~~El último
día llegué al comedor a cenar y me encontré con
todas las mesas ocupadas. En un rincón observé que había
una mesa de cuatro ocupada por una señora de unos 40 años,
me acerqué y le pregunté si le importaba que me sentase,
y ella me respondió que adelante. Ella
se dedicaba a la venta de vinos, por parte de una empresa bodeguera
de una zona del norte de España, y sobre el tema de los vinos
empezamos a conversar, ella me informó de la calidad de sus
vinos y de los de su zona de denominación de origen. Al
acabar la cena salimos a dar una vuelta por la zona, ella se empeñó
en que probara su vino, pero no tenían en el bar al que fuimos,
y yo le planteé la posibilidad de probarlo con las muestras
que tenía en la habitación, enseguida observe que se
le brillaban los ojos, en parte por las bebidas que habíamos
consumido y en parte por la propuesta encubierta que le estaba haciendo,
ella comenzó a reír y aceptó mi propuesta. Subimos
a su habitación y abrió una botella de vino, me explicó
que era la mejor de su bodega, y realmente estaba muy bien, para acompañarla
abrimos una bolsa de almendras, cuando ya llevábamos media
botella nuestras manos coincidieron en el plato de las almendras,
y con suavidad comencé a acariciarle los dedos, no me rechazó,
pero me comentó que le gustaba que fuera suave. Le
bese primero los dedos y a continuación la mano derecha, le
acaricie la cara y la conduje suavemente hacía la cama, ella
se estiró vestida, y comencé a besarle por encima de
la ropa, lentamente le fui quitando la ropa, cuando solo le quedaba
la ropa interior, ella me pidió que parase, me estiro sobre
la cama y se puso a besarme el cuerpo por encima de la ropa. Cuando
llegó a la entrepierna liberó al pajarito de su jaula,
y comenzó una estupenda mamada, yo aprovechaba la situación
para desnudarla, de tal manera que no tardó en colocarse encima
de mí, en la posición del chino, con su cabeza a la
altura de mis pies, la cabalgada acabo con un orgasmo por parte de
ella, y los pantalones sucios. Yo me desnude rápidamente, y
después de pasarle la lengua por su entrepierna y su clítoris,
le abrí las piernas y la penetré, mi cabalgada acabó
en un orgasmo mutuo, y le bañe sus entrañas con mi semen.
Estuvimos
hablando un rato, me explicó que le habían ocurrido
varias historias parecidas, y que yo le había gustado mucho,
le pedí que me explicara estas historias. Cuando
acabó de explicarlas íbamos los dos muy calientes, y
nos enzarzamos de nuevo, la sesión empezó con un 69,
continuamos repasándonos el cuerpo con nuestras bocas, lenguas
y manos, nuevamente ella se subió encima, y luego fuimos cambiando
de postura, ella tuvo varios pequeños orgasmos, y ayudado por
mis dedos uno fuerte, que coincidió con el mío, y esta
vez le regué sus hermosos pechos. Quedamos abrazados un rato,
nos duchamos y prometimos volver a vernos, pero eso ya es otra historia.