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"Créanme que para que este tipo de eventos se den, los astros se tienen que alinear muy bien. Estos acontecimientos los deseabamos, pero no los esperábamos esa noche."
Nunca he revelado la ocupación de Mauricio, así que sólo me limitaré a decir que es artísta. y como buen artísta sus amistades son verdadeeros personajes, especialmente uno de los más cercanos de nombre Mario. Él esta "casado" con una mujer muy bella, Rocío, y ambos son como nuestros hermanos. Tenemos una confianza profunda entre los cuatro. Son constantes las visitas entre nuestras casa, las salidas a comer, cenar o simplemente tomar la copa.
Fue en una ocasión que nos reunímos en un restaurante para cenar. Platicamos de todo; política, arte y sexo. Al calor de las copas Mario lanzo al aire uno de sus comentarios simplones, pero que no era nuevo:
-Mauricio, a ver si después de cenar dejas a tu mujer que me acompañe al baño - dijo fingiendo secretear.
-¿Para que quiere que te acompañe al baño? - pregunto mi marido- ¿no puedes hacer pipí tu sólo?
-¡Claro que puedo! pero bien sabes que me encantaría darle una cojidita, aúnque sea rápida.
Rocío, su pareja, y yo soltamos la carcajada. Ni siquiera nos da pena. Esos comentarios son recurrentes entre los cuatro, pero núnca han pasado más allá de los besos y las caricias. Mario me ha metido la mano bajo la ropa y me a tocado con toda la intención de seducirme, me ha besado y me acaricia, y yo se que eso exita muchísimo a Mauricio. Cuando estamos en la cama, mi marido aprovecha cualquier momento para decirme que le gustaría verme cojer con otro hombre, y siempre propone a Mario, ya que son muy amigos, y sabe que él estaría encantado.
Después del comentario de Mario y de unas copas más, Mauricio llego a proponer, entre bromas y veras, que deberíamos inscribirnos a un club swinger. Rocío y yo reíamos bajo el efecto de las margaritas y el tequila que habíamos ingerido.
-¿Propones que nosotras nos acostemos con cualquier tipo? - pregunto Rocío - ¡Cómo no!. ya nos vemos; nosotras tan lindas, tan puras y castas, en manos de un par de monstruos; gordos y viejos. ¡jajajajajajaj! - solto la carcajada
- Lo que no sabes es que los monstruos son Mauricio y Mario - dije yo- ¡JAJAJAJAJA1- Nuestras carcajadas se hicieron más sonoras
Empezo una divertida disertación sobre quienes de nuestro grupo, los hombres o las mujeres, conquistarian a los mejores prospectos para tener sexo swinger. Comentarios iban y venían; chistes, bromas y mucha risa. ¡Carajo, que bien la estabamos pasando! Mauricio, entre la relajada borrachera que tenía hizo una propuesta:
- Yo se donde hay un bar Swinger en la ciudad. ¿Quien se anima? - dijo- No lo conozco, nunca he entrado, sólo se donde queda - advirtio a todos - pero si se aníman vamos.
-¡Vamos!-dijimos en coro.
Pasaba de la 1:00 am cuando nos estabamos estacionando a unas cuadras del bar en cuestión. Seguíamos riendo, pero ahora las risas de Rocío y mias estában mezcladas con nerviosismo, y las de Mario y Mauricio con malicia. El bar en cuestión se encontraba en el cuarto piso de un edificio ubicado a media cuadra de una de las principales avenidas de la ciudad (no daré más referencias) Cuando entramos al lobby del edificio, muy obscuro por cierto, había un vigilante con todo el aspecto típico de cadenero de antro. Nos pregunto si ibamos al bar, y Mauricio le contesto afirmativamente. No había nadie más en el lobby, únicamente nosotros cuatro y el vigilante, el cual nos hizo una rápida revisión para asegurarse que no llevabamos armas. Nos indicó que tomaramos el elevador hasta el tercer piso, y que subieramos al cuarto por la escalera, así lo hicimos. Al llegar al piso 3 subimos por unas obscuras escaleras hasta el cuarto. Al final de ellas había una puerta común y corriente. no necesitamos llamar, la puerta se abrio y la luz invadió nuestros rostros. Dentro del lugar había de todo tipo de parejas; jóvenes, mayores, con clase y sin clase, altos, bajos, blancos, morenos, etc.
-¡Bienvenidas al buffet de las 2:00 am! - dijo Mauricio.
