Fuimos con mi madre a recoger al aereopuerto a María Marta, hermana de mi padre sólo por parte del abuelo, ella venía de España ya que hacía unos meses había fallecido la mamá y decidió venir a pasar una temporada con nosotros. Ella tenía 35 años de edad, yo tenía 20, cuando yo nací ella estaba con mis padres pasando unas vacaciones, y cuando fué mi bautizo ella con quince años fué una de mis madrinas. La casualidad es que en ese mismo vuelo venía Rocío, hija de María Elba, mi otra madrina de bautizo de 55 años de edad, y nos juntamos en el aereopuerto y empezamos a charlar, contandonos que Rocío y Juancho retornaban de su luna de miel. Ya todos reunidos nos fuimos a casa a cenar y se quedaron esa noche a dormir. Juancho era médico veterinario y era el encargado de velar por la salud del ganado en la comarca donde se ubica la hacienda que mi abuelo materno heredó a las gemelas,(mi madre y la tía Carolina). Aprovechamos para comentarle a Juancho que en las fincas vecinas había aparecido un brote de una enfermedad que ya había cobrado víctimas, y que precisamente, yo había estado en la hacienda, para informarme del asunto. el quedó de empezar de inmediato a evaluar el problema y que al día siguiente saldrían para allá. Yo tenía asuntos pendientes en la planta de producion de aceite vegetal, y que tres dias después me uniría a ellos. Mi tía Rocío se marchaba junto con ellos por invitación de tía carolina, ya que mi madre también tenía pendientes en el consorcio d abogados. Cuando llegué a la finca Juancho ya había evaluado la situación del ganado, y se compró las vacunas y lo petinente al caso, aislando algunas reses en cuarentena. Yo había comprado una yegua árabe, y mi tía carolina me había regalado un garañón pura sangre peruano, para el cruze respectivo. esa tarde todos se fueron al pueblo a divertirse a la feria patronal, María Elba se había quedado haciendo la siesta y en el corral yo estaba con la yegua y el garañón esperando que la montara por estar en brama la yegua,al cabo de unos mimutos. el garañón frotaba su cabeza en el cuello de la yegua y ésta le correspondía, en unos instantes el garañón tenía de fuera tremenda pija y empezó a montar a la yegua, falló en el primer intento, pero en el segundo la clavó por completo sacandole un relincho a la yegua, cuando sacó su pija aún volaban por el aire restos de semen. encerré en un cubículo de una cabelleriza a la yegua y en otro lugar al garañón, cuando iba con el garañón a encerrarlo, vi a María Elba sentada sobre los maderos del corral, había observado la montada del garañón. Yo había comprado una frazada enguatada de algodón, poliester y lana, ya que las quería cortar para proteger el lomo de los animales de ls montura que había comprado, y entré a la casa. Diez minutos después salí para las caballerizas con las frazadas, ya que quería medirlas en el lomo de los animales para que un sastre las cortara y las cosiera. Al entrar a la cabelleriza donde estaba el garañón me quede de una pieza, María Elba estaba apoyando su pié izquierdo sobre un tronco cortado de un árbol que utilizabamos a veces para sentarnos a charlar en la cabelleriza, y sobre otro tronco estaba su calzón, se había desabrochado la blusa lo suficiente para sacarse las tetas, bajo el sostén, y con la mano derecha se estaba masturbando, y con la otra masajeandose las tetas. María Elba aquella mujer que a sus 28 'o 29 años había conocido a un ingeniero alemán, que trabajaba en una compañía que estaba construyendo un puente, el que la desvirgó y la preñó, para luego irse a trabajar en otro proyecto sin saber que dejaba preñada a María Elba y que a pesar de la promesas de volver por ella nunca más regresó, y ella nunca volvió a tener otro hombre, rechazaba pretendientes, y nunca se le supo nada, mujer adinerada y propietaria del hotel del pueblo se dedicó a criar a su hija, ahora la veía masturbandose enfrente del garañón, y sabía como hacerlo porque lo estaba gozando y no cabía duda que lo hacía seguido a falta de un macho. Yo estaba super excitado, me acerqué a ella, al sentir mis pasos se dió vuelta sorprendida infraganti, roja de verguenza y no atinó ni a cubrirse esas chiches hermosas y grandes, la tomé de la cintura la acerqué hacia mi, estaba dspuesto a cogerla allí mismo, ella se resistió, la tome d la cintura, y metí mi mano bajo su vestido, ella luchó y puso su mano sobre su vagina para impedir que la tocara y masturbara, yo luchaba contra su mano al tiempo que ella me decía: Pipo que haces, respétame soy tu madrina, no tienes ningún derecho a hacer esto, se voltió y quedó de espaldas, yo besaba su cuello, y sus hombros, y mi mano sobre la de ella subiendo y bajando sobre su vagina, le mordí las orejas y quedo al oido le dije que dejara que yo siguiera con la masturbación, para que no se quedara a medias, ella decía que no, que podía llegar alguién y sería peor de lo que ya sentía de verguenza, fue cediendo a regañadientes, pero la mano la tenía super empapada de sus jugos y las mía estaba igual, la tomé entre mis brazos la cargué y la deposité sobre las pacas de heno, le chupé sus pezones duros, termimanpo de dejarlos libres al desabrochar su brassier, besé su boca y nuestras lenguas de unieron, sub{i su vestido y quedaron al descubierto sus piernas blancas y hermosas, y su vagina abierta mojada, super mojada, sus vellos pegados a sus labios, y mi boca empezó a hacer su trabajo, se araqueaba de placer, y gemía quedamente, luego me pidió que la penetrara, pero rapido por si alguiem llegaba, le dije que teníamos casi media hora para hacerlo, coloqué la frazada sobre el heno para evitar el picor del sacate, y me recosté sobre ella, abrió sus piernas y baje mi pantalón hasta la rodilla, coloqué el glande en su entrada, y se lo metí, la verdad es que me costó un poco resbalarme dentro a pesar de su exagerada humedad, me fuí hasta la mitad, estaba super apretada, ella me dijo que la sentía gruesa, entraba y salía, hasta lograr meterla toda, en el momento que topé mi pelvis con la de ella sentí el suspiro profundo, y el ah, que divino asisí y arqueó su cuerpo y se sacudio vioentamente, explotando en un tremendo orgasmo, yo estaba super la bombié un par de veces, y la llené de leche. nos incorporamos y fué cuando ella vió mi pija y abriendo los ojos desmesuradamente me dijo: sentí super dilatadas mis paredes, y cuando me topaste, sentí delicioso y me vine, pero todo eso me cupo, que pija tan grande y rico tenés papito, nos limpiamos y entrsmos a la casa a ducharnos, acababa d entrar a mi recamara, cuando oí el ruido del motor del vehículo, venían de regreso justo a tiempo. Traían el resto de medicamentos, y Rocío la hija, le dijo que habían huespedes en el hotel, por lo que me ofreci llevarla, ya que no tardaría en llover, y el camino corto es atravezado por un río pequeño pero cuando llueve se crece demasiado, por lo que la tía carolina sabe que a veces cuando eso sucede llego hasta el día siguiente. Esa noche me quede en casa de María Elba, no en el hotel, esa noche, coloqué mi verga entre sus chiches y ella aprendió a mamar pija, probó por vez primera el semen, supo lo que era tener un orgasmo oral, y probó verga por el culo, y gritó como loca, gimió como perra, y gozó de orgasmos sucesivos, y no hubo viaje que hiciera a la hacienda sin hacerla gozar como hembra, aunque supo que en esos mismos días le cogí a la hija, pero eso ya es otro relato. Continuará.