabar en una raíz más estrecha sujetando un par de buenas pelotas, que de estar llenas como él afirmaba debían de escupir una gran cantidad de esperma. ¯ Respóndeme nenita ¿te gusta mi polla? Su glande presionó la entrada de mi vagina, produciéndome una hermosa sensación. ¯Me gustan las pollas… prácticamente todas, así la tuya no tiene nada de particular que me guste, contesté con voz casi imperceptible. ¯Me encanta que seas tan puta, tras decir eso pasó su lengua contra todo el lado derecho de mi cara, lo cual me hizo estremecer. ¯Qué asco, en realidad estaba mintiendo, había encontrado ese repentino gesto muy placentero, pero no admitiría que su virilidad me estaba poniendo más que cachonda y me coñito respondía por mí. ¯A mí me gustó… me gusta que tu chochito esté tan mojado y abierto, como si pidiera rabo a gritos. No le admitía que a mí me gustaba que su verga estuviera tan dura y que estuviera presionando contra mi clítoris. Lo único que le dije fue… ¯ Quiero que te vayas de mi casa. ¯ ¿Ahora? ¿Cuándo las cosas se están poniendo tan interesantes? Ni loco me voy de aquí. ¯ Si mi padre se llega a enterar que estás aquí te va a matar. Lo digo muy en serio. ¯ Que me mate, prefiero salir muerto de antes que dejar esta vaginita insatisfecha… ¯ Lo único que quieres es satisfacerte a ti mismo, me quejé. ¯ Puede ser… pero no me vas a negar que tú te mueras por una buena follada. ¯ ¿Y por qué estás tan seguro de eso? ¯Porque hace un buen rato que ya no te estoy sosteniendo las piernas y sin embargo tú no las has cerrado en ningún momento, las dejaste bien abiertas quedándote completamente despatarrada para mí.
Él tenía razón, mis piernas estaban completamente separadas y flexionadas sin que nada me obligara a mantener esta posición, instintivamente cerré las piernas, pero esto provocó que el badajo encontrara el sitio perfecto para introducirse en mi vagina, aunque sólo entro la punta. ¯ ¡Uf! ¿Ves lo que te digo, preciosa? Tú quieres que yo te parta en dos por el medio de esa rajita. Una de sus pesadas manos estrujó una de mis tetas, y justo en ese momento, cuando pensaba pedirle una vez más que se retire, la puerta del dormitorio se abrió. Nos quedamos mudos ante el suave chirrido de las bisagras, una leve luz apareció a las espaldas del intruso que aún seguía sobre mí, por un momento pensé que se trataría de mi padre, o incluso de mi hermano… el corazón se me subió a la boca, un sudor frio bajó por mi frente. No había nada que pudiera hacer para evitar el enorme bulla que se iba a armar… pero cuando creí que todo estaba perdido, la puerta volvió a cerrarse y escuché un leve suspiro dentro del cuarto, esa sólo podía ser… ¯ ¿Mayra? Pregunté en voz baja. ¯Ah, sigues despierta, dijo mientras caminaba. Habló con tanta naturalidad que tuve que asumir que no había visto al tipo en mi cama, la luz del pasillo era muy tenue y la puerta sólo estuvo abierta durante un segundo. Dentro del cuarto la oscuridad era total, por más que mis ojos ya se hubieran acostumbrado a la falta de luz, yo misma no podía siquiera ver la cara del sujeto que estaba mudo, acostado sobre mí, con su polla aun apuntando a mi coño. ¯S… sí, dije titubeando. Pero ya me voy a dormir. ¯Yo también, estoy cansada… me dieron para que tenga suficiente en un mes. La verdad es que no creí que todo esto fuera a pasar, lo disfruté mucho. ¯Sí, fue todo muy loco… yo también lo disfruté, mi voz era temblorosa. Estaba aterrada, no sabía cómo iba a reaccionar este tipo al saber que mi hermana estaba dentro del cuarto, tenía miedo que se pusiera violento e intentara abusar de ella. Pero esto sólo ocasionaría que mi hermana gritara y todos en la casa se dieran cuenta que algo malo pasaba…
