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Su nombre es Ana María y llegó a la gran ciudad desde del interior del país para un cursar un programa de especialización de maestra jardinera. Tiene 21 años y aunque no es bella de cara, tiene un lindo cuerpo del cual resalta su cola respingona pues sus tetas son pequeñas aunque con pezones firmes. Ana, llegó a la casa de sus tíos que generosamente le ofrecieron hospedaje para hacer menos onerosa su estadía.
Los tíos, Ricardo y Mercedes, tienen dos hijos. Marcia de 21 años y Pablo de 16. Ana María es hija de una hermana de Mercedes.
Los horarios en la casa del matrimonio de Ricardo y Mercedes son dispares. Mientras que el jefe de familia sale para sus ocupaciones a la mañana temprano y regresa por la noche, Marcia trabaja en un estudio jurídico de 10 hasta las 18 horas. Mercedes trabaja en una inmobiliaria por la tarde. Pablo, que ahora goza de sus vacaciones veraniegas, estudia por las mañanas. Ana acude por las mañanas al programa de estudios y tiene toda la tarde libre.
Pasados algunos días de la llegada de la prima, Pablo regresa a su casa algo cansado y solo piensa en ir a su dormitorio a tirarse sobre la cama. Sube al piso superior donde están los dormitorios y escucha unos gemidos y una respiración acezante que provienen de la habitación de la prima Ana. Mira en su interior y la ve tirada en la cama masturbándose con un loco frenesí. Como tiene los ojos cerrados presa de su ensoñación no advierte la presencia de su primo, quien al ver ese espectáculo se ubica de forma de seguir mirando sin ser observado.
Ana está con sus piernas abiertas y sus dedos juegan con los labios vaginales y su clítoris. Cada tanto se introduce un par de dedos en su vagina. Lo hace de forma cansina pero repetida. Su cara denota el gran placer que siente en ese momento, se muerde los labios y acelera los movimientos de sus dedos hasta llegar al orgasmo deseado tensando todo el cuerpo, dejando escapar suaves gritos de gozo. Fue un polvo intenso que la dejó satisfecha. Luego se recompone, acomoda sus ropas y se dispone a seguir con la lectura de un libro de estudios.
Pablo, que ha contemplado azorado la escena, se retrae a su habitación sintiendo que su verga empieza a empinarse. Repasa la escena que acaba de presenciar y duda si calmar su calentura con una paja o intentar transar a la prima. Se decide por lo segundo.
Haciéndose el recién llegado, se asoma a la habitación que ocupa Ana y la saluda intercambiando algunas palabras de compromiso, mientras que en su mente va pergeñando la manera de poder cogerse a su prima.
…A propósito Ana, recién llegué y me asomé y como te vi tan entretenida no quise molestarte…
…Me viste ?...Preguntó entre sorprendida y avergonzada
…Si te vi, y te garantizo que lo que vi me gustó mucho…
…Son cosas que pasan cuando uno está sola y siente necesidades…Dijo tratando de justificarse y salir de esa situación embarazosa.
… Necesidades? Yo te puedo ayudar y créeme que te puedo dar más satisfacción que tus hábiles dedos…
…No lo creo, eres muy chico para estas cosas…Tratando así de cancelar la situación.
Pero mientras se desarrollaba ese diálogo, Ana miraba la entrepierna de Pablo y nota que Pablo luce una importante erección indicando su estado de excitación. Y lo que veía era atractivo, un trozo de carne que cada segundo aumentaba de tamaño despertando su curiosidad y calentura.
Pablo creyó que era su oportunidad y continuó
…No creas que soy tan chico, ya he tenido algunas experiencias, y lo que estás mirando creo que va a ser de tu agrado, aunque también tengo otras habilidades que te van a gustar, si te animas…Dijo, provocándola
…No sé, me parece que eso está mal entre primos y además en cualquier momento puede llegar tu madre y se arma flor de lío…
…Mamá se encontraba con mi padre para hacer unas compras y luego irán al cine así que hasta la noche no llegarán…
La única excusa que había esgrimido se había derrumbado, y el deseo se había apoderado de ella, así que lo desafió
…Bueno, si eres tan bueno que se supone que debemos hacer ahora?..
…En primer lugar, te ruego que te subas la pollera y te quites las bragas, o mejor lo hago yo…
La empujó suavemente de espalda sobre la cama, y con sus manos le retiró la pollera y quitó de un manotazo la bikini que Ana llevaba. Se recostó a sus pies y abriéndole las piernas posó su cabeza entre ellas para comenzar a besar y lamer su velludo pubis y las proximidades de la vagina. Lo hacía lentamente como saboreando cada centímetro de su cuerpo. Ana comenzó a sentir una gran sensación de bienestar y placer que se acentuó cuando Pablo deslizó su lengua dentro de su vagina y comenzó a recorrer su interior. Lamidas tras lamidas, chupadas tras chupadas, la tensión de Ana iba creciendo y cuando la traviesa lengua llegó a su clítoris repasándolo una y otra vez, no aguanto más y se derramó en un orgasmo intenso, cerrando sus piernas y así reteniendo cara y lengua de Pablo en su vagina.
