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Sherezade un coño rico

~~Tengo 21 años y todo esto ocurrió más o menos hace tres, cuando yo estaba en el último año de preparatoria. Soy morenita, delgada, de pelo lacio color castaño obscuro; mido 1.60m y peso 52kg, mis medidas son 98, 64, 93 y como soy muy vanidosa hago una hora de ejercicio todos los días para estar durita.
 Como ya era costumbre, Daniela, mi mejor amiga y yo habíamos venido a fumar los baños, Dany es una chica muy guapa, rubia natural, (me consta) de pelo largo y rizado y ojos verdes o grises o algo así ya que le cambian con el color de la ropa; es delgada, mucho más delgada que yo, no conozco sus medidas pero es 32 B de bra mientras yo soy 34 C. Lo que mas llama su atención es lo pálido de su piel y sus pompas que la verdad aunque pocas las tiene muy paraditas y redondas.
 La escuela donde estudiamos es católica, Marista para ser exacta y por lo tanto tienen muchas reglas bastante fresas, no fumar es una de ellas, pero por supuesto eso no iba a detenernos, tanto ella como yo gustábamos de desafiar todas esas tontas reglas escolares y no sólo escapábamos de clase, también prohibido, sino que lo hacíamos en compañía de hombres y nos encantaba ver sus caritas cuando nos encerrábamos con ellos en los sanitarios. Esa vez las cosas fueron demasiado lejos.
 Sergio, un muy buen amigo de nosotras, nos había hablado minutos antes.
 ? Sheza, háblale a Dana (así le decimos de cariño a Daniela) y nos vamos a fumar un cigarrito, yo invito. ¿Qué opinas? ? Bueno, total, nos toca matemáticas y el maestro es aburridísimo.
 ? Ok. Entonces allá las esperamos.
 Sergio, es muy guapo, casi un adonis; alto, con buen cuerpo y ojos claros, casi todas las chicas nos morimos por él, pero es algo tímido y un poco bobo. Fui corriendo por Dany y nos escapamos a escondidas, escabulléndonos hasta los baños de los hombres en el primer piso, lejos de los salones y desaparecimos por la puerta. Dentro estaban ya Sergio, Ángel y Toño, los tres son muy buenas personas; nos sentamos sobre el lavamanos y ellos nos dieron de sus cigarros; fumábamos y decíamos tonterías, como siempre, hasta que aparecieron Raúl y Adrián. Ellos son más grandes que la mayoría, altos y fornidos, son malos y nunca son lindos con las mujeres, además de ser muy borrachos. Bueno exagero, pero si son busca pleitos y le contestan feo a todo el mundo, incluyendo a los maestros, llevan el pelo largo a pesar de estar prohibido y juegan foot ball americano en Los Diablos del Sol , el equipo local. Tiene a su favor que: ¡Están preciosos! Y aunque pocas lo aceptan su rudeza los vuelve misteriosos y solitarios, muchas de nosotras aceptaríamos gustosas el trabajo de domarlos, sólo por tenerlos y sentir ese peligro en las venas.
 Grosero como siempre Raúl comenzó a molestarnos.
 ? Hola ¿Qué hacen estas dos ricuras con estos peleles? Ninguno de nosotros se atrevió a contestar, la verdad con esos dos no vale la pena meterse, a pesar de superarlos en número sabíamos que Raúl sólo, podía medio matar a mis tres amigos, quienes son mas bien del tipo nerd. Dana fue quien rompió ese incómodo silencio.
 ? Fumando ¿Quieren? Dana siempre ha estado enamorada de Adrián, aunque cuando se lo preguntas lo niega y juraría por las once mil vírgenes que no es así, pero al responder se perdió en los obscuros ojos de Adrián con una carita de mensa que. y Raúl me miró con esa extraña forma de sonreír que más que coqueteo me hacía sentirme de su propiedad, luego miró a Sergio.
 ? Lárguense de aquí, los tres.
 ? Ok. Pero ellas vienen con nosotros.
 ? Ellas se quedan y ustedes ya lárguense o les rompo el hocico.
