Todo comenzó en mayo del año pasado. Mi madre se llama Ana, es madre soltera y trabaja de enfermera en un hospital y es aficionada a la fotografía e iba a presentarse a un concurso sobre desnudo artístico.

Mi madre tiene 40 años, es morena con el pelo largo color caoba, mide 1,65 pero se mantiene bastante en forma, usa una 95 de sujetador y un culo precioso, todo un bombón. Desde hace años siento una gran atracción por ella.

Yo tengo 20 años, mido 1,75, delgado y con los músculos marcados.

Para la realizar la sesión necesitaba un chico y una chica jóvenes. Mi madre no tenía demasiado dinero para pagar a dos modelos y tuvo que buscar entre personas de su confianza. Finalmente consiguió una chica para posar en sus fotos. Ella era Carla, hija de una compañera del hospital.

Carla tiene 19 años, mide 1,70, delgada, pelo castaño claro, 90 de pecho. Estaba estudiando medicina, pero tenía ilusión por posar como modelo y por eso aceptó.

Ahora solo faltaba un chico pero no tuvo la misma suerte. Así que me lo propuso a mí:

Ana: Jorge, no he podido conseguir ningún chico para posar en las fotos y he pensado que podrías posar tú.

Yo: ¿Posar completamente desnudo? Ni hablar. No me apetece estar desnudo delante de ti y de la hija de tu compañera y menos enseñarlo todo en fotos que va a ver mucha gente.

Ana: Tienes buen cuerpo y ella también a lo mejor os gustáis. Además en las fotos no enseñaréis nada, posaréis de forma que no se vea nada.

Yo seguí negándome, pues realmente por lo que, me moría de vergüenza era el tamaño de mi pene, ya que en erecto mide apenas los 7 cm y en reposo aún más pequeño, 3 cm y delgadito lo peor es que nunca había estado junto a una chica desnuda y además con mi madre delante, qué vergüenza.

Yo: Lo siento, pero me niego, no quiero participar, tendrás que seguir buscando.

Ana: Entonces tendré que cancelar la sesión, porque solo tengo 10 días para presentar las fotos, esta era una buena ocasión, pero entiendo también que no te apetezca hacerlo.

Pasaron un par de días y no había conseguido a nadie más que a Carla. Mi madre sentía bastante triste, puesto que era muy importante para ella. Yo sentí bastante lastima puesto que ella siempre se había sacrificado por mí criándome sola. Así que investigué por internet y en tiendas sex shop a ver si encontraba algo que pudiera cubrir solamente la zona genital y encontré un tanga sin tirantes. Se trataba de una prenda parecía un saco en el que se mete el pito y los huevos quedando cubiertos y tienen unos cordones para ajustarlo. Ya tenía solucionado el problema. Compré una talla que no se me ajustase mucho para disimular mi tamaño y poder rellenar un poco sin problemas. Hablé con mi madre y le dije que conmigo y le enseñé la prenda.

Yo: he comprado esto para usarlo en la sesión ¿Qué te parece?

Ana: Bueno, tendría que vértelo puesto y desnudo para ver si se puede disimular. Ve a ponértelo.

Fui a mi habitación y me preparé y fui hacia el salón a que me viera. Ella empezó a mirarme desde varios ángulos y me hizo ponerme en diferentes posiciones y me dio su aprobación.

Ana: Está muy bien, aunque te queda gracioso el saquito jeje. Pues ale hablaré con Carla para confirmar el día y la hora.

Pasaron un par de días, todo estaba listo, mi madre había preparado bien su habitación como estudio. Yo tenía mi tanguita sin tirantes y mi batín, cuando Carla llegó, Estaba guapísima, había parecía venir de la peluquería, bien peinada y maquillada. Con un vestido blanco corto y escotado. Nos saludamos y hablamos un poco, antes de empezar.

Mi madre tenía ya todo preparado y nos pidió que nos desnudásemos. Ella se quitó la ropa enseguida, tenía un cuerpazo. Me quedé pasmado al verla. Yo solo tuve que quitarme el batín y comenzó la sesión

Pasamos la tarde posando juntos con fotos exóticas. Era la primera vez que tenía cerca a una chica desnuda, llegue incluso a empalmarme. Menos mal que tenía mi tanga sin tirantes y por mi pequeño pito no se notaba.

