Mi amiga Raquel es un poco rara, bueno, mejor dicho esta un poco (bastante) loca. Lo supe desde el mismo momento en que la conocí. Pero se ha convertido en mi mejor amiga porque es con la que mejor me lo paso. Me encantan sus locuras.
El otro día me llamó para decirme que el sábado por la noche iba a haber una reunión de las suyas. Le respondí que iría encantada. Sus reuniones siempre son colosales. Me dijo además que tenía una sorpresa pero no fui capaz de sonsacarle nada más.
El sábado me encontré con todas nuestras amigas en el piso de Raquel. Estaban Sonia, Loli, Andrea, Gemma, y, por supuesto, Raquel. Como siempre nos sentamos a hablar y a beber. Raquel había encendido la chimenea y se estaba muy a gusto. Se me pasó el tiempo volando.
Llamaron al timbre. Ya habían pasado más de dos horas y estábamos todas un poco (bastante) borrachas. Raquel se levantó y volvió con la sorpresa prometida, una rubia llamada Carla. Raquel propuso que empezáramos ya y todas celebramos su sugerencia. Dejamos a Carla en el salón y fuimos a uno de los dormitorios. Allí nos desnudamos y nos atamos a la cintura nuestros penes de goma. Luego volvimos al salón. Raquel nos fue presentando uno a uno a la invitada: el señor Smith (el mío), el señor Roberts, el señor Hudson, el señor Benson, el señor Peers y el señor McKlein (el de Raquel). Carla se desnudó en seguida y se sentó en la alfombra. Separó las piernas y se echó hacia detrás esperándonos. Loli se acercó en seguida, se arrodilló junto a Carla y, lentamente, le metió el señor Hudson con gran placer para ambas. Sonia y Andrea también se acercaron para acarciarle las mejillas a Carla con la punta de sus poyas. Carla en seguida se metió una en la boca y agarró a la otra para que no se le escapara. Gemma también decidió unirse y se sentó en la alfombra y le cogió por detrás los pechos a Loli, que seguía tirandose a Carla. Yo también iba a unirme cuando Raquel me agarró. Furtivamente me llevó hasta su dormitorio. Allí se quito al señor McKlein y se tumbó en la cama boca arriba separando mucho las piernas. Me puse cachonda al máximo porque Raquel me gustaba un montón y ahora me la podía follar toda para mí. Sin esperar más me coloqué sobre ella y le hundí toda mi poya. Nos compenetrábamos estupendamente. Raquel gemía y gozaba acariciándome con las uñas la espalda y el culo, o retorciendome los pezones. Yo ,mientras, jadeaba por el esfuerzo de sacar y meter al señor Smith lo mas rápido y fuerte que podía. Pensé en lo que me ahorraría de gimnasio si pudiera hacer eso tres veces por semana. Al final las dos acabamos extenuadas. Raquel se levantó y se volvió a calzar al señor McKlein. Yo esperaba que viniera y me penetrara, por eso me tumbé boca arriba separando las piernas y humedeciendome la entrada. No fue así y las dos volvimos al salón.
Ahora Carla, Sonia y Andrea estaban haciendo un sandwich. Sonia le metía su poya a Carla por el chichi y Andrea se la metía por el culo. Gemma y Loli estaban junto a ellas. Gemma tumbada lamiendo el chichi de Loli quien estaba sentada sobre la cara de Gemma apretándole las tetas. Raquel me dejó, se acercó y se tumbó para poder chupar el chichi de Gemma. Yo estaba algo cansada y decidí no unirme al grupo. Me senté tranquilamente en el sofá y me acaricie lentamente el clítoris contemplando el espectáculo que mis amigas ofrecían. Al rato empecé a mansturbarme penetrándome con los dedos. Además, con la otra mano cogí al señor Smith y lo acaricié de arriba a abajo, como si fuera un hombre mansturbándome. Me exité muchisimo y hasta llegé a imaginar que era bisexual y que iba a correrme por los dos sitios a la vez.
Raquel se levantó y Carla se puso entre sus piernas. Cuando se incorporó para chupar su divino coño, Raquel se la meo encima. La orina amarilla cayó sobre la cara de Carla y, aunque parte fue al suelo, otra parte resbaló sobre su cuello, entre sus tetas, hasta llegar a su pelbis. Raquel se rio, Carla se estaba corriendo de gusto y las demás nos pusimos a mil. Fue la meada mas espectacular que habia visto nunca.
Después ya vino el caos. Estabamos todas medio borrachas y muy calientes. Nos tiramos desordenadamente en la alfombra y nos revolcamos sin orden ni concierto. Yo chupaba todo lo que pasaba por delante mia y las demás igual, pero tampoco nos acordamos muy bien de todo lo que pasó. Me comí un montón de chichis y de poyas de goma y mordí todos los pezones que pude. A mi me hicieron lo mismo, me follaron un monton de veces, y hasta me entraron por el culo un par de veces, creo, aunque yo estaba tan caliente que lo agradecí un montón. También hubo más lluvias doradas pero fue más por no perder tiempo en ir al servicio, además ninguna fue tan espectacular como la de Raquel. No recuerdo si yo meé o no, aunque si me entraron ganas seguro que lo hize. De lo que si estoy casi segura es que, cuando fui a lamer un chichi, se me meo en la cara, pero no me importó en absoluto.
Nos despertamos al dia siguiente todas mezcladas, con resaca, agotadas y heladas, porque se habia apagado la chimenea. Nos vestimos, nos despedimos y a esperar una nueva llamada de Raquel, mi mejor amiga.