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Sobrina especial

~~En un
 caluroso domingo de Enero en nuestra casa de campo, estabamos festejando
 el cumpleaños numero 16 de Marina, sobrina de mi esposa Adriana,
 y por lo tanto mi sobrina política.
 Ella es una chica muy linda, alta para su edad, muy delgada, con pequeños
 bultitos en los pechos que se estan insinuando, piernas largas, y
 una cola paradita que es una exquisitez.
 El cumpleaños transcurría normalmente, yo estuve trabajando
 con el asado, hasta que luego del almuerzo tomé un pequeño
 descanso tirándome a la pileta.
 En ella habían muchos chicos, que poco a poco fueron saliendo
 hasta que en un momento quedo solo viendo que Marina venía
 hacia mi.
 Con sus manos rodea mi cuello, con sus piernas rodea mi cintura, y
 me díce: Tío falta que me des tu regalo! Este contacto
 físico era habitual ya que siempre jugábamos en la pileta.
 No te dio Adriana, nuestro regalo?, contesté En ese momento,
 bajó sus piernas, volvió a rodearme a la altura de mis
 caderas, me apretó hacia su cuerpo, apoyando su conchita sobre
 mi bulto, y me dijo: No, tío, yo quiero tuuuu regalo Me quedé
 helado, no podía ser cierto que me estuviera apoyando, era
 una nena, jugaba con muñecas. Quise pensar que su movimiento
 de piernas y su reclamo eran casuales, pero de todas formas, mi pene
 había comenzado a crecer, y mientas esto sucedía, ella
 me presionaba cada vez mas.
 En ese momento la madre la llama para cortar la torta, ella me suelta
 y me dice: Tío vamos, acompañame a cortar la torta.
 Yo con la imposibilidad de disimular mi erección le contesté:
 Si, ya salgo en un minuto Se dio vuelta para mirarme, y ya casi saliendo
 de la pileta, me dice: No importa, entiendo que tardes un poco en
 salir. Nuevamente me quedé mudo.
 Era posible que se haya dado cuenta que estaba al palo? Yo trataba
 de negar lo que sucedía, pero sus actitudes eran obvias.
 Finalmente pude salir de la pileta y mi pensamiento pasaba por alejarme
 de esa nena, era imposible imaginar en llevar adelante una cuestión
 asi.
 Tengo que estar fisicamente bien alejado, no debo cruzar miradas con
 ella. Tengo que desaparecer hasta que a ella se le pase esto.
 Así transcurrió toda la tarde, trataba de no estar solo,
 y cuando lo estaba y veía que ella se acercaba, rápidamente
 buscaba a alguien para charlar o servirle algo.
 A eso de las 6 de la tarde mi esposa se fue a llevar a los chicos
 a otro cumpleaños. Mi sobrina le había pedido quedarse
 a dormir con nosotros en el campo y esta accedió. Esto no me
 preocupó porque para cuando todos se fueran de la fiesta, Adriana
 estaría de regreso, calculaba yo a eso de las 8,30 o 9.00 Sucedió
 que 9.00 en punto se fueron todos, y yo me quedé con mi sobrina
 solo. Tengo que trabajar ordenando el quincho hasta que llegue mi
 esposa, me dije. Y comencé a hacerlo mientras le pedí
 a Marina que ordenara la casa, así quedamos uno en cada punta
 del lugar.
 En ese momento se larga una lluvia torrencial, caían piedras,
 era un temporal tremendo.
 Nos metemos urgente en la casa, cerrando todas las puertas. Mi esposa
 llama diciéndome que va a esperar que pase el temporal, que
 le dijeron que era probable que continuara hasta el día siguiente.
 Por lo tanto se iba a ir a nuestra casa en la ciudad, y que yo me
 quedara con Marina en el campo.
 Le dije, no, porque no le decís a tu hermana que la venga a
 buscar.
 Dijo que desde el gobierno recomendaban a la gente que no salga con
 los autos para prevenir accidentes, me contestó.
 Realmente estaba preocupado, temía que esta chiquita volviera
 a la carga al estar solos, y si bien esto me exitaba, por el lazo
 familiar y por la edad de ella debía evitarlo fuera como fuera.
 En ese momento me llama la madre y me dice que no se puede cruzar
 uno de los puentes que conduce al campo porque desbordó un
 arroyo y esta intransitable, por lo tanto me pidió que me quede
 con ella hasta el día siguiente.
 Marina tenía dibujada una media sonrisa mientras escuchaba
 mis conversaciones, Estábamos sentados en los sillones del
 living, ya eran aproximadamente las 10 de la noche, cuando le digo
 que me voy a dormir a mi cuarto.
 Tío, puedo dormir en el cuarto con vos?, tengo miedo de los
 truenos.
 No, creo que lo mejor es que duermas en el otro cuarto, en todo caso
 dejemos una luz prendida.
 Por favor, tío. Dejame dormir con vos, y así podes darme
 mi regalo, dijo con una voz pícara Suspendamos ese tema, te
 dije que Adriana ya te dio tu regalo.
 Por favor tío, dale, dame mi regalo.
 Marina, creo que te estas equivocando con este planteo, yo no tengo
 deseos de concretar nada que este fuera de nuestra relación
 familiar, dije seriamente.
