Estudiaba en la universidad la licenciatura de mí profesión actual que es mi modus vivendi en que he obtenido todo al darme un estatus de vida que puedo catalogar hasta considerar decente y ejemplar para mí y para mí hijo adolescente de 17 años que es mi hombre y aunque no quiero verlo como el que me prostituye con todos que son sus amigotes, colaboradores de mi oficina, extraños, entre otros hombres con que he tenido sexo y asimismo relaciones amorosas que cualquiera en mi situación ya sería todo un pecador y condenado al mismo infierno hasta despreciada por todos los ojos de la propia sociedad en donde yo que soy la madre y puta de mí hijo de 35 años me mueve y frecuento hasta para variar comparto personal y profesionalmente hoy por hoy.

Bueno retornando a mis tiempos de universitaria era de un estatus muy diferente en que mis estudios universitarios los pagaba trabajando a mitad de tiempo como asistente adjunto de mis profesores que también recibía pagos extras de honorarios acompañándolos en sus reuniones referentes a mi práctica profesional y empresarial que fui acumulando hasta reuniendo incluso anotándolos haciéndome mi propia idea y fortaleciendo mucho más mi conocimiento empírico refrescándome toda esa teoría que estudie como escribía de mis diversos cursos de mi carrera de licenciada.

Todos mis profesores me enamoraban, me coqueteaban, me seducían, me provocaban, me calentaban, me goloseaban, me gozaban, me disfrutaban, me enajenaban, me atraían, me emocionaban, me fascinaban, me excitaban, me extasiaban, me incitaban, me conquistaban, me querían, me amaban, me deseaban, me deleitaban, me apasionaban, me atrapaban, me apresaban, me jugueteaban, me dominaban, etcétera.

Yo vistiendo siempre formal y sencilla hasta presentable e impecable en que mi concina es mi imagen de belleza de mujer natural que con botas de tacón alto con falda a tres pulgadas de las rodillas con camisa de manga larga y chaqueta convirtiéndose en mí atuendo diario de universidad como de trabajo de medio tiempo.

Todos ellos les permitía igualmente les consentía tocarme y dejarme hasta sobarme como agarrarme de ahí nalguearme suavecito mi culo sonriéndoles al tirarme a sus brazos al besarnos en que no perdíamos tiempo al meternos en mi habitación al desnudarlos como tomando yo la propia iniciativa de violármelos y prostituírmelos en que le aumentaba el libido como la intensidad sexual de sus penes a punta de mamármelos de ahí chupármelos y hacerle todos lso cariñitos que se les venía a la menta a la misma imaginación al mismo tiempo y acostarme con ellos que me lo hacían por detrás como por delante jadeándome como gimiéndome al dominármelos a más no poder a tutiplén por doquier en que si me hubiera visto en esa época mi hijo adolescente de 17 años con todos esos hombres que eran mis profesores complacerlos y agradecerles por todas las oportunidades que me dieron en mis tiempos de universitaria que por ellos les debo lo que soy yo hoy por hoy una mujer hecha y derecha hasta excelente y extraordinaria profesional en mi campo de trabajo en que ahora ven porque soy la madre y puta de mí hijo hoy día y mucho más en esta entrega y contándoles la versión 55 de este relato sexual y erótico y mucho más por mí y solamente pro mí hoy por hoy.