Cunado eres joven no quieres hacer caso de los consejos de tus padres, personas mayores o incluso amigos que te quieren bien. Vives la vida loca sin pensar en las consecuencias y esto quizás fue el signo de mi vida, por no saber elegir las compañías,  o no beber alcohol en situaciones que puedes ser vulnerable.

            Así fue como fui abusada en las primeras ocasiones. Solía ir con mis amigos y amigas a hacer botellón desde que empecé con apenas 14 años. A las chicas nos daban de beber para que nos pusiéramos más contentas y los chicos pudieran empezar a meternos mano a su antojo, a las primeras muestras de que nosotras nos íbamos a dejar.

            En esa primera ocasión, uno de los chicos empezó a abrazarme, a tocarme por todos lados y a morrearse conmigo. Yo estaba medio mareada, dentro de esa euforia que dan los primeros momentos de embriaguez, cuando al poco rato, ya tenía levantada mi camiseta y me sobaba las tetas mientras me morreaba, sintiendo luego como mete la mano entre mis piernas tocándome por encima de las bragas, pero luego, me las aparto con los dedos para tocarme directamente el chocho, todo mojado ya por la excitación.

            A la vez siento como otras manos tocan mis pechos mientras se ríen y comentan entre ellos lo buena que estoy. Uno de los chicos se ha sacado la polla y me la pone en la boca para que se la chupe. Es la primera vez que tengo una polla en la boca y ese primer momento de asco es superado por la situación en la que estoy sintiéndome a merced de ellos sin poder resistirme a sus manoseos y abusos.

            En medio de todo esto, oigo como los chicos hablan entre ellos de follarme, cuando uno de ellos se pone entre mis piernas y mientras los otros me sujetan, me mete la polla, sin que yo pueda hacer nada y aunque siento un ligero dolor al principio, enseguida se me pasa y me dejo llevar empezando a sentir el placer de ser penetrada.

            Después de un rato, este chico se salió y se puso otro a follarme y luego otro. Creo recordar que fueron tres en esa primera ocasión, porque no puedo recordar exactamente los chicos que fueron, ya que a partir de ahí, tengo lagunas en la memoria y lo único que recuerdo es que al día siguiente me levanté con un buen dolor de cabeza y un ligero dolor entre las piernas producido por una irritación en mi coño.

            Luego, comentándolo con las amigas, me enteré de que a otras les pasó lo mismo, pero no quieren hablar mucho de ello, por vergüenza o porque no llegue a enterarse mucha gente de lo que había pasado.

            El caso es que aunque en las siguientes ocasiones intenté beber menos, para controlar y poder negarme a eso, hubo otras ocasiones en las que sucedieron cosas parecidas, ya que era habitual que cuando alguna de las chicas bebía demasiado, los chicos se aprovecharan de ellas.

            Mis padres se habían dado cuenta de que no andaba con buenas compañías, de que ese ambiente no era el mejor para mí y me cambiaron de instituto, en donde tuve nuevos amigos, fui creciendo y aunque tuve novios y relaciones, no volví a ser abusada de esta misma forma, por varios chicos, aunque si, por algún chico que tenía ganas de follar conmigo y yo me resistía un poco, que de una forma u otra acababa convenciéndome para que yo me dejara follar, ya que parecían darse cuenta de que yo tenía una voluntad muy débil para estas cosas.

            En los momentos en que yo no tenía novio, solía salir con varias amigas a los lugares típicos de copas, en los que según iban avanzando las horas de la noche, era más fácil para los chicos acercarse a alguna chica que vieran que fuera más fácil para llevársela a algún sitio y follársela.

            Esto acabó ocurriéndome también varias veces, en las que terminaba quedándome sola, porque mis amigas ya se habían ido a casa o con algún chico y yo me quedaba a alargar la noche con más copas que ya me sobraban.

            Estando sola, con ropa provocativa y un poco alegre, parecía ser la señal definitiva para que los chicos se acercaran a mi y me convencieran fácilmente para que me fuera con ellos, algunas veces en situaciones en las que yo no estaba en condiciones de negarme a nada y acababa siendo consciente de lo que había pasado cuando me despertaba en alguna cama desconocida, sola o con algún chico que ni conocía y salía de allí, como podía, toda avergonzada, recordando vagamente la noche de sexo que había tenido.

            Aunque yo era una mujer que disfrutaba del sexo, mi problema era que el alcohol no dejaba que pudiera vivirlo de una forma consciente y placentera y decidí acabar de una vez con esto que había condicionado mi vida con los hombres, cuando una noche, cuando supongo que sería conocida la facilidad con que los hombres podía llevarme a la cama, me encontré con 5 hombres en una habitación que estuvieron follándome durante horas hasta que dejé de ser consciente de lo que hacía.

            Ese día decidí cambiar de vida, dejar de beber y buscar una pareja estable que me protegiera de esta debilidad mía. Afortunadamente, lo encontré, y ahora es el único que me folla, aunque acostumbrada desde esa primera vez a relacionar el sexo con el alcohol, no podía disfrutar plenamente de esas relaciones con mi esposo, estando sin beber, por lo que nuestros mejores momentos han sido esos en los que después de una cena, con alguna copa de vino o champagne, yo podía entregarme plenamente a él, pero consciente de mi problema, mi esposo sabe controlar esa situación para que yo llegue al punto justo en el que empiezo a disfrutar dejándome a merced de sus perversiones para hacer conmigo lo que le plazca.

            Quizás mi signo sea tener esta relación con el sexo, así como el de otras mujeres que en algún momento de su vida se han encontrado en situaciones parecidas a estas que cuento.