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Continúanos viéndonos todos los días como veníamos haciendo hasta hora, por las mañanas cuando mi marido se había marchado al trabajo y estábamos algunos días hasta la hora de comer, otros se quedaba a comer y después seguíamos hasta las 5,30 o 5,45 de la tarde pues mi marido solía llegar a las 6,00 de la tarde de trabajar poco más o menos. Pero llegó un día en que no se presentó, yo le esperé y al día siguiente igual y no se presentó. Pensé que sería por que le habría surgido algún tema y no me habría podido avisar. Le llame por teléfono al número de móvil que él me había dado y no me lo cogía, pasaba la llamada una y otra vez y no me descolgaba. Los días siguientes hasta completar una semana hice lo mismo y todo se volvía a repetir, no me descolgaba el teléfono. Yo con su madre, mi amiga María Jesús, me seguía viendo al menos una vez por semana e intuía que ella sabía algo de lo mío con su hijo, pero ni ella ni yo decíamos nada. Yo como si no hubiera pasado nada la pregunté:
“María Jesús, ¿Qué tal Raúl?, pues ha estado visitándome para que le ayude en sus estudios durante un tiempo, pero lleva ahora unos días que no va por casa, ¿no estará enfermo?”.
Ella me contesta:
“No Maribel, no está enfermo está bien, no sé porque no habrá vuelto a tú casa. La verdad es que ahora con sus estudios y controlando un negocio que ha montado hace poco en el que me tiene también a mi trabajando, está más ocupado. Por este motivo, también el otro día no pude quedar contigo cuando me llamaste, pues tenía trabajo que hacer a esa hora y no podía dejarlo. No te preocupes seguro que dentro de poco vuelve con alguna duda de la clase para que se la resuelvas. Ya sabes cómo son los jóvenes unas veces toman las cosas con mucho interés y después lo dejan para volver sobre ello más tarde”
Raúl siguió, sin visitarme las semanas siguientes, en este tiempo me tocaba venir el periodo y no me vino, presentándoseme de esta forma mi primera falta. Fui a la farmacia y compre un test de prueba de embarazo, me le hice y dio positivo, por tanto tenía que hacer algo para convencer a mi marido que el hijo que estaba gestando en mi vientre era suyo y no sospechara de que no era así. De modo que durante toda esa semana procuré animar a mi marido y que folláramos todos los días y que se corriera dentro de mi vagina.
Estaba una mañana haciendo limpieza y preparando la casa, cuando llamaron al timbre, fui a abrir, y el corazón me dio un vuelco y debió de cambiarme la cara por la alegría, delante de mí estaba mi ahijado Raúl y sonriéndome me dijo:
“¿Puedo pasar?”
Yo como enfadada, pero sin quitar la sonrisa de mi cara le dije:
“No debería dejarte, pues llevo días tratando de hablar contigo y no me coges el teléfono ni has venido a visitarme y encima…”
Me quedo un poco parada sin continuar hablando a la vez que le dejo pasar y cerramos la puerta, y entonces él me dice:
“¿Y encima… qué?, ¿Qué quieres decirme?”
Yo le contesto:
“Encima me has preñado, he tenido mi primera falta, he ido a la farmacia, he comprado un test de embarazo, me le he hecho y me ha dado positivo. Por eso llevo desde que lo he sabido, follando sin protección todos los días con mi marido, para hacerle creer que él ha sido el que me ha dejado preñada y me ha hecho la barriga. Pensé que ya no volverías por aquí, que te aprovechaste de mí y conseguiste lo que querías y después me habías abandonado. Por favor no vuelvas hacerme esto, te necesito y quiero que no me dejes ni un día sin poder estar contigo, mi niño querido”
Él entonces acercándose a mí y casi sin tocar sus labios los míos, me da un beso y me dice:
“Gracias madrina, por ese hijo que vamos a tener, aunque se lo cargues a tu marido, pero yo y tú siempre sabremos que es de los dos. Yo también te he echado de menos en este tiempo que no he venido por aquí. No he querido cogerte el teléfono, pues estaba muy ocupado con mis estudios y con el negocio que he montado en la que tengo a mi madre trabajando para mí y si tú quieres pronto estarás tú también y quién sabe si alguna conocida más tuya. Pero ahora ya estoy de nuevo aquí para saciar tu deseo y ganas de estar conmigo y compensarte por estos días que no he podido hacerlo. Pero antes quiero volver a preguntarte, lo que ya hice hace tiempo, pero que quiero que me lo vuelvas asegurar si sigue así la cosa o si no, que me lo digas. ¿Maribel eres mi puta y estas dispuesta a complacerme y hacer todo lo que yo te diga sea lo que sea mi querida madrina?”
Yo con el ánimo por las nubes me agarro con mis manos a su cuello y acercando mi boca a la suya le doy un fuerte beso introduciendo mi lengua dentro de la suya y tragándome su saliva con ansía como si se me fuera acabar y cuando acabo de besarle le digo:
“Si mi amor, soy tú puta y todo lo que tú quieras y puedes pedirme y hacer conmigo todo lo que quieras y lo haré y te complaceré en ello. Porque nunca he sido tan feliz como los ratos que he pasado entre tus brazos y cuando te he tenido dentro de mí. Te he echado en estos días, que no me has visitado, tanto de menos todo esto, que no quiero que vuelva a ocurrir y si para ello tengo que ofrecerme y darme por completo a ti como si fuera tu esclava, tu sierva sumisa yo lo seré, pero por favor no vuelvas a tenerme tanto tiempo sin ti mi amor”.
Entonces él agarrándome de la mano fuimos hacía el salón y nos sentamos los dos, uno junto al otro, en el sofá. Él pasándome su fina y delicada mano por encima de mi bata, a la altura de mis pechos, poco a poco fue metiéndola bajo ella hasta llegar a mi sujetador y sacarme los pechos fuera. Y comenzó a tocármelos con pasión y a jugar con mis aureolas y pezones, con lo cual me estaba poniendo muy caliente me dijo:
“Maribel ¿te gusta que te acaricie tus pechos? ¿Te excita que te lo haga?”
Yo le contesto:
“Si me está encantando, y me excita muchísimo, ya sabes que es una de las zonas más sensibles de mi cuerpo y si me los tocan como tú lo estás haciendo ahora, me vuelven loca y no soy nadie en las manos del que me lo hace. Eso prácticamente es lo que tú estás consiguiendo en estos momentos, mi amor”.
Él entonces me desabrocha mi bata y me la abre y me la va quitando hasta dejarla tirada en uno de los sillones que forman, junto con el sofá, el tresillo que tengo en mi salón: Me ha dejado solamente con el sujetador por debajo de mis tetas (pues ya me las había sacado de sus cazoletas anteriormente) y con mis bragas de tiro alto normales (las que a él le gustan). Vuelve con sus manos a mis pechos y una de ella la baja hasta mi entrepierna y comienza a acariciar mi sexo por encima de mis bragas y entonces me dice:
“¡Uf madrina! Ya estas empapada y no hemos comenzado, eres una mujer muy caliente, que lastima que tú marido no haya sabido sacar a la mujer caliente y ardiente que llevas en tu interior, cuanto habríais disfrutado los dos y no que por su torpeza no has podido. Pero tranquila mi amor, que conmigo eso no pasará.”