Mario solto la carcajada, y Rocío y yo nos volteamos vernos entre nosotras conteniendo la risa. Nos acomodamos en torno de una mesa muy bien ubicada. A nuestra mano derecha había una pareja de jóvenes, de entre 20 a 23 años, que se besaban y se acariciaban sin recato alguno. A nuestra izquierda una pareja madura (50 o 54 años) que sólo estaban abrazados sin despegar el ojo de la pareja de jóvenes. Mucha gente se movía a nuestro rededor. Pero justamente enfrente de nuestra mesa había un cuarto con paredes de cristal. Al centro de este varios tabuetes que unídos formaban una especie de cama gigante, y a los costados, pegados a la paredes, estaban acomodados más taburetes.
Tratabamos de adivinar como se desarrollarían los acontecimientos, pues la acción no había iniciado. Hasta llegamos a dudar de la veracidad del establecimiento. Por fin llego el momento. La pareja de jóvnes se pusieron de pie y se encaminarón hacía la gran habitación. Era claro que esa era la señal, ya que los asistentes empezaron a segirlos al recinto. Los jóvenes se desnudaron, se tiraron al centro de la "camota" y empezaron a follar. la gente al rededor se besaba y se desnudaba y empezo la verdadera aventura. Muchas parejas permanecieron en los taburetes pegados a la pared, pero muchas más se acomodaron sobre la superficie que compartian con los jóvenes.
-¡¿Qué le parece?! - preguntó Mauricio
Rocío y yo estabamos mudas. No podíamos creer lo que veíamos; estabamos en un auténtico Bar Swingger, y no ocultabamos la preocupación de que nos tendríamos que tragar nuestras palabras, si no es que nos tendríamos que tragar algunas vergas de desconocidos. Obviamente, desde que entramos al lugar, las miradas se pegaban a nuestras nalgas y pechos. Nos guiñaban los ojos, y nos hacían señas. Rocío y yo nos refugiabamos una con la otra, exitadas pero MUY NERVIOSAS.
Cuando menos lo esperé, Mauricio me tomó de la mano y me llevo hacía la gran habitación, yo temblaba, pero sabía que él me protegía. Se acerco a mi oído y me dijo:
- No temas mi amor. Te voy a llevar hasta el fondo de la habitación. Quiero presumirte mientras caminas entre todos esos cuerpos desnudos. No tienes que hacer absolutamente nada que no quieras.
Eso me dió una gran seguridad y aumentó mi exitación. Dejamos a Mario y Rocío atrás de nosotros, ellos no se atrevieron a entrar. Mauricio es muy arrojado, y mientras me guiaba por el estrecho pasillo, podía sentir las manos de los desconocidos, sin importar el sexo, que tocaban mis nalgas, pechos y más de uno se lanzo a sobar mi pubis mientras caminaba. Mauricio también tuvo su dotación; le agarraron las nalgas y su polla que no podía controlar la erección bajo en pantalón. Al llegar al fondo mi marido me dio un abrazo riquísimo y me beso prolongadamente. Si alguno de ustedes, mis lectores, no han experimentado estar rodeado de parejas totalmente desnudas mientras se follan, y son besadas por su marido o novio, ¡Haganlo!. Les advierto que la exitación es incontrolable.
- ¿Y bien? ¿que dices? - me pregunto Mauricio - ¿Quieres hacerlo aquí?
En mi cabeza giraban todas la emociones, angustias, deseos, temores y miedos.
-Aquí no - respondí.
No me sentía preparada, necesitaba más valor. Definitivamente no era mi momento. Mauricio me sonrío y nos encaminamos nuevamente hacía la salida de la sala. Obviamente las manos de los swingers volvieron a hacer de las suyas.
Cuando salimos de la habitación encontramos a Mario y Rocío. Estaban muy cachondos, pero vestidos. Cuando comenté a Rocío que había pasado al fondo de nuestro viaje, me confeso que ella se sentía igual que yo; exitada, pero no preparada. Los cuatro acordamos salír del Bar.
Una vez dentro de la camioneta nuestras risas de nervio se transformaron en carcajadas de emoción.
-¡Mauricio, eres un cabrón! - dijo Roció entre risas - No me digas que núnca habías entrado a ese lugar.
- ¡Te lo juró! No lo conocía - espondió mi esposo.
-¡No te creémos ! - agregué - se ve a leguas que lo tienes muy dominado. jajajajaja
Así siguieron los comentarios, y Mauricio continuó afirmando que jamás había entrado.
Rumbo a casa pasamos por un motel, y fue justo en ese momento cuando Mario dijo:
-Mauricio entra el motel, tengo ganas de ir al baño, y sirve que tu mujer me acompaña. jajajajaja
-¡Que necio eres Mario! - contesto Mauricio.
