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Categoría: Incestos

Si mamá, me estoy masturbando

Soy Tania, tengo 18 años, mido 1.69 m, piel morena, cabello negro, tetas medianas, culo respingón y vivo junto con mi madre Ana de 39 años, es una versión mía pero adulta aunque un poco más alta que yo, sus tetas son grandes y levantadas debido a que cuida su cuerpo el cual tiene marcado y unas piernas increíbles, incluso nos han dicho que parecemos hermanas. Nos consideramos las mejores amigas, vamos al gym juntas, vamos de compra juntas, vemos la tv juntas, nos tenemos mucha confianza y nos decimos piropos a cada rato.



Un sábado a eso de las 9 de la mañana estaba en mi cuarto cuando mi madre entro para avisarme que iría a comprar ropa, al verme casi dormida ella decidió ir sola, paso media hora y me levanté, me bañé, me puse un short de tela corto para estar a gusto y una blusa morada sin brasier, me hice dos coletas, preparé el desayuno y me fui a mi cuarto a estar en la laptop un rato.



Había transcurrido cerca de una hora, estaba acostada y me entró un momento de calentura, puse la laptop a un lado, me recargue en el cabecero de la cama, abrí mis piernas y comencé a tocarme por encima de mi short, movía mi mano en círculos por mi clítoris, busque alguna página porno, conecte los audífonos, metí mi mano por debajo y lentamente comencé a introducirme los dedos, soltaba pequeños gemidos, lo estaba disfrutando mucho, incrementaba cada vez más el ritmo, me termine por sacar el short y continúe, mis gemidos sonaban más fuerte, pasaron cerca de 10 minutos cuando se abre la puerta, solo cerré mis piernas y con la mano me tapaba el coño.



- ¡Golosa! ¿Qué haces? Jajaja



- ¡Maaaaaa! — conteste mientras me reía de lo apenada.



- Hasta abajo se escucha tu escándalo, pensé que habías traído un muchachito.



- ¡¿Ay, cómo crees?!



- Síguele, parece que los estabas disfrutando mucho.



- ¡No qué pena, ¿Tu por la casa como si nada y yo dedeandome?! Jaja noooo.



- No te preocupes, ¿a ver que estabas viendo?



Se acercó y se sentó junto a mí, el vídeo seguía en play, era uno de esos en que la madre le enseña a su hijastra como follar con su nuero, mi madre lo miro por unos segundos.



- ¿Sabes tocarte bien? — me preguntó mi madre.



Solté una pequeña risa y me tape un poco la cara con la mano.



- Pues lo que he visto en algunos vídeos y cosas que mis amigas me han contado.



- A ver enséñame.



Mamá puso sus manos en mis rodillas y abrió mis piernas quedando en forma de V.



- ¿En serio?



- Sí, quiero ver qué tal lo haces.



- Está bien.



Comencé a tocarme, miraba el vídeo, aumentaba mi respiración con la otra mano comenzaba a masajearme las tetas, mi madre observaba como movía mi mano y me miraba a los ojos con una pequeña sonrisa e incluso mordía sus labios, al parecer se estaba excitando.



- Pues no lo haces mal.



- ¿y tú cómo lo haces?



- ¿Quieres que te enseñe?



Se levantó de la cama y comenzó a bajarse sus jeans apretados moviendo las caderas mientras le silbaba, se volvió a acostar junto a mí y se quitó sus bragas negras que traía dejando ver su coño depilado con solo una raya de vellos. Ver a mi madre en esa forma me estaba calentando mucho.



Me comenzó a mostrar cómo se tocaba el clítoris, chupaba algunos de sus dedos y los introducía, se daba pequeños golpecitos, su vagina era diferente a la mía, tenía sus labios un poco afuera, mi madre emitía pequeños gemidos, yo estaba embobada viéndola, no sé qué me pasó que puse una mano sobre sus tetas y las apreté, ella solo me volteo a ver y me sonrió, se levantó su blusa con su brasier y me dijo que siguiera, le apretaba los pezones, las amasaba, sus pechos estaban duros por el ejercicio, sus pezones totalmente erectos, tenía un cuerpo que cualquier veinteañera le gustaría tener, le dije que traería algo, mi madre no contesto, ella seguía poseída por el placer.



Fui a mi baño y traje un vibrador rosa que debía medir unos 15-17 centímetros, volví y nos dimos una mirada de complicidad, me coloque entre sus piernas y poco a poco lo metí en su coño, que ya estaba algo brilloso, comencé un mete y saca.



- ¡Uff! Sigue así hija.



- jaja ¿Te gusta mami?



- Si, así, más rápido, ¡Uff! qué rico se siente.



Ella solo cerraba los ojos y se movía al ritmo del vibrador, teníamos unos tres minutos cuando me aviso que estaba por tener un orgasmo.



- Aaaaa, me corro, si, si,.