Yo no le dejo acabar y le contesto, llevando mi mano a su bragueta, abriéndosela y sacando al exterior su hermosa y tan deseada polla y comenzando a acariciársela:
“Sí mi amor, me has puesto a tope, estoy chorreando y no dejo de echar flujos, estoy muy excitada, pero no pares de tocarme por favor, sigue, sigue”
Él me hace caso y mientras sigue tocándome me dice:
“Madrina, antes cuando empezamos hace dos meses y pico, no me atrevía a decirte lo que te voy a contar, por miedo a que me dijeras que estaba loco y me prohibieras seguir contigo. Pero ahora que ya me has dicho que eres mi puta, mi mujer y mi sierva y que harás todo lo que yo desee, quiero que conozcas algo que me excita mucho y me gustaría hacerlo contigo. No te enfadarás porque te lo diga, verdad, mi putita”
Entonces yo muy excitada le digo:
“Dilo sin preocuparte, soy tuya y haré todo lo que desees, no tengas miedo, sea lo que sea lo haré, solo deseo hacerte feliz y ser tuya en todo y para todo”
Entonces Raúl, me dice algo que nunca hubiera esperado que me dijera:
“Maribel, me excita y me gustaría muchísimo verte gozar con otros hombres a los que yo te entregue. Bien en mi presencia o sin estar yo presente, por eso quiero que me digas si me complacerás en ello, mi amor”
Yo ya fuera de mí por la excitación y sin haber valorado lo que me ha dicho y solo con el deseo que me posea le digo:
“Si mi amor, si ya te he dicho que haré todo lo que tú quieras que haga, y si lo que quieres es verme entregada o entregarme a otros hombres, aunque no me gusta, lo haré por complacerte. Pues como te he dicho antes, soy tu puta y haré siempre lo que tú desees y me digas que haga, pero por favor ahora necesito que me poseas. Necesito tener tu polla dentro de mi chocho, de este chocho ardiente que ya ves lo mojado que le tengo y del que no deja de fluir flujos y jugos que parece una fuente solo por las ganas y el deseo que tengo de ti mi amor”
Entonces él, se desabrochó el pantalón y junto con sus calzoncillos y se lo bajo hasta sus tobillos, se quitó una patera primero y luego la otra y apartó a un lado la prenda de vestir que acababa de quitarse. Luego me dijo:
“Ven súbete encima de mis piernas, apártate un poco el elástico de unas de las pateras de tus bragas, pero no te las quite. Hoy quiero follarte y poseerte con las bragas puestas, te la meteré por el hueco que dejes al separarte las bragas como te he dicho. Ves dejándote caer despacio sobre mi polla y ves entrándotela poco a poco. Hoy quiero que seas tú la que me folles a mí. Cuando la tengas toda dentro mantente quieta un momento y juega con los músculos de tú vagina sobre mi herramienta y luego comienza a cabalgarme despacio, poco a poco, hasta que tú excitación y gusto te haga saltar y brincar sobre mi polla hasta que consigas córrete tú y hacerme a mi llegar también a mi orgasmo”
Yo haciéndole caso y desnuda solo con mis bragas me coloco con mis piernas abiertas de pie encima de él, dejando sus piernas entre las mías. Me separo con una de mis manos el elástico de una de mis pateras, de mis bragas, dejando mi coñito al aire. Luego voy flexionando las piernas y dejándome caer sobre su erecta polla, poco a poco voy descendiendo, con cuidado, hasta que la punta de aquella enorme y gorda polla toca la entrada vaginal. Sigo dejándome caer sobre su hermosa herramienta, pero no me entra bien, como otras veces, debido quizás a la presión que el elástico de la braga hace sobre su polla. Al notar que la cabeza de su polla traspasa mis labios menores, siento un gran placer y no puedo por menos que emitir un gemido de placer y dolor a la vez:
“Unnnffff ahhh Diosss, es enorme y no me entra todo lo bien que debiera”
Entonces vuelvo a levantar mi cuerpo un poquito sin dejar que se salga del todo y comienzo un segundo intento, pero no acaba de entrarme todo lo que quiero, entonces le digo:
“Joderrrr, no entraaa, es como si te hubiera engordado en este tiempo que no te he visto, mi niño, la siento gordísimaaa.”
Entonces él agarrándome de mi cintura me dice para tranquilizarme:
“Tranquila madrina, relájate y ya verás como todo va bien y acaba entrándote toda”.
Yo vuelvo a intentar entrarla más, en un tercer intento y sigo apretando hacía abajo y noto que sí va entrando, el al notarlo también y para seguir tranquilizándome me continúa diciendo:
“Vessss, la notaaasss, ya ha empezado a entrar, tienes que tranquilizarte Maribel”
Yo le contesto:
“Siiii siiii joderrrr si la notooo, la notooo y la disfrutooo, joderrr que pollonnn, como me pones cariñooo, que gustooo me dasss…”
Entonces al oírme me dice Raúl:
“Ahora estate quieta un momento hasta que tu chochito se dilate y se amoldé a mi polla, putita, así muy bien: Ahora vamos a bajar un poco más, hasta que te entre toda, vas a ver pedazo de puta, lo que vas a disfrutar siendo tú la que me folles, que eres toda una golfa.”