Para su sorpresa les dije:
-¡Entra mi amor! sirve que Marito se quita la espinita jajajajaj
Roció solto la carcajada, y Mauricio giro hacía el motel.
Alquilamos una habitación que incluía jacuzzi, un columpio y una silla kamasutra. Seguíamos alcoholizados, pues por el nervio en el bar bebimos por lo menos tres rondas como si fueran agua. Mario y Rocío que traían el cachondeo se tiraron sobre la cama y empezaron a desnudarse.
- ¿Qué onda Mario?- pregunto Mauricio - Pensé que solo querías entrar al baño. jajajaja
- ¡Cierto! tu mujer quedo de acompañarme- respondío mientras se bajaba el pantalón
Ahora si se apodero de mi una risa nerviosa, pues sabía que dificilmente iba a poder evitar la insistencia de mi querido amigo.
- Ni modo Angie - me dijo mi marido - llevalo, o núnca parará de molestarte.
-¡Vamos!- dijo Mario mientras me tomaba de la mano y me llevaba hacía el baño, y ahí voy tras Mario, quien no vestía más que su calzón tipo boxer.
-No te preocupes por Mauricio - dijo Rocío - Yo te lo entretengo. jajajajajaja
Entramos a baño y Mario se paró frente al excusado, puso las manos detrás de su nuca y me dijo:
- ¡Estoy listo! apunta con cuidado y no derrames nada fuera de la taza.
Lo dijo con tal gracia, como si me diera una orden picarezca. así que le baje el boxer y ...¡SORPRESA! Tenía un pene espectacular, menos largo que el de Mauricio, pero más ancho. Me quede con la boca abierta mientras, en cuclillas tomaba aquella verga que aún no estaba totalmete erecta, y mientras la contemplaba Mario empezo a orinar. Podía sentir la presión de su líquido en mi mano mientas salía por la uretra. Un chorro grueso y potente. Yo estaba como ida y Mario lo noto. Acabo de orinar, y sin abandonar la pose, con sus manos en la nuca me dijo:
-¡Maravilloso! ¿te ha gustado hasta donde has visto? - pregunto.
-¡¡Claro que me ha gustado! ¿Que más sabe hacer además de orinar jajajajajaja - no pude evitar soltar la carcajada.
- Muchas cosas, por ejemplo crecer.
Me tomo con una mano por la mi nuca, y con la otra apunto su verga a mi boca. ¿Cómo resistirme? Aunqué mi marido estaba solo a unos pasos no me importo. No me iba a negar el placer de saborear aquella tranca. Me la metí a la boca hasta donde su anchura me lo permitió, y empece a recorrerla con mi lengua. Mario gemia levemente .
-¡Que rico mamas! - decía - Desde cuando tenía ganas de ponertela entre tus labios.
Yo no podía dejar de mamar. La verga de Mario empezo a tomar su justa dimensión. Era muy ancha, y lo mejor venosa. Me encantan las vergas venosas.
Estabamos absortos en nuestra tarea cuando escucho la voz de Mauricio desde la habitación que dice:
-¡Ya cierra la llave Mario! Te estas tardando.
¡Ya casi! Estoy convenciendo a Angie para que me bañe. jajajajajaja -más risas.
- Pues si te va a bañar que te talle duro.
Aproveche la interrupción de mi marido salí del cuarto de baño hacia la alcoba. Ahí me esperaba otra sorpresa; Mauricio y Roció estaban totalmente desnudos sentados en la cama. Era evidente que Roció le había aplicado una mamada a Mauricio. Su erección lo demostraba.
- Mi amor - me dijo Mauricio - te estabas tardando tanto que le pedí a Roció que te fuera calentando la cena.
Ante ese comentario no pude evitar reir.
-Pues parece que solo yo desentono con la ropa - dije mientras me empecé a desnudar.
De un salto me integré a la cama con Mauricio y Roció al mismo tiempo que Mario salia del baño.
-Mauricio, amigo mio, - dijo Mario - tienes una mujer increible. Mira como me puso.- y mostraba su verga totalmente erecta
- Pues Roció se desquito conmigo. - Explico mi marido.
