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Categoría: Infidelidad

Somos Novios

Estaba muy ilusionado con la cena de Navidad de la empresa.  Estoy soltero y había algunas compañeras que me gustaban, en especial Pilar; una mujer de 32 años de cabello moreno, bastante bajita pero con buen cuerpo una sonrisa perenne y bastante risueña. Comíamos muchas veces juntos en la empresa y yo sentía que nos compenetrábamos bastante bien; y ya que los coqueteos eran bastantes claros quizá tuviera alguna oportunidad para lanzarme a lo largo de la noche.

El cóctel había sido discreto y no habíamos comido mucho, pero con las copas posteriores se notó que invitaba la empresa y cayeron bastantes. Aún así, el personal fue cuidadoso de guardar las formas y el ambiente quedó discreto;  contando las anécdotas de siempre, riendo y escondiendo como podíamos la embriaguez. Cuando fueron las dos de la noche se cerró la barra y la gente empezó a despedirse.

Algunos decidimos continuar la fiesta y fuimos a una discoteca grande cercana en la que había trabajado Eva. Eva es la responsable de Marketing, una rubia con un cuerpazo pero que sin embargo,  la cara es más bien anodina. La acompañaba su novio, el cual se incorporó cuando llegamos a la discoteca. 

Además de con Eva me había juntado con Pilar y Patricia, ésta es la mejor amiga de Pilar en la empresa; una chica que pese a ser española parecía árabe. También se había juntado a nosotros en la discoteca Carlos, un latino que conocía a Pilar de clases de baile. Muy a mi pesar es un excelente bailarín como Pilar y ambos estuvieron la mayor parte del tiempo bailando juntos, mientras que a mí, que me muevo como un pato sólo me dedicó un corto baile. Como Eva tampoco me hacía mucho caso porque estaba con su novio, me quedé hablando con Patricia en los sofás mientras  el resto se contorneaba en la pista de baile. Me habló de las pericias de su hijo de 2 añitos y de la dificultad de todos los hombres para comprometerse. No se había casado con el padre de su hijo y muchas de sus amigas estaban en la misma situación. Yo le contaba que no todos somos así y que yo llegado el momento sí que me comprometería.

–  Eres un cielo. ¡Ojala todas tuviéramos a alguien cerca cómo tú! –  dice Patricia señalando con el dedo ostensiblemente borracha.

–  Sí claro. Es evidente la suerte que tengo, ja ja, más sólo que el uno – respondí yo. Patricia sonrió.

En ese momento se acercan las dos parejas un poco sudorosas. Pilar tenía a la izquierda a Carlos que la recogía por la cintura con uno de sus brazos. Mientras Eva le debía estar diciendo algo gracioso a su derecha porque reían a carcajadas.

– ¡Hacednos sitio "porfi" que ya tengo los pies molidos!  – chilló  Pilar.

–  ¡Cómo no!.  –  Respondió Patricia a la vez que se desplazaba a una esquina.

–  No vamos a caber, sentaos vosotros que yo llevo bastante rato sentado – dije a la vez que me levanté.

–  Gracias. –  Dijeron todos al unísono.

–  Eres un encanto – añadió Pilar mientras sonreía complaciente.

–  ¡Oid! ¿Por qué no vamos a un reservado? Creo que todavía puedo conseguir uno. Tengo mis contactos – exclamo ufana Eva. Y sin decir nada se dio media vuelta.

El resto se sentaron y yo me quedé de pie. Noté como Carlos no había retirado la mano de la cintura de Pilar y en el sofá aparecía oculta.

Al rato Eva  volvió, besó a su novio y nos contó que lo había conseguido. La seguimos todos. Sin duda en el reservado estaríamos más a nuestras anchas y más cómodos. Cerca de los reservados apareció un puerta.

–  ¿A dónde vais?

–  Borja me ha dejado ocupar el reservado ese que está libre.

–  ¡Lo dudo!

–  Hace un momento. Me ha dado esta nota.

–  Pasad – dijo tras leerla. –  Tú no Eva, pasa un momento a este otra sala reservada para rellenar un informe.

–  Ok.

El resto entramos al reservado y estaba muy bien, había 3 sofás grandes, un espacio de baile para una docena de personas en el centro de la sala. Espejos en las paredes que simulaban mayor espacio y bastante luminoso.

–  Pongo música  –  dijo Pilar.

–  Eso chiquilla, tengo ganas de volver a bailar – sonrió Carlos.

Las dos primeras canciones eran bastantes movidas y estuvo gracioso bailar todos con todos. Yo casi me caigo encima de Pilar. En la tercera Carlos se enganchó a Pilar y bailaron más pegados.

–  ¿Por qué tarda  tanto Eva? – preguntó su novio.

–  No lo sé – respondí  yo.

–  Las mujeres nos tomamos las cosas con calma. Estate tranquilo – rió  Patri. –  ¿Bailas?

–  Bueno. Y cogió a Patricia y se puso a bailar.

Me quedé desparejado una vez más, cuando en ese momento oí un sonido lejano que venía de la pared continua casi imperceptible por el alto volumen de la música. Me acerqué a la pared.

–  Qué bien lo haces nena. –  era la voz de un hombre, me sonaba al del puerta, aunque no estaba seguro. Siguieron unos sonidos que no supe descifrar hasta que cesó.

–  Voy a buscar a Eva – dije.

Creo que nadie me escuchó, pero cuando salí Eva a su vez salía del reservado contiguo.

–  ¡Hombre Fran! ¿Qué haces fuera? – dijo mientras se frotaba con la mano el labio.

–  Nada ¿Cuántas tontadas para una simple sala? – dije.

–  ¡Buah! Ya pero el reservado es genial, vamos –   me agarró del brazo y entramos.

Cuando entramos Pilar y Carlos bailaban abrazados y me pareció que Carlos retiraba la mano del culo.

Después de un par de bailes más nos sentamos todos menos la dichosa parejita.

–  ¿Nos sentamos un rato? – dije inútilmente.

–  Un poquito más y vamos – respondió Pilar.

Al rato Eva empezó a besar y hacer manitas con su novio en el sofá y Patri se pegó a mí y me susurró al oído.

–  Lo hacen bien, eh. Hacen buena pareja.

–  Carlos es muy pegajoso. Se le ve a leguas.

–  Está fuerte y se contonea bien. ¡A mí me excita!.

–  ¡Pues vete con él!.

–  No seas tonto, no le quita el ojo a Pilar, mira como le restriega el paquete.

–  No sabe quitárselo. Voy a decírselo.

–  ¿Pero qué dices? Siéntate si a ella también le gusta. ¿No ves cómo lo mira?

–  Pero, pero…

–  Pero te gusta, lo sé.  Y ella te tiene aprecio, esto es sólo un juego.

–  Yo también sé jugar.

–  ¡No de esa forma! – Me sorprendió Eva por mi otro lado inclinada hacia mí, a la vez que su novio le besaba por encima del sostén que es lo único que le quedaba de la parte de arriba. – Él hace eso bien pero tú en cambio puedes hacer otras cosas para la que estas más capacitado. Siempre eres amable y complaciente, por ejemplo. –  Y me guiñó un ojo.

–  ¿En..entonces voy? – dije mientras miraba como su novio seguía besando las tetas, mientras le metía una mano dentro del pantalón y con la otra terminaba de quitarse los pantalones.

–  ¡Ni se te ocurra chico! Tienes que demostrar que tú también puedes divertirte con otras para que te respete.

–  ¿Y quien mejor que sus amigas?. Ya sabes que entre las amigas se cuentan y comparte todo – me susurró Patri mientras me mordía la oreja.

–  ¡Uf! Sí mira como la agarra y la voltea como la lleva ¡uf! – jadeó Eva. Tienes que ser cariñoso con Patri. No hay… otra alternativa. –añadió. En ese momento su novio le mordía el cuello y le bajaba los pantalones de un tirón sin dejar de acariciar su sexo. Sin duda Eva es sexy con ropa ceñida, en ropa interior es todavía mejor.

–  ¿Cariñoso?.

–  Sí, joder tiene que ser ya. Mira como le agarra del culo – dijo Patri. No podía ser pero estaba confundido y excitado a la par. Y en ese momento Patri se abalanzó sobre mí y me besó bruscamente.

–  ¡Déjate llevar!  – Me mordió Eva en el cuello.

No pude resistirme y se lo devolví. Así estuvimos un rato hasta que empezó a intentar quitarme la ropa,  yo me retiré un poco.

–  Bésala o todo el mundo creerá que eres gay,  cielo  – dijo bruscamente Eva. Que tenía a su novio postrado ante ella empezando besar por encima de su tanguita.

