Esta vez, el tener sexo fue circunstancial. Les platicaré porqué.
Resulta que en una ocasión venía del centro de compras y eran más o menos, las 11 de la noche. En eso, al pasar por una casa, vi la puerta abierta y me metí. Estaba la casa sola. Era grande y bien amueblada, como que era de alguna persona pudiente. La recorrí de cabo a rabo y de pronto, entre las penumbras, saltó una sombre grande que venía volando hacia mí. Me asusté y no pude evitar que cayera encima de mí. Me empezó a torcer los brazos de una manera tan fuerte que no me pude soltar. Me dobló las manos fuertemente y me innutilizó con una llave de esas de luchadores. Y de pronto que me mete la verga en la boca, dije entre mí, ahora es cuando debo aprovechar para que me suelte, pensé, si la muerdo me soltará del dolor,y entonces, que la muerdo, pero al mismo tiempo pegué un grito muy fuerte. Resulta que la verga que me había metido en la boca, era la mía y al morderla, pues me dolió. Él, inmediatamente soltó la risa, y de cualquier modo, me cogío y una vez satisfecho su instinto sexual, me lanzó a la policía acusándome de que era un ladrón. Para qué les cuento más, en la cárcel, me agarraron otros tantos delincuentes y ojalá me hubieran violado, no hubiera estado más contento, me pusieron una madriza, porque eran también amigos del luchador que me había metido la verga en la boca. Mi propia verga.
Luego les voy a contar sobre un encuentro sexual que tuve con una mosca.