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"Por toda respuesta me di media vuelta y camine unos pasos velozmente me desabotonaba el vestido, me di vuelta dejándolo caer quedando ante él solo cubierta con la cadenilla que llevo en el tobillo izquierdo y el corazoncito con el nombre de mi marido impreso y que pende de mi ombligo."
Capitulo IV (Final)
Por la mañana decidí que ya qué a mi jefe le gustaba tanto verme desnudita, le complacería poniéndome un vestido de mezclilla azul tipo chanel que me llega a media espinilla y se abotona por el frente con una decena de botones, no llevaría medias de ningún tipo, por mi marido no podría salir de la casa sin pantaletas ni brassiere, así que me pondría un coordinado beige transparente, pero al llegar a la oficina entraría al baño para quitarme las pantaletitas y el brassiere, esperando a mi jefe y amante encueradita bajo el vestido, complementaria con una zandalias destalonadas y a mi esposo le diría que me vestiría así por el calor que hacia por esos días.
Llegando a la oficina enseguida me dirigí al baño despojándome de mi ropa intima, aun no llegaba mi jefe y ya tenia la vulva un tanto húmeda pensando en lo que esa mañana podría suceder, mi idea para ese día era, pasara lo que pasara, comerle todo el semen a mi amante, era un verdadero reto poder tragar ese cumulo de esperma que mi jefe era capaz de arrojar en su eyaculación, sin desperdiciar una sola gota de ese delicioso manjar erótico.
Por fin llegó, solo nos saludamos con la mirada y una sonrisa coqueta y provocativa, tal vez a primera vista le pareció poco atractivo mi vestuario, pero le tenia reservada una exquisita sorpresa o cuando menos eso esperaba yo, llena de lujuria por mamar ese enorme plátano macho que tiene mi jefe y amante por verga.
Pasaron algunos minutos antes de que a través de la extensión telefónica me indicara que pasara a su oficina, antes de levantarme de mi lugar desabroche el botón superior y los dos últimos de mi vestido, me levanté un tanto nerviosa a pesar de lo que ya habíamos vivido, en cuanto se abrió la puerta de su oficina desabroche el segundo botón de arriba dejándome ver la curvatura de mis senos, al entrar mi jefe ya me esperaba de pie y enseguida me abrazó por la cintura y yo a él por el cuello besándonos en la boca apasionadamente, como ya se había hecho costumbre sus manos se posaron en mis nalgas acariciándolas suave y lentamente, tal vez buscando el contorno de mis pantaletas para adivinar como eran, no encontró nada y me preguntó de que color y estilo era mi ropa interior.
Por toda respuesta me di media vuelta y camine unos cuantos pasos al tiempo que velozmente me desabotonaba por completo el vestido, hecho lo cual me di vuelta abriendo por completo el vestido y dejándolo caer a la alfombra quedando ante él solo cubierta con la cadenilla que llevo en el tobillo izquierdo y el corazoncito con el nombre de mi marido impreso que pende de mi ombligo, así como las zandalias que calzaba, se quedó sorprendido de verme totalmente encueradita, posé para él dando algunos pasos y vueltas para que pudiera admirar mi cuerpo totalmente desnudo en todos los ángulos, mi jefe solo me miraba y hacia exclamaciones ponderando mi cuerpo en especial mis nalgas y la abundante vellosidad que cubre mi panocha, mientras simultáneamente se sacaba su hermosura totalmente erecta como a mí me gusta ver su ricura, me acerqué lentamente a él abrazándonos nuevamente, coloque su enormidad entre mis piernas aprisionándola entre ellas y mi vulva, su linda macana asomaba su glande por abajo de mis nalgas y se humedecía del licor vaginal que de mi raja brotaba mientras nos besábamos como desesperados chupándonos mutuamente nuestras lenguas.