Intenté voltearme para ver a Pilar, pero Patri me lo impidió y  agarrándome por el culo me atrajo hacia ella y me mordió el labio. Bajo al cuello y mientras me besaba me acariciaba el pecho. La erección ya era consistente. Me quitó la camiseta. Junto los brazos en torno a mi cuello y presionó hacia abajo.

–  Vamos.

–  Eso nene, ¡¡conviértete en un hombre y lámela!!  – jadeó Eva a la que la estaban ya comiendo el coño.

Un nuevo empujón y me quedé de rodillas ante Patri. Se subió la falda.

–  Es tu gran prueba. 

Y  me atrajo hacia ella con su mano derecha empujando mi nuca. Me metió debajo de su falda entre sus piernas. En la oscuridad veía sus bragas y percibí su excitación. Yo también estaba empalmado. Desubicado, también. Saque la lengua tímidamente y recorrí sus braguitas. Cerré los ojos y me centré en su sabor olvidando donde estaba. Con una mano aparté la braguita y metí la lengua en su húmedo coño. Primero en círculos, luego arriba y abajo. Pronto sentí  el clítoris y lo rodeé con la lengua, podía oír los gemidos que serían de Patricia, o eso pensaba. Empecé a chuparlo coordinado por los movimientos de la mano de Patri en mi cuello. Tras un rato estaba tan ensimismado que no oí los pasos ni las voces que llegaban a mis espaldas. De repente me agarraron por detrás y me tiraron violentamente a un metro de donde estaba.

–  ¿Pero qué haces cabrón con mi chica? ¿Te lo estás pasando bien?

Yo no acertaba que decir y me dio dos patadas. Patricia le sujetaba y decía que no era nada pero él siguió dándome mientras yo encogido intentaba recibir los menos golpes posibles.

–  Cari, me estaba preparando para ti, no es nada, es un tonto de la "ofi", no le pegues más, tiene derecho a vivir.

Me alejé rápido y él rodeado por Patricia que le había bajado la cremallera, rápidamente  le sacaba la polla.

–  Él único que me interesas eres tú – Y la metió en la boca. Él me miraba con rabia mientras le hacían la felación. Yo bajé la vista alucinando por los últimos acontecimientos. Me toqué en la cabeza donde me había magullado y volví a mirar, el muy cabrón estaba disfrutando, con una gran expresión de triunfo mientras Patricia se revolvía como una posesa.

Pensé en Pilar y dirigí la mirada hacía allá pero no me dio tiempo. Eva me abrazó atrayéndome contra ella. Estaba de lado medio tumbada en el sofá mientras la penetraban desde atrás.

–  No te preocupes, lo haces de miedo, toda mujer querría a alguien como tú – mientras me arrimaba a su rostro y me daba pequeños lametones y mordisquitos. Miré a su novio de reojo asustado pensando que reaccionaría igual que el de Patri; pero estaba bastante concentrado follándola rudamente y su cara chocaba contra la mía con sus brazos reposando en mis hombros. Estuve un rato así sin saber que hacer, sin saber si retirarme o acercarme. Lo lógico hubiera sido irse rápido pero la escena era bastante fuerte y erótica. Eva me sacó de mi ensimismamiento.

–  A mi novio le gusta que mires pero yo prefiero que participes, niño. Tienes una buena lengua y sería injusto que a Patri sí y a mí no, sabiendo encima lo celoso que es su novio –  me acercó hacia abajo mientras volvía a gemir. Cuando iba a la altura de su pecho no pude evitarlo y me acerqué a esos pezones que botaban ostensiblemente, empecé a succionar el derecho. Era espléndido. Sólo llevaba unos segundos cuando Eva me dice:

–  ¡Ahí no!. Más abajo chúpame el clítoris.

–  Pero..

Joder pensé que se la están follando, y hacía resistencia ante el empuje que ejercía ella hacia abajo. De repente alguien me tiró de los pelos y me desplazó con fuerza a la altura del coño de Eva.

–  Hay sitio para los dos, chupa que es lo tuyo.

