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Segunda parte: Vacaciones a todo vapor II

Llamó al número de Bertha y esta se limitó a decir:

- “Estaba esperando su llamada, ya voy para allá” y colgó el teléfono.

Poco minutos después tocaron a la puerta. Era ella parada allí, vistiendo unos pequeños pantaloncitos de algodón bien apretados y sostén para sus deliciosas tetas.

Lucía había recibido demasiado sol mientras nadaba en la piscina, así que le dijo a la recién llegada Bertha que le aplicara una loción y se la restregara en el cuerpo. Bertha agarró un frasco y comenzó a aplicárselo desde arriba hasta los tobillos. Cuando terminó bajó la cabeza con mucha educación y preguntó:

- ¿Le puedo servir en algo más, señora?

Lucía contestó: - Si. Te voy a hacer algo muy bueno que te va a gustar porque hoy te portaste como una buena esclava.

A mi me dijo que me desvistiera, lo cual hice. Luego se inclinó sobre la cama y se sacó el traje de baño por un lado, diciéndome que le introdujera mi huevo dos veces en la cuchara. Por supuesto que le obedecí. Luego nos avisó que se iba a dar un baño pero que antes le daría permiso a ella para que me mamara el huevo y se chupara todos los jugos que habían quedado en mi palo, pero que debía hacerme acabar y dejarme el huevo bien limpio para cuando estuviera de regreso. Dijo esto y se retiró.

Bertha inmediatamente se acercó a mi sin ni siquiera mirarme a los ojos y se puso de rodillas para engullirse mi huevo completamente dentro de su boca haciendo unos ruidos como si estuviera mamando, chupando y tragándose todo lo que me había quedado en mi huevo, restos de la cuca de Lucía. Me tocaba y acariciaba las bolas con una mano mientras movía la cabeza hacia arriba y abajo enérgicamente en un intento por hacerme acabar. Luego de cinco minutos de haberse apoderado de mi huevo, se lo sacó de la boca y le disparé toda el semen bien duro, lo mas que pude adentro. Ni siquiera hizo una pausa: Se limitó a seguir mamando hasta estar bien segura de que no me había quedado nada. Siguió chupando hasta que no salió mas semen. Por lo tanto, se puso de pie, y tampoco volteó a mirarme: sólo se retiró.

Los siguientes días fueron trascurriendo sin incidentes, con demasiada monotonía, mas que aquellas ocasiones en que veíamos a Bertha haciendo su trabajo en las habitaciones del barco y Lucía, al verla, presionaba el botón del control remoto: La señal llegaba a las pantaletas que Bertha tenía puestas, y esta mujer se quedaba parada, bien erguida, por la sensación que sentía. Cierta mañana casi deja caer una bandeja en donde traía un desayuno, sobre un señor mayor de edad, al recibir el corrientazo pantaletero. La mayoría de las veces ni siquiera se daba cuenta de que la estábamos viendo, cuando de repente pegaba el brinco por la sacudida en su clítoris.

Ya íbamos a mitad de camino en el crucero cuando mi esposa decidió, cierta noche después de la cena, ir a bailar un poco. Bueno, no es que fuera una buena bailarina, pero disfruté mucho verla mover su cuerpo sentado en las mesas alineadas a los lados de la pista de baile. Luego se sentó, diluyendo su güisqui cuando de repente entraron Ricardo y Alicia. Ambos pidieron una bebida y Ricardo preguntó por qué no estaba bailando con mi compañera. Le dije que tenía pié plano y me pidió permiso para bailar con mi esposa. Contesté: - No hay problema.

El Ricardo le guiñó el ojo a Alicia su esposa para que me hiciera compañía y esta se sentó a mi lado. Al poco tiempo los bailarines estuvieron bien sincronizados. Este tipo seguramente era instructor de baile porque daba unos pasos que yo nunca había visto antes y Lucía lo seguía paso por paso en todos los discos de salsa que pusieron. Alicia me tenía recostado contra el espejo de la pared y con su culo me apretaba y molía lentamente mi parado huevo con sus nalgas. Tenía puestos unos pantaloncitos calientes bien apretados y un vestido tipo entubado y tacones altos. Ya estaba oscuro en el club y la iluminación solo provenía de los candelabros en las mesas y algunas luces instaladas el suelo de la pista de baile. Siguió restregándome bien duro el huevo con el culo. Luego se dio vueltas para meter su dedo debajo de mi nariz, en el bigote. Ya se había metido este mismo dedo dentro de la cuca y quería que yo lo supiera y disfrutara del olorcito. Luego alejó el culo de mi lo suficiente para poder meter la mano y bajarme el cierre del pantalón. Lo agarró y comenzó golpearlo y palparlo, haciéndome la paja contra su culo: Era increíble, se sentía delicioso. Luego inclinó la cabeza para decirme que mirara hacia la pista de baile.

