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Categoría: Incestos

Seduje a mi sobrino ya madurita.

Recordé que alguna vez fui una mujer muy caliente y excitable cuando empecé a convivir con mi sobrino Francisco.

Cuando tenía unos 25 años, yo y mis tres hermanos menores quedamos huérfanos porque mis padres fallecieron en un accidente de tránsito. Desde ese entonces tuve que hacerme cargo de ellos con esmero fui hermana, madre y padre. Hice todo lo posible por darles buena educación eso trajo consigo que nunca tenga tiempo para mí. Tuve alguno que otro novio con los cuales a más de los besos y caricias íntimas como mamarles el falo o masturbarles tuve sexo muy convencional. Nunca lo hice por mi trasero. Sí bien alguno trato de hacerlo la falta de preparación del sujeto con quien iba a copular, mi temor para hacer cosas que nunca hice y que pensaba que no se debe hacer, hizo que me niegue por el gran dolor que sentí. Me gustaba mucho que laman mi conchita o que topeteen mi clítoris con su falo que llegaron a sacar algún orgasmo; nunca me entregue a ningún ser humano completamente, no me case pese a ser una hermosa mujer con un delicioso cuerpo por haberme dedicado totalmente en la educación de mis hermanos que a poco se fueron haciendo hombres, se fueron casando y partieron de la casa familiar. Cuando los años pasaron ya perdí el deseo de casarme quedando sola en la casa que algún día viví con mis hermanos. Me convertí en la bonachona tía a la cual de vez en cuando vienen a visitar nunca me quejé de ello, ni me arrepentí el hecho de haber dado mi vida por mis hermanos ya que yo era una mujer realizada viendo a mis hermanos felices.

Ahora con 49 años tengo buena posición económica que me permite darme mis lujitos; sigo siendo hermosa ya que no fumo ni bebo licor, amo mucho el deporte, ni salgo a fiestas ya que no estoy acostumbrada a ese ritmo de vida, voy a misa todos los días antes de irme a trabajar ya que soy una católica practicante. Los fines de semana y en vacaciones hago mucha labor social en la parroquia donde vivo. Aparentemente soy la típica madura solterona virgen amargada por haber dedicado mi vida a mis hermanos y nada a mi mismo pero nadie sabe que no soy ni virgen ni amargada que tengo una huella de amor que me dejó un sobrino que por pedido de un primo mío que vive en provincia vinó a mi casa a estudiar la universidad, vivió conmigo cuatro años hermosos que se rompieron cuando mi sobrino se fue al exterior –allá vive todavía– para continuar sus estudios hasta ahora que ya han pasado algunos años y sé que está felizmente casado que tiene dos hijos, mi cuerpo suda, mi vulva se humedece y mi esfínter late al recordar cómo me hizo suya por es parte de mi cuerpo y por donde se lo permití. Recuerdo cómo se apoderó de mi cuerpo y rompió todos sus velos. Recuerdo cómo valiéndome de las artes eróticas que toda mujer tiene y de su candidez le seduje para hacerlo mío y que me entregue su cuerpo virgen que también fue completamente mío. Durante el tiempo que fuimos amantes copulamos en todas las partes de la casa. Los fines de semana no salíamos de la cama, nos pasábamos tirando y tirando. Nunca nos dijimos: ¡Ya no más! Debo aclarar que nunca dejé que se descuide de sus estudios. “Primero la obligación luego la diversión” le dije en más de una ocasión, estas en esta casa para estudiar y no quiero fallar a tu padre. El como buen macho joven e inteligente no puso objeción alguna pero siempre quería más. No tardo en pedir que tengamos sexo oral que no fue problema ya que me gustaba y anal que aunque la única experiencia anterior fueron negativa se lo fui dando poco a poco para que me vaya deseando, más y más pero con la previa preparación para que el acto sea sumamente agradable y no doloroso.

Mi rabito se lo di en premio de haber sido el mejor estudiante, deposito su semen en lo más profundo de mi cuequito. Luego me haría adicta a que me penetre por esa parte tanto más que por delante. Los orgasmos son más explosivos y más largos.

Yo como madura arrecha le pedía todo pero utilicé mis artes de mujer para premiarlo, castigarlo o frenarlo de acuerdo a su comportamiento ya que había ocasiones que estaba loco de lo arrecho, si bien tuvimos las dificultades que toda pareja tiene todas fueron superables. El arte del sexo lo fuimos aprendiendo los dos poco a poco hasta volvernos expertos…

Primer encuentro

Cuando Francisco mi sobrino llegó tenía 18 años y estaba recién graduado de sus estudios secundarios, es de mediana estatura, delgado, cabellos claros bien cortados, piel blanca, ojos marrones escondidos en un par de lentes. Gentil, bien educado e introvertido, de pocas palabras es por eso que mi primo pensó que lo mejor es que viva conmigo y no vaya a esas casas de estudiantes donde puede ser presa de abusadores. Bien hizo, lo que nunca sospeché que él me hizo una verdadera mujer y conocer lo que me faltaba, recordar que alguna vez fui una mujer muy caliente y excitable ahora tengo encuentros con jóvenes estudiantes en mi casa a los cuales les utilizó a mi gusto, les doy lo que ellos buscan de una mujer. Ellos piensan que han conquistado a una buena vieja pero no caen en la cuenta que es todo lo contrario hasta el momento nadie sabe de mi vida oscura pero no me importa si se enteran total a nadie hago mal. La comunidad pierde más que yo por el gran apoyo económico que doy.

Rápidamente nos hicimos buenos amigos le ayudaba en cuanto podía ya que estudiaba administración de empresas que es mi profesión.

¿Cómo nos relacionamos? Bueno les contaré. Todo empezó una mañana de sábