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"Aprovechando un fin de semana de turismo. Probamos ir a un club de intercambio."
Fue un viaje más que premeditado. Un fin de semana de julio nos marchamos a Barcelona. Nuestro objetivo. Hacer turismo e ir a un club swinger. Llevábamos meses con la idea de probar el intercambio de parejas. Y habíamos seleccionado para ello uno de los clubes más chic de la ciudad condal. Habíamos cogido un hotel cerca para no tener que conducir después de nuestra primera noche en el ambiente liberal. Seguramente estaríamos cansados y algo bebidos. Así que fuimos precavidos a la hora de elegir ese detalle tb. Voy a presentarme me llamo Mario y tengo 41 años soy moreno, mido 186, ojos verdes y con un físico cuidado en el gym. Que me hacen estar fuerte como un toro. Mi polla según mi pareja es perfecta pero no es tampoco nada del otro mundo 17 cmt pero gorda, con las venas marcadas y siempre dispuesta a follar a mi pareja.Ella se llama Elisa mide 180, con un cuerpo de infarto. También deportista y muy activa en su día a día. Morena de pelo rizado y ojos negros. Unos ojos grandes que me tienen embrujado. Un culo de desfile de bañadores tieso y duro y unas tetas muy apetecibles. Con 36 años es lo que se llamaría una cougar. Una madurita potente y muy follable.
Después de un día de turismo por barna y de esa inquietud de saber que vas a probar algo así. Tan nuevo para los dos. Llegamos al hotel las 19:00 horas. Al llegar mi chica se desnuda y me pide que la marque para la noche. Ya lo tenemos hablado y “marcar”. Significa follarla y correrme dentro para que su coño sepa y huela a mi.
Follara con otros con mi semen dentro. Otros probarán mi semen cuando le coman el coño. Llevará mi marca personal. Es mia y aunque esa noche pruebe otras pollas todos van detrás mío. Así pues follamos en la habitación del hotel y me corrí dentro para marcar a mi hembra. Nos corrimos a la vez y cuando nos separamos nos miramos con complicidad. Todo está bien. He de decir que mi pareja es multiorgasmica. Muy multiorgasmica. Puede estar sin parar de correrse durante horas. Tanto es así que he desarrollado la cualidad de no correrme tan fácilmente. Y no me importa tomar alguna ayuda en forma de pastillita azul para darle lo que se merece sin descanso. Ella es mi diosa del sexo y yo soy su fucker. Su empotrador. El que más placer le ha dado de todos los hombres que han pasado por su cama. Ella a su vez aparte de su físico adictivo. Es profesora de hipopresivos y tiene el coño extrafuerte y lo sabe mover para exprimir mi polla al máximo. Hacemos una pareja muy atractiva y tremendamente eficientes en la cama.
Después de asearnos, cenamos en un restaurante cercano y al acabar nos dirigimos al club. Llevábamos meses fantaseando en la cama, lo que acababa en auténticas batallas sexuales terminando exhaustos los dos.
Una vez en la puerta y vestidos muy elegantemente, llamamos y nos abre un portero que nos pregunta si ya habíamos estado allí. Al decirle que no. Nos manda a recepción, donde una mujer rubia de ojos verdes nos dedica una sonrisa cómplice y nos empieza a hacer un tour por el local. Primero hay un bar pequeño con dos parejas bebiendo algo tranquilos, al pasar nos escanean como si fuésemos ganado. Esa sensación me gusta y un escalofrio recorre mi entrepierna que da un respingo. Mi pareja me mira y una sonrisa de satisfacción asoma en su cara. También le gusta eso. Somos un poco exhibicionistas. Pero en ese lugar ibamos a dar un paso más. Íbamos a compartirnos con otros. El sitio pintaba muy bien y esperábamos encontrar lo que buscábamos. Morbo, mucho morbo, y parecía que estábamos en el lugar adecuado. Después seguimos con el tour por el local y llegamos a una zona de piscina y jacuzzi, donde había varias parejas en acción. Que morbo ver ese espectáculo en vivo. Otra mirada de complicidad, esta vez con la rubia que nos enseñaba el local. Seguimos. Pasamos a una sala donde proyectaban cine X. Era una sala con sillones y una cama grande donde había una pareja follando. Y justo al lado un trio HMH. Que parecía estar pasándoselo muy bien. Pasamos después a una sala con una cama gigante, en la que habría como unas 15 parejas follando. No se veía nada. Solo brazos, piernas y movimientos rítmicos. Esa sala olía a sexo y a parte de la música lenta que ambientaba la habitación. Había una banda sonora de gemidos y chapoteos que llamaba a participar. A dejarse llevar por el ambiente. Pasamos a la discoteca Que estaba el la parte alta del edificio. Allí el pudor brillaba por su ausencia. Mujeres y hombres semidesnudos se tocaban, se devoraban y se follaban Sin ningún pudor. Al entrar en ese sitio mucha gente giró su cabeza para vernos e incluso alguna pareja nos hicieron señas para que nos acercáramos. Pero estábamos ocupados acabando nuestra visita al club con una rubia muy apetecible como guía. He de decir que está guia llevó a mi pareja agarrada por la cintura casi todo el recorrido. Se notaba que le gustaba. El último rincón era la azotea a modo de jardín donde se veía todo Barcelona de noche. Allí había una morena con un pelo hasta la cintura que estaba agarrada a la barandilla viendo las vistas, mientras un hombre bastante más mayor que ella la estaba follando lentamente. La morena se giró a mirarnos y me guiño un ojo al verme. Sentados en más sillones la gente estaba fumando o disfrutando de sus bebidas. Muchos semidesnudos o desnudos y tocandose entre ellos.
