Yo me llamo SHARON y aunque no soy un cuero de vieja, no sè que es lo que tengo pero son muchos los hombres que me desean. Lo noto porque como toda mujer mi sexto sentido me hace desifrar esas miradas de lujuria a mi cuerpo, pareciera que con sus ojos me pudieran acaraciar los lugares màs reconditos y exitantes.
Me gustaria contarles todo la historia como conocì a Jesùs, pero creo que es un poco aburrida y me imagìno que lo que ustedes quieren es saber como vivì la cogida màs fabulosa de mi vida. Y pues asì como soy complaciente con todos mi hombres lo serè con ustedes.
Salì con Jesùs a una invitaciòn al cine que me hizo un dìa anterior, la verdad no sè como pude aceptar salir con un hombre desconocido del que a pena y le conocia el nombre. Entramos a ver una pelicula que no sè ni como se llamaba.
A decir verdad no logramos ver ni las primeras escenas, por que nuestra soledad y la oscuridad de lugar fueron el escenario perfecto para que el sin titubèo comenzarà a besarme. Fue divertido y exitante sentir como nuestras lenguas enloquecidas se entrelazaban en unos besos con los que poco a poco me fuì calentando. De repente sentì como el empezò a acaricia mis mejillas, cuando de pronto bajo las manos hasta mi pechos y apretò uno de mis pezones.
Yo por supuesto le dije que eso no estaba bien y retire su mano de mis pechos, pero el hermoso y terco volviò a meter la mano y sacò uno de mis pechos metiendoselos a la boca para que su lengua suave y humeda comenzarà a recorrela; al instante yo sentì como piel se me puso como de gallina, mis pezones de color de rosa se pararon y sentì bajar algo caliente pero muy rico de mi conchita.
Inconcientemente y atraida por tan exitante situacion yo tenìa mi mano en su verga, que ya estaba màs que puesta para meterse en una concha. Èl me dijo al oìdo: Vamonos a otro lugar en el que estemos a solas;y yo olvidandome de los prejuicios decidì irme con un desconocido.
Me llevò a un motel muy bonito y lujoso, justo lo que una reyna como yo requerìa. Estando ahì no habia forma de arrpentirse, por lo que decidì coger sin miedos ni remordiemientos.
Lo aventè a la cama y frente a el comencè a quitarme la ropa, cuando me quitè el brassier mis pechos se sintieron liberados y deseosos que èl los chupara de manera salvaje y tierna a la vez; quedandome solo con mi hilo dental que puesto en mi enloquecen a acualquiera.
Como una perra me deslicè hacia el y comencè a besar sus labios hasta que mi lengua juguetona y caliente se perdiò entre su cuello hasta llegar al rincòn màs apartado de sus oìdos. Poco a poco comencè a quitarle con la boca la ropa, mientras que una de mis manos frotaba su gran verga.
Una vez completamente desnudo, comence a besar su pecho; mi lengua lo recorria suavemente y salvaje al mismo tiempo. Tan sòlo de acordarme la iumagen de su verga parada como lanza en su truza se vuelve a llenar de agua mi concha. Yo le baje la truza con mis dientes y de ahì tome con mis manos aquella verga que era muy grande, rosada y brillosa. Comence a chuparla con toda la pasiòn del mundo y de ahì comence a besar uno de sus huevos, suavemente me lo metia y sacaba de la boca dando lenguetasos suaves, succionè una y tra vez sus huevos y oìa que muy exitado el me pedia que ya queria materme la verga a mi concha.
Todo desesperado me aventò a la cama y de manera brusca empezò a besar, chupar y casi morder mis pechos. Su lengua recorriò toda mi cuerpo y sin decir nada abriò mis piernas y metiò su lengua hasta la fondo de mi concha me estremecì, pero no dije nada por que queria que siguiera; yo me retorcìa de placer, mis uñas se encajaban en su espalada, de verdad que delicioso era senter aquello. Pero no pude màs y gritando le supliquè que ya no resistia màs sin su verga unida a mi concha.
Yo me abrì de patas mostrandole mi conccha roja, jugosa y con mi clitoris parado con una pequeña verguita deseosa de coger. El introdujo su verga suavemente hasta que de manera brusca y lanzando un grito de dolor sentì que casi me llegaba al estomago. Que dolor tan grande sentìa pero con sus movientos suaves y despues rapidos comence a olvidarlo y yo tambièn empecè a moverme con una loca. ¡¡¡Que rico!!! Nunca sentì una cogida tan rica como esta. De pronto gritè... no pude mas y me vine una y otra vez; el tambièn lo hizò y nuestros jugos se mesclaron y dentro de mi sentì aquel liquido caliente y rico. Quedamos tirados en la cama sin fuerza, como dos muñecos de trapo.
Pero lo rico del momento me hizò incorporarme y tomando un poco de semen que escurria de mi concha la chupe, me la comì como la mas rica de las jaleas. Yo no dije nada, mi pelo suelto y mi cuerpo desnudo bañado en sudor lo exitò de nuevo y no se ni como, ni siquiera me di cuenta en que momento su verga tomò ese tamañoy comencè otra vez, a besarlo y me montè en el como si fuese un caballo indomable cabalgando de maner brusca mientras el amasaba mis pechos y mi sudor caìa a su cara. Lo hicimos tantas veces y en diversas posiones que no queda duda que solo un hombre como el puede domar a esta dama de hierro como yo, que soy misteriosa, timida y la màs perra en la cama.

Y esta es la historia de hasta al momento mi mejor cogida, pero sè que vendran muchas màs cogidas y con otras vergas y si lo desean los invito a leer mis historìas reales, para calentarse conmigo.

LOS AMO Y LOS DESEO....LA DAMA DE HIERRO.