Yo le obedezco y voy descendiendo hasta que toda aquella gran polla desaparece en mi interior, y al tenerla totalmente ya dentro le digo:
“Diosss Diosss ahora sí que la notooo, que gustooo, me destrozasss cabrón, siiii, ahhh, esto es la gloriaaa, noto como si me llenaras completamenteee, siiii, siiii mi amoorrr...”
Al acabar yo de hablar acerco mi boca a la suya y de nuevo comienzo a darle un morreo con todas mis ganas, noto como él retuerce su lengua también con fuerza y profundamente como si quisiera llegar hasta mi garganta. Cuando acabamos me agarra fuerte de mis caderas con ambas manos y me dice:
“Maribel mi puta, ahora que la tienes toda dentro muévete, comienza a cabalgarme, sube y baja sobre mi polla, fóllame, fóllame puta”
Yo le obedezco y al acto comienzo a mover mis caderas, mi pelvis, al tiempo que vuelvo a llevar mi boca a la de él y me fundía en otro beso. Él suelta una de sus manos de mis caderas y la lleva hasta una de mis gordas tetas, que en ese momento están saltando y moviéndose como dos campanas, y comienza a aplicármela unas caricias que me vuelven loca, deja una y coge mi otra teta. Del placer que con ello me produce, más el que estoy sintiendo con mi follada, el cabrón de mi ahijado consigue arrancarme mis primeros jadeos. Los dedos de él juegan con mis pezones, acariciándolos una y otra vez, y obteniendo yo un grado de excitación brutal y no pudiendo más le digo:
“Uuhmm uhmmm, siii, diosss, me gustaaaa, me gustaaa, lo que me haces en mis pechooossss vas a conseguir que me exploten de los duro que los tengoo, siiii siiii… siiiii Raúúúllll sigueee, sigueeee por favor no pareeesss”.
Él entonces ayudado ya por sus dos manos lleva mis senos a su boca y comienza a saborear y degustar intensamente el sabor de cada uno de mis pechos y de cada pezón y notar la dureza de los mismos en su lengua. Yo, muy excitada, llevo mis manos a su cabeza se la sujeto, se la acaricio, cierro mis ojos para disfrutar más si es posible del placer que con su lengua y boca me está proporcionando. Siento que me voy a correr y acabo de comenzar como aquella que dice la follada y no pudiendo reprimirme vuelvo a soltar por mi boca nuevos gemidos de placer:
“Siiii, cómetelos todossss, los pezonesss, comeme los pezonessss, siiii mi amoorrr asiiii, asiii, que gusto me estás dando mi vidaaa”…
Él no sé si al oírme o porque también está muy excitado, es el que ahora comienza a jadear:
“Uuuuuhmmm, uhmmm, siiiiiii, joderrrr que gustooo, siiiiiii, Diossss, que gustooo zorra, diosss que pedazos de tetas que tienes, que gusto me da mamártelas. Lo que me gustaría hacerte lo mismo mientras alguno de mis amigos te follara a la vez, siiiiii eso es lo que deseoo que hagas que te dejes follar por mis amigos y por mí mi amor “
Nuestros gemidos de placer cada vez eran más fuertes y de mayor intensidad, no nos importaba que alguien pudiera oírnos, estábamos los dos muy excitados y calientes. Yo quería que él pudiera contemplar y gozar (pues parece que le encantaban) de mis pechos, deseaba que por un momento pudiera verlos moverse en todo su esplendor y si después quería o lo deseaba que volviera a comérmelos. Por eso levantando mis manos de su cabeza me las coloqué en la nuca adoptando una postura que invitaba descaradamente a disfrutar de mis pechos y pezones completamente expuestos y saltando arriba y abajo y golpeándole con ellos en su cara.
