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Categoría: Maduras

Sexo con la madura del GYM

Las siete de la tarde del mes de agosto, Juan, un hombre de 25 años, alto 1.97 de altura, 95 kilos de peso, cuerpo moldeado finamente no exagerado, en gimnasio, sale de su trabajo y se va caminando a este último, a quitarse stress y malos rollos a base de levantar pesas, llega, saluda a las chicas y chicos de recepción y se dirige por el pasillo a los vestuarios, se cruza con Rosa, mujer de 53 años, cuerpo de mujer madura, de carne prieta, bonita y golosa cintura, y pechos grandes, que se adivinan, a través de la camiseta, tersos, duros y firmes, así cono coronados por un pezón de tamaño considerable, culo redondito y duro, partido en dos mitades perfectas por la tira del tanga que llevaba, todo marcado por el ajustado pantalón de deporte.



Ambos se saludan, se miran de arriba abajo y continúan su camino.



Juan llega a la zona de pesas, y empieza a realizar su rutina, Rosa está enfrente, Juan la mira y piensa "la verdad que físicamente no es muy agraciada esta mujer, pero su cuerpo me gusta", en ese momento rosa estaba realizando un ejercicio de apertura laterales de piernas sentada, respiraba con dificultad y esfuerzo, la camiseta ya estaba muy mojada, estaba totalmente pegada al pecho, marcando el sujetador deportivo y sus voluminosos pechos, Juan enfrente empieza a sudar con las repeticiones de su ejercicio de bíceps, pero sin perder detalle de la ejecución del ejercicio de Rosa , porque al abrir piernas se le marcaba a la perfección el coño, ambos labios marcados a través del pantalón, la mira a la cara de esfuerzo , le está costando el ejercicio, la anima, ella se lo agradece, ella le mira los brazos, sus bíceps están en pleno trabajo, mojados y brillantes por el sudor, marcando la bola al subir y bajar las pesas, pero ella vuelve a su concentración para el siguiente ejercicio.



 



Juan después de dos horas de pesas decide ir a la cinta, quiere hacer ejercicios aeróbicos, quiere sudar más, se pone en la cinta al lado de las bicicletas de spinning, empieza a correr no hay nadie en ellas, al rato llega Rosa y ocupa la más próxima a el, joder que culo tiene esta madurita, ella se sube a la bici, ahora marca más aún el culo y el tanga, empieza a pedalear, el sudor brota por cada poro de la piel de Rosa, se la humedece el pantalón, la camiseta que se la pega más aún al cuerpo, el sujetador también está muy mojado y su efecto es dejar adivinar los pezones oscuros que se esconden debajo de camiseta y sujetador, con un suave vaivén debido a las pedaladas, los pezones se rozaban más con el sujetador y se endurecían a cada momento.



 



Juan la miraba, de hecho no podía evitar mirarla, se estaba excitando con esa mujer madura, que de cara no vale nada, se decía el, pero el caso es que su rabo estaba teniendo una de las erecciones más duras que recuerda, al sentir esto se incomodó no sea que se le notase la excitación a través del pantalón de deporte, ya que no llevaba bóxer debajo, el se miró y vio que efectivamente era muy evidente su grado máximo de excitación, momento en el que decide irse al área de descanso para tomar una bebida isotónica y relajarse, y casi lo consigue, si no hubiera sido porque Rosa también decide ir a tomar otra bebida, ambos estaban solos allí, no era hora de máxima afluencia, eran las 22:40 horas, el gimnasio cerraba a las 24:00 horas.



Hola Rosa, ¿que tal ha ido la sesión de hoy?



Bien Juan, pero como llevo poco tiempo me cuesta mucho todavía.



Si, lo se, pero tu no desesperes, tienes que aguantar otro mes más y verás como notas la diferencia, vendrás más animada y así no te querrás quedar en casa o estar por ahí con los amigos y amigas



No te preocupes por eso, no tengo otra cosa mejor que hacer le dijo con aire de tristeza



 



Juan, no podía parar de mirarla los pechos y el culo en cuanto se daba la vuelta, jugaba con la botella de bebida en la mano nerviosamente, su rabo seguía duro, muy duro y no quería que Rosa notase nada, pero Rosa, hasta ese momento absorta en lo dolorido de su cuerpo por el esfuerzo, mira de reojo a la entrepierna de Juan, joder, que pedazo de polla tiene este chico, pensó y rápidamente se sintió avergonzada por si era descubierta y cambio la mirada a la cara de Juan, momento en el que ambas miradas coincidieron y Rosa sintió rubor, pero que narices, si el también la estaba mirando sus pechos, ella lo había visto, o sea, la tremenda erección de su compañero de gimnasio era por ella, se sonrió, de repente se sintió atractiva, nunca se había sentido atractiva, pues siempre había estado en casa cuidando de su madre enferma y no había salido con amigos ni amigas, no había tenido ni un solo pretendiente, en parte porque no disponía de tiempo y también en parte porque su atractivo no era el ideal.



