Hay días para olvidar, otros muchos que pasan sin más y esa noche; para recordar.
Cuando los dos nos impregnamos, de tanta esencia, en aquel balcón, parecía que habían pasado tantas horas, desde nuestra cena y de aquel paseo otoñal, en esa noche en Madrid cuando íbamos de camino al hotel, recuerdo el ruido de tus tacones pisando hojas, elegante otoño, bajo elegantes zapatos y sobre ellos esbeltas piernas, risas y hojas.
Pero el recuerdo que me impregnó, aquella noche, me lleva aquella habitación, de aquel hotel, aquel sonido que nos atrajo a los dos,- nos miramos ¿te acuerdas? Y dijimos casi al unísono ¡¡ un saxofón ¡! Me di cuenta en ese momento, invadido por unas notas de un lejano y sensual saxo, observé tu regia figura, elegante con aquel vestido negro y observé que yo también, iba con una camisa y chaqueta negra; reíamos y fuimos a la vez a subir la persiana, a los dos nos llamaba, el sonido de aquel saxofón...
Ahí estaba, llenando la noche, con sus elegantes notas, el ambiente se volvió, tan elegante tan romántico y aquella noche, que daba tregua al otoño, todo se envolvía de una agradable esencia, los dos en el pequeño balcón del hotel y el visillo nos saludaba, con su movimiento atrapando el aire que nos llegaba,- creo que se movía, por las notas que se mezclaban con la brisa y lo apartábamos de nuestras caras, aquella noche, la música tan sensual y tu tan bella, tan de negro, tan esbelta y sin atrevernos a mirarnos a la cara; dijimos; ¡¡ parece una peli ¡!
Y siiii ,lo parecía, pero éramos nosotros los protagonistas, los dos destilábamos una recatada atracción, se respiraba en el ambiente, elegancia y sensualidad,- tengo grabadas aquellas notas que golpeaban a esos dos bellos lobos de la noche, con sus trajes negros y con suma paz aúllan, a la luna desde una elevada roca, ahí estábamos nosotros, cómo ellos, desde nuestro balcón, cuando dijiste “es una noche mágica(-esas si fueron, unas palabras mágicas) -yo detrás de ti abrace tu cintura, todo invitaba al cadencioso movimiento de aquel saxo y tu, con tu mano abrazaste, las dos manos que suavemente cogían tu cintura y sin movernos del sitio se pegaron y balancearon los dos elegantes cuerpos tan suavemente, como el visillo; que deseaba envidioso unirse a nosotros, en tan sensual baile, como las notas que nos juntaban, mi boca en tu pelo, tú mano en mis manos, dos cuerpos esbeltos, sensuales, la noche, el saxo y nosotros en nuestros trajes negros, que hasta tuve celos del visillo que rozaba tu piel, al cual apartaste, como si notaras mis celos y en ese momento en que vi libres mis manos, -ufff no lo podré olvidar jamás; estaba nervioso, pero tanto lo deseaba que aparté tu pelo y te bese suavemente en el cuello, - como lo recuerdo, te volviste hacia mí, no era una peli, era esa noche,” nuestra noche, nuestra esencia, nuestro deseo”… y agarrándome por los hombros, nos besamos, las notas del saxo se perdían en la lejanía, el visillo se rindió, hasta la brisa cesó y toda la magia tomó aposento en la habitación,- de la mano te dejaste llevar sin prisas, tan lenta, tan elegantemente íbamos; que podíamos haber bailado parte de esa mágica noche, era una noche lenta, que nos iba envolviendo, porque lentamente me quitaste la elegante chaqueta, como lentamente, quise acariciarte el pelo y dijiste: “cariño déjame a mí” tan sutilmente, que un deseo me envolvió de tal manera que logre oír mi respiración, cuando me desabrochabas los botones de la camisa, oía más mis latidos que el saxo y fue aquel excitante momento, cuando te agachaste ,aquel elegante vestido negro se abrió ,tan esbeltas piernas en esas medias negras, era todo lento y mágico ¡ no era una peli! eras tu; tan bella, tan sensual, tan elegante -me desabrochaste el cinturón, ni saxo ni respiración, ni latidos,-ufff, como un cuerpo se puede paralizar de deseo para retener ese momento, quería hacerte mía y tu me estabas haciendo tuyo, mujer tan bella, de sensualidad tan lenta, -estaba donde tu querías, porque yo no sabía ni que estaba a los pies de la cama y tu enfrente de mi; agachada con tu vestido, yo mi camisa negra desabrochada, con un suave empujón me tendiste a los pies de la cama y yo rendido a tu belleza y a mis ganas -te remangaste aquel vestido negro; para cabalgar sobre mi cuerpo hasta el cielo, oía mis jadeos y tu mirabas al cielo, mientras tus lentos movimientos, se quedaban con mi cuerpo, ya no se si jadeaba o respiraba, cuando tu más cabalgabas, no podía dominar ese alazán negro de bello y esbelto cuerpo, mis manos no llegaban a ti y decidí dejarme llevar, cuando toda aquella lenta sensualidad se transformó en pasión desbocada, tanto cabalgabas que los cuerpos temblaban, ardían, sudaban, tus jadeos y los míos ,la mágica noche, era ya pasión y deseo, hasta que esa hermosa mujer de esbelto cuerpo, vestido elegante y negro; saco de mi todo aquello, desbordado deseo y ella se llenó hasta dentro, de mi sensualidad, de mi cuerpo y de todo mi sexo, - tan sexual momento, ufff como lo recuerdo, fue con los dos casi vestidos de negro…
Aquella fue ya una noche, que ya no fue de saxo, sino de sexo y pasión, que duró más allá del alba, hubo mucha noche, mucho sexo y al rayar el día, también despertaría aquel amor,
Hay días para olvidar y aquella noche para recordar, te echo tanto de menos….