Ana no lo podía creer, ese mocoso de Pablo le había comido el chumino con una maestría incomparable, evidenciando una experiencia muy satisfactoria y que prometía mucho más.
…Estuvo genial Pablito, me arrancaste un orgasmo brutal con la lengua endemoniada que tienes…
…Y eso recién fue el comienzo. Tenemos toda la tarde para divertirnos…
…Sí, pero yo también quiero tomar parte activa. Ven, quítate la ropa que yo hago lo mismo…
Pablo no se hizo de rogar y más pronto que corriendo quedó en pelotas luciendo con orgullo la tremenda erección de su verga con sus 20 centímetros. Ana al ver tremenda polla no pudo más que abrir los ojos de admiración y de deseo y le propuso hacer un 69. Quería sentir en su boca tremendo aparato como nunca antes había visto. Quedó deslumbrada con ese tremendo falo cuyas venas parecían reventar y que remataba con una tremenda cabezota morada de la calentura. Se dijo para sí visiblemente alterada… ahora la voy a tener a mi disposición…
Pablo se puso de espaldas y Ana se arrojó sobre él, no quería demorar más tiempo, la visión de esa verga había desatado en ella un deseo incontrolable. Ambos quedaron con sus sexos a disposición del otro para dar inicio a una competencia en la cual se disputaría quien de ellos era más capaz de brindar placer al otro.
Ana, obsesionada, tomó en sus manos polla de Pablo y se la llevó a la boca para comenzar una larga y paciente sesión de lamidas desde su tronco hasta el glande. La recorría una y otra vez, dando fuertes chupones a diestra y siniestra, mientras que sus manos, inquietas, jugaban con los testículos. Ese juego estaba llevando al éxtasis a Pablo quien respondió con lo suyo. Separó bien los cachetes del culo de Ana para tener una mejor visión y facilidad para el ataque de su boca y lengua. El espectáculo que se ofrecía a su disposición era muy prometedor. Por un lado una vulva rematada con labios externos finos en forma de mariposa que mostraban una vagina rosada y húmeda. Por otro un esfínter bien cerrado y arrugado de color marrón que clamaba por mayor atención. Pablo comenzó su tarea pasando su lengua por el canal entre las dos nalgas. Lo hizo en repetidas ocasiones deteniéndose en el ano para brindarle puntilla y besos, que Ana recibió con un placer intenso. Luego tocó el turno a la cavidad vaginal en donde la traviesa lengua se introdujo buscando recónditos rincones y recibiendo jugos de aceptación.
Mientras recibía tan gozosa atención, Ana tampoco se quedó atrás. Ese falo que la tenía alucinada la invitaba a realizar toda clase de juegos. Se entretuvo con su lengua en el glande y su abertura buscando penetrarlo a la vez que degustaba las gotas del líquido que derramaba. Con sus dientes mordió suavemente y en repetidas ocasiones ese tronco rodeado de venas que parecía que iban a estallar. Con uno de sus dedos buscó y penetró el ano de Pablo que, sorprendido dio un respingo. Con la mano libre hacía una suave paja, que poco a poco estaba llevando al delirio a su primo.
Ambos se sintieron próximos al orgasmo y detuvieron el juego. Ana le dijo
…Ahora la quiero toda adentro mío y que me llenes de tu leche
…Por supuesto primita, tengo leche para regarte varias veces
…Dale, cállate y dame esa hermosa verga
Ana se puso de espaldas y abrió sus piernas exhibiendo su panocha en todo su esplendor. Pablo, falo en mano lo ubicó en la entrada de la vagina y comenzó la penetración. Lo hizo lentamente tratando de gozar cada milímetro que su pene avanzaba sintiendo las contracciones con que su prima lo recibía para darse mayor goce. Pujó y pujó hasta llegar al límite, mientras Ana con sus ojos y labios cerrados parecía querer detener el tiempo para atesorar ese momento. Pablo la sacó de su ensoñación cuando empezó a meter y sacar su polla con mayor ímpetu y violencia hasta sentir que desde lo más recóndito de sus entrañas se gestaba una violenta descarga seminal que inundó la vagina de su prima. Sin duda fue una corrida tremenda porque duró mucho tiempo y fue abundante. Por demás la erección tardó un rato en aflojar y retirarse de la concha, mientras que el semen caía despacio hacia el ano de Ana. Cuando ésta salió del letargo, dijo
…Madre mía primito, que polvo brutal. Me hiciste gozar como una perra. Realmente no me engañaste.
…Te lo dije Anita que ibas a disfrutar, y te digo que aún no hemos terminado porque todavía tenemos mucho tiempo para seguir el juego.
…No me digas que quieres más. Realmente eres un garañón.
…Tienes algo que me alucina desde que llegaste y es tu culo.
…Ni lo sueñes! Eso es algo que lo tengo reservado para quien sea mi esposo. Con algo virgen debo llegar al matrimonio.
