Después de la supermamada que nos dimos, y besandonos con pasión incontrolable, estabamos listos para la batalla, sus pezones erectos, sus jugos abundantes y transparentes, y su hermoso clítoris erecto, y mi pija a toda su magnitud, era la señal inequívoca de lo que ambos deseabamos, la penetración total. suavemente le coloqué la verga hinchada en su entrada y centimetro a centimetro, se fué deslizando en su cavidad estrecha, húmeda y caliente, ella suspiraba y gemia de placer, que delicioso era estar penetrando esa vagina ansiosa de aprisionarme con sus paredes mi pene en toda su magnitud ensartada al fondo, turnaba su boca y sus lindos pechos para acariciarlos con labios y lengua, entraba y salía lentamente,ella con sus caderas seguía mis movimientos, gozaba al máximo cada embestida, me hablaba mil cosas al oído, era una puta en celo pidiendo cada vez que la metiera toda, la sensación cada vez era más intensa, su cuerpo vibraba, me tenía loco, que caliente mi Siria, la follaba como desesperado, boca arriba, boca abajo, se sentó sobre mí a cabalgar, de frente, de espaldas, la puse en cuatro, estábamos sudando, que delicia de cogida, de lado y frente a frente, ella con su pierna sobre mi cintura y yo con la boca sobre sus chiches, sentía deslizarme hasta sus entrañas, ella estaba a punto, me pidió que no me moviera, ella agarró su propio ritma, yo inmovil, ella se la metía y sacaba aceleró su ritmo, gemía y gritaba, y así con los ojos abiertos, perdidos en el infinito, y como ella me dijo, con los ojos abietos y sin ver nada, porque todo se nubla ante la llegada de ese orgasmo que no tiene nombre, ese orgasmo platónico, ese orgasmo que casi nunca tienes, ese orgasmo especial que sólo lo dá una verga que te enloquece, que te lleva al cielo, porque es especial, se quedó inmovil, exausta, pero satisfecha. Bombié al fondo dos o tres veces, y con la pija metida al tope, salíó mi leche, así como las olas del mar se estrellan en las rocas del arrecife, así chocaron mis latigazos de semen en su utero. Ella acomodando su cabeza sobre mi brazo izquierdo, y su pierna sobre mi cintura, y abrazandome con sus brazos, y yo con una mano en sus nalgas y todavía con la pija adentro, y en un tierno y apasionado beso nos dormimos sellando esa noche de amor.