Yo estaba demasiado excitada. Mi tía caminó alrededor de la mesa y se colocó de espaldas a mi. Volteó un poquito y me lanzó tremenda sonrisa mientras dejaba caer la bata, la cual quedó sobre la mesa con el movimiento rápido que hizo. Allí se colocó: arrodillada frente a mi, todo su cuerpo descanzando sobre sus rodillas y las piernas dobladas y los muslos bien abiertos. La cuca la tienía bien afeitada, su bello púbico razurado en forma de corazón. Extendió la mano hacia atras, y sin mirar, escogió un consolador de esos que salen y entran como un pistón de automóvil, sino que también hacen movimientos circulares mientras ronronean y vibran. Era tan grande que apenas alcanzaba colocar las manos alrededor. Comenzó a gemir mientras se lo pasaba por el cuerpo elegante y bronceado. Los pezones se le pusieron duros como piedra. Alrededor tenían una aureola del tamaño de una moneda de las grandes. Se llevó cada una de las tetas a la boca y comenzó a lamerlas y chuparlas dejándolas brillantes por la saliva.
Luego dirigió su atención hacia la raja de su cuca humeante y caliente, pasádose el vibrador por los labios mayores y menores, de arriba hacia abajo y por el clítoris: gemía cada vez mas. Luego se llevó el dildo, que brillaba por los jugos de la cuca, a la boca hambriente, para lamerlo y chuparlo, desde la cabeza bulbosa hasta la base. Todavía estaba frente a mi con los muslos que le brillaban ya que los jugos se le bajaban desde la cuca. Colocó el vibrador en máxima velocidad y luego se llevó la enorme cabeza en forma de huevo hacia la cuca, metiendose todas las catorce pulgadas. Luego se lo sacó lentamente. Utilizando ambas manos se lo metia y sacaba, como una docena de veces, con mucha violencia y fuerza siguiendo el ritmo de la música, quejándose como una puta deseosa de sexo y muy caliente.
Traducido por Marcos Urbina
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