Patrícia estaba en frente mío, con una copa de vino tinto en la mano, y mientras bebía un sorbo me echó una sonrisa pícara. Yo le devolví la sonrisa mientras miraba la carta de los postres.
Ella iba muy sexy, una minifalda negra, unas botas y una suave camisa de seda, que le llegaba por los codos. Se marcaban muy bien sus senos, y tenía un par de botones desabrochados, dónde asomaba un sosten blanco y el comienzo de sus pechos. Yo me estaba poniendo bastante, y a ella también se le notaba que estaba a punto.
-¿Te he dicho lo guapa que estás esta noche?.-le pregunté mientras le giñaba un ojo.
Ella se echó a reír.
-Sí, unas cuantas veces ya.-contestó.
Creí que me estaba comportando como un imbécil cuando me dijo:
-¿Sabes una cosa?... No se porqué, pero me pones muy cachonda.
Yo no pude creer lo que me dijo, yo iba detrás de ella hacía más de dos años, por suerte había aceptado mi cena en este restaurante lujoso, que me iba a sacar los ojos de caro, pero valía la pena. Enrojecí un poco. No me esperaba aquellas palabras que me dijo y menos lo de "cachonda". Siempre había creído que era la niña buena que me daría una hostia por solo darle un beso, pero claro, me equivoqué, también tenía su lado de diablilla.
Pues no supe que contestarle, así que volvió a decirme:
-Se que te gusto, así que dime una cosa,¿Quieres follar conmigo?
Titubeé un poco.
-No, buenos, si...nose...
-¡Porfavor contestame de una vez!(me agarró de la corbata y me tió hacai ella mientras me susurró en el oído), quiero follar contigo brutalmente.
Al final acepté la propuesta, y decidió ir al baño de señoras para montárnoslo en uno de los lavabos. No me gustaba aquello, no era de hacerlo en lugares públicos, pero al final vi su lado picante, así que ella entró primero y minutos después entré yo.
Intenté pasar desapercibido, ya que podía entras una mujer y llamar a seguridad si me veía por allí. Miré por debajo de los baños, y ví los tacones de Patrícia. Piqué flojo en la puerte mientras decía que era yo. Enseguida me abrió la puerta. Ya se había desabrochado la mayoría de botones y se veían unas grandes tetas bajo el sosten. Cerré la puerta tras mi y ella me dio un abaro mientras aprovechó para cerrar el pestillo. Me desabrochó los pantalones tejanos y me los quitó. Yo le empecé a abrir la blusa y la lancé sobre mis pantalones, disfruté viendo la parte superior de su cuerpo. Liberé sus senos desabrochándole el sosten, tenía unas bonitos pezones rosados, y una talla que no estaba nada mal para solo tener 20 años, una 120. Ella me quitó la camisa y me empezó a besar y pasar su lengua por mi tórax. Yo le quité su minifalda y su tanga, hasta quedar completamente desnudos. Ella me indicó que me sentará en la taza del water, de momento, ella me estaba dominando; me quitó mis calzoncillos y vio mi gran miembro erecto. Se quedó mirándolo unos segundos, por su gran tamaño. Empezó por abajo de él, pasándole los labios, y comenzó por el tronco, dándole besos y algún lametazo de vez en cuando, al llegar a la punta empezó a darle lametones desesperadamente y su melena rubio frotaba mis muslos, y eso me ponía mucho más. Se metió mi polla en toda la boca y no dejaba de menear su lengua. Al cabo de tres minutos me fui llenándole la boca con mi semen mientras tragaba. Con desesperación recogió lo que quedaba en mi miembro con su lengua. Ella se sentó en la taza mientras la abrí de piernas. Le di unos cuantos besos en su ingle, y en su concha. Le metí la lengua del todo, mientras hacía la forma del tornado dentro de ella, gimió un rato hasta llegar al orgasmo, cuando noté sus jugos en mis labios. Resopló un rato, y reposé mi cabeza en sus piernas, mientras las besaba, hasta llegar a sus pies, que también besé.
Quisó que me sentará yo, y ella se abrió de piernas mientras se sentó a ahorcajadas sobre mi. Nada más sentarse fue penetrada, y dio un gimo de dolor, por la gran tranca que tenía. Gemimos los dos durante un rato y emepezó a hacer círculos con su cintura. Estuvimos así los dos durante un buen rato, y empezó a cabalgar sobre mi bastante fuerte, de vez en cuando mi polla se escurría hacia a fuera y me daba bastantes tirones. Agitó sus brazos mientras exhalaba el aire. Jadeé como un loco, sin importarme la gente de fuera, sabía que eso le pondría aún más a Patrícia. Noté un fuerte cosquilleo y toda mi fuerza en mi miembro, y a los pocos segundos me fui. Patrícia se corrió un minuto después. Le agarré los pechos y le lamí y mordí picaramente los pezones. Metí la cabeza entre sus tetas. Después jadeamos un largo rato mientras ella me daba besos en el cuello y pasaba yo los dedos por su espalda. Se descabalgó de mi y me empezó a vestir, después le vestí yo a ella. Me dio un beso con lengua al estilo francés, había sido muy lanzada. Le dije que yo pagaría la cuenta, y cogió su bolso y abrió la puerta. Antes de irse me dijo:
- El próximo día por detrás
Me lanzó un beso y se fue. Al salir de los lavabos pagué la cena. Toda la gente me miraba. Supuse que nos habían escuchado. Pero estaba satisfecho, pedazo de polvo.
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