 Sergio me miró asustado, pero yo le sonreí, no es por presumir, pero Dany y yo, somos las chicas más populares de la escuela y aunque todas las víboras chismosas digan que es por facilitas, la verdad es que sólo somos muy coquetas y estamos bastante bien. Sinceramente creí poder controlar el libido de este par de machos.
 ? Está bien Sergio, los alcanzamos en el salón en cuanto nos acabemos estos cigarros.
 ? ¿Segura? ? ¡Ya la oíste imbécil! ¡Largo! Toño y Ángel ya habían apagado sus cigarros y desaparecido, Sergio dudaba hasta que un empujón en seco de Adrián, lo convenció de irse; tanto Dany como yo pensamos lo mismo, coquetearles mucho, excitarlos y hacernos las difíciles, para terminar con un fajecito inofensivo, que a decir verdad, si se me antojaba y luego regresar a clases. ¡Gran error! ? ¡Qué suerte tenemos Raúl! Dos viejas bien buenas para nosotros solitos.
 Él, sólo se rió, yo sabía que lo único que querían era asustarnos, saben trabajar muy bien el miedo y lo aplicarían para poder acariciarnos. Tan sensual como pude me desabroché un botón de la blusa y me acerqué a Raúl.
 ? ¿Y qué vas a hacernos? ¿He? ¿Qué tan malo eres? No me contestó, pero fue Adrián el que lo hizo al tiempo que me daba una fuerte nalgada.
 ? Vamos a darles lo que están pidiendo a gritos.
 Y abrazó fuertemente a Dany, pecho a pecho, casi levantándola del piso, comenzó a besarla y ella pronto respondió colgándose de su cuello, Raúl ni siquiera me veía, estaba extasiado mirando a su amigo toquetear el cuerpo de Dana, hasta que su mano se metió por debajo de la falda levantándola tanto que nos permitió ver su tanga.
 Raúl sonrió y los interrumpió.
 ? Me debes cien pesos, y te apuesto otros cien a que esta otra zorrita, trae una igual, si es que trae.
 Adrián dejó de besar a Dany y le sujetó las manos con una sola de las suyas y con brusquedad la giró hasta darle la espalda, él es mucho más fuerte por lo que los intentos de ella por zafarse fueron por completo inútiles, la pegó a la pared y con toda desfachatez volvió a subirle la falda hasta la cintura, todo su culito, apenas cruzado por el delgado tirante de la tanga blanca quedó al aire; me miró de una forma muy extraña.
 ? Ok, te debo $100 baros (pesos) y acepto tu apuesta, quiero ver.
 Fue cuando Raúl me abrazó y me detuvo ambas muñecas en la espalda con una sola de sus manos.
 ? Ya por favor, detente Raúl, déjame salir, ya no estoy jugando.
 Pero no le importó mi súplica, se rió descaradamente, me subió la falda hasta la espalda deteniéndola con mis propias manos y mi tanguita, aún más delgada que la de Daniela, quedó a la vista.
 Adrián comenzó a reír a carcajadas.
 ? Ni modo, perdí, te debo doscientos pesos Raúl.
 Con la mano libre, comenzó a acariciarme las nalgas y tomando mi pelo con violencia me besó. Yo tenía miedo y al mismo tiempo estaba muy excitada, sentía humedad entre mis piernas y esperaba que él no lo notara, por lo general, yo domino a los hombres, pero esta bestia hacía conmigo lo que se le daba la gana. ¡Era fascinante! ? Suéltame que me haces daño.
 Me quejaba, pero él no me oía o no se daba por entendido, su lengua entraba en mi boca y jugaba con la mía; me ponía nerviosa y caliente, repetí la queja pero mas firme.
