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Categoría: Lésbicos

Solo para mujeres

Trabajo en un taller de mecánica, soy lesbiana, de 22 años; no me escondo para serlo, soy fuerte y me veo y actuó de manera masculina totalmente. En mi trabajo recibo muchas mujeres que acuden buscando solución a sus problemas mecánico-automotrices y con esmerado gusto les ayudo y resuelvo sus problemas...

Hace unos meses recibí a una dama de unos 55 años, muy elegante, de una silueta curvilínea muy atractiva, ataviada con un trajecito corto rojo y un hermoso escote frontal que dejaba sus hermosas y abundantes tetas al aire... su cabello rubio, largo, suelto y sus ojos verdes acentuaban su belleza. Yo andaba debajo de un auto revisando el escape cuando salí un poco para atenderla, aún en mi camilla, quedé prácticamente debajo de las piernas de esta deslumbrante hembra...al mirar hacia arriba me topé con la vista de una concha rasurada y unas bellas nalgas paraditas, ya que la dama no llevaba ropa interior.

En esa posición estuve hablando con ella el mayor tiempo posible, para seguir disfrutando de la vista... hasta que ella se dio cuenta de que yo clavaba mis ojos en sus piernas y concha, se incomodó al darse cuenta de que yo no soy hombre, y fue que entonces me dijo enfáticamente que ella iba buscando a cualquiera de los "hombres" que allí trabajaban... Daba la casualidad que ese día los otros dos compañeros mecánicos habían faltado y el jefe estaba comprando piezas fuera de la ciudad. No le costó más remedio que dejarme el vehículo para que lo reparara, pero… ella necesitaba ir al casco del pueblo, a realizar algunas gestiones... le dije que le llevaría con gusto, pues necesitaba comprar unas bandas de frenos y otras piezas en un distribuidor local, lo cual ella aceptó...

Íbamos en mi pequeña camioneta de fabricación japonesa y quedábamos bastante juntas, su corto traje apenas tapaba su concha y yo no cesaba de comerla con la mirada cada vez que podía. Se me ocurrió decirle que muy probablemente su auto necesitaría más de un día de atención, que si deseaba yo la recogería más tarde en el pueblo y la llevaría a su casa, ella aceptó y así sucedió.

Eran las seis de la tarde, ya estaba anocheciendo, por lo tanto la recogí en el pueblo. Esa mujer era enigmática, bella, atractiva... A pesar de sus 55 años se veía muy bien, joven, con un cuerpazo de revista "Playboy". Me bajé de la camioneta y abrí la puerta para ella, al montarse su falda se subió bastante y su vulva se expuso, ella no se dio cuenta, o almenos eso creí, yo literalmente me la comía con mis ojos... sus tetotas querían salirse por completo del ajustado trajecito y marcaba sus pezones grandes y erectos.

De camino, yo iba manejando lentamente, disfrutaba de aquella compañía femenina tan espectacular, esa mujer que pudiera ser mi madre o abuela me tenía en excitación total. Hablamos bobadas que ella traía a colación, como la mayor parte de las mujeres, yo le hablaba de autos, etc... Me animé y le pregunté por su marido, ya que veía su enorme aro matrimonial en su dedo. Ella contestó que su esposo estaba de viaje y que sus hijos vivan fuera de la ciudad... "hasta la semana que entra estaré solita y eso me deprime mucho, me da temor de estar solita en esa casa tan grande" me dijo.

Llegamos a su casa, una mansión enorme, ella me invitó a entrar, yo acepté... y ya dentro en una salita muy acogedora y con luz tenue me ofreció algo de beber. Le pedí un poco de agua, pero ella me respondió que tenía otras bebidas también y me ofreció desde cerveza hasta vino, pasando por tequila. De primera le acepté un vinito rojo... pero a mitad le dije que era mejor una cerveza, "es que nosotros los mecánicos acostumbramos darnos la "fría" por las tardes en alguna barra"... ella rió por el comentario y conversamos, me preguntaba cómo era ser mujer y trabajar en una profesión de hombres, le respondí que estaba errada en ambas cosas... -"yo no soy mujer, soy todo un macho por si no se ha dado cuenta bella dama!- y añadí que yo era el mejor mecánico allí. Ella medio se asusto por mi acertividad, yo entonces reí y le dije que ciertamente yo era lesbiana, y no me veía como mujer nunca... pero que si ella tenía algún problema o incomodidad con ello yo me marchaba de inmediato, respondió que no, pregunto si me había incomodado ella a mí... Yo mirándola a sus bellos ojos verdes le dije que no se preocupara, no había problema alguno... al contrario el hecho de estar allí con ella, en ese ambiente tan agradable y su belleza lo hacía todo muy cómodo, acogedor, agradable y sumamente placentero para mi.