Terminó la sesión, la verdad es que fue una gozada, Carla también parecía contenta. Mi madre preguntó qué nos había parecido y Carla respondió:

Carla: Muy bien, estaba algo nerviosa por ser la primera vez que posaba desnuda, pero he terminado sintiéndome cómoda. Espero tener más oportunidades.

Ana: Claro que sí, habéis estado muy bien la próxima podéis repetir.

Carla: Estupendo, estaré encantada. Bueno ya es tarde, espero que salga bien la exposición.

Carla se vistió y antes de despedirse nos dimos los teléfonos. Yo me quedé desnudo, hacía calor y estaba bastante cómodo desnudo y con mis partes cubiertas. Ella se fue y mi madre y yo nos quedamos solos. Nos quedamos en la habitación hablando sobre la sesión.

Ana: Al final lo has pasado bien y has conseguido su móvil, y eso que no querías posar por nada del mundo.

Jorge: Me alegro de haber posado junto a ella, es un pivon de tía, me encanta.

Ana: La próxima vez atrévete a quitarte el saquito jeje.

Jorge: Es un tanga mamá.

Ana: Parece un saco y te queda gracioso pero en fin, voy a acostarme ya, estoy cansada y no tengo hambre, puedes quedarte aquí conmigo si te apetece.

Jorge: Vale, mamá.

Mi madre se quitó la ropa y se quedó en ropa interior, tenía un conjunto negro y el sujetador la realzaba bien los pechos. Yo me excité muchísimo y volví a agradecer mi tanga y mi pequeño. Nos tumbamos en la cama con solo luz de la lámpara. Nunca me había sentido tan bien, había estado junto a una chica preciosa al desnudo y ahora junto al bombón de mi madre. Yo seguía excitado mientras hablábamos, mi madre seguía sintiendo curiosidad por el tanguita sin tirantes y me dijo:

Ana: Vaya ideas que se te ocurren, esto te ha salvado de pasar vergüenza.

Jorge: La verdad es que es perfecto y se puede ajustar con un cordoncito.

Ana: A ver, podrías quitártelo y dejarme verlo bien, ya no está Carla.

Jorge: No, no, no, mamá, no. Te lo enseño mañana cuando esté vestido.

Ana: ¿Te avergüenza que te vea tus partes? Soy tu madre, yo estoy en ropa interior y no me da vergüenza que me estés viendo.

Y yo la reté a quitárselo:

Jorge: Claro en ropa interior, como yo, pero no es igual que enseñar las partes ¿Verdad? tu tampoco te atreves.

Ella respondió:

Ana: No tengo ningún problema, en quitarme la ropa interior y quedarme completamente en cueros. Mira no tengo ningún problema.

Entonces se desabrochó el sujetador y se quitó sus las bragas y haciendo la croqueta dijo:

Ana: Mira, sin vergüenza alguna, delante de ti.

En ese momento me puse súper excitado, mi madre estaba más buena de lo que yo imaginé, con esos pechos tan grandes y sus pezones que parecían dos galletas tostadas. Pensé en esperar a que se quedará dormida profundamente y tocar sus senos y su vagina mientras me la cascaba, pero no puede esperar más y dije que necesitaba ir al baño. Ella me dijo:

Ana: Usa el de mi habitación si quieres.

Jorge: Vale mamá.

Yo fui al baño a toda leche, me quité el tanguita y empecé a pelarme la pilila y descargué rápidamente. Me quedé súper relajado, jamás me había corrido así. Tampoco había vivido una situación como esta. Me limpie bien y volví a la cama y mi madre dijo:

Ana: ¡Vaya! Al final te has decido a quitarte el saquito.

En ese momento me di cuenta que con lo relajado que me había quedado con aquel pajote y pensando en el placer que había sentido que olvidé ponerme el tanga otra vez y salí tan tranquilo. En ese momento no sabía que pensar, yo con mi pito de niño pequeño y el bombón de mi madre delante que me tenía loco desde la pubertad y que ahora la tenía completamente desnuda. No supe reaccionar, completamente rojo y muerto de vergüenza.

Continuará...