- Mira, prácticamente se están cogiendo a tu mujer en medio de la pista de baile.

La verdad es que la tenía agarrada por detrás con una mano metida debajo de la minifalda. Mi esposa tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados mientras se movían hacia delante y hacia atrás al compás de la música pausada y romántica. Para una pareja que nunca había hecho este tipo de cosas antes, ¡coño! lo estaban haciendo muy bien.

La mujer me empujó hacia atrás hasta hacerme sentar en la banca pegada a la pared detrás de una mesa redonda bien grande y me sacó el huevo del cierre, para seguir haciéndome la paja restregándolo con sus nalgas. De esa manera nadie se daba cuenta, porque no podían ver. Alargué una mano para agarrarle las tetas bien duro y ella comenzó a darle mas duro al huevo. Esto se sentía bien sabroso pero nunca me imaginé lo que haría a continuación: Se levantó la minifalda por encima del culo y se inclinó hacia delante. En ese momento mi huevo se hundió profundamente dentro de su cuca. Al principio no se movió, sólo dejó que se lo metiera. Se estaba asegurando de que nadie vio lo que acababa de hacer y ya segura, se empezó a mover lentamente, parándose y sentándose, subiendo y bajando, haciendo que el huevo entrara y saliera dentro de su apretada pero bien mojada cuca.

Dijo que desde que nos conocimos en el avión había deseado sentir algo sabroso como lo que yo le estaba haciendo. Dos minutos después Ricardo y Lucía, mi esposa, regresaron a la mesa. La cara de ella estaba bien roja como si acababa de tener un orgasmo. En realidad, si lo había tenido, justamente en el centro de la pista de baile. Me miró y se dio cuenta de lo que yo estaba haciendo. Hizo un comentario: - ¡Qué bien…estás ocupadísimo!

Le dio un empujoncito a Ricardo para que se sentara en la otra banca, a mi lado y mi mujer se puso de rodillas debajo de la mesa. Vi a Ricardo saltar hacia delante, sentado allí, cuando mi mujer le agarraró los pantalones, le sacó el huevo y comenzó a darle una fuerte mamada.

Estuvimos en esto solamente dos minutos porque el portero por fin se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y se acercó. Dijo que esto le gustaba mucho, pero que debíamos irnos a otro sitio. Yo creía que las muchachas no iban a seguir y nos mudaríamos a un lugar mas privado en donde nadie nos viera, pero Lucía agarró al tipo por el cinturón y bajó el cierre de los pantalones, le sacó el blando y enorme pene que parecía un monstruo de colosal tamaño. Este portero tenía un huevo grande pero flácido. La mujer se lo metió en la boca hasta que comenzó y parársele. El individuo estaba poniendo problemas pero no podía aguantar lo que Lucía le hacía con aquella portentosa, extraordinaria boca. En un momentito se le puso duro como acero y bien grande.

Primero le hacía la paja a Ricardo, y después seguía con el portero. Ya este señor respiraba con dificultad, como jadeando y estuviese tragando saliva: fue por esto que ella se dio cuenta de que ya iba a acabar el cliente. Con un movimiento muy suave y proflesiona, Lucía se metió todo lo del tipo dentro de la boca hasta su garganta. Yo nunca la había visto hacer algo así. El tipo se agarró de la mesa para mantener el equilibrio cuando disparó la carga de semen, lo que pareció durar minutos, antes retirar el huevo de los labios de la dama mientras ella le sonreía. Entonces el portero dijo que regresaría mas tarde mientras se metía su monstruo de nuevo dentro de los pantalones. Regresó con una cortina grande de las removibles. Esta tenía un aviso que indicaba: “Reunión privada, no pase”. La extendió alrededor de nosotros hasta otra mesa de manera que tuviéramos suficiente espacio. Se limitó a decirnos que si no hacíamos ruido no dejaría que nos molestaran.