Ella sentada frente a mi, me daba una espectacular vista de sus muslos firmes y de sus bien contorneadas piernas, además de vez en cuando de su suculenta vulva debido a su falta de panty. Dalia, así se llama la señora, lucía nerviosa, sudaba en exceso, sus manos se movían temblorosas, no cesaba de mover sus piernas y de morder sus carnosos labios y yo no perdía tiempo en devorarla con mis ojos. Luego de varias cervezas y de imaginármela desnuda, siendo devorada por mi de mil maneras, le dije que debía irme pues necesitaba darme un baño y prepararme para ir a visitar a alguien... ella muy curiosa me preguntó que a quién y yo sin tapujos le dije que iba a ver a un chica a la que pretendía. Dalia me ofreció su baño para bañarme allí y sin pensarlo acepté, busqué en la camioneta unos pantalones y una camisa vaquera nueva, al entrar de nuevo a la casa Dalia estaba en una bata muy sexy y transparente color roja, solo amarrada en la cintura por un lazo y dejando expuestas sus enormes tetas y su bella concha y culo, me dijo que ella aprovecharía para darse un baño también y me dirigió hasta el baño, ella se siguió hasta la próxima habitación luego de decirme "nos vemos en un momento". Aquello para mí fue una invitación... me iba a duchar pero me di cuenta de que no había toalla, me acerqué a su cuarto a pedirle una, se escuchaba música suave y no logré verla de primera intención, entré de lleno y no podía creer lo que veía.

Esa hermosura estaba desnuda en su cama, masturbándose como loca, se retorcía como culebra y se metía un enorme dildo negro hasta el fondo. Estuve varios minutos allí, observando la rica escena, estaba muy caliente y deseaba ya follarme a aquella señorona caliente y seductora... pero me mantuve observándola un buen rato. Cuando ella abrió sus ojos después de unos gritos y un estremecimiento debido a un orgasmo, se topó con mi mirada observándola fijamente... "solo quiero una toalla" le dije, ella se levantó desnuda, sus caderas se movían y sus nalgotas bailaban al son de sus pasos, se acercó a mi, me susurró que si le gustaba lo que veía "claro, desde que la vi en el taller me trae caliente"... sin más la agarré de la cintura y la pegué a mi, le planté un besote de lengua que duró varios minutos, mis manos la recorrían toda y su húmeda concha dejaba entrar mis dedos con facilidad.

Pasado un rato de estar comiéndole la boca con desenfreno ella me llevó al pie de la cama, me desnudó y observó mi cuerpo, se notó su curiosidad; observó mis abdominales marcados, mis brazos y piernas fuertes y mis pectorales fibrosos con apenas unos pezones levantados como pechos... observó mi tatuaje encima de mi vulva que lee: "solo para mujeres". De ahí en adelante no hubo palabras. Estuvimos toda la tarde y noche follando, la hice mi mujer y la consumí toda.

Abrí sus piernas y degusté su concha, que para mi era un placer de dioses... totalmente rasurada, esa bella concha estaba muy bien, sus labios eran gruesos y rosaditos y su clítoris muy definido y responsivo. No paraba de correrse la muy putona y cada que le mamaba el culo o la concha se retorcía y gemía como la mejor puta. Ese culito era un placer para chupar y esa concha jugosa... mmmm mientras castigaba su clítoris le penetraba el culo y la concha con mis manos, mis expertos dedos la mantenían en éxtasis.Ella gritaba y pedía más de mi tortura sexual...me decía que nunca con su marido ,ni con ningún hombre había tenido tanto placer como el que yo le proporcionaba en esa noche...

Ya de madrugada y luego de bajarnos el tequila, con cuya botella la penetré también, me confesó que había ido por mí al taller... que una amiga suya le había hablado maravillas de mí. Esa amiga no era otra que una prima mía con la que yo llevo años tirándomela... y que a pesar de estar casada siempre viene a mí a disfrutar de sexo caliente...

Con Dalia hemos hecho una relación muy fuerte y estoy en estado de amor serio con esta mi madura amante... aunque… sigo teniendo mis conquistas misceláneas por otros lados...

Datos del Relato
  • Categoría: Lésbicos
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