 ? ¡Que me sueltes carajo que me haces daño! Se apartó un segundo de mí y me dio una tremenda nalgada que dejó mi culo rojo y arrancó la risa de su amigo, luego volvió a besarme con fuerza, me fue empujando hasta que el lavamanos me topó en la cadera y aprisionándome entre sus fuertes piernas me soltó los brazos, mi falda quedaba por encima del mueble y mi culo desnudo a su merced. Desabrochó los tres botones de la camisa que me quedaban en su lugar y la jaló hacia abajo un poco. Sus labios mordieron mi cuello y hombros poniéndome chinita, para entonces yo me había olvidado de Dany y estaba concentrada en aquel riquísimo beso, sin saber exactamente cuando, me colgué de su cuello y sentí sus manos en mis nalgas, sus dedos jugaban ya por debajo de la tanga; ya no dijo nada más, sólo me levantó y dio un par de pasos hacia atrás sentándose en la tapa cerrada de un escusado, yo abrí mis piernas y me senté sobre las suyas, soltó mis nalgas y comenzó a dedearme por encima de la tanga mientras me despojaba de la blusa. Comenzó lentamente a darme un masaje circular en el clítoris que me hizo olvidarme de todo y no pude detenerme, una cosa llevó a la otra, entonces lo sentí mover mi prenda íntima y meter uno de sus dedos muy profundo en mí, lo que me obligó soltar un grito ahogado, yo estaba en la gloria, él se salía completamente para volver a entrar con fuerza, yo cerré los ojos y lo dejé hacer. ¡Me estaba dedeando en los baños de la escuela y yo tan tranquila! Me enterró dos dedos y luego tres, mucho muy profundo y levantó todo mi cuerpo sobre la mano que me cogía por lo que mi propio peso me obligaba a dejarlo entrar más si todavía se podía. Me volvió a bajar y le sentí repetir ese mete y saca que me tenía loca hasta que me tomó de las caderas. con ambas manos. El muy cabrón me estaba cogiendo en le baño. ¡Y me encantaba! Después de un lapso sentí nacer en mí un orgasmo como nunca lo había sentido, largo y profundo como nada, mis jugos le bañaron las piernas y le pintaron de blanco los pantalones, sentí que el momento de que se viniera estaba cerca y traté de aumentar el ritmo de la cabalgada, pero él adivinó mis intenciones y simplemente se puso de pie aventándome hacia atrás, casi me caigo pero él me tomó del brazo y me jaló hacia sí, giró y me hizo sentarme a mi en el escusado, su mano izquierda me tomó de los cabellos con fuerza, haciéndome verdadero daño y cuando abrí la boca para gritar y protestar, metió su miembro entre mis labios y me comenzó a follar la boca, poco después su caliente semen se incrustó en mi garganta provocándome una arcada, era muchísimo y lo trague como pude para evitar ahogarme, cuando le dio la gana cesó de moverse, me miró a los ojos y todavía con su verga en mi boca me dijo: ? ¡Que buena estás Sheza! ? Gracias.
 Él se rió por el sonido de mi voz con su miembro en la boca. ¡Me coge y todavía se lo agradezco! ¡Qué estúpida me vi! Se quitó y me miró, estiró su mano y me acarició la mejilla, por un segundo me sentí mejor, pero luego llevó su dedo a mi boca y me dio los restos de su corrida que se me escaparon. Me levantó y me paré, pero él jaló mi tanga con fuerza y la reventó quedándosela en las manos.
 ? ¡Crees que las regalan! Le grité molesta, me miró con extrañeza, como si no me comprendiera, se levantó, se acomodó la ropa guardándose mi prenda en la bolsa, luego sacó la cartera y me metió entre los pechos un billete de doscientos pesos.
 ? Cómprate otra, me gusta como se te ven.
 Me sentí una ramera, su ramera, era muy excitante, incluso si me hubiera tocado en ese momento estoy segura de alcanzar otro orgasmo, sólo le sonreí como una boba.
 ? ¡Vámonos! Adrián estaba parado afuera abrazado de Daniela, él salió y su amigo lo siguió hacia afuera. ? ¡Oye Sheza! ? ¿Sí? ? ¿Quieres ir con nosotros al billar por la tarde? ? ¿. ? ? Puedes llevar a tu amiga si quieres.
 ? Si, vamos Sheza. ¿Quieres? ? Ok.
 ? Paso por ti a las seis de la tarde, lleva falda, me enloquecen tus piernas.
 ? Gracias.
 Cuando se salieron su ropa iba manchada de nuestros jugos, nosotras no podíamos ni caminar, tenía el maquillaje corrido y restos de su semen en el pelo y la blusa, creí que mi reputación y la de Daniela estaban arruinadas por esto, pero no fue así, no sólo fuimos las chicas más populares de la escuela, sino que nadie se metió con nosotras por temor a Raúl y Adrián.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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