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Categoría: Incestos

Siempre tuve la fantasía de hacerlo con un hombre de color

Siempre tuve la fantasía de hacerlo con un hombre de color, la pude cumplir con mi vecino que tiene 12 años más que yo.



Buenas, me llamo Andrea, tengo 21, os voy a contar una historia que surgió con mi vecino negro. Siempre he tenido la fantasía de hacérmelo con un hombre de color, al ser posible con gran pene. El tiene unos 33 años, esta casado con una mujer enfermera que tiene mas o menos su misma edad. Se mudaron hace unos cinco meses al piso de abajo. El es alto, tiene un buen cuerpo, algo marcado. Durante estos meses yo la había hecho ojitos y me insinuaba ligeramente porque casi siempre estaba con su mujer. Aunque si es verdad que las pocas veces que estábamos solos me insinuaba un poco mas, acercándome mas a el, acariciando sus brazos mientras le decía que estaba fuerte e, incluso, rozándole ligeramente el paquete. El, lejos de echarse atrás, me seguía el rollo, mientras yo le acariciaba los brazos, el posaba sutilmente sus manos, que a pesar de ser grandes, las situaba sutilmente sobre mi espalda, cadera, e incluso llegando a bajar ligeramente a mi culo. Era muy delicado y eso me ponía mas.



Esta historia transcurrió la mañana de un jueves, yo salí de mi casa para tirar la basura, y a la vuelta, coincidimos una vez mas en el portal. Después de saludarnos de una forma demasiado amistosa, me quede muy pegada a el. Una vez estábamos en el ascensor el se quedo mirando mi escote. (Yo iba vestida con un pantalón vaquero corto que me resaltaba el culo, una camisa de tirantes gris, sin nada debajo, y unos zapatos blancas. El, un pantalón vaquero largo donde se marcaba ligeramente su paquete, una camiseta negra ajustada, y unos zapatos negros también.) Mientras el miraba mi escote descaradamente yo me acerque a el, hasta ponerme en frente suya. Yo pensaba que al estar tan cerca de el, el dejaría de mirarme pero, me equivocaba, en vez de eso el seguía mirando mientras se le colocaba una amplia sonrisa con los dientes muy blancos en su boca. Entonces yo puse mi mano en su paquete, pero no como las otras veces que se lo rozaba sutilmente, no, esta vez le puse la mano con firmeza, agarrando todo el paquete con mi mano, cosa que resulto fácil en un principio, pero que poco a poco fue complicándose puesto que crecía y crecía hasta el punto que mi mano solo sujetaba parte de su paquete.



El sitúo sus manos en mis pechos mientras yo seguía agarrándole el paquete. En el momento que coloco las manos se dio cuenta que lo único que separaba sus manos de mi cuerpo era una camiseta de tirantes. Rápidamente yo agarre su mano con la mía, el no sabia que iba a hacer, la baje hasta mi feminidad donde pudo acariciarla, aunque de forma rápido porque una vez hay, la subí de nuevo hasta uno de mis pechos pero, esta vez, por dentro de la camiseta. Pude ver su cara de vicioso, pero al momento el ascensor se paro en su piso, yo no quería parar pero tampoco iba a dar el siguiente paso, eso era cosa de el, y así lo hico, invitándome a su casa. Yo quería hacerme la dura, pero no pude, estaba demasiado cachonda.



Una vez dentro de ella lo único que hacíamos era besarnos y tocar cada parte de nuestros cuerpos. Su cara, sus hombros, su espalda, su pecho ligeramente marcado, y, sobretodo, su hombría que, a cada segundo que pasaba estaba mas grande, aunque su pantalón evitaba notar su bulto al completo. Mientras yo disfrutaba de cada centímetro de el, el hacia lo mismo conmigo. Su gran mano se situaba en mi cara mientras la otra hacia lo propio con mis pechos que, iba cambiando, haciendo que ninguno se sintiera solo. Hasta luego dar un paso mas, y quitarme mi camiseta, cosa que yo agradecía puesto que lo que menos quería era tener tanta ropa puesta, pero no solo yo, lo que mas quería era apreciar su alto y marcado cuerpo desnudo.