Rosa se sintió mujer deseable y deseada, se sintió crecer como mujer, su cuerpo de mujer madura cincuentona, había conseguido excitar a un hombre joven veinteañero, como le gustaba pensar esto, no solo le gustaba pensar, sino que notó como su sexo se mojaba, sí, se dijo, me estoy excitando, mi coñito esta palpitando y se humedece a cada momento, mi coñito que conoce polla, mi coñito virgen quiere guerra, se volvió a sonreír, que sensaciones más fascinantes estaba teniendo, y todo gracias a eses joven, si a Juan.



Ahora debía empezar a comportarse como un zorra si queria que Juan le quitase las telarañas de su chochito, pues quería estrenarse en las artes amatorias y sexuales, quería darse un placer sexual y Juan, era el amante perfecto a todas luces, más que nada porque ya tenia camino recorrido, ya lo tenia más fácil, en teoría claro. Pues venga, se dijo para sus adentros, a ligarme a Juan.



Oye Juan te apetece tomar algo ahora juntos?



Puessss, venga vale, la verdad estoy solo, todos mis amigos y familia están en la playa



Pues venga nos duchamos y nos vamos a tomar unas cervecitas, que yo hace mucho tiempo que no salgo con nadie y menos con un hombre tan atractivo



 



 



Ambos se fueron a sus respectivos vestuarios, Juan nervioso, ahora más excitado aún, notaba su rabo muy, pero que muy duro, se metió en la ducha, pero ni el agua fría consiguió bajar su tremenda erección, cuando salió de la ducha se puso los bóxer blancos que había traído, bóxer que hacían más grande aun su erección.



 



Rosa, nerviosa, nota su sexo mojado, sus labios palpitaban, su vagina pedía macho, pedía polla, sus pezones se erizaban más con estos pensamientos y se encamina a la ducha, se toca se roza el clítoris levemente, ella solo se arranca un gemido tímido, suave, premonitorio de una noche de gemidos y gritos de placer. Sale de la ducha, toma su ropa interior negra, como se alegra ahora de tener esa ropita sexy, se la pone, ella se gusta con su tanguita y con el sujetador a juego, nota placer cuando roza sus pezones, joder que puta estoy, que caliente, pensó mientras se ponía el fino vestido de verano azul y blanco un pelin ajustado para permitirla lucir su culito, sus pechos y su cinturita, estas cosas eran su tesoro, se decía ella.



 



Llegan al Púb. cercano al gimnasio, piden sus consumiciones y empiezan a charlar, toma la iniciativa Juan



Entonces ¿estas sola ahora?



Si, ahora y siempre he estado sola, bueno cuidando a mi madre ya fallecida hace mas de medio año



Joer y como es eso una mujer como tu, se te ve atractiva



Gracias, pero así solo me ves tu, pues nadie se ha atrevido a decirme lulu.



Te puedo hacer una pregunta un poco más personal dice Juan



Claro adelante



Eres virgen



Si, mi chochito no conoce pene



Joer pues eso se puede solucionar



 



Al oír esto, Rosa siente un escalofría por todo el cuerpo y se atreve a decirle, ¿quieres ser tu quien me desvirgue, quien me de una rica polla? El tímido, con un poco de rubor en las mejillas me contesta, sí, estaría encantado de darte rabo. Oído esto Rosa no le hizo esperar más y le dijo ven acompáñame a casa, vivo aquí al lado, Juan al escuchar la invitación, sintió de nuevo una tremenda erección, es decir su polla de nuevo se puso dura como hacia una hora estaba.



Ambos salieron del Púb., y sin decir palabra se dirigieron hacia la casa de Rosa, ya en el portal esta saca la llave abre y pasan, Juan la cede el paso y aprovecha para mirarla de nuevo el culito, notaba sus glúteos sueltos y también el tanga que los separaba, Rosa se gira, le mira y le dice vamos cielo, no me hagas esperar, quiero estrenarme ya. En el ascensor Rosa se anima y le toca la polla por encima del pantalón, oye tío menuda polla tienes le dice, ¿seguro que me entrara? El contesta, tranquila mujer, que verás entra y sale y se acerca a besarle en los labios, ella lo recibe como una colegiala, era la primera vez que la daban un beso así, con caricias en el culo, que la hacían mojarse más y más.



 



Ya en su vivienda, decorada un poco a la antigua, le invita a tomar algo, el declina la invitación y le dice me muero por follarte putita mía, que burro me has puesto, ella, ya con la excitación subiendo al grado máximo le dice si cariño, quiero tu polla en mi coñito, quiero chapártela, lamértela, los huevos, quiero comerte enterito.