Bajamos por las escaleras hasta la planta baja y allí nuestra guía: la rubia de ojos verdes. Nos dió las llaves de unas taquillas donde dejamos nuestras cosas y recogimos unas zapatillas y unas toallas. Fuímos hasta la zona de taquillas tras despedirnos de la rubia con dos besos, que en el caso de mi pareja fue con un pico, y mirándola a los ojos le dijo la rubia
-luego nos vemos morena. Tus ojos me encantan pero tú culo aun me gusta más. Cuando acabe mi turno os buscaré.
Mi pareja se quedó de piedra. Y cuando llegamos a la zona de taquillas le dije.
- parece que has ligado morenaza. -entre risas mi pareja me dijo que no le importaría tener a esa rubia entre las piernas.
No había probado nunca con una tía y eso la ponía cachonda. También habíamos hablado de la posibilidad de que una tía le hiciera de todo.
- si viene después de su turno a vernos. Tal vez la deje que me coma el coño mientras la empotras a cuatro patas. No me importaría probar ese bombón rubio.
- jajajaja. Te mueres por que te coma el coño una tía.
Los dos acabamos riéndonos en el vestuario mientras nos desnudábamos.
Nos pusimos las zapatillas y cogimos las toallas. No llevábamos nada de ropa, ya que esperábamos empezar la acción enseguida. Llevábamos meses esperando ese momento. Así que nos cogidos de la mano nos dímos un beso y salimos del vestuario a explorar nuestras fantasías.
Decidimos ir primero a la disco a tomar algo. Al llegar solo con la toalla enrollada a la cintura y mi chica alrededor del cuerpo nos sentíamos desnudos pero cómodos. Fuimos a la barra y pedimos dos gin tonic. Nos los sirvieron, brindamos y nos dedicamos una mirada cómplice. Estábamos observando el panorama cuando mi chica me mira y me dice.
- quiero que me folles. Aquí mismo. Quiero que el primero en abrir mi coño seas tu. Los demás siempre irán detrás. Fóllame.
Así que baje mi mano por su espalda hasta su culo, la metí por debajo de la toalla y una vez en su rajita la empecé a masturbar. Tenía el coño muy húmedo y muy caliente. Ella ya tenía mi polla en la mano y estirando de ella me la estaba poniendo como una piedra. Los dos alternábamos miradas entre nosotros, con miradas a la disco en busca de buenorros y buenorrras con los que hacer intercambio. Eso nos ponía muy calientes. Fuimos a un rincón de la barra desde el cual se ve todo el local y haciendola apoyar sus manos en la barra. Me quite la toalla y le dije en voz baja.
- prepárate que te voy a follar. Y después tendremos que ir de caza. A ver a quien nos follamos.
- ya he visto varios candidatos. Aquí hay mucho buenorro y buenorra.
- sigue mirando mientras te follo.
Justo antes de penetrar a mi chica, una pareja se puso a nuestro lado, pero no me importó y seguí a lo mío se la metí de un solo empujón a mi chica que dio un respingo, se agarró fuerte a la barra y aún levanto mas el culo. Yo le puse una mano en la cadera y otra en el hombro para controlar su cuerpo y empujar mejor. No tardo mi chica más de un minuto en llegar al orgasmo. Cerrando los ojos y agarrándose con fuerza a la barra. Nuestros vecinos no nos quitaban los ojos de encima. Iban en ropa interior, y ella se masturbaba por dentro de las braguitas mientas con la otra mano sujetaba la polla de su pareja, que se había bajado el calzoncillo y mostraba un pene como el mío. Más o menos, flácido pero que crecía rápidamente.
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