Yo aceleraba el ritmo y le tocaba sus clítoris cada vez más rápido, en eso dio un grito, saque el vibrador que brillaba de líquidos, algunos chorros se resbalan por su vagina.



- Uuf!, cómo lo disfrute. — Ya veo dije mientras le mostraba el vibrador y mis manos empapadas de su jugo.



- Espérame aquí. — dijo mi madre.



Se fue a su habitación, me acomode en la cama y me puse a reflexionar lo que acabamos de hacer, mi piel estaba muy caliente parecía que tenía fiebre, me seguía tocando, disfrutando como ningún otro día, en eso llegó mi madre con algo que me sorprendió.



- ¡Taran! — Dijo en forma de presentación mientras un pene negro de hule de unos 30 centímetros o más era sostenido por ella.



- ¡Mira quién es la golosa!



Se acercó, abrió mi coño e intento introducirlo.



- No me va a caber.



- Le puse lubricante, tú disfrútalo.



Lentamente lo fue metiendo, ¡Uff! Me sentía completamente llena, me arqueaba del placer, mi madre comenzó a acelerar el ritmo, me hacía gemir tanto que hasta los vecinos debieron escuchar.



- ¿Te gusta cielo?



- oh mierda, si, mami, sigue, qué rico.



Aquel pollón negro apenas entro unos 15 cm, mamá se levantó y se puso en posición de tijeras conmigo, se lo introdujo ella y comenzamos a movernos, en un momento nos vimos a los ojos, nuestras caras quedaron tan cerca que nos comenzamos a besar apasionadamente, la saliva salía de nuestras bocas, nos chupábamos la lengua, me sostenía del cuello, lamía mi cara, salimos del consolador, y se subió arriba de mí, continuamos besándonos mientras nos tocamos el coño.



Se bajó y comenzó a chupármelo, parecía una hambrienta, le escupía, lo dejo babeado, lo quería devorar, ya no éramos madre e hija si no dos mujeres follando, volvió arriba, enredó sus manos en mis coletas y nos seguimos besando, me puso las tetas en mi cara y las lamía.



- ¡Cómetelas hija!



Daba y recibía pellizcos en los pezones, nos acomodamos e hicimos el 69, su coño mojadito sabía delicioso, ese culo que tanto miran los hombres cuando mi madre camina por las calles lo tenía pegado en mi cara, lo apreté y le daba nalgadas que las hacia retumbar, metía mis dedos y se escuchaba como chapoteaba.



- ¡Es hora de que te corras!



Volvió a meterme el pene y acelero de forma bestial, me imagino que mi ojos se pusieron en blanco, el placer me hacía abrir la boca, mi vagina daba espasmos, mientras me decía cosas como "¿Te gusta verdad hijita?, córrete amor".



- ¡Me corrroooo! — Un gran temblor invadió mis piernas.



Un chorro de jugos salió disparado chocando en las tetas y estomago de mi madre, paso sus dedos y me dio de beber mis propia corrida, ella solo se rio y nos volvimos a besar.



- ¿Lo disfrutaste?



- Me encanto, nunca me había corrido de esa manera, estoy agotadísima.



Nos quedamos acostadas y terminamos durmiéndonos.



Al despertar mi madre no estaba y un olor a sexo inundaba la habitación, baje las escaleras y estaba en la cocina.



- Hija, lo que ocurrió hace un rato... sé que tenemos mucha confianza pero ya llegar al sexo es demasiado, somos madre e hija, discúlpame, no sé qué me ocurrió ahí adentro.



- Shhh, es solo placer, yo lo disfruté muchísimo y por lo visto tú también, así que no tiene nada de malo.



- No hija...



- Shh... — le puse mi dedo en su boca sin dejarla hablar y de forma sensual le dije:



- ¿Acaso no te gustaron mis besos? — y le di un beso.



- ¿Acaso no te gustó cómo te toque? — metí mi mano por debajo de su pantalón.



- ¿Cómo te chupaba tus tetas? — levanté sus blusa y pase mi lengua por sus aureolas.



- No, no, n... — Dejo de quejarse y correspondió mis besos.



Termine haciéndole un oral en la isla de la cocina.



Nunca pensé que tener sexo con mi madre fuera tan delicioso, aparté de que fue mi primera vez lésbica.



Desde día volvimos a repetirlo varias veces, incluso llegaba a casa y oía los gemidos de mamá, seguíamos siendo las mismas de siempre solo que ahora nos damos placer entre nosotras, aún nadie se han enterado de lo nuestro por miedo a lo que puedan decir pero nosotras somos felices.



Favor de valorar el relato se agradece mucho, si tienen opiniones o ideas sobre más relatos que les gustaría que escribiera ponerlo en los comentarios.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 9.43
  • Votos: 7
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
jimy
invitado-jimy 08-05-2018 20:16:09

esto es maravilloso seguir y disfruten de vuestros encantos que para esto estan

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