¡Sería un caos total! No me quedaba más alternativa que actuar con naturalidad y rogar que este indeseable sujeto no ocasionara más problemas. Él se movió encima de mí, me asusté porque creí que se quería poner de pie para acercarse a Mayra. En el afán por detenerlo lo atenacé con mis piernas y lo obligué a acercarse a mí. Esta acción me trajo un gran infortunio, su verga se enterró directamente en el agujero de mi coño. Se deslizó dentro con suma facilidad, todo mi interior estaba húmedo, esperando con ansia una buena polla tan dura… solté un gemido cargado de placer. El tipo se aferró a mi espalda con ambas manos y colaboró para que su miembro pudiera ingresar completo. Yo también lo abracé, pero fue para arañarle la espalda, tal vez para descargar mi enfado o la intensa sensación que me produjo ser atravesada de esa forma. ¯ ¿Te estás haciendo una paja? Preguntó Mayra. ¯ ¿Eh? Este… sí, eso hago, alcancé a responder. ¯ ¿Quieres que te chupe tu coñito mientras…? ¯ ¡No! Exclamé al mismo tiempo que el tipo retrocedía y me la volvía a meter, esta vez con más fuerza. ¯Bueno, tampoco es para que me lo digas así, parecía ofendida. ¯Perdóname mi cielo. Me encantaría que me la chuparas, pero ya estoy por acabar y no doy más del sueño que tengo, necesito descansar. Mañana me la chupas mi amor ¿sí? ¯Perfecto, mañana te la como toda. Que descanses. ¯Tú también, corazón. Escuché cómo se acostaba en su cama y me tranquilicé apenas un poco… de todas formas no podía estar calmada porque lo tenía a ese degenerado clavándome. Se movía con cuidado, como si no quisiera hacer ruido, pero su intención no era otra que darme una buena follada y descargar dentro de mi coño para aliviase. Si bien lo hacía lento, procuraba sacar casi toda su verga para luego volver a hundirla en mi dilatado chochito. Me sentí una puta barata, no porque su verga entrara con tanta facilidad, ya que era normal después que mi padre me hubiera penetrado con una de casi el doble de su tamaño, sino porque me estaba gustando… y mucho. Mi instinto femenino me decía que ese tipo no era tan peligroso. Dudaba mucho que fuera a ponerse violento, de lo contrario ya lo hubiera hecho. Él había entrado a mi cuarto con la intención de follarme… y ya lo estaba haciendo. Si no oponía resistencia no tenía por qué preocuparme, al menos por el momento y visto desde el punto de vista práctico un poco más de lefa en mi vagina era soportable.
Si además me aliviaba el calenturón mataba dos pájaros de un tiro. Relajé mi cuerpo, especialmente mis piernas, las cuales las dejé bastante separadas, de esta forma él pudo moverse con mayor libertad. Los labios que parecían hechos de cemento impactaron contra mi cuello y se arrastraron hasta mi mentón, produciéndome un agradable escalofrío que me hizo arquear la espalda. Había sido sometida por ese tipo y le había dado rienda suelta para que se aprovechara de mi bello cuerpo. Comenzó a excitarme la idea que un tipo tan desgarbado y vulgar (al menos así lo recordaba) estuviera follándose a una chica tan bonita como yo. Tal vez sea un poco narcisista pensar eso, pero no puedo dejar de admitir que tengo un cuerpo por el que muchos hombres pierden la cabeza…, y éste la había perdido, de lo contrario no se hubiera tomado el riesgo de entrar furtivamente a mi casa, sólo para tener un momento a solas con mi desnudez. Supe que debía estar enferma para estar disfrutando de esa forma, pero todo mi cuerpo reaccionaba positivamente… mi corazón se aceleraba con cada embestida… sus pollazos eran contundentes a fondo, esperaba una decima de segundo y volvía a salir. Mi coñito chorreaba jugos copiosamente, mis pezones se habían puesto duros, al igual que mi clítoris que me manejaba como podía metiéndome la mano entre los dos cuerpos, y en la boca de mi estómago sentía un placentero torbellino al percibir el bálano incrustado en lo más hondo de mi útero. Continué recibiendo esa verga en toda su longitud y el descerebrado que me follaba me pasó la lengua por toda la mejilla izquierda, volví a sentir ese agradable escalofrío al percibir en ella toda su virilidad una vez más, cuando la lengua volvió a acariciarme la cara. Fue allí cuando me percaté que yo misma colaboraba con el movimiento rítmico de mi cadera en la follada… ¡Quería ser jodida! Dejé de lado la poca resistencia mental que me quedaba y me entregué por completo.
