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Ya habían pasado 3 semanas desde la sesión de fotos, la exposición fue todo un éxito, mi madre hizo una web donde puso las fotos y tuvo muchas visitas.
En cuanto a Carla, habíamos quedado para salir sábado por la noche para cenar y tomar unas copas, lo cierto es que la chica y yo habíamos congeniado bien, aunque seguía teniendo miedo a mantener una relación con Carla que me rechazara por el tamaño de mi pene, pero no podía evitar volver a verla.
Para el día antes mi madre me ofreció hacer me otra sesión de fotos desnudo para el viernes, debido al éxito de la anterior sesión quería repetir aunque esta vez posando yo solo. Yo acepté encantado, pues la última vez me encantó. Pero le dije que si podía ser sobre las 19:30 o 20:00 h con la excusa de que había quedado para tomar algo con amigos. Así se nos haría tarde y poder quedarme a dormir con ella. Mi madre dijo que no importaba y lo dejamos para esa hora.
Me encanta estar junto a ella en la cama, con su 95 de pecho, su piel morena y ese culo tan bonito. Aunque ella viese que tengo el pene tan pequeño, no podía evitar meterme en su cama.
Llegó el viernes, eran las 5 de la tarde y aún faltaban más de dos horas y no podía estar en casa pues supuestamente había quedado. Así que fui al centro comercial. Iba caminando cuando me encontré a Carla:
Carla: Hola, Jorge.
Jorge: Hola ¿qué tal?
Carla: Bien, me ha dicho mi madre que ibas a posar para tu madre.
Jorge: Sí, claro, la sesión fue un éxito y quería hacer una sesión conmigo.
Carla: Espero poder ver tus fotos cuando estén disponibles.
Jorge: Claro
Estuvimos charlando en el centro comercial mientras tomábamos un refresco hasta que llegó la hora de irme.
Llegué a casa y eran ya las 19:50, estaba todo preparado, así que saludé a mi madre y fui a mi cuarto a quitarme toda la ropa y me fui hacía su cuarto. Esta vez decidí desnudarme al completo sin mi tanga sin tirantes, ahora no me daba tanto pudor estar en pelotas delante de ella. Nada más verme dijo:
Hey cachorrito, veo que no usas tu saquito.
Yo respondí:
Jorge: Ya no me da tanta vergüenza, además, me parece un poco ridículo.
Ana: Perfecto, empecemos.
La sesión duró unas horas, ya que mi madre hacía muchas fotos para después seleccionar las mejores y descartar el resto. Me encantaba ver a mi madre disfrutar mientras hacía las fotos, era una de sus pasiones, sobretodo el desnudo artístico.
Eran las 23:00h y Mi madre con voz cansada dijo:
Ana: Ya hemos acabado, voy a acostarme, estoy cansada.
Yo respondí:
Jorge: ¿No piensas cenar?
Ana: No, ya hice merienda cena antes de que vinieras, cena tú, hay comida preparada en la nevera, solo hay que meterla al microondas.
Jorge: No, yo también he comido algo y no me apetece, además, estoy también muy cansado.
Ana: Vale, yo voy a acostarme ya, puedes quedarte aquí a dormir si te apetece.
Jorge: claro, así hablamos un rato y te cuento como ha ido la semana.
Mi madre empezó a desnudarse, mientras yo disfrutaba viendo como se iba quitando su vestido blanco, corto de tirantes. Para mi sorpresa, no tenía nada debajo. De pronto note como subía la temperatura, volviendo a ver sus preciosos pechos y su vagina depiladita. Menos mal que pude concentrarme en otra cosa.
Mi madre apagó la luz y encendió la lámpara de la mesita de noche y ya tumbados nos pusimos a hablar y dije a mi madre:
Jorge: Veo que te has quitado la ropa interior nada más acostarte.
Ana: Sí, desde la noche que me la quité estando contigo, duermo desnuda todas las noches, además ya estamos llegando al verano y hace mucho calor.
