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Sexo en el probador

¡Hola! somos de México Y quiero relatar lo que pasó en un centro comercial cercano a la casa donde vivo con mi esposa y donde ella y yo nos quedamos de ver.

Ya que la lluvia era muy fuerte y ya era tarde, por lo que casi no había gente, y el lugar se encontraba en penumbras, así que me dirigí al lugar donde quedamos de vernos. En el lugar la vi de lejos a pesar de la penumbra ella iba vestida muy sexy con unos legins blancos, a los que se le veía a la perfección el hilo color negro con acabados en pedrería que se había puesto para mí y una blusa negra salsa traslucida. Ahí en ese lugar donde la vi me detuve para observarla antes de acercarme, vi que estaba inclinada sobre un precio del estante y se le notaba aún más la tanga que llevaba puesta y atrás de ella observé a un sujeto que la observaba no solo fija sino descaradamente, (imposible que mi esposa no pudiera verlo de reojo en la posición en que se encontraba). Así que hice el intento por acercarme, pero el morbo me ganó y decidí ocultarme unos instantes más antes de ir al encuentro de mi esposa.

El sujeto sin mirar a ningún otro lado se le acercó a mi esposa dándole un arrimón de su verga, seguramente erecta porque mi esposa al sentirla se incorporó sobre si volteando ligeramente para ver la cara del individuo que le había hecho saber que la deseaba, sonriéndole le dijo irónicamente —¿fue de su agrado? El tipo quien seguramente no se esperaba tal respuesta tan benevolente, atino a decir:

—¡qué bonita! Y mejor aún esa ropa tan sexy y hermosa que lleva puesta aun que se y estoy seguro se vería mejor desnuda,   

—eso dice mi esposo —contestó ella —gracias.

Y mientras ella decía esto, el tipo se acercaba toca sus nalgas, mientras le decía:

—viene acompañada entonces, —no responde ella, acercándose a él y mientras deslizaba su mano para acariciar su pecho

—estoy esperando a mi esposo que viene retrasado —aprovechando ella que es una mujer muy caliente y le estaba gustando la situación.  

Por mi parte yo que no me quedo tan atrás, también me estaba llenando de morbo esas escenas, los deje seguir. Mientras caminaban más al fondo al rincón del departamento en el que se encontraban, a pesar de la iluminación los veía perfectamente. Él la tomó de la cintura acercándola, para bajar las manos y deleitarse con las nalgas de mi esposa, mientras ella con una de sus manos le tocaba cariñosamente la verga que se le notaba bastante sobre el pantalón, mientras se besaban siguiendo así un rato, hasta que ella lo jaló y se lo llevó de la mano al departamento de ropa de donde tomo algunas prendas para irse al probador. Mientras tanto yo los seguía por todo el centro comercial viendo las argucias de mi mujer para poderse comer esa verga extraña.

Sin que ellos se dieran cuenta me escondí detrás de los probadores, desde un lugar donde podía observarlos con discreción, pudiendo solo observar al tipo frente a ella y con la verga ya de fuera, mientras él se masajeaba al parecer mi esposa se cambiaba ya que él, la barría de arriba abajo. De repente pude observar como mi mujer le daba la vuelta al tipo ya enfuñada en una minifalda roja y casi bailando sensualmente a su alrededor, estaba excitada, se le veían sus pezones erectos, por su calentura.  ¡yo también estaba muy caliente! Y ella ahí moviendo su cuerpo contra el de él y el tipo se masajeaba el pene, mientras le pedía se quitara todo, que quería ver lo buena que estaba. Ella le miró la verga y se subió el vestido dejando ver su cuerpo cubierto solo por la pedrería de la tanga que portaba, ¡se veía preciosa!  Dejando ver sus tetas al aire mientras el tipo se despojaba de su ropa, mi mujer estaba muy excitada y agarrándole la verga, se inclinó diciendo —¡que rica verga! Y se lo metió en la boca dándole unas chupadas, luego la volteó y comenzó a cogerla desde atrás y así estuvieron un buen rato y así que siguió bombeando una y otra vez. Mi mujer tuvo orgasmo tras orgasmo, sin embargo, pedía más hasta que él se vino, llenándola de leche, se veía como escurría el semen, sin embargo, su erección no menguaba y mi esposa quería más, así que de nuevo le dio una mamada hasta que la sintió lista. Se volvió a poner en posición para ser penetrada, así estuvieron un buen rato, hasta que mi esposa tuvo un orgasmo intenso. Él la trataba vulgarmente y toscamente, le hablaba de una manera sucia, mientras que ella a mil, limpiaba con la boca los restos de semen de su palo aún semierecto, para después darle un beso y decirle —¡que rico me cogiste! Se vistió y lo dejó a medio vestir en el vestidor.

Yo ya la esperaba en el lugar donde habíamos quedado y la recibí con un beso y un gracias por permitirme ser parte de esta vida tan intensa.

Nos fuimos a casa donde cogimos toda la noche, ya que ella quería aún más y yo se lo daba mientras le rezaba al oído —¡me gusta ver cómo te cogen amor! me gusta ver tu ser depravado y pervertido, me gusta verte sexy, sensual y provocativa, un ser plano y sexual en mi cama y en mi vida.

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