 No me pareció que eso sucediera en la pileta, dijo levantándose
 y acercandose a mi.
 Marina, sos muy chica para estar pensando en estas cosas, dije mientras
 notaba nuevamente mi erección. Me
 miró a los ojos, se arrodilló entre mis piernas, y mientras
 me bajaba el short me dijo: Soy lo suficientemente grande para saber
 lo que quiero. Tomó
 mi pene con sus dos manitos, y se lo metió en su boca. Yo estaba
 al repalo, me tiré hacia atrás y me dejé hacer.
 El contraste de sus pequeñas manos que tomaban mi pene como
 si sostuvieran un helado y la acción de su boca de succionar
 me pusieron a mil.
 Luego de unos minutos, sacó mi pene de su boca, y sin decir
 nada me tomó de una mano y me llevó a mi cama. Se sacó
 la malla entera que aun llevaba, se acostó de espaldas sobre
 la cama, levantó sus rodillas, abrió sus piernitas y
 dirigió mi cabeza hacia su conchita.
 Comencé a chuparla, tenía una conchita casi sin pelos,
 estaba mojadita, y cuanto mas pasaba mi lengua mas se mojaba. Cuando
 estuvo bien lubricada, apartó mi cabeza de su agujerito y me
 dijo: Por favor tío, dame mi regalo. En
 ese momento, no lo dudé, me acosté encima de ella, apoyé
 mi pene en su agujerito, y comencé lentamente a introducirlo.
 En medio de ese camino vi en su cara un gesto de dolor, cerró
 sus ojos, abrió su boca y con sus manos se agarró de
 los barrotes de la cama. Este último gesto me puso mucho mas
 caliente, completé la penetración y permanecí
 quieto unos segundos.
 Esa mueca de dolor se fue transformando en una de placer, hasta que
 abrió los ojos y como haciendo una súplica me dijo:
 Dame Ahí
 empecé a moverme, el placer de tener a esta nenita debajo de
 mi, era indescriptible. Seguí moviéndome atento a las
 expresiones de Marina.
 Dame, tío, dame, ahhhh, si, dame Ahhhh, siiiiii, tío,
 siiiii Noté
 que estaba teniendo su orgasmo, pasé mis manos por debajo de
 ella, apreté sus nalgas, y comencé a experimentar el
 mío. Terminamos casi juntos. Me separé un poco de ella,
 y vi su cara de gratitud y felicidad.
 Gracias tío, y me dio un beso en la boca. Nos
 quedamos acostados un rato, acariciándonos suavemente. Era
 un momento maravilloso, y al mismo tiempo me daba cierta culpa. Creo
 que ella lo percibió y me dijo que me quedara tranquilo que
 nadie iba a saber jamás de esto.
 Yo le aclaré que luego de esta noche no ibamos a estar otra
 vez juntos, ella hizo un gesto afirmativo con la cabeza . Esto me
 tranquilizó.
 En ese momento se puso boca abajo. Pude ver su pequeña cola
 paradita, comencé a acariciarla. Lanzó un suspiro. Yo
 estaba al palo otra vez.
 Le abrí un poco los cachetes y comencé a pasarle la
 lengua por el agujerito. Ella gemía mas y mas.
 Una vez que la saliva inundó su ano, me levanté, fui
 a la heladera y volví con un pan de manteca.
 Tío, no, que vas a hacer?, me dijo entre preocupada y asustada.
 Te voy a dar la otra parte de mi regalo, contesté.
 Pero tío, por favor, no, escuche a mami decir que eso duele
 mucho.
 No, mi amor, vas a ver que no duele, no haría nada que te haga
 daño. Estas
 palabras la tranquilizaron, hundió la cabeza en la almohada
 y se dejó hacer. Lubriqué durante largos minutos su
 ano con la manteca, de tanto en tanto ella daba muestras de placer.
 Tres dedos estraban fácilmente de su entrada.
 Le dije que se ponga de costado, pensé que si la posición
 era en 4 patas, acabaría antes de ponérsela. Me lubriqué
 bien el pene con la poca manteca que quedaba, Levanté su pierna
 derecha y comencé la penetración. Muy despacio, muy
 suave. Ella no decía nada, seguí penetrando hasta que
 estuve por completo dentro de su culito. En eso ella lleva su mano
 a su cola, me toca la base del pene y me dice: Tío esta completamente
 adentro.
 Si, mi amor, viste que no te dolió.
 No tío, no me dolió, me gusta mucho esto. Comencé
 a moverme de costado, le tocaba los pequeños pechos, le acariciaba
 las caderas, las nalgas, le daba besos en el cuello.
 Si, tío si, que lindo, dame, dame por favor, dame Si, mi amor,
 como me gusta, como me gusta tu culito.
 Ayyyy, tío ya estoy otra vez Si, Marina, yo tambien ya estoy
 otra vez Puse
 mi mano derecha sobre su conchita, y los dos tuvimos un orgasmo fenomenal.
 Luego de unos segundos le pregunté si le había gustado
 y no me contestó. Me incorporé un poco sobre su hombro
 y vi que estaba dormida.
 Mirando su culito lleno de manteca y semen también me quede
 dormido.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 4.67
  • Votos: 3
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3559
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