Yo en mientras no dejaba de mover mi culo, mi pelvi y todo mi cuerpo y siempre manteniendo su gran y hermosa polla dentro de mi vagina. Yo tras unos minutos y muy caliente y excitada dejo la postura que había adoptado para mostrar mis pechos en todo su esplendor e inclinándome hacía mi ahijado, lo abrazo fuertemente y comienzo a tener una serie de espasmos, (prueba inequívoca de que me está llegando el orgasmo) haciendo que me corra con una intensidad y con gran abundancia de jugos que comienzan a querer salir por mi sexo, a la ver que comienzo a emitir gemidos de placer y gritar como una perra y golfa salida diciendo:
“Siiii siiii, te gusta mi niñooo como te estoy follando, siiii, siiii tu a miii me estas destrozandooo y me estás haciendo gozar como nunca con esta maravilla que tengoooo dentro de miiii, siiiii. Destrozameee, follameee, me corro cabrón, la quiero todaaa, todaa, quiero que te corras tú tambiénnnnn mi vidaaa corrreteee”
Y él ahora al sentir también su orgasmo comienza a mover su pelvi al ritmo que yo le estoy marcando con mi cabalgada. Entonces mi ahijado me agarra fuertemente por mis caderas y aumenta el grado de intensidad de sus penetraciones. Cuando noto que me da uno, dos y tres empujones más fuertes hacía mi coño, como si quisiera taládrame por completo y entonces comienzo a notar cómo se derrama dentro de mí su caliente esperma a la vez que él gimiendo de placer me grita diciéndome:
“Mariiiibeeel, siiiiii joderrr, como me gusta que me follleeeesss tuuu, siii, eres una pedazo de zorraaa, siiii quieroo corrermeeee, te voy a llenar el coño de lefaa. Joder que puta eres y más puta vas a ser a partir de ahoraaa… van a follarte más hombres que te hayas podido imaginar que lo hicieran en tu vidaaa a partir de ahoraaa… siiii mi putaaa me voy a correrrrr, me voy a correrrr, puta te voy a llenar de lecheee, siiii, siiii, aaaahhh… tomaaalaaa todaaaa mi lecheee…”
Y dicho esto vuelve a dar una última fuerte y profunda embestida, y Raúl vacía por completo sus huevos dentro de mi vagina. Yo dejo de moverme y me abrazo aún con más fuerza a mi amado, sintiendo su torso desnudo pegado a mis gordos pechos. Así permanecimos durante más de cinco minutos, sin dejar que se saliera de mi interior su polla, mientras descansábamos de nuestra cabalgada. Pasado un rato me dijo:
“Maribel, levántate despacio y ves sacándote mi polla, pues si lo haces de golpe puede dolernos a los dos y siéntate aquí a mi lado”.
Yo hago lo que me dice y cuando acabo de sacar su majestuoso miembro de mi vagina, oigo un sonido como si destapáramos una botella y comienza salirme y fluir del interior de mi coño gran cantidad de líquidos, mezcla de mis eflujos y su semen. Comienza a correr despacio todo lo largo de mis muslos y piernas para llegar hasta mis pies. Nunca antes recuerdo que me hayan llenado tanto de semen y que yo echara tantos fluidos, en pocos minutos se ha formado un charco en el suelo con ellos. Él me coge de la mano y tira de mí y sin dejarme siquiera secarme o limpiarme un poco con mi bata, hace que me siente a su lado. Al sentarme veo su polla un poco flácida pero sin perder toda su dureza aún, y sin decirme nada, llevo mi boca a ella y metiéndomela en la boca comienzo a limpiársela, diciéndome él:
“Muy bien mi putita, ya no hace falta siquiera que te diga que me la limpies, ya lo haces sola y como te gusta tenerla dentro de esa boquita tan hermosa y jugosa que tienes. Con lo que te costó hacerme tú primera mamada, y que bien lo haces Maribel, te estás convirtiendo en toda una golfa “