Jorge: Yo también estoy a gusto así, se duerme bastante bien, sobre todo con el calorcito.
Ana: Sí, se está muy bien. Y me alegro de que no te avergüence estar desnudo delante de mí.
Cambiamos de tema y empezamos a hablar de Carla, le conté que nos estábamos viendo y que deseaba ver las fotos de la sesión. Mi madre se alegró y me dijo:
Ana: Parece que le haces tilín a Carla y parece que a ti también.
Jorge: Hemos quedado para ir mañana por la noche a cenar y tomar unas copas, me gusta un montón y parece que yo también a ella, es la primera vez que me atrevo a salir con una chica, pero sigo teniendo miedo al rechazo.
Ana: No te preocupes, ya te enseñé lo más importante, los preliminares, para satisfacer a una mujer. Aunque me he dado cuenta de un pequeño problema en la colita que puede darte problemas en la práctica del sexo.
En ese momento me asusté y pregunté:
Jorge: ¿el qué?
Ana: Tienes fimosis, la piel que te sobra en la punta de la colita, puedes hacerte mucho daño durante la penetración e incluso masturbándote si no llevas cuidado. ¿Has intentado bajarte la pielecita hasta abajo?
Jorge: Sí, pero me cuesta mucho, sobre todo en erección, no puedo. ¿Qué puedo hacer?
Ana: En algunos casos es necesario operar, pero en otros es necesario hacer estiramientos, lo he practicado en el hospital, allí te lo pueden mirar.
Jorge: No, qué vergüenza, ni hablar. Podrían contarlo a tus compañeras y una de ellas es madre de Carla.
Ana: Si quieres te lo veo yo y te lo puedo bajar, lo he hecho con jóvenes en el hospital.
Me puse colorado, no me lo podía creer, mi madre iba a cogerme el pito. Ahora que estaba aguantando bien la erección. Nunca me había tocado una mujer el pito y menos una que me pusiera a 100 y podría correrme, pero estaba deseando, Así que acepté, pues era una gran oportunidad, entonces mi madre me miró la cola y dijo:
Ana: Ponto boca arriba y cógetela con los dedos e intenta bajarte el pellejo.
Me la cogí y no podía bajarla del todo, mientras ella estaba tumbada de lado y mirándomela atenta. En ese momento sentí vergüenza. Al ver que no bajaba bien dijo:
Ana: Veo que cuesta mucho, voy a bajártelo poco a poco.
Se arrodilló frente a mí, inclinó su cuerpo hacia mí y con sus dedos me agarró el pito y empezó a bajar. Cuando vi a mi madre con sus tetas hacia delante y noté sus dedos cogiéndomela, sin poder hacer nada por evitarlo se me puso tiesa. En ese momento mi madre con una sonrisa dijo:
Ana: Vaya, se ha empinado.
Jorge: Lo siento, no sé qué ha podido pasar.
Ana: No te preocupes, suele pasar a muchos chicos, cuando son tan jóvenes y les tocan por primera vez.
Mi madre seguía bajando, ahora dolía un poco, pero aun así, estaba cachondo y deseando no correrme. Pero finalmente logró descapullarme. Yo estaba casi a punto de correrme, Ella cogió y fue al baño de su habitación a limpiarse las manos. Parecía un sueño, el bombón al desnudo cogiendo mi pene. Cuando volvió dije:
Jorge: Mama, déjame usar tu aseo, me duele un poco y tengo ganas de orinar.
Ana: Claro, puedes usarlo siempre que quieras. Voy a apagar la luz, tengo sueño.
Jorge: Vale, mamá, descansa.
Ana: Descansa, cachorrito.
Ya en el baño no pude evitarlo, como ocurrió la vez anterior, me corrí una buena paja. Esta vez sentía mucho más gusto. Pensé:
Dios mío, si estos momentos me hacen sentir este placer ¿cómo me sentiré echando un polvo? Aunque todavía no había acabado.
Ahora tocaba ir a la cama y esperar a que durmiese profundamente…
Continuará…
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