Una vez mis turgentes pechos se quedaban al aire, el seguía apreciándolos, moviéndolos, y sobretodo tocándolos con paciencia y suavidad. El me besaba mientras los acariciaba, mis pezones se habían puestos duros, no se si por la ligera brisa que había en su casa, por lo cachonda que empezaba a estar, o por ambas cosas. Una vez nos habíamos descalzados ambos el se quito su camiseta, y como yo había notado sus músculos estaban ligeramente marcados. Mientras mas veía de el mas ganas tenia de notarle dentro de mi, de acariciar su hombría, de tenerla entre mis labios, y como no, de tenerla entre mis piernas.



Le pregunte sobre su mujer y me dijo que estaba trabajando y que no llegaba hasta por la tarde, teníamos la casa para nosotros solos, y yo a el para mi. El seguía acariciando las mismas partes, mientras una de mis manos estaba en su paquete, concretamente en sus huevos, que estaban duros, tocándolos lenta y suavemente, y la otra cambiaba entre su cara y su pecho desnudo. Una de sus manos bajo lentamente mientras acariciaba con un dedo mi cuerpo desnudo, hasta llegar a mi parte mas intima, pasando el rato moviendo sus dedos por encima del pantalón, cosa que me excitaba cada vez mas.



Cuando se canso de notarlo solo ligeramente, comenzó a desabrocharme el pantalón que, con solo quitar el botón ya quedaba mucho mas ligero, luego bajo la cremallera y automáticamente callo al suelo, dejando a la vista solo un tanga negro muy fino. Yo hice lo mismo, pero no me pare solo en su pantalón, seguí con el calzoncillo que también era negro. Mis ansias podían, deseaba ver su pene completamente erecto, esperando que fuese grande. Aunque no era lo que me esperaba, tampoco era para nada pequeño, aunque creo que la de un compañero de clase con el que me lo monte hace poco era ligeramente mas grande. Seria de unos 17 centímetros, que tampoco estaba mal, mas pequeñas había manejado. El morbo de la situación se apoderaba de mi. Estaba deseando notarlo dentro, por todos los sitio, en mi boca, en mi feminidad, incluso, que fuese el primero que se introdujese por mi parte trasera, cosa que nadie había hecho aun.



Lo primero que hice fue arrodillarme. La agarre con una mano, casi no me cabía, era bastante gorda, mientras, el me agarraba con sus grandes manos mi pelo, para que no me molestase mientras le hacia el oral. Estábamos en el salón de su casa que, la verdad, no podría describir, toda mi atención se había centrado en todo momento en el gran hombre que tenia en frente de mi, y en cada rincón de su cuerpo, que ahora se encontraba completamente desnudo. Desde ese punto de vista su pene parecía mas grande, ya que estaba ahí, apuntándome a la cara, completamente erecto. Después de haberla manoseado, como también había hecho con sus huevos, me la lleve a la boca. Estaba caliente, supongo que al igual que mis labios y boca. La estaba disfrutando, lentamente, con suavidad, y me estaba encantando, al igual que a el. Cada vez que la sacaba estaba mas mojada, me la metía hasta el fondo, la sacaba, y la lamia de vez en cuando. Mi lengua se posaba en sus huevos, los chupaba, los succionaba. Volvía hacia su polla, la lengua se paseaba desde sus huevos hasta la punta de su polla, lentamente.



El me acariciaba la cara mientras sujetaba mi pelo. Yo iba avanzando con la mamada, acelerando hasta notar sus huevos chocando con mi boca, el me ayudaba moviendo ligeramente mi cara contra su pene erecto.



Por favor si ha gustado agradecería que me lo dijesen en los comentarios para hacer la segunda parte.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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