Lucía sonrió nerviosamente y como tímida dijo con mucha inocencia:

- ¿En que parte estábamos?

Siguió haciéndole la paja a Ricardo como si nada hubiera pasado. Este le dijo que era la mejor boca que había sentido en su vida y le preguntó si se dejaba dar una buena cogida. Ella respondió que si, como si nada, como si le hubieran preguntado si quería un vaso de agua.
Lucía se puso de pie y dio la vuelta inclinándose sobre el asiento: se levantó la minifalda. Ricardo no perdió tiempo para enterrarle el huevo bien adentro de la cuca mojada de mi esposa.

Alicia, por su parte, ya estaba agarrando el ritmo de la cosa y ya no se escondía para que no la vieran metiéndose mi huevo. Me pidió que me la cogiera bien duro y que le diera rápido y seguido, lo mas que pudiera; se inclinó hacia delante, se dobló sobre otra banca para que dar cara a cara con Lucía. La agarré por las caderas y me fui a lo mio, taladrándole esa pequeña cuchara hasta adentro mientras besaba a mi esposa hambrientamente.

Ricardo y yo les dijimos a nuestras mujeres que estábamos listos para acabarles y Lucía nos contestó que nos aguantáramos unos minutos mas. Sin perder el compás, extendió la mano y buscó dentro de su pequeña cartera un teléfono celular. Lo sacó y discó rápidamente. Solo dijo: “Bar número seis. Tenemos una fiesta privada en este momento. Ven ya mismo”. Luego colgó el teléfono.

Tal vez paso como un minuto y Bertha entró rápidamente a nuestra área de recepción. Estaba jadeando y le faltaba el aliento. Lucía le dijo que se pusiera de rodillas y a nosotros, que le acabáramos en la cara a la recién llegada. Que no le acabáramos en la boca porque la iba a tener cerrada. Ricardo parecía no entender y me miró; entonces le comuniqué que después le explicaría y que hiciera sólo lo que le decían. Ambos comenzamos a bombearles enérgicamente, briosamente hasta que estuvimos listos para acabar. Se lo sacamos y nos retiramos para saltar sobre su cara, con nuestros huevos a ambos lados de la bellas facciones de Bertha y se la bañamos con cargas de leche. Le cayó sobre los ojos, la nariz, y le goteaba por los labios y barbilla. Tenía dos burbujas de semen que cayeron en el cabello.

Tan pronto como nos distanciamos de la mujer, Lucía le gruñó, gritándole que se fuera pa´l coño de esta fiesta y nos dejara solos: Apretó el botón del control remoto conectado a las pantaletas que usaba la camarera, y esta se puso a temblar, acabando dentro de sus pantalones cortos. No tengo idea de lo que hizo cuando salió de este lugar, con su cara y cabellos llenos de semen, pero cuando eché una mirada fuera de las cortinas, ya no estaba.

Nos arreglamos la ropa y le expliqué a Ricardo y Alicia que Bertha había echo un trato con nosotros y dijeron que al principio no entendían pero que ahora si. Nos tomamos dos tragos mas para terminar nuestra fabulosa noche de parranda sexual.

A la mañana siguiente el barco se detuvo en el puerto en Alaska durante dos días y nos dedicamos a nuestras vacaciones: visita de ciertos lugares, y comprar souvenirs. Por supuesto, intentamos singar do veces mas mientras el barco estuvo en el muelle, escondidos y disimulados para darle mas emoción a las cosas.

Regresamos al barco como una hora antes de que este partiera, a las once de la noche y pasamos la noche en nuestro camarote. A la siguiente mañana nos despertamos pero no tuvimos ganas ni de irnos a desayunar, así que llamamos al servicio de habitaciones. Cuando tocaron la puerta, allí estaba nuestra despampanante Bertha, luciendo un uniforme recién planchado e impecable, y su bandeja con nuestro desayuno. Lucía asomó la cabeza y preguntó si era el desayuno, cuando vió a Bertha allí parada. Le preguntó si el jugo era de naranjas recién exprimidas, fresco. La camarera le dijo que estaba bien segura de que si lo estaban. Entonces lee le gritó desde adentro:

“¿Tú misma las exprimiste?” Bertha bajó la cabeza y contestó que no.