La forma en la que esa tranca se apoderaba de todo el interior de mi vagina me fascinaba. Me sentía llena… no tanto como papá, pero sí lo suficiente como para darme por satisfecha. Evidentemente había algo horriblemente mal en mí para dejarme follar de esa forma por este tipo que prácticamente no conocía, pero algo en la forma irrespetuosa y brusca en la que él me trataba me calentaba mucho. Los músculos internos de mi vagina se contraían cuando ese ariete se incrustaba, era como si quisieran abrazarlo y no dejarla ir nunca más, pero estaba tan bien lubricada que podía moverse dentro y fuera sin ninguna clase de resistencia. Todo me resultaba confusamente agradable, inclusive el olor a whisky y sudor de ese tipo. Acaricié su amplia y fibrosa espalda mientras él continuaba con el movimiento rítmico y constante que tanto placer me ocasionaba.
No puedo asegurar cuánto tiempo estuvimos así, intentando follar con el menor ruido posible, pero sé que no fue tanto como me hubiera gustado, porque él de repente se detuvo y sacó su miembro de mi coño. Quedó de rodillas en la cama sobre mi pecho, y su mano tanteó torpemente mi cara, estuvo a punto de meterme un dedo en el ojo. Lo aparté porque comprendí al instante qué era lo que él quería, seguramente estaba por acabar y quería hacerlo en mi cara, así que le di el gusto. Lo aparté de encima y me senté en la cama en la oscuridad buscando su mástil. Cuando la encontré la sujeté firmemente con una mano y comencé a chuparlo con ímpetu, sin embargo tuve que disminuir la intensidad porque mi hermana podría escuchar el húmedo chasquido que producía mi boca al engullir ese pedazo de carne venosa.
Finalmente llegó el momento ansiado, la leche comenzó a saltar en abundantes chorros espesos, al primero lo recolecté con la palma de la mano que sostenía la verga e inmediatamente la froté contra mi mejilla. Agarré el cipote con la mano y fui dándole esporádicos chupones, de esa forma parte de la leche iba a parar directamente a mi boca mientras que el resto me salpicaba toda la cara. No podía creer que saliera tanta leche de esa verga, supuse que el tipo llevaba varios días aguantando con los huevos bien cargados de ese delicioso manjar que sus cojones producían. Hasta en mis tetas cayó algo, y el resto se lo agregué yo, con mis manos. Me gustó la sensación de sobar mis grandes tetas con las manos llenas de semen. Di unos últimos chupones a la verga para asegurarme que ya no salía más nada. Pude escuchar como él suspiraba bajito y por un segundo temí que fuera a despertar a mi hermana, por eso le di un rápido golpecito en la cadera, para indicarle que debíamos salir de allí. Bajé de la cama y sujetándolo de un brazo lo arrastré hasta la puerta del dormitorio. Procurando no emitir ni un solo sonido fue abriendo lentamente la puerta, espiando el pasillo por la rendija, para asegurarme que no había nadie, y mirando de reojo a mi hermana para corroborar que siguiera durmiendo. Cuando abrí la puerta lo suficiente como para poder pasar salí del cuarto sin soltar el brazo del intruso. Una vez que estuvimos en el pasillo, cerré la puerta. ¯Ahora lárgate cabrón, le dije con un susurro. El ver su cara mejor iluminada me asqueó un poco, no era un tipo para nada agradable, tenía la nariz cuadrada y grande, su mentón era rígido y anguloso, sus labios finos y sin gracia y sus ojos algo saltones, para colmo tenía unas anchas cejas que le daban un aspecto de hombre de las cavernas. ¯Qué bien lo pasamos, preciosa, me dijo con una sonrisa maliciosa.
¯ Te dije que te vayas. ¯ ¿No te da miedo que después de esto ande publicando el video que grabé de tu familia? Por un momento me había olvidado de eso. ¯Eso lo vamos a arreglar en otro momento, te pido que por favor no hagas nada ni se lo muestres a nadie, pero hablar ahora es demasiado peligroso para los dos. Por eso te pido que te vayas. Hablamos en otro momento. ¯ ¿En qué momento? ¿Y dónde? Preguntó mientras metía su flácida verga dentro del pantalón. ¯Mañana. En la plaza oval. Nos vemos a las cuatro de la tarde, pensé lo más rápido que pude y esa fue la mejor respuesta que pude darle. ¯Está bien nena, me voy a ir sólo para que veas que tengo la intención de colaborar… pero no me falles mañana porque si no las cosas se van a poner muy feas para tú y tu familia.