…Lo siento prima, pero mi picha me pide que te rompa ese culo divino que tienes y no me lo puedes negar después del buen momento que pasamos, verdad?
Se acostó al lado de ella y empezó a acariciar su cara y cuello, besándola una y otra vez. Sus manos buscaron las tetillas de su prima y las comenzó a magrear, para luego llevárselas a la boca para chuparlas y morder ligeramente los pezones. Ante este nuevo embate Ana no pudo resistirse porque le gustaba lo que estaba recibiendo y su cuerpo empezaba a demandar más y más. Sus hormonas inquietas le anunciaban que su cuerpo necesitaba calmar su sexualidad.
Percibiendo el estado de excitación de Ana, las caricias de Pablo se hicieron más intensas. Repasó lenta y suavemente sus manos sobre las piernas y vientre de su prima que las recibió con mayor agrado, le producían como una corriente eléctrica que la hacían estremecer. Siempre acostados se pusieron frente a frente. La comenzó a besar en los labios para luego introducir su lengua que fue recibida con beneplácito por la lengua de Ana en un juego que duró unos minutos. Mientras tanto, las manos de Pablo se aferraron a las nalgas de su prima para apretarlas y atraerlas hacia él, haciendo mayor contacto con sus cuerpos. Pronto, esas mismas manos abrieron los cachetes para permitirse recorrer la raya que los separaban. De inmediato, un dedo mojado por los jugos que manaban del coño se posó en el agujero de Ana y empezó a hurgar en el mismo. Luego otro y más luego un tercero. Empezaron a pujar para abrirse paso en el ano y buscar su dilatación. Poco a poco lo iban consiguiendo a pesar de las protestas de Ana que empezó a sentir placer en lugar de dolor, tal como lo expresaba con gemidos suaves mientras seguía besando a su primo.
…Ana querida, llegó el momento…
…Qué?
…Mi momento más esperado. Te voy a dar por el culo y te va gustar, ya lo verás…
…No por favor, no seas malo. Me dolerá, tengo miedo…
…Te garantizo que no
Dicho esto, se mojó bien la verga con saliva y los jugos vaginales de la prima, la levantó y la puso boca abajo haciéndole apoyar las rodillas y manos en la cama, abrió nuevamente las nalgas y apoyó la punta de su verga en el culo expectante de Ana. Empujó suavemente hasta que el glande venciera la resistencia del esfínter de su prima. Logrado esto, a pesar de los rezongos, siguió la tarea ganando milímetro en cada vaivén. La verga encontraba resistencia en las paredes anales pero igual seguía su curso entre quejidos de Ana. Y así, poco a poco logró que sus 20 centímetros llegaran a la meta. Se dejó estar unos minutos mientras animaba a su prima
…Anita, ya la tienes toda adentro, y no me digas que te ha dolido
…Sos un maldito. Claro que me dolió, pero ahora se me está pasando
…En un par de minutos más ya no dolerá más y empezarás a sentir lo rico del momento
…Me siento llena, si hasta parece que la tengo en la concha.
…Ahora viene lo mejor
Acabó de decir eso cuando empezó a moverse como un pistón desenfrenado aumentando la velocidad de sus embates en cada puja. Era su momento. Ese hermoso culo que tanto había deseado era suyo y lo estaba rompiendo como lo había soñado. Ana ya no se quejaba, al contrario hacía sentir su satisfacción dando gritos de placer que lo animaron a seguir con más fuerza. Lamentablemente, como siempre pasa, ese momento de placer que uno quisiera prolongar al infinito, se interrumpe cuando la naturaleza determina la llegada del orgasmo, que en esta ocasión fue abundante y prolongado.
Ana sentía inundado su ano con una lluvia de semen que no terminaba nunca y que le producía un gozo que nunca había experimentado. Su primer anal era fantástico y lo estaba disfrutando muchísimo. Mientras Pablo, que había derramado en ese coito anal todas las energías que le quedaban, se desmoronó sobre su prima con su verga aun tiesa en el ano de Ana. Así duraron unos minutos hasta que se repusieron y volvieron a yacer uno junto al otro en silencio, en donde solo se escuchaba la respiración acezante de ambos.
Les costó retomar el diálogo porque ni siquiera tenían fuerzas para hablar. Sin embargo haciendo un esfuerzo Pablo preguntó
…Y Anita, que me dices?
…Que ha sido una experiencia alucinante. He gozado como nunca
… Y yo también. Me gusta tanto tu culo que más de una paja me hice imaginando el momento que vivimos, que hasta me parece imposible que lo haya logrado
…De verdad que eres un gran cogedor primito. Perdona que te haya subestimado
…El perdón conlleva un castigo, ya verás
…Y cuál será? Dímelo por favor
…Que volveremos a repetir esto cuantas veces podamos
…Entonces no será castigo, sino premio.
…Como lo quieras ver. Para mi será un placer
Como el tiempo había pasado más de lo que creían, rápidamente se dieron una ducha para aventar el olor a sexo, y cuando los tíos regresaron los encontraron a cada uno muy juiciosos en sus tareas.
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