Fue cuando Lucía le advirtió: “Tienes cinco minutos para ir y regresar con seis naranjas”, y le tiró puerta.

Como cuatro minutos y treinta segundos después, tocaron a la puerta: era Bertha con las naranjas. Lucia la agarró por un brazo y de un solo jalón la metió en el camarote. Le dijo que se desprendiera del sostén. Tan pronto como lo hizo las clavijas fueron colocadas en las tetas y el interruptor en “ALTO”.

La camarera pegó un grito y las tetas se pusieron firmes como un soldado que saluda a su superior. Lucía tomó un cuchillo y cortó las naranjas por la mitad, se las entregó y le dijo que exprimiera las naranjas utilizando sus tetes como extractor de jugos. ¿Por qué nunca antes había yo pensado en esta idea?

Bertha tomó cada mitad de las naranjas y las exprimió restregándolas contra las tetas electrificadas de la mujer hasta que les sacó la última gota. Lucía le retiró de un golpe las clavijas sin desprendérlas primero de las tetas: jaló los cables, arrancándolos. Le lanzó una toalla para que se limpiara el jugo y la pulpa de su pecho y le dijo que se colocara de nuevo los sostenes. Luego se acercó para decirle que abriera la boca y sacara la lengua. Lucía metió dos dedos dentro de su propia cuca, los sacó y regó sus jugos de cuchara sobre la lengua de Bertha, que parecía estar esperando. Le dijo:

- Esta es tu propina por traerme las naranjas frescas. Ahora te puedes retirar.

Pasamos la mayor parte del resto del día caminando por el barco y apostando en el casino. Como a las seis decidimos cenar en el comedor principal. Nos acabábamos de sentar para pedir un trago o alguna bebida, cuando nuestro mesonero nos dijo que la cena y bebidas ya las habían pagado por adelantado. Le preguntamos quién lo hizo y nos contestó que había sido un tipo sentado al final de la barra. Volteamos a ver quién era y vimos al portero del club nocturno. Le hicimos una seña y nos contestó. Después que terminamos de cenar y nos tomamos algunos tragos: ya estábamos bien prendidos. Me dijo que estaba cansada pero con ganas de hacer el amor y me preguntó si me importaría que el portero de huevo enorme se la cogiera esa noche. Le contesté que no me importaba pero, ¿qué iba a hacer yo?, ¿Quedarme allí parado con el huevo en la mano? Contestó que iba a estar pendiente de mi. Luego salió y en segundos regresó a la mesa con el señor “machete gigante” y nos fuimos al camarote. Para sorpresa mía, Bertha ya estaba en el cuarto esperándonos desnuda. Lucía la había llamado desde el bar y le explicó que nos esperara. No perdimos tiempo y allí mismo estábamos desvestidos. Lucía se montó en la cama gateando y se puso en cuatro patas moviendo su culo para que “machete grande” se la cogiera duro y seguido. Así que no la hizo esperar y saltó a la cama, la agarró por las caderas y le metió su gigantesco palo lo mas adentro que pudo dentro de aquella ardiente cuca.

Gritó por la penetración y acabó casi inmediatamente, berreando que no se detuviera, así que le siguieron rompiendo aquel hueco mojado.
Lucía vio que Bertha y yo estábamos allí y me gritó que le hiciera lo que quisiera ya que estaba sin hacer nada.

La verdad es que no quería que Lucía se enojara conmigo y estaba esperando sus instrucciones: puse a Bertha en cuatro patas y le metí el huevo dentro de la cuca. En la cama sólo se oían gemidos cuando el portero le cogía la cuca a Lucía como nunca, que ya le dolía de tanto machete.

Me incliné y le pregunté a la camarera que deseaba que le hicieran. Nerviosamente volteó para mirarme, y vio hacia la cama en donde la cabeza de Lucía estaba enterrada dentro de una almohada, dando gritos de placer y dolor. Con mucha tranquilidad dijo que deseaba sentir mi huevo en su culo como la vez pasada. Me puse contento. Se lo saqué de la goteante panocha y se lo introduje bien adentro del culo sin ningún problema. Luego la agarré con los puños por un mechón de cabello y le zampé mi caliente y pegajoso semen dentro del culo.