¯Eso ya lo sé, no hace falta que me andes amenazando a cada rato. Ahora lárgate ya mamón… y no robes nada de la casa. ¯Yo no soy ningún ladrón, me dijo con el ceño fruncido. ¯Muy honesto no eres, por algo andas metiendo a escondidas en la casa de la gente. ¯No te preocupes, cariño, ya conseguí lo que vine a buscar, dijo esto acariciando mi húmeda coñito. - Y tú misma vas a ser la que me dé todo lo que quiero. Nos vemos mañana. ¯Procura que nadie te vea salir, yo no me hago cargo si te cruzas con mi viejo o mi tío y alguno de ellos te mata a golpes. Después de todo eres un intruso dentro la casa, así que te recomiendo que andes con cuidado. Caminé con él todo lo que quedaba del pasillo y desde allí vi cómo giró hacia la izquierda, donde estaba la cocina y se dirigió directamente a la puerta del patio. Tuvo la gentileza de cerrarla detrás de él al salir. Como la puerta en su mayoría es de vidrio, pude verlo perderse en la oscuridad del patio. Me quedé de pie allí durante unos segundos y cuando no vi más rastros de él volví a mi cuarto. Al entrar me llevé una gran sorpresa que me dejó petrificada por unos instantes. Mayra había encendido una lámpara y estaba sentada en la cama, completamente desnuda. Me miraba como si fuera un perro guardián. Lentamente cerré la puerta de la habitación y apoyé mi espalda contra ella, sin apartar los ojos de mi hermana. ¯ ¿Con quién has estado follado? Me preguntó con recelo. ¯ ¿Por qué lo dices? ¯ Por dos cosas, levantó dos dedos formando una “v”. ¯ La primera… te escuché, sé que estabas follando con alguien. La segunda… tienes la cara llena de lefa. No sabía qué decirle. Estaba aterrada. ¿Qué pasaría si ella descubría que ese intruso había estado follándome apenas minutos antes en la cama junto a ella? ¿Entraría en pánico y saldría corriendo a advertirle al resto de mi familia?
¯ ¿Era papá? Preguntó ella al darse cuenta que de mi boca no iba a salir palabra alguna. ¯ ¿Eh? S… Sí… era papá. ¯ ¿Y por qué no me lo dijiste cuando entré? Su enojo se iba incrementando gradualmente. ¯Porque… porque… porque lo quería sólo para mí, mi cabeza reaccionó y comenzó a elaborar una mentira a toda velocidad. ¯ Perdona cariño, sé que fue muy egoísta de mi parte, pero hoy fue la primera vez que papá me folló… eso me dejó muy excitada y quería disfrutarlo una vez más, sola, sin nadie que nos viera.¯ Y yo llegué a interrumpiros, dijo bajando la guardia. ¯No es tu culpa, tú no sabía que estábamos aquí. Perdón por no decirte nada. ¯Ya sé. Está bien, te perdono con una condición. ¯ ¿Cuál? ¯Acostarme en tu cama. Dudé durante unos segundos se hizo el silencio, pero final no vi nada de malo en obedecerla, así que lo hice. Cuando estuve boca arriba en mi propia cama ella se lanzó sobre mí. Sus piernas se trenzaron con las mías, con ambas manos me agarró una teta y le dio y fuerte chupón al pezón endurecido. Solté un gemido debido a la fuerza con la que lo había succionado. ¯Quiero probar la leche de papá, me dijo mirándome muy de cerca con sus grandes ojos marrones. A continuación pasó su lengua por mi mejilla, recolectando el semen que aún había sobre ella. Me generó una gran calentura ver el blancuzco líquido en su lengua y ver cómo luego se lo tragaba. Repitió la acción una y otra vez, pasando su lengua por toda mi cara, ignorando por completo que esa no era la leche de nuestro padre. Mayra comenzó a hacerme una paja mientras su lengua recorría toda mi boca, por fuera y por dentro. Me hizo suspirar de placer en más de una ocasión, yo aproveché para relajarme y dejarme llevar por la hermosa sensación que me producían sus dedos que se movían inquietos dentro de mi coño. De a poco su boca fue bajando, recorrió mi cuello y volvió a visitar mis tetas. Se entretuvo allí por un buen rato, pero siempre manteniéndome al borde del orgasmo usando sus ágiles deditos, pero pronto me mostraría que su lengua era tan ágil como ellos.