¡Me había agarrado su novio!, no me atreví a mirarlo más aún cuando tenía la polla tan cerca mío. Vi el clítoris a escasos centímetros cerré los ojos acerqué la lengua sin aproximarme mucho y les pedí que no me empujaran. Hice contacto con la lengua y empecé a lamer en círculos el clítoris que lo tenía bastante hinchado. Ladeé la cabeza en sentido contrario a donde se encontraba su miembro y seguí lamiendo tímidamente. Eva jadeaba y yo chupé más fuerte. Se contorsionaba hasta que explotó en un orgasmo. Poco después a su novio que la penetraba con más fuerza se le salió la polla y chocó contra mi mejilla. Me sobresalté y me retiré y hubiera ido directamente hasta el fondo de mi garganta sino hubiera reaccionado rápido. A continuación se la sacudió un par de veces y se corrió en la tripa de Eva mientras le agarraba una teta. Pensé que al muy cabrón no le hubiera importado terminar en mi boca.

Se me había pasado un poco la erección con el susto, de repente pensé en Pilar y me di la vuelta. Ahí mis temores se hicieron realidad, Carlos, el bailarín no se había limitado a bailar. En esos momentos estaba sentado con Pilar en su regazo botando, ambos desnudos y de cara hacia mí. Ella con los ojos cerrados gemía y gemía, no escandalosamente, pero parecía sorprendente que no me hubiera percatado antes. Me acerqué lentamente sin mucha confianza, estaba triste y enfadado conmigo por no haberlo detenido antes. Conforme me aproximaba y veía la cara de satisfacción de Pilar me volví a excitar, ya tenía el miembro durísimo.

–  Pilar, dije con un hilo de voz. – ¡Pilar! –  tardó en abrir los ojos. Y yo en apartarlos de sus tetas botando, pero tragué saliva y la miré a los ojos.

Ella me adelantó –  ¡Fran! ¿Qué hacesss ajhí?

Era increíble, apenas podía decir dos palabras seguidas la estaba reventando.

–  Yo te quiero –  dije.

–  ¿Qué me quieres?, pero si te has enrollado con todas.

 –  No era mi intención –  me dio la mano y me dijo que si la quería debería hacer lo mismo. Dudé pero temblando me puse de rodillas y vi su cara triunfal postrado ante ella.

–  ¡Cómeme el coño, perro!.

Viendo como se movía era difícil pero recostada en su amante se podía ver sus flujos y lo excitaba que estaba. Sentí tristeza pero a la vez una extraña gran excitación. Me dirigí primeramente a sus labios vaginales y los recorrí. Una vez que sincronicé el ritmo que llevaba, cerré los ojos para no focalizar su acto y centrarme en el mío. Todo se movía, ella jadeaba y la seguía en sus movimientos.

–  ¡Seguid, no paréis! –  abrí los ojos y alcé la vista, Pilar estaba con la espalda totalmente arqueada mientras Carlos la besaba el cuello y le magreaba las tetas que estaban completamente fuera ya del sostén. Retorné la vista a mi lugar y observé como sobresalía su clítoris de su capuchón, me dirigí a él y empecé a chuparlo suavemente. – ¡Más rápiiiido!. –  Aceleré mis movimientos y volví a cerrar los ojos.

Me costaba seguirla, estaba botando como una loca y la sujeté también por la cintura. Al cabo de un par de minutos me agarró la cabeza y al poco explotó en un orgasmo y fueron cesando los movimientos paulatinamente. Permanecí un rato en su regazo esperando que se recuperarán sin valor suficiente para abrir los ojos. Finalmente lo hice, estaban besándose suavemente, ambos se habían corrido. Me sentí descolocado. Me levanté a ver si terminaban y me aproximé a besarla. Me rechazó con la mano sin mirar en el momento que le rocé la mejilla. Y se volvió tiernamente, sonriéndome con sorna me comentó:

–  No me beses nene, que ya sé que te llevas a la boca – sonreí como un idiota. Carlos rió y la volvió a besar. Finalmente se puso de pie, se subió los pantalones y mientras buscaba los zapatos nos dijo:

–  Voy  a por un par de copas y continuamos cielo, ¡tú puedes preparármela si quieres!.

Me quedé mirando a Pilar y ella a Carlos hasta que salió de la sala.

 –  Está bueno ¡eh!, podría estar toda la noche follándolo.

–  ¿Y yo? –  Pregunté.

–  Bueno, tu puedes mirar o hacerme esos maravillosos masajes que haces con la lengua –  sonrió y me besó en la frente.

Yo asentí resignado. Entonces me morreo y me sentí dichoso.

–  Esto lo tenemos que hacer más veces –  dijo.

Bueno somos novios – pensé.

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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