Huevo grande estaba también listo para acabarle a Lucía pero esta lo interrumpió y le dijo que le acabara en las tetas. Al tipo no le importaba en donde le iba a caer el semen cuando acabara. Cuando se lo soltó fue como si alguien hubiera abierto una manguera de incendio. Chorro tras chorro de blanco y caliente semen salió disparado de su huevo y pegó en las paradas y coquetas tetas de Lucía, saturándola, inundándola de semen pegajoso.

Tan pronto como terminó de acabar, Lucía lo miró para darle las gracias por la cogida y le dijo que debía irse. Se limitó a encogerse de hombros, se vistió y luego se retiró de la habitación. Luego Lucía se fijó en lo que Bertha estaba haciendo y le dijo que bajara su lindo y tierno culo de la cama y fuera a limpiarle el semen a ella. Bertha fue a traer una toalla porque había demasiado semen regado por el cuerpo de mi mujer, pero Lucía dijo:

- No, límpialo con la lengua y si lo haces bien te dejo lamerme la cuca hasta que me la dejes bien aseada. Así que lo mas importante es que la saborees, paladees y la huelas”.

Bertha se subió a la cama y se puso a limpiar a Lucía, prestando especial atención a sus tetas y duros pezones. Pronto no quedó ni rastros de semen. Ya se iba a levantar cuando Lucía le tomó la cabeza y le dio un beso bien profundo en la boca. Luego le guió la boca hasta la cuca diciéndole que se la volviera a lamer para asegurarse que no había quedado nada de semen, bien limpia.

Esto era lo que Bertha había deseado durante mucho tiempo: saborear, gozar y relamerse la deliciosa cuca de Lucía. Se puso a trabajar en aquella panocha con la eficacia y el vigor de una profesional. Hizo acabar a Lucía como cinco veces.
Ya a esta hora yo lo tenía parado de nuevo y lo que vi fue el bello y tierno culo de Bertha parado, haciéndome señas provocativamente mientras le mamaba la cuca a Lucía.

Se lo metí por detrás y le deslicé el huevo dentro de la cuca mojada bombeándola con metidas largas y rápidas hasta que acabó. Sentir los apretados músculos de su pequeña cuca que me apretaban y agarraban el huevo, en el momento en que acabó, fue algo maravilloso: No aguanté mas y le acabé dentro de la cajita del amor.

Lucía sabía lo que estaba pasando y se volteó para quedar en un 69 debajo de Bertha, se metió mi huevo en la boca en el momento en que se lo saqué a la camarera:

“MMMM, MMMM, qué sabroso sabe!!” fue todo lo que dijo.

Antes de meter la lengua dentro de la cuca llena de semen de Bertha, esta acabó como sietes veces seguidas por los azotes que la lengua de Lucía le estaban dando. Lucía acabó dos veces mas cuando la camarera comenzó a lamberle otra vez la cuca. Luego terminamos, nos bañamos y la camarera se vistió. Nos fuimos a dormir.

Al la mañana siguiente estábamos llegando a otro puerto y no sabíamos si nos veríamos de nuevo. Lucía le dio a la camarera un enorme abrazo y un beso largo y profundo. Bertha le dio las gracias por el entrenamiento. Lucía le entregó nuestro número de teléfono de Cayo oeste, en Florida en caso de que nos visitara para un festival que iba a tener lugar próximamente.

Nos encontramos con Ricardo y Alicia en el muelle de amarre e intercambiamos abrazos y besos. Intercambiamos números telefónicos para que llamaran cuando llegáramos a casa. Alicia nos preguntó si estábamos seguros de que no regresaríamos en la misma aerolínea. Me limité a reírme en voz baja diciéndo que necesitaba descansar de tanta tiradera, que el huevo me dolía y que si viajábamos juntos, no podíamos seguir haciendo el amor en el avión.

Tomamos nuestro autobús de regreso al aeropuerto y abordamos nuestro vuelo. Tan pronto como levantamos vuelo, las luces de la cabina se pusieron opacas. Lucía puso una sábana sobre nuestras piernas, como la primera vez, y cuando ya estaba quedándome dormido, sentí su mano entre mis piernas. Hombre, pensé: no tengo ni fuerzas para seguir haciéndolo, pero ella solo deseaba agarrarme la mano ponerse a dormir.

Por fin pude relajarme y justo cuando estaba comenzando a quedarme dormido se me vino un pensamiento:

¿Ahora qué será lo que sueña hacer para la próxima vez?