Cuando su cabeza estuvo entre mis piernas comenzó a comerme la vulva con pasión, como si su vida dependiera de ello…, yo no podía parar de gemir y de sacudirme, aún estaba sumamente excitada por la follada que había recibido recientemente y tener a mi hermana devorándome el clítoris era más de lo que mi agotado cuerpo podía tolerar. Sé que en algún momento llegué al orgasmo, porque recuerdo las espasmódicas sacudidas y la introducción de los dedos de mi hermana en mi culo, sin embargo no recuerdo mucho más, por desgracia llegué al límite de mis energías y me quedé dormida. A la mañana siguiente me desperté abrazada a Mayra, ella estaba preciosa, con su carita reposando en una de mis tetas. Acaricié su cabello suavemente, pero esto bastó para despertarla. Le llevó unos segundos darse cuenta de dónde estaba, pero en cuanto lo consiguió me dedicó una cálida sonrisa. Le di un rico beso en sus tiernos labios de “los buenos días”, se lo di en la boca porque ya no había pudor entre nosotras y nunca más lo habría, como si fuéramos amantes. ¯Me gustaría despertarme así todos los días, me dijo ella justo antes de darme otro beso, aún más apasionado que el anterior. Después de eso decidimos darnos una ducha… juntas. Cuando llegamos al baño nos encontramos la puerta entreabierta, dentro estaba Rosendo, afeitándose frente al espejo, completamente en bolas ofreciéndonos su fornida complexión muscular desnuda. Sonrió al vernos entrar, estoy casi segura que también vi su falo dando un saltito de alegría. Mi hermana y yo debíamos formar una hermosa vista para alegrarle la mañana a cualquier hombre heterosexual… dos lindas adolescentes completamente desnudas y con claros signos de excitación en sus pezones y entrepiernas. Le preguntamos a nuestro tío si no le molestaba que nos ducháramos mientras él se afeitaba y dijo que sería un imbécil si ver dos chicas preciosas enjabonándose mutuamente en la ducha llegara a molestarlo.
Una vez que el agua estuvo caliente, las dos nos metimos en la bañera, pero permanecimos de pie y cumplimos la fantasía de mi tío, comenzamos a enjabonarnos la una a la otra, tomándonos un tiempo significativo cada vez que nuestras manos llegaban a una teta, una nalga o el coñito de la otra. Mi tío nos miraba a través del reflejo que le brindaba el espejo e intentaba afeitarse lo más rápido posible.
Para cuando terminó su verga ya estaba completamente dura y Mayra me estaba chupando una teta mientras yo la masturbaba. ¯Ahora que recuerdo, yo también debería darme una ducha, dijo Rosendo ¿Os molesta si me sumo a la fiesta de la espuma? ¯Aquí hay poco espacio tío, le dije. Así que si no te molesta que te estén rozando culos y tetas todo el tiempo, entonces puedes venir.¯Puedo tolerar eso, dijo con una gran sonrisa. Su glande también parecía sonreír, y todo su pene se sacudía de forma espontánea, ya la tenía tiesa en estado horizontal con su bálano despejado del prepucio, todo un ariete presto a la incursión si alguna dama se dejaba invadir. En cuanto entró en la bañera sentí su duro miembro viril entre mis nalgas, me pegué más a él y dejé que me enjabonara la teta que Mayra no estaba chupando. Me di cuenta que la intención de mi tío era la de enterrarme la verga, y no por cualquier agujerito… él quería meterla en mi coñito. En las últimas horas no me permitían que volviese a su estado normal, ya habían pasado nada más y nada menos que cuatro pollas distintas con sus correspondientes descargas de esperma. Forcejeó con la punta de su polla intentando dilatarme, pero no podía conseguirlo ya que el agua, al contrario de lo que algunas personas creen, es un pésimo lubricante sexual. Como la idea de ser penetrada vaginal me pareció una excelente forma de comenzar el día, extendí mi brazo izquierdo hasta dar con el grifo y cerré el paso del agua. A partir de ese momento todo resultó más cómodo, ya no tenía tanta agua corriendo por mi cara y mi hermanita no necesitaba detenerse para respirar mientras me chupaba la teta. Para facilitarle aún más la tarea a Rosendo, subí uno de mis pies al borde de la bañera y me incline levemente hacia adelante, de esta manera mi culo quedó en mejor posición para que él pudiera entrar a mi coñito quedando mi rajita entreabierta presta a la incursión peneana. Mayra se puso de rodillas, supuse que estaba dispuesta a chuparle los huevos a su tío, pero esto no ocurrió debido a que Rosendo le enterró el rabo en la boca, pude ver como ella la chupaba, llenándola con su saliva.