El licenciado me chupaba las tetas y acariciaba la parte alta de mis muslos, nalgas y espalda, me hizo girar y coloco su tolete entre mis piernas y nalgas, con una mano frotaba mis chichitas y con la otra mi vellosidad, yo movía mi cadera tratando de masturbarle su enormidad y con una de mis manos le sobaba la cabeza de su lindura sexual que salía por debajo de mi pelambre pubico, no pude aguantar mas y deshaciendo la pose giré al tiempo que me agachaba para colmar de besos su vergota que se encontraba llena de mi secreción íntima, le lamí todo mi liquido vaginal llenando de sonoros besos la bella bolsa que guardaban sus estupendos güevotes, sin mas metí la cabeza de su rico pene en mi boca mamándoselo con lujuria desmedida metiendo una buena porción de verga hasta llegar a mi garganta, mientras le masturbaba el gran trozo del tronco de su vergón que quedaba fuera de mi boca y con la otra mano le acariciaba sus lindos güevotes, así duramos varios minutos, aun era temprano para que se viniera en mi boca, había que prolongar ese delicioso placer, así que me puse de pie y me coloque el vestido abotonándolo él mismo, luego le di otros besitos en su poderoso órgano viril y traté de guardárselo dentro del pantalón sin lograrlo por la tremenda erección que tenia su suculento tolete, así que salí de la oficina, sentía que me temblaba todo el cuerpo por la extraordinaria excitación que tenia.
Ese día, todas las veces que entraba a su oficina hacia la misma operación de quitarme el vestido para quedar encueradita ante él, quien me chupaba las nalgas y mi culito, las tetas, mi vulva, los vellos de mi panocha, etc., haciendo amagos de quererme coger y yo a él le mamaba la vergota, lamía y besaba sus adorables güevotes, lo hicimos no menos de 15 veces durante el día, creo que me la pase mas tiempo encuerada que con el vestido puesto.
Se acercaba la hora de salida, sería mi última entrada en el día de hecho entre sin motivo, el único motivo sería buscar su eyaculación en mi boca para saborear y tragar la mayor cantidad de semen que me fuera posible. Como lo había estado haciendo durante la mañana, al entrar me quite el vestido y él se sacó su monumental vergota procediendo a hacernos el sexo oral, besó y lamió cada centímetro de mi ardiente cuerpecito en especial las zonas erógenas de la mujer, incluso tirados sobre la alfombra hicimos el 69 montándome sobre él, no pudimos resistir el deseo de coger, aunque originalmente solo sería sexo oral, me puso empinada sobre el escritorio y me penetró por la vagina bombeando innumerables veces mientras me frotaba el clítoris y las chiches, llevándome a dos sensacionales orgasmos con esa estupenda vergota de campeonato, excluimos por ese día el sexo anal ya que mi culito aun me dolía de la gran enculada que me había dado el día anterior y la que me dio mi esposo ese mismo día por la tarde, por fin me indico que estaba a punto de eyacular, me voltee poniéndome en cuclillas frente a él metiendo entre mis labios su estupenda macana, con una mano frotaba el tronco de su vergón que no cabia en mi boca y con la otra acariciaba sus exquisitos güevotes, dos o tres minutos después un chorrito de liquido seminal que hace las veces de lubricante natural u orgánico me indicó que tras él venia la descarga de esperma, por lo que acelere los chupetes en la deliciosa cabeza de su soberbia verga así como las caricias en sus hermosos güevos.
Como lo esperaba en fracción de segundos mi campanilla recibió un leve golpe del primer chorro del esperma que lanzaba su descomunal pene, mi boca se llenó de semen y sin tener tiempo de saborearlo lo tragué ya que el segundo y subsecuentes descargas de leche llenaban constantemente mi boca por lo que me pasaba los buches de licor seminal tratando de ganarle a la siguiente descarga, no sé cuantas veces lo repitió y yo lo tragué, en las últimas porciones menos intensas ya tuve oportunidad de saborearlo frotando mi lengua contra el paladar, seguí chupando su ricura hasta sacarle la última gota de leche sin desperdiciar ni un mililitro de tan exquisito néctar, excepto por alguna pequeña porción que escurría por la comisura de mis labios que recogí con la lengua una vez que saque su hermosura de entre mis labios y aún con mi lengua llena de su esperma le lamí sus apetitosos güevotes ahora vacíos de su sabrosa crema viril.
Nunca antes había comido tanto semen en una sola excreción, era inevitable la comparación con la leche de mi esposo, aunque el esperma le sabe igual a todos los hombres, se me figuraba que el de mi marido es más sabroso, pero el de mi jefe es muchisimo más abundante y por supuesto agradable a mi paladar, mi récord, cuando era soltera, es haber tragado tres diferentes espermas en un solo día, igual que haber sido cogida por tres diferentes galanes de manera individual en un solo día.
