~~Lo que voy a contar ocurrio durante el verano del año pasado. Pero primero me presentare. Soy una mujer casada, tengo 40 años, dos hijos y me llamo Lina. Mi historia no es de insatisfaccion, como suelen serlo las que mandan las mujeres de mi edad. Es una historia de vicio. Mi marido, a sus 45 años tiene la misma potencia sexual que cuando tenia 25, yo le causo la misma excitacion que la primera vez que me follo a mis 20 años y me jode sin problemas siempre que yo se lo pido, que suele ser dos o tres veces por semana, y cuando a el le apetece. Con eso quiero decir que voy muy bien servida y no tengo necesidad de buscar fuera lo que ya tengo, y con creces, en mi casa. Fisicamente me conservo bastante bien. De cara soy atractiva, morena de pelo, ojos negros de mirada profunda, y labios gruesos. Soy de estatura media, pechos enormes, demasiado, algo caidos, pezones largos, un poco de barriga, culo gordo, muslos gruesos y coño grande y profundo, de labios muy abultados y muy peludo.
El verano solemos pasarlo, mi marido y yo, en un apartamento que tenemos en Torremolinos. Mis hijos procuran buscarse la vida para no estar con nosotros cosa que yo entiendo ya que a los 20 años de uno y los 18 del otro, estar con los padres es un engorro. El año pasado, antes de irnos al apartamento, la hermana de mi marido nos llamo preguntandonos si podiamos tener a un amigo de su hijo con nosotros, el mes de vacaciones. Le habia invitado su hijo pero, por motivos familiares, ellos tenian que irse fuera y les sabia mal tener que dejarlo solo en Madrid, ciudad donde viven. Mi marido y yo lo comentamos y como nuestros hijos tampoco iban a estar con nosotros aquel año y teniamos lugar de sobras, le dijimos que encantados de recibirlo.
Le dimos nuestra direccion de Torremolinos, y un dia despues de encontrarnos alli, por la mañana llamaron a la puerta. Era el amiguete de 19 años de mi sobrino y que la cuñada habia dicho se llamaba Beto. Era alto, delgado, muy atractivo y negro. Nos saludamos dandonos dos besos y le enseñe su habitacion. Tambien el baño por si queria refrescarse despues del viaje. Mientras mi marido bajaba a la calle para buscar el periodico y una revista para mi, el chico se metio en la habitacion. Fui al tendedero a buscarle una toalla limpia y luego entre en el baño llevandome la gran sorpresa de ver alli a Beto, completamente desnudo, de pie en la bañera. A pesar de lo rapido que fue corriendo la cortina pude ver la hermosura de polla que lucia el chaval. Una polla que, arrugada, mediria el doble de la de mi marido tiesa.
Perdona le dije No me he acordado de advertirte de que la cerradura no funciona. Te dejo la toalla sobre la banqueta.
Sali del baño sin poderme sacar de la cabeza aquella larga y gorda verga. Cuando aparecio recien duchado, con su camiseta sin mangas y el pantalon corto, daba la sensacion de no atreverse a mirarme a la cara. Yo le hable de mil cosas para darle confianza y tambien convencerle de que no habia visto nada. Entonces llego mi marido y nos fuimos los tres a la playa. Yo, porque mi marido lo quiere asi, siempre he llevado bikini a pesar del tamaño de mis pechos. Estando en la playa yo tenia que hacer esfuerzos para no mirar la entrepierna de Beto, donde aparecia un bulto de campeonato. Incluso mi marido, un momento en que el chico estaba en el agua, me pregunto:
?Te has dado cuenta del paquete que tiene Beto?. ?Vaya aparato debe guardar!.
?No seas guarro! le dije, disimulando mi excitacion ?Vaya cosas en que te fijas!.
El chico ahora salia del agua y venia hacia nosotros. El bañador, humedo, se pegaba a todas las formas de su sexo. Quise, pero no pude, apartar mis ojos de aquella maravilla y entonces me di cuenta de que el me miraba y no solo las tetas, cosa a la que yo estaba acostumbrada, sino tambien la entrepierna. Baje la mirada. Al estar yo sentada y con las piernas abiertas, los largos y negros pelos de mi coño sobresalian por los lados de la braga del bikini.
Ahora fui yo la que, avergonzada, cerre los muslos. Tenia que afeitarme aquella pelambrera. Al menos recortarme los que salian fuera de la tela. De vuelta al apartamento y durante todo el dia, note la mirada de Beto sobre mi. Cuando yo me sentaba, intentaba ver algo de mis muslos o por el escote de mi vestido algo de mis tetas. A mi me sorprendia ya que si me habia visto en bikini, ?por que no esperaba a la mañana siguiente y me podria ver de nuevo con aquel dos piezas?. Debia ser cosa del morbo, pense. Pero lo malo es que a mi tambien me producia mucho morbo todo eso. Sus miradas y el recuerdo de su polla me mantenian excitada a pesar del esfuerzo que yo hacia para olvidarme de todo eso. Aquella noche me hice follar por mi marido. Queria correrme varias veces, quedar destrozada y olvidarme del miembro largo y gordo de aquel chico que podia ser mi hijo. Mi marido se porto como siempre, de maravilla. Quien no se porto bien fui yo ya que no podia sacarme de la cabeza que la polla que tanto gusto me daba era la de Beto.
A la mañana siguiente, me meti en el lavabo, me desnude y me depile todo el coño. Esta simple operacion y ver por primera vez la forma de mis labios vaginales, me puso tan cachonda que acabe masturbandome como una loca, mordiendome la lengua para que Beto no oyera mis gritos. Que los oyera mi marido era igual, ya que me habia masturbado muchas veces delante de el. Como el delante de mi. Aun me temblaban las piernas cuando llamaron a la puerta del baño. Mi marido ya habia arreglado la cerradura y precisamente era el. Le enseñe la nueva imagen de mi coño y le gusto. Me lo demostro de la mejor manera. Se bajo los pantalones del pijama y me mostro su polla totalmente endurecida. Me hizo apoyar las manos en el borde de la bañera y me la clavo en el chocho por detras, echandome uno de aquellos polvos sensacionales. Cuando me vino el orgasmo no pude callar y supongo que no solo me oyo Beto sino tambien la mitad del vecindario. Cuando sali del baño estaba medio mareada del intenso placer que habia sentido.
Mientras mi marido se duchaba, me fui a mi habitacion, me puse el bikini y con la camiseta larga que llevo cuando bajamos a la playa, me dirigi a la cocina para preparar el desayuno. Alli estaba Beto. Nos dimos los buenos dias, desayunamos cuando vino mi marido y luego nos fuimos a la playa. Alli nos encontramos con dos matrimonios amigos. Les presentamos a Beto, estuvimos hablando y bañandonos hasta la hora de comer y al despedirnos uno de los hombres propuso a los demas jugar, despues del almuerzo, una partida de cartas en su casa. A mi no me apetecia, asi que me quede en el apartamento haciendo la siesta. Igual hizo Beto. Me tumbe en la cama completamente desnuda. Intente dormir pero no pude. La idea de que me encontraba sola en el piso con Beto me excitaba. Estaba segura de que el no intentaria nada pero no podia esperar mas. Tenia que follarmelo. Me levante, me puse la bata y me fui a su habitacion. Todo mi cuerpo ardia pero mi coño era un chapoteo continuo.
Entre en su cuarto. Beto estaba completamente desnudo sobre la cama. Me miro pero no hizo nada para cubrirse. Me despoje de la bata y completamente desnuda, como estaba el, me acerque a la cama. Mis globos desnudos le produjeron una ereccion instantanea. Su colosal pollon negro era igual de impresionante que mis tetazas aunque mucho mas duro. Me arrodille en la cama, le cogi aquella enorme tranca y me la trague, lamiendo y chupando hasta que ya no pudo levantarse mas y entonces le anime para que me la metiera. Queria sentir dentro esa cosa negra. Tendida en la cama me abri de piernas todo lo que pude. Beto se agarro con una mano aquella larga y gruesa tranca y acerco el capullo a mi raja recien afeitada. Yo la miraba con cierto temor. Apreto y el glande penetro mi coño por entero. Lance un gemido. Beto paro, como temiendo haberme hecho daño, pero yo le anime:
?No pares sigue, aprieta, metemela entera, sigue, sigue...!.
Mis pechos bailaban de derecha a izquierda a cada embite que me pegaba. Me sentia llena pero queria mas y a peticion mia, cambiamos de postura. Le hice tumbar de espaldas y subiendome encima de el, me empale en aquel potente organo de color y cabalgue en un frenesi demencial, jadeando, gimiendo e implorandole que me barrenara fuerte. Ahora mis pechos bailaban arriba y abajo moviendose al vaiven como unos pendulos carnosos. De repente lance un prolongado rugido, chillando:
?Oooh... me voy a correr... si, si, si... me corro...!.
La corrida me dejo muerta y cai derrumbada a su lado sintiendo sus caricias en mis pechos y en mi sensibilizado coño hasta que tuve fuerzas para incorporarme. Se lo cogi con las dos manos y me meti el descomunal pollon de Beto en la boca, comiendome el caldo salado de mi propio flujo.
?Si, ordeñame! exclamaba el ?Sacame toda la leche!.
Ahora que ya me habia corrido por primera vez con aquella preciosidad, queria disfrutar de ella con calma. La acaricie con las manos de arriba a abajo, gozando con la finura de su piel, el calor que desprendia y el temblor que la estremecia de vez en cuando. Me faltaban manos para asirla toda. Con la lengua le daba pequeños golpes en la boquita del capullo y Beto no paraba de gemir y de decirme:
?No sigas asi, por favor, chupamela, me voy a correr... chupala y dejame correr en tus tetas!.
Me trague el capullo y volvi a chupar mientras deslizaba la mano por la tranca y asi estuve hasta que Beto empezo a gemir mas fuertemente. Note la descarga subir por la larga vara, con rapidez me la saque de la boca y apunte el capullo a mis pechos. La leche salto como un torrente y mis mamas quedaron bañadas de ella.
Te deseaba desde que te conoci me dijo ya mas tranquilo y mientras nos besabamos en la boca añadio Desde que me viste desnudo en el baño no sabes las pajas que me he hecho a tu salud.
Me gusto esta sinceridad. Me gusto y me excito de nuevo. Volvi a coger su polla, ahora morcillona. Empece a lamersela de abajo a arriba, mientras con una mano se la acariciaba y con la otra le sopesaba los gordos huevos. No tardo nada en endurecerse de nuevo. La vision y el contacto con aquello tan enorme me puso el coño a cien.
Sin, decirle nada me tumbe en la cama, me abri de piernas y separandome los labios del coño, se lo ofreci para que lo penetrara. Se coloco entre mis muslos, se agarro la tremenda lanza y apuntando el glande en mi raja me penetro hasta que me senti llena a tope. Era tan larga que los cojones no me llegaban a tocar el culo. En el momento en que empezo a moverse yo ya comence a gemir. El placer era intenso y me corri casi en el acto. A mi segundo orgasmo Beto derramo el suyo. Nunca en mi vida habia entrado tal catarata de leche en mis entrañas.