FIN


Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS

She called Bev’s number and simply said I’m waiting and hung up the phone. Not more than a few minutes later there was a knock on the door. She was standing there with a little pair of cotton shorts and a tank top on. Lee had gotten a little sun swimming so she told her to rub her down with lotion. Bev grabbed a bottle of lotion and started rubbing her down from head to toe. When she finish she bowed her head and asked “is there anything else mistress?”. Lee said yeah I’ll give you a little treat for being a good slave today. She told me to get undressed, which I did. Then she bent over the bed and pulled her swimsuit to the side telling me to slide my cock in and out of her pussy a couple of times, which of course I did. She then announced she was taking a shower and she would allow Bev to suck her pussy juices off my cock but she had better have made me cum and leave me spotless before she returned. With that she was gone in the bathroom. Bev immediately came over without ever looking me in the eyes and dropped to her knees and gobbled my cock in her mouth making loud slurping noises as she sucked Lee’s pussy taste off my cock. She fondled my balls with one hand as she furiously bobbed her head in an attempt to make me cum. After about 5 minutes of the assault my cock was taking from her mouth, I shot my cum as hard as could in her mouth. She didn’t even flinch, she just kept sucking until she was sure that there was none left. When she was sure there was none left she just stood up, again never looking me in the eyes and was gone. The next several days were pretty uneventful other than the occasional times we would see Bev doing her duties around the ship and Lee would hit the remote for the panties and Bev would try to maintain her composure. She nearly dumped an entire tray of breakfast on some old man the one morning. Most of the times she would never even know we were there before or after the jolt against her clit. We were about mid way through the cruise and Lee decided one night after dinner she wanted to go out and dance a little. Well I not much of a dancer but I do enjoy watching her moves from the sidelines. She was out cutting it up as usual when Rick and Amy walked in. They both ordered drinks and Rick asked why I wasn’t out there with Lee. I told him about my two left feet and he asked if he could dance with her. I said I didn’t mind. He winked at Amy and told her to keep me company. He slid up next to Lee and they were in sync in no time. This guy must have been an instructor because he had moves I’ve never seen before and Lee matched him step for step through all the salsa tunes they were pumping. Amy had me trapped against the mirrored wall and turned her back to me and just started a slow grind of her ass against my now hard cock. She was wearing a very tight and short tube type dress and high heels. It was very dark in the club except for the strobe lights and such on the dance floor. She continued grinding hard against my cock. She only turned around once and slid her finger under my nose in my mustache. She had stuck her finger in her pussy and wanted me to know it. She moved her ass away for me far enough to reach back and unzip my pants. She reached in and started stroking my cock behind her back. This was incredible. She leaned her head back and told me to look out on the dance floor. She said “look at that, he is practically fucking her in the middle of the dance floor”. Sure enough he was dancing tight in behind her and had his hand up her skirt from behind. She had her head thrown back and her eyes closed as they rocked back and forth to a slow song. For a couple that had never done this sort of thing, they were damn good at it. She pushed me back to a stool against the wall behind the large circle table and pulled my cock out of my zipper continuing to stroke it behind her back blocking it all from view. I reached around and cupped her tits squeezing hard. She began pumping my cock harder. This was all great but I never expected her to do what she did next. She pulled her skirt up over her ass and leaned back as my cock sank deep in her pussy. She didn’t move at first, she just took it all in. The making sure no one had witnessed what she just did she started slowly standing and sitting back down stroking my cock with her very tight but wet pussy. She said she had been waiting to feel that since the airplane. A couple of minutes later Rick and Lee came back to the table. Lee’s face was all flushed looking like she had just cum. She had, right in the middle of the dance floor. She looked at me and saw what I was ding and only said “good, your busy”. She pushed Rick in the stool next to me and dropped to her knees under the table. I saw Rick jerk forward in the chair when she grabbed his pants to free his cock and she began giving him an intense blowjob. A couple of minutes into this one of the doormen, who finally saw what was happening, came over. He said as much as he liked the view, we would have to take this somewhere else. I expected the girls to stop so we could go somewhere more private. Instead Lee grabbed to door guy by the belt unzipped his pants and pulled out his soft monster cock. This guy was