Eramos un grupo que en ese momento combinaba alcohol, simpleza, confianza, amistad y exitación; una carga explosiva (de hecho no fue la única vez que estos elemento se han mezclaron en nuestras vidas)
Mauricio estaba recargado en la cabecera de la cama, y yo, con toda la intención, me acomode a gatas entre sus piernas inclinandome para continuar la mamada que Rocío había dejado a la mitad. Levante mis nalgas y expuse toda mi vagina y ano a la vista de Mario que estaba parado a los pies de la cama. Roció postrada a mi lado sin separar la visa de Mario empezo a sobarme las nalgas con una mano. Ante este cuadro, Mario se masturbaba para fortalecer la erección. Y Roció anticipandoce a la jugada de Mario me hizo experimentar algo nuevo. Núnca una mujer me había aplicado una chupada en mi vagina. Roció lo hizo y de una manera magistral. Se arrodillo atrás de mi, y empezo a mamarme mi entrada muy suavemente, sin prisa. Podía sentir el filo de su lengua contra mis labios vaginales. Con la punta rozaba mi clitoris, y esto provocaba que mi calor subiera más y más.. Mario, que se moría por ensartarme, con sus reservas apunto su verga, pero no hacía mi, lo hizo primero hacia Rocío, pues no quería interrumpir el masaje oral que me estaba aplicando. Cuando Rocío sintio el ancho miembro de Mario en la vagina emitió un gemido que se transformo en un aliento muy caliente que golpeo mi conchita. Todos integrados , y lo mejor; ¡sin planearlo!
Créanme que para que este tipo de eventos se den, los astros se tienen que alinear muy bien. Estos aconteimienos los deseabamos, pero no los esperabamos esa noche.
Mauricio se incorporo y me llevó a la silla kamasutra, allí me acomodó boca arriba me separó las piernas y metío su cabeza entre sus piernas. Me sentía totalmente mojada, entre la mamada de Rocío, mis flujos y ahora la saliva de mi marido. Yo volteava a ver la acción de Mario y Rociío y más me exitaba. Dejé a Mauricio que me chupara tan solo un poco y me levante. La verga de mi marido, por su dureza, parecía un tronco; largo y firme. Sin hablar me deje llevar, camine hacía la cama y me coloque nuevamente a gatas, pero esta vez frente a Rocío que estaba en la misma posición, de tal forma que quedamos cara a cara. Mauricio me siguio con la mirada, lo mire a los ojos, le sonrei. Acto seguído le dí un gran beso en la boca a Rocío. Ella me lo correspondió dulcemente. Sin dudarlo, Mauricio se colocó detrás de mi y me penetro sin dificultad, pues la cantidad de jugos mezclados en mi vagina lubricaban perfectamente. La escena que presentabamos era increíble. Rociío y yo a gatas frente a frente intercambiando besos, y Mario y Mauricio penetrando a sus hembras ritmicamente.
Tanto Mauricio , como yo, estabamos convencidos de que a Mario le hacía mucha ilución penetrarme, y después de haber probado su deliciosa verga en el baño yo también lo deseaba, así que me enderese con petexto de besar a mi hombre y le susurre :
- ¿te molesta si lo hago con Mario?
Sin decir nada, pero demostrando su total aprobación, mi esposo se encamino al baño como diciendome que tenía la vía libre. Me tiré en la cama, ahora paralelamente a Rocío, y separé mis piernas ofreciendo a Mario el camino libre de mi vagina. Mario se separo de su mujer, se acomodó entre mis piernas, y sin hacer comentario alguno me ensarto hasta el fondo su grueso tronco. No pude evitar lanzar un gemido que Rocío atrapo en un beso, recorrio sus boca hasta mis pechos, a mi ombligo y puso sus piernas a cada uno de los lados de mi cabeza, después bajo lentamente su cintura hasta que su vagina se acoplo a mis labios. La sensación de sentir esa gruesa verga entrando y saliendo mientras bebía los líquidos de me amiga me provocaron un primer orgassmo. El segundo fue ciuando sentí la verga de Mauricio que buscaba la entrada a la gruta de Rocío. Quedaron de tal forma que podía mamar a ambos por intervalos.
Lo más sublime paso al cabo de un momento. Mario encajo su potente verga hasta el fondo de mi vagina mientras lanzaba chorros de caliente semen que me bañaba el interior, pero también en ese momento note que la verga de Mauricio, mientras entraba y salia de la concha de Rocío , se veía empapada de su propia leche y de los jugos de mi amiga. Cuando ambos acabaron de descargar sus armas dentro de nosotras, retiré la verga de mi marido , la limpié con una mamada, e inmediatamente pegué mis labios a la vagina de Rocío para recibír el semen que guardaba. No deje que nada se desperdiciara. Tomó un sabor diferente gracias a los jugos de Rocío, y en ese momento tuve mi último orgasmo. ¡DELICIOSO!
Descansamos en silencio. Nadie decia nada, satisfechos, pero callados. Al parecer los eventos de esa noche nos tomaron por sorpresa a todos. Sin embargo reforzo nuestra amistad más que núnca. Ahora sabía que cada vez que Mario me pidiera que lo ayudara a hacer pipí tenía que ir sin pretexto.
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