Cuando termine de mamarle su delicia me puse de pie y culminamos besándonos en la boca, me puse el vestido y fui al baño para ponerme el brassiere y las pantaletitas que desde temprano había dejado ahí en una bolsa plástica, al salir a la recepción mi esposo ya estaba esperándome, como en días anteriores me puse un poco nerviosa ante la posibilidad de que fuera a olfatearme a semen, pero eso no sucedió, al igual que en las veces anteriores, durante el traslado a casa, me desabroché el vestido hasta la cintura y me quité las pantaletas que colgué en el espejo retrovisor, mi marido me fue acariciando la vulva y el culito mientras yo le iba mamando la verga para disimular cualquier olor o sabor a esperma y llegando a casa me dio una espectacular cogida por todos mis orificios y frotando su verga en diferentes partes de mi cuerpo, tal como estabamos acostumbrados a hacerlo diariamente y por supuesto tragué su rica leche.
Esta condición de ser la amante de mi jefe ya tiene aproximadamente 8 meses, en los cuales se ha hecho común que ande sin pantaletas en la oficina, al salir de mi casa llevo ropa interior pero cuando llega mi jefe se encarga de quitármela guardándola en algún cajón de su escritorio o bien en los bolsillos de su saco o pantalón y así permanezco durante todo el turno laboral, por lo que he incrementado el uso de liguero o pantiligueros. Una o dos veces por semana llevo ropa adecuada para poder quitármela y ponérmela rápidamente y cada que entro a su oficina quedo totalmente desnudita solo conservando puestas las zapatillas de tacón alto y "cubriendo" mi cuerpo con la cadenilla que porto en el tobillo izquierdo y el arete en forma de corazón que pende de mi ombligo. Diariamente cuando menos tenemos sexo oral, él besando y chupando todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, culito y panocha y yo lo hago en su descomunal pero riquisimo vergón y güevos, por supuesto a diario saboreo y trago su sabroso esperma.
No solo me coge y encula en la oficina, que por cierto es de lo más excitante correr el riesgo de ser descubiertos por algún compañero de trabajo, sino que cuando mi esposo sale de viaje acudimos a algún hotel para disfrutar de nuestros cuerpos, ahí podemos dar rienda suelta a nuestras pasiones, los gritos y gemidos de placer son al natural y no apagados como lo tenemos que hacer en la oficina, incluso hemos cogido en fin de semana cuando no esta mi esposo, solo le llamo a su celular y le pido que pase por mi a alguna estación del metro para que me lleve a coger y disfrutar de su hermosura eréctil y sus sabrosos güevotes para culminar tragando su exquisito esperma o bien recibirlo en alguna parte de mi cuerpo ya que en ocasiones prefiero que se venga sobre mi rostro o mis nalgas o mis chiches o mi vellosidad, etc., para sentirme literalmente bañada en semen, en fin que lo hacemos con mas libertad de gozar nuestra sexualidad, en esos momentos me gustaría tener a la mano una cámara fotográfica para captarme bañada en esperma, pero no lo hago por que seria muy temerario de mi parte conservar esas fotografías que en un momento desafortunado pudieran ser vistas por mi esposo y vaya problema en que estaría, pues aunque mi marido me ha tomado cientos de fotos desnuda desde que éramos novios y hasta la fecha, también videos, es obvio que reconocería las que no fueran tomadas por él y tampoco quisiera que las conservara mi jefe y ahora amante por no correr ningún riesgo al respecto.
No sé cuanto podrá durar esta excitante experiencia postmatrimonial pues ha empezado a circular el rumor de que en breve habrá cambios en la dependencia en la que laboro y entre las sustituciones que se manejan está la del líder del grupo de trabajo en el que participa mi jefe y en consecuencia esta incluido en las personas que deberán dejar el cargo, pero en tanto no suceda este relevo seguiré disfrutando de las maravillosas enculadas que recibo con el suculento vergón de mi jefe y amante.
Por esta vez es todo, necesitaba platicárselo a alguien y que mejor que manifestarme en esta magnifico foro de expresión, si algo nuevo surgiera, digno de comentarse, volveré a recurrir a esta excelente web.
FIN
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