Supuse que la intención era lubricarla, además Rosendo me metió un dedo, cargado con su saliva, en mi agujerito de atrás abriéndome el ano en una escalofriante sensación. Pocos segundos después su ariete hacía la entrada triunfal en mi coño… yo ya estaba disfrutando de una verga que bombeaba intensamente dentro de mi coñito y de la maravillosa lengua de Mayra que no dejaba ni un milímetro de mi clítoris y de los testículos de su tío sin recorrer, al tiempo que sus bolas se balanceaban en cada incursión. Tenía muchas ganas de gemir y gritar de puro gusto, pero decidí no hacerlo ya que no sabía si los demás miembros de mi familia aún dormían. Me encantaba la forma salvaje en la que mi tío me daba por el culo atravesándome la vagina, él no tenía la torpeza de Unai, era más preciso y constante con sus movimientos y me hacía disfrutar en grande…, aunque en ese momento él contaba con la gran ayuda de mi hermana. Estaba disfrutando tranquilamente ese momento de placer en cuanto la puerta del baño se abrió. Los tres nos quedamos como estatuas mirando al recién llegado.¯ ¡De puta madre! Vosotros sí que la pasan bien, dijo mi primo con una amplia sonrisa, estaba completamente desnudo. ¯ Me dan ganas de venir a vivir aquí. Mi tío reanudó la follada que me estaba dando en el coño. Ariel entró y se acercó al inodoro… comenzó a orinar casi al instante.
¯Pensé que todos seguían durmiendo, siguió diciendo mi primo. ¯ Porque la casa estaba muy silenciosa. Pero bueno, ya es algo tarde…, los demás deberían ir levantándose. ¯ ¿Tarde? ¿Qué hora es? Pregunté asustada. ¯ Más o menos las cuatro menos cuarto. ¯ ¡¿Qué?! Al apartarme de la verga de mi tío casi le pego un rodillazo a mi hermanita. Abrí la ducha y comencé a lavarme rápido. Mi tío, a quien ahora tenía de frente a mí, me miraba intrigado. ¯ Tengo que irme, le dije a modo de respuesta. ¯ ¿Dónde vas tan apurada? Preguntó.
¯ Es algo importante. No puedo decirte. Perdón por interrumpir todo, estaba muy bien todo. Te prometo que cuando pueda, os voy a compensar, hablaba también con Mayra. ¯ ¿En serio te vas? Preguntó Ariel. ¯ Y yo que pensaba unirme a la fiesta. ¯Hoy no va a poder ser. ¯Yo me quedo, acotó Mayra. ¯ Digo, por si queréis continuar… No tuvo necesidad de completar la frase, los dos hombres entendieron perfectamente y le contestaron con una sonrisa. Salí del bañó, secándome con una toalla. Lo último que vi antes de cerrar la puerta fue a mi hermana metiéndose la recia polla de Rosendo en la boca mientras masturbaba a su primo. Me daba mucha pena no poder quedarme, y más pena me daba tener que irme con tanta calentura a cuestas…, pero tenía que tratar un asunto muy delicado, del que toda mi familia dependía. Entré a mi cuarto y me vestí apresuradamente… tres veces, hasta que pude dar con la ropa que me pareció la adecuada para la situación. Miré el reloj antes de salir, aún no era tarde, la plaza me quedaba cerca y si caminaba rápido no me tomaría más de tres minutos llegar a ella.
CONTINÚA...
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