Juan se aproxima por detrás de ella, la coge los pechos los masajea, los sopesa, disfruta del palpado, ella gime le ofrece su boca, su lengua su calentura, Juan sigue masajeando los pechos baja hacia el sexo de Rosa, ella lo sabe, siente que la mano recia, grande y musculosa de su hombre se aproxima a su coñito, se moja más, ya ha llegado la mano, lo toca por encima, ella le gime mas fuerte, sí, le dice, el levanta un poco el vestido, para tocar la piel, con sus dedos, de los labios vaginales, aparta el tanga muy despacio, joer, ella esta viendo el cielo, piensa, sigue cariño, no te pares ahora, méteme un dedito en el coñito, y como si leyese sus pensamientos, Juan toquetea su clítoris, su entrada y cuando la nota ya suficientemente húmeda, decide meterla un dedo, ella seguía gimiendo, se moría de gusto, le daba la boca, la lengua, otra vez. Ahora decide Juan que es el momento de desnudarla, y baja la cremallera trasera del vestido, ella favorece la acción y el vestido cae al suelo. Joder Rosa que buena estás, gracias dice ella dándose la vuelta y llevando sus manos a la cremallera del pantalón de Juan, la bajó con maestría, pero cuando vio el bóxer blanco, se quedó mirando extasiada al ver el rabo que escondía, lentamente lo liberó, se agacho, lo tomo con la mano y le dio un ligero lengüetazo, el gimió, ella se puso más caliente, siguió con la lengua un rato más y el al final le dijo, mécetela entera ya zorra, ¿zorra? Era la primera vez que la llamaban así, sólo de oírlo se volvia loca de gusta, queria ser una zorra, una verdadera puta, así que se metió la enorme polla en la boca, ummmmmmmm, se le escapó, que delicia, que bien sabe, que rica está pensó, y empezó a chupar, a metérsela y a sacarla de su garganta, Juan disfrutaba mucho, que bien lo haces cariño, que ansia tienes, cómetela entera zorrita, Rosa siguió así un rato más disfrutando del sabor, del suave tacto de la polla de Juan, pero pensó, ya es hora de que me folle este macho, así que le dijo Juan, fóllame, dame polla, metemela, la quiero sentir enterita dentro de mi, y se tumbó boca arriba en la cama y abrió sus piernas, estaba temblorosa, tenia cierto temor, la dolería?, Juan apunto su enorme capullo al coño de Rosa, ella gimió solo sentirlo en la puerta de su vagina, ella pensaba vamos tío metela ya, pero Juan empujó suavemente, notaba como su capullo se iba abriendo paso en su coño, ella gemía, gritaba de placer, se retorcía, síiiiiii, metemela, menuda polla tienes cabrón, siento como si me rajaras, Juan sentía que el agujero estaba estrecho, era verdad, esta tía era virgen, y sintió más placer aún, el siguió supaso lento pero decidido para metérsela enterita, Rosa estaba gimiendo, gritando, sudando, le mordía, le suplicaba más, no estaba en si, Juan cuando noto que llegó al final, empezó a moverse, momento en el que Rosa ya no aguantó más y gritó fuertemente me corro, Juan siguió con sus movimientos adentro afuera y ella seguía gimiendo, Juan notó como se humedecía su polla, como resbalaba mejor, era la tremenda corrida de Rosa, esta estaba extasiada, agotada por el intenso placer que acababa de recibir, entonces Juan dijo de cambiar de postura, Rosa accedió, ya exhausta se puso como Juan quería, se puso a cuatro patas y en esa postura Juan la penetró fuertemente y la dijo ahora si vas a disfrutar zorra, y empezó con movimientos salvajes, Rosa gritaba, gemía, sudaba, le susurraba, le sollozaba, Juan seguía, notaba como su capullo se dilataba cada vez más, siendo el avance de la terrible corrida con la que Juan premió a esta mujer virgen, totalmente entregada al goce, grito de nuevo, y de nuevo se corrió, humedeció todas las sábanas y cuando Juan la lleno con su leche le sollozaba me matas cabrón que gusto me estas dando…………la sesión terminó con ambos tumbados en la cama, Rosa estaba increíblemente feliz, estaba llena de gozo, de vida, había sido desvirgada por una enorme polla joven y además usada con maestría, lo recordaría toda su vida, Juan pensaba, que bien me he follado a esta madurita, como me ha gustado desvirgarla…………….



 



Ambos se despidieron y Juan se ofreció que le llamase para repetir la experiencia cuando Rosa quisiera, a lo que esta le contestó que encantada le avisaría todas las semanas por lo menos una vez………..y así fue, se hicieron grandes amigos, o ¿he de decir grandes amantes?


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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