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Sexo con el de mantenimiento

~~Este relato trata sobre el morbo que nos da a muchas mujeres los hombres en mono de trabajo, en este caso en concreto un compañero de trabajo en concreto el de mantenimiento, con el que tuve relaciones sexuales extraordinarias y morbosas.

Buenas, me llama Rosana y trabajo de ordenanza en un instituto de mi ciudad.

Como todas las mujeres a veces tenemos sueños eróticos o fantasías sexuales.

~~Locuras de mujeres...

Una de mis fantasías había sido tener sexo con alguien de mantenimiento.

Casualmente en mi instituto la persona que trabaja en mantenimiento es un chico de mediana edad,estatura normal, complexión fuerte y muy moreno de tez, algo que me pone muy caliente cada vez que lo miro, porque siempre me han gustado los hombres muy morenos de piel.

No se porque motivo pero desde hacía tiempo quería llevar mi fantasía a la realidad y quería que fuera con Jaime, que así se llamaba aquel morenazo que vestía normalmente con un mono de trabajo azul.

Un día que iba al trabajo, me dispuse a vestirme de manera provocativa y algo guarrona la verdad sea dicha.

Ya en el instituto aparqué como todos los días mi coche en la zona de trabajadores, pasé muy cerca de Jaime de manera sensual, lo miré con mirada de tigresa en celo y le dí los buenos días.

Él me devolvió el saludo haciéndome una radiografía de todo mi cuerpo, y su mirada era tan lasciva que se notaba a la legua que le gustaría poseerme allí mismo sin contemplaciones.

~~“
¡Qué se le pasaría por su cabeza!

Durante toda la mañana no paré de pensar en Jaime, en todo lo que me apetecía experimentar con él, deseaba oler su cuerpo de macho ibérico de currante, lamer su pecho fornido y como no su pene que me hacía mojarme cada minuto que pasaba.

Pensaba como no en que me arrancará de un bocado toda la ropa que me había puesto exclusivamente para la ocasión y que me poseyera sin más.

Llegué a estar tan excitada y obsesionada con todo esto, que en una de mis rondas que hacía por el instituto cuando ya no habían alumnos para comprobar que todo estaba en condiciones y en su sitio, me senté en el aula de física en la silla del profesor y de tan caliente que iba comencé a subirme la falda, me aparté un poco las bragas y me toqué con mis dedos mi clítoris húmedo.

Al mismo tiempo que me masturbaba, desabroché mi blusa con la otra mano y acaricié mis pezones duros como pelotas de tenis.

Introduje un par de dedos dentro de mi lubricada vagina y no paré de gemir pensando en mi macho de mantenimiento, pensaba en mi hombre de mono azul como me lamería mi jugoso coño y mis enormes tetas puntiagudas.

En ello estaba extasiada a punto de correrme, cuando de golpe entró por casualidad Jaime...

No hizo falta hablar, cerró la puerta con pestillo y se acercó sigilosamente hacía mí como si fuera un guepardo yendo a por su presa.

Nada más acercarse se bajó la cremallera de su mono azul, sacó su pene grande y curvado, la introdujo en mi boca mirándome fijamente a los ojos mientras me decía:


¡Chúpamela toda!

Así lo hice cuidadosamente, quería que disfrutara mucho y que repitiéramos más veces.

Con una mano agarraba su polla y se la meneaba, con la otra seguía tocándome mi pulpa.

Se la chupaba de arriba a abajo, llegando a todo su perímetro, recorría sus testículos y capullo, mi boca libidinosa disfrutaba como si nunca lo hubiera hecho antes.

A los pocos minutos Jaime me tumbó a lo largo de aquella mesa grande del profesos de física, me quitó mis braguitas blancas mojadas de todo tipo de jugos vaginales y comenzó a chupar con intensidad mi dulce coñito.

En un momento dado de la comida, se incorporó y frotó su pene contra mi clítoris, al final me penetró como un salvaje.

Mientras me follaba y me veía gritar como una gata en celo, me desabrochó toda mi blusa, agarrándome con sus fuertes manos mis tetas.

No paraba de embestirme, estaba haciendo una faena de matrícula de honor.

Después de unos instantes e imagino con cierto temor a que alguien pudiera entrar de repente y nos pillara infraganti,se apresuró a colocarme a cuatro patas en la mesa, me lamió mi ano sabroso e introdujo su duro pene en el interior.

Notaba algo de dolor y escozor, su miembro era gordo a la vez que largo, pero al mismo tiempo sentía un placer inmenso, me dejaba llevar, gozaba como nunca...

Al cabo de un buen rato de continuas embestidas y empujones, yo ya me había corrido un par de veces, Jaime por la expresión de su cara y sus palabras, estaba a punto de hacerlo.

De momento gritó algo más fuerte y sacó su polla corriéndose sobre todo mi culo enrojecido por el polvo, con sus manos restregó todo su semen espeso y blanco por todo mi trasero.

Datos del Relato
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1 comentarios. Página 1 de 1
Tu mamá
invitado-Tu mamá 11-01-2016 23:03:49

Ola sádicamente eres un

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