huge and was flaccid. She took him into her mouth as he began to grow. He started to object but Lee has a very talented mouth. He was rock hard in no time and very large now. She took turns stroking both guys she had in her hands. The door guy started breathing kinda swallow so she knew he was gonna cum soon. In one slick move Lee took this whole guy into her mouth and deep throated him like I have never seen her do. The guy grabbed to he table for balance as he shot his load for what seemed like minutes before pulling his cock from Lee's lips as she smiled at him. He said he would be right back as he tucked his monster back in his pants. He returned with a large mobile curtain that had signs for private party and stretched it around ours and one other table so we had room. He just said to make sure we didn’t make a lot of noise and he would make sure we were not disturbed. Lee giggled shyly and said innocently “now where were we?”. She went back to blowing Rick like nothing had just happened. Rick told her that her mouth was the best he had felt but that he wanted to fuck her in the worst way. Lee responded ok like I had just asked her if she wanted a glass of water. She stood up and spun around leaning over another stool and lifted her skirt. Rick wasted no time in burying his cock deep in my wife’s wet pussy. Amy started really picking up the pace as she no longer had to hide that she was riding my cock. She asked me to fuck her as hard and fast as I could as she leaned forward and bent over another stool so she was face to face with Lee. I grabbed her by the hips and really went to town tearing that little pussy up as she kissed Lee hungrily. Rick and I both told the ladies we were ready to cum when Lee told us to hold that thought for just a few more minutes. Without missing a beat she reached into her small purse and pulled her phone out. She dialed quickly and only said “Bar 6, private party NOW” and hung up the phone. After only maybe a minute and a half Bev walked quickly into our little party area panting and short of breath. Lee told her to get on her knees and told us that we were to cum on her face. Not in her mouth because that would stay closed but on her face. Rick looked confused as he looked to me and I told him I would explain later to just do what Lee asked. We both began pumping furiously until we were ready to cum. We both pulled out and hopped over till our cocks where on either side of Bev’s pretty young face and soaked her with loads of cum. It was over her eyes, across her nose, dripping from her lips and chin and a couple of globs landed in her hair. As soon as we stepped away from her Lee barked for her to get the hell out of our party and leave us alone and hit the remote for her panties causing her to shiver as she came in her shorts. I have no idea what she did when she stepped out from behind that curtain with her face and hair covered in cum but when I peeked out she was gone. We composed ourselves and I explained to Rick and Amy what Bev’s deal was and they said that now they understood. We had a couple of more drinks and called it a night. The next morning we pulled into port in Alaska for two days and pretty much did our own thing, sightseeing and buying souvenirs. We, of course, managed a couple of hidden romps while ashore to keep things interesting. We got back to the ship about an hour before sailing at 11 at night and crashed in our cabin for the night. The next morning we woke up but didn’t feel like going down for breakfast so we called room service. When the knock came at the door I opened it and there was Bev in her fresh pressed uniform with her tray and our breakfast. Lee stuck her head around the corner asking if it was breakfast and saw Bev standing there. She asked Bev if the orange juice we ordered was fresh squeezed. Bev told her that she was pretty sure it was. Lee barked back “did you squeeze it yourself?”. Bev lowered her head and said no. Lee told her she had five minutes to be back here with 6 oranges and slammed the door. At about four and a half minutes there came a knock at the door, it was Bev with the oranges. Lee grabbed her by the arm and jerked her into the room and told her to take her top off. As soon as she did the nipple clamps were back on and the switch turned to high. Bev squealed and her nipples stood straight out at attention. Lee picked up a knife and cut the oranges in half and handed them to her and told her to juice the oranges using her nipples as a juicer. Why had I never thought of that before. Bev took each half and squeezed and rubbed the orange halves against her electrified nipples until she had every drop of juice out of them. Lee jerked the nipple clamps off her not by unattaching the clamps but by jerking the wires and ripping them off her. She threw a towel at her to wipe the juice and pulp from her chest and told her to put her top back on. She then walked over and told her to open her mouth and stick her tongue out. Lee shoved two fingers into her own pussy and pulled them out and smeared her juice on Bev’s waiting tongue. She then told her that was her tip for the fresh OJ and told her to leave. We spent most of the rest of the day walking around the ship and gambling in the casino. At about 6 we decided to