~SEXUALMENTE INEXPERTA

1ª parte: Samantha y el ordenador

Samantha, es una chica joven, que teniendo 21 años todavía era virgen, intacta, ningún hombre la había penetrado. Y no porque ella quisiera mantenerse pura y casta, ya que deseaba ser desflorada y sentir esa sensación de estar llena cuando tuviera el miembro de un hombre dentro de su chochito virgen.

A los 18 años Samantha, consiguió ponerse Internet, ahí comenzaron sus andaduras y sus escarceos con el sexo opuesto. Empezó a descubrir el sexo virtual, pero sobretodo le ayudó a conocer sus deseos, fantasías intimas, todo aquello que le gustaría probar en la cama con un hombre, y comenzó a aprender todo lo que un hombre desearía de ella, lo que tendría que hacer para excitarlo, para conseguir una buena erección y una posterior corrida.

Anteriormente había conocido a un chico que vivía a unos 350 Kms. de su ciudad en un chat de móviles, era abogado y le atraía mucho pensar en una estudiante virgen que requería de sus favores. Congeniaban muy bien charlaban de distintas cosas, pero en particular lo hacían de sexo. En sus mensajes iban y venían diferentes fantasías, las cuales pensaban hacer realidad los dos juntos; por ejemplo la que más se repetía en sus conversaciones era la siguiente: cuando hablaban él se encontraba en su despacho y Samantha en su casa; ella le decía que imaginará que no había nadie en el despacho y que ella aparecía con un chaquetón largo, y le decía que necesitaba sus servicios para un caso muy urgente; él directamente bajaba las persianitas que daban a la oficina y dejaba abierta las que daban al exterior y echo el pestillo de la puerta.

Ella a continuación se sentaba sobre el escritorio frente a la silla donde él estaba sentado, y con las piernas entreabiertas le hacia ver que no llevaba nada más que la falda. Él al  darse cuenta, empezó a notar como su pantalón se abultaba y como ella cada vez que abría y cerraba sus piernas se iba poniendo más mojada.

Se acercó lentamente hasta dejar su boca a la altura del chochito de Samantha, le preguntó que si quería y ella asintió con la cabeza. Mientras se iban mandando estos mensajes tan ardientes, cada uno en su intimidad iba a acariciando su sexo y poniendo a tono, tal como habría pasado si se hubieran encontrado. Le subió la falda hasta la cintura, y le terminó de desabrochar el chaquetón, para ver que llevaba arriba. Sólo llevaba puesto el sujetador, que rápidamente se fue a para al suelo, porque él deseaba ver esas tetas, esos pezones duros al aire.

Samantha se estremeció al notar los fríos dedos de él separando sus labios superiores, y a continuación la húmeda y cálida lengua de Marc, adentrándose en su rajita.

Ella le sujetaba la cabeza para que no paraba, todo su cuerpo se compulsionaba a cada lametón que Marc le regalaba en su clítoris. Estaba entrando en trance cuando notó que en su coñito iba entrando un dedo, no podía más de excitación, tenía la lengua de él en su clítoris y a su vez dos dedos en su coñito. Para ser la primera vez que le practicaban el sexo oral, estaba disfrutando de lo lindo, y no se atrevería nunca a decirle a un tio que no lo hiciera, es más le pedería que antes de follarsela que le comiera el chochito.

Estaban tan entregados, la habitación se llenaba de una especie de humedad, de calor. Ellos cada vez estaban más calientes, ella tenía su chochito virgen humedo, chorreante, mojado, y él su polla empalmada, erecta, preparada para desvirgarla.

Sonó la puerta, los dos se asustaron, ¿ quién sería?, si apenas quedaba nadie en el gabinete. Continuará.......