Algunas personas cuando hablamos de sexo, es como si abrieramos una ventana prohibida a nuestro subconciente, en ese lugar donde aparecen las fantasías más locas. Alguien me dijo cuenta tu primera vez a alguien, y verás como te sientes. Pues bien aquí vamos: Le conocí, en un lugar cualquiera y un momento determinado en el que me sentía sola. Me colmó de mimos, me habló de amor como nadie lo había hecho. Después de tres meses de novios decidimos hacerlo, ¿pero como sería aquello?. Tenía tanto miedo, de ese momento, temblaba sólo de pensar como sería. Mis amigas comentaban de su primera vez, como algo grandioso, no dolía, era como perderse del mundo en pocos segundos. Hablé con mis padres, quizás debía hacerlo sin que ellos se enteraran, pero sentía miedo de lo que pudiese pasar. Mi madre como siempre, me brindó su apoyo. Fuimos a casa de su padre. Ese día paseamos todo el día por la playa, la noche era para mi un enigma. Finalmente llegó, entramos al cuarto, puso música, nada menos que Ricardo Arjona: "También es mi primera vez", las luces tenues y el silencio de la noche, lograban asustarme cada vez más. Comenzó entonces a desnudarme, y se desnudó. Me besó todo el cuerpo, comencé entonces a arrepentirme de lo que hacía, el miedo me invadió nuevamente, quise correr, pero no podía era adulta y tenía que comportarme como tal y más en aquel momento, en que pasaría de niña a mujer. Comenzó entonces a tratar de penetrarme, yo no quería y comencé a llorar, demostrando que era la niña que ya no quería ser. Se paró de la cama y comenzó entonces a pelear, se puso bravo, pero volvió a mi lado otra vez, y me dijo intentémoslo de nuevo. Entonces lo logró, sentí como si algo me desgarrara en mi interior, un grito de espanto salió entonces de mi interior, y nuevamente las lágrimas salieron solas. Se levantó entonces y me dijo me voy a bañar. No experimenté todo aquello, sobre lo que me habían hablado, durante tres años que duraron nuestras relaciones no recuerdo nunca, haber olvidado aquella noche, sino que en cada una, durante esos tres años, continué viviendo entre sexo y lágrimas.