"Tomando el sol en la piscina me encuentro con una pareja muy calentita."
"Ya está. Se acabaron las clases, los deberes, los exámenes, el madrugar... y ahora una semana de nada, nada que hacer más que tomar el sol, bañarme, salir con amigos y descansar" pienso mientras tomo el sol en el césped de la piscina.
Entre semana no suele bajar mucha gente, y menos por las mañanas, ahora mismo no hay más que unos niños con su cuidadora y una pareja joven, además del socorrista, por supuesto. El socorrista nuevo, que está para mojar pan. No es que los de otros años no estuviesen buenos, que lo estaban, pero este tiene un no sé qué que me ha puesto más caliente que todo el rato que llevo al sol.
Me pego un baño para bajar el calentón, y el calor también, y, cómo no, se me sale un pezón al saltar al agua, pero por suerte ni la niñera, que está recogiendo a lo lejos, no el socorrista, que está a mi espalda, han visto nada.
Una vez me quedo agusto me salgo, digo adiós a la chica ya los niños cuando está se despide, y saludo de paso al socorrista, prestando especial atención a los escalones para no resbalarme y quedar como una tonta.
Me tumbo a secarme y desconecto un poco hasta que oigo a alguien chistar. Tumbada boca abajo entreabrió los ojos y escaneo el césped entre las patas de la silla, no queriendo moverme mucho. Por fin los veo, la pareja que quedaba. No les veo muy bien, están alejados en un recoveco del límite del césped, entre dos poyetes. Parecen estar haciendo manitas, como cualquier otra pareja. No reconozco a ninguno: él tiene un buen cuerpo, con algo de músculo, pero no muy marcado y blanquito de piel. Tiene una cara alargada y delgada, con un revoltijo de pelo moreno. A ella no le puedo ver la cara por la bolsa que han dejado en el poyete, pero tiene un cuerpo delgado y moreno, tal vez sea latina, con un vientre plano, aunque no muchas tetas por lo que se entrevé en su bikini negro.
Estoy a punto de desviar la mirada, que no es bueno comer delante de los pobres, pero me quedo paralizada si ver que él nube su mano hacia su braga del bikini. Ella intenta pararle y creo que mueve la cabeza para ver si les ven, por suerte deben pensar que nadie les ve desde allí porque el consigue que ceda y, mientras se acerca a besarla, desliza su mano dentro del bikini y veo como comienza a acariciarla. Ella ya no parece resistirse de ningún modo, hasta el punto que parece dejar caer su cabeza hacia atrás, ya que veo parte de su melena rizada morena sobre la piedra.
La verdad es que no sé muy bien qué hacer: me daría vergüenza que se diesen cuenta de que estoy aquí, y mucho peor sería que me pillasen mirando, pero tengo miedo de mover un músculo precisamente por eso, por llamar su atención, y además cortarles el rollo. Así que, más por la indecisión que por otra cosa, me quedo quieta, como al llegar del agua, mientras que veo su otra mano subir a su pecho y masajearle la teta por debajo de la copa. No sé si es por el sujetador o porque no quiere llevar la atención, pero no parece estar haciendo gran cosa, sin embargo ella arquea la espalda para darle mejor acceso, al igual que separa un poco más las piernas. Al instante veo que el hunde más la mano y parece empezar a hacerle un dedo, sin embargo al poco para y la saca para enseñárselo. En este punto, estoy deseando que se vayan a casa a terminarlo y poder hacer yo lo mismo, que un bañito ya no me quita este sofoco, pero no parece ser su intención, ella lleva su mano a su bulto, que es ya evidente y en un abrir y cerrar de ojos, él se baja un poco el bañador y deja a la vista una polla ya bastante erecta. La chica no pierde el tiempo y comienza a acariciarla hasta ponerla completamente erguida y pajearle, ya sin nada del decoro del principio. Él ha vuelto a su tarea con sus dedos, aparta un poco incluso la braga para poder meterle mejor los dedos, que cada vez van más rápido, haciendo que todo su cuerpo tiemble con el mete saca e incluso llegue a soltar algún suspiro. Ella no se queda atrás y aumenta también la velocidad de su mano, resbalándola arriba y abajo sin parar por todo el pene. La escena realmente me está poniendo a tono, pero no puedo hacer nada, así que observo como el lleva su otra mano a la de ella y le dirije para ir más rápido, mientras que la que la pajea a ella se mueve a su vez erráticamente. Ella sigue su paso, subiendo la velocidad, a la vez que sube su mano libre a su teta izquierda para amasarla. Por fin veo como unos chorros blanquecinos salen disparados y caen sobre la hierba y sus manos, sobre todo. Sin embargo a ella le veo mover levemente la cadera como para que siga con los dedos, hasta que finalmente baja la mano de su pecho a lo que supongo que es su clítoris. Él no parece haberse dado cuenta y le da un morreo. Pero en cuanto se sube el bañador y se empieza a incorporar, el miedo me arranca y bajo la cabeza lo más disimuladamente posible, rezando por que no me hayan visto. Si se ha dado o no cuenta no lo sé, solo les oigo recoger e irse. Al irse han tenido que verme, pero no han dado ninguna señal ni se han despedido, así que ahora la duda me reconcome.
Recojo mis cosas y me dirijo a mi portal. No creo que me de tiempo a mucho teniendo que hacer la comida antes de que lleguen mis padres, así que aquí estoy, escribiendo esto. No sé muy bien por qué, no soy de llevar contarle mis cosas a un diario, ni de cotillear, pero me ha sorprendido tanto la situación... se me ha hecho a la vez eterno y rápido, me habría muerto de la vergüenza si me hubiesen pillado, pero me pareció tan increíble y sensual la situación que me quedé en el sitio. No sé quiénes son, pero no es una urbanización muy grande, seguramente me los haya cruzado alguna vez, pero la próxima estoy segura de que no los pasaré por alto.