Yo continúe chupándosela y lamiéndosela hasta que se la tuve completamente limpia. Después lleve mi boca a la suya y nos besamos con pasión pasándonos nuestras salivas del uno al otro y saboreando los dos, el sabor de nuestros sexos impregnado en los restos de fluidos que yo acababa de limpiarle y que ahora estaban mezclado con nuestras salivas. Continuamos acariciándonos y sobándonos, él mi cuerpo y yo el suyo, a la vez que hablábamos y nos contábamos cosas que nos habían pasado en este tiempo que no nos habíamos visto. Él me recordó que aunque no había podido estar físicamente conmigo en esos días, no había dejado de verme y saber todo lo que hacía ni un solo instante. Esto hizo que yo recordará algo que ya se me había olvidado, y era que aún estaban las cámaras que había instalado puestas y yo seguía sin saber dónde estaban colocadas y escondidas. Por tanto cuando le conté lo del embarazo ya debía de saberlo. Igual que estoy segura que sabía y que nos había visto, durante toda esta semana, follar a mi marido y a mí, con el fin de que dentro de pocos días hacerle creer que me había quedado preñada y de esa forma cargarle el hijo que esperaba de Raúl. Me dieron intención de preguntarle donde tenía escondidas las cámaras, pero no lo hice, pues sabía que nunca me diría donde estaban. De esa forma siempre podría verme y a mí me gustaba saber que lo hacía, pues así podía pensar que aún sin tenerlo presente de alguna forma seguía estando conmigo cuando marchaba de mi lado. En un momento de nuestra conversación me dijo:
"Tengo muchos planes para ti y para mí Maribel ¿sabes? Ya te conté hace tiempo que tengo amigos que les gustas, te desean y que están deseando follarte"
Yo entonces le dije:
"¿Qué? ¿Tus amigos?",( pregunté escandalizada) yo me creí cuando me los comentaste que era una cosa tuya para alagarme , pero veo que si lo has vuelto a decir , no es así , sino que es cierto, ¿verdad?”
Él me contesta:
. "Sí, es verdad, como tú dices y son los primeros en los que he pensado cuando te propuse antes que me gustaría que follaras con otros hombres a los que yo te ofreciera, bien delante de mí o solos con ellos, pues eso me excita muchísimo y tú has accedido”
Yo un poco contrariada, pero dándome cuenta que era verdad que se lo había dicho e incluso le había dicho que pudiera hacer todo lo que quisiera conmigo, le digo:
“Pero como voy hacer eso, si lo hiciera, me convertiría o me sentiría como una puta: ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué sea una puta?, yo me creía que solo sería tuya “
Él muy serio me mira a los ojos y me dice:
“Si madrina, eso es lo que quiero y tú me dijiste que serías mi puta para todo. Por eso te lo he vuelto a preguntar hoy cuando he llegado. Pero si no vas a cumplir lo que me has dicho, es que no me quieres y por tanto es mejor que dejemos de vernos. Solo te pido que cuando nazca nuestro hijo me dejes verlo de vez en cuando y tenerlo en mis brazos alguna vez. Me voy a vestir y me marcho. Maribel, seguiremos como antes de ser amantes, tú serás mi madrina y yo tú ahijado, pero no volveré a estar nunca más contigo como hombre y mujer”
Él levantándose del sofá, fue a coger su ropa para ponérsela y cuando se había ya puesto la camisa le dije:
“Mi niño, por favor, no me hagas eso, sé que te lo dije, pero pensé que solo serías tú el que me tendrías, no que me ofrecerías a tus amigos para que también gozaran de mi”
Raúl entonces, colocándose sus calzoncillos me dice:
“Por eso te volví a preguntar si realmente querías ser mi puta, y me contestaste que sí. Y al decirte que me excitaría verte follar con otros, también me dijiste que si era eso lo que deseaba y quería que lo harías y ahora me dices que no. Eso no es así madrina, si eres mi puta y deseas tenerme y que yo sea feliz contigo debes de cumplir lo que me has dicho. Si no… no pasa nada hacemos como te he dicho, lo dejamos y seguimos como antes. Voy a terminar de vestirme y me voy“.
Yo entonces viendo que lo decía en serio, y que por tanto dejaría de estar con él, que es lo que más deseaba, pues ningún hombre en mi vida me había hecho gozar como lo había conseguido él. No sé qué tenía ese niño que no podía pasar sin él, lo necesitaba a mi lado y deseaba hacer constantemente el amor con él, y si no hacía lo que me decía lo iba a perder como hombre y amante para siempre. Y no estaba dispuesta a eso, por tanto para no perderlo tomé la decisión más crucial que en mi vida había tomado al consentir en su deseo, y le dije:
“Está bien Raúl tu ganas, estoy loca por ti y no podría vivir sin tenerte a mi lado y sin que me hicieras gozar como gozo cuando estoy contigo. Seré tu puta y de los demás si es lo que tú quieres, pero por favor no te marches. Yo ya he cedido a tus caprichos ahora quiero que te quedes a comer conmigo y volvamos hacer el amor durante todo este tiempo que nos queda hasta la hora de la comida y tras comer hasta un poco antes de la hora que llegue mi marido ¿de acuerdo?”
Con estas palabras acababa de dar un giro por completo a mi vida y han sido, entre otras cosas, el motivo de encontrarme yo ahora aquí en esta casa prostituyéndome.
Entonces él, volvió rápidamente a desnudarse se acercó a mí, me dio un fuerte beso y abrazándome pegando su cuerpo al mío desnudo y lleno de restos de su semen y mis fluidos me dijo:
“Gracias, madrina, pero esta vez no te echaras atrás como acabas de hacer antes ¿no?”
Yo bajando la cabeza un poco avergonzada le digo:
“No cariño, no lo haré a partir de ahora soy tu puta y tu sierva para todo lo que me mandes y quieras hacer conmigo. Pero con la condición de que nunca me dejes ni abandones y que me hagas el amor y me ames a diario”
Él rápidamente me dijo:
“Así será, trato hecho”
Me alargó su mano yo se la estreche y sellamos nuestro trato. Después sin soltar mi mano me atrajo de nuevo a él y nos dirigimos hacía mi dormitorio, donde estuvimos haciendo el amor hasta las 5 de la tarde hora en la que tuvimos que dejarlo, pues entre las 5,30 y las 6 es la hora de llegar mi marido. No paramos siquiera a comer y la verdad es que no eché de menos la comida, pues estábamos saciándonos de nuestro amor. Cuando se despidió Raúl al darme el beso de despedida me dijo:
“Mañana traeré a tu casa a algunos de estos amigos que tanto te desean para que te follen. Gracias por aceptar mis condiciones, sé que te ha costado hacerlo, pero vuelvo a decirte que tengo grandes planes para ti”.
Cuando se fue arregle como pude rápidamente la casa, con el fin de que mi marido no notara nada. Pero cuando fui a arreglar el salón me di cuenta que el sofá en el lado donde yo me había sentado había una gran mancha, como consecuencia de haber absorbido mis fluidos al sentarme tras la follada y cabalgada que nos dimos mi querido amante y yo. No sabía qué hacer, pues tampoco tenía tiempo para pensar por la proximidad de la llegada de mi marido. Me inventé que se me había caído comida en él y lo había dado con un trapo húmedo para limpiarlo (cosa que hice para ver si salía realmente la mancha de semen y fluidos, y salió, pero quedó mojado). Tras haber superado este contratiempo, me fui al cuarto de baños y me duche, para quitarme todos los restos de sudor, semen y fluidos que tenía pegado en mi cuerpo como consecuencia de las batallas amorosas que a lo largo del día habíamos tenido mi querido ahijado y yo.
Por la noche en la cama, no podía dormir pensando a lo que había accedido con mi ahijado, con tal de no perderle. Y en más de una ocasión me dije para mí que estaba loca, que como haría para que mi marido no se diera cuenta de todo lo que se me venía encima. Pero también a la vez me excitaba el pensar en que iba a ser entregada a otros hombres que no eran ni mi marido ni mi amante, y al final tuve que masturbarme para poder quedar tranquila y dormirme.
Continuara....
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