get some dinner in the main dining room. We had just sat down to order drinks when our waiter told us that our drinks with dinner were paid for this evening. We asked who had taken care of it and he told us that the guy at the end of the bar had. We looked to see who it was and saw the door guy from the night club. We waved and he waved back. After finishing dinner and several drink we were both pretty well buzzed. She said that she was tired but very horny and asked if I minded if the door guy with the monster cock could fuck her tonight. I told her I didn’t care but what was I supposed to do, just stand there holding my dick? She said she would take care of me. She skipped over and after a few seconds came back to the table with monster cock and we headed to our cabin. Much to my surprise Bev was already in our room naked. Lee had called her while she was at the bar and told her to be waiting. We all wasted no time getting undressed as Lee crawled on the bed on all fours waving her ass telling the monster that he better fuck her pussy good and hard. He didn’t want to make her wait so he jumped on the bed and grabbed her by the hips and drove his huge rod as far as he could in Lee’s waiting cunt. She screamed at the invasion and came immediately but grunted that he better not stop so he continued tearing apart her dripping wet hole. Lee saw that Bev and I were just standing there and yelled at me to do what I wanted to her, she didn’t invite her to just stand around and watch. I certainly didn’t want Lee mad at me so I pushed Bev on all fours and shoved my cock in her pussy. All we heard from the bed was grunting as door guy fucked Lee’s aching pussy like no tomorrow. I leaned over and asked Bev what she wanted to do. She nervously looked back at me then to the bed where Lee’s head was buried in a pillow screaming. She then quietly said she wanted to feel my cock in her ass again. I was happy to oblige. I pulled out of her dripping snatch of shoved it deep in her ass with no problem. I grabbed a handful of hair and fucked her nice little ass as hard as I could till I grunted and blew my hot sticky cum in her ass. Monster guy was ready to blow too but Lee stopped him and told him to cum on her tits. The guy didn’t seem to care where it landed as long as he came. When he let loose it was like someone opened a firehose. Stream after stream of hot white cum squirted from his cock and slashed all over Lee’s perky tits drenching her in sticky cum. As soon as he was done cumming Lee looked right at him and said thanks for the fuck now you need to leave. He just kinda shrugged his shoulders and got dressed and was gone. Then she turned her attention to Bev and told her to get her cute little ass up there and clean her off. Bev went to grab a towel because there was so much cum covering her, but Lee said “no, with your tongue and if your good I’ll let you lick my pussy clean too so you can taste and smell it first hand”. Bev crawled up on the bed and got busy licking Lee clean paying special attention to her tits and hard nipples. Soon there was no trace of cum left. She went to get up and Lee grabbed her head and kissed her deeply and gently then guided her mouth down to her pussy telling her to make sure he didn’t leave any cum in there. This is what Bev had been waiting for, a taste of Lee’s delicious pussy. She worked that pussy over with the skills of a pro. Making Lee cum at least five times. By this time I was hard again and all I saw was Bev’s cute ass waving as she ate Lee’s pussy. I slid in behind her and slipped my cock in her wet pussy pumping long quick strokes until she was cumming. The feeling of her tight little pussy muscles gripping my cock as she came was enough for me and I came in her little love box. Lee knew what had just happened and slipped around into a 69 position under Bev and took my cock in her mouth as I pulled out. “MMM, she tastes good” was all she said. Before shoving her tongue in Bev’s cum filled cunt. Bev came about 7 times in a row from the tongue lashing that Lee was giving her. Lee came twice more when Bev started licking her again. Then we were done. We all cleaned up and Bev got dressed and we were ready for bed. We were pulling into port the next morning and didn’t know if we would see her before we left. Lee gave her a huge hug and kissed her deep and long. Bev thanked her for the training. Lee gave her our number back in Key West in case she were ever out for Fantasy Fest. We ran into Rick and Amy on the pier and exchanged hugs and kisses. We had each others number for when we returned home. Amy asked if we were sure we didn’t want to take the same flight home. I just chuckled that I needed to get some rest and that would not happen if we did. We took the shuttle back to the airport and boarded our flight. As soon as we leveled off the lights in the cabin were dimmed. Lee had another blanket over our laps. Just as I started to relax I felt Lee’s hand against my thigh. I thought, man I don’t have the energy for this again but she had only reached to hold my hand and drifted off to sleep. Finally I was able to relax but just as I started falling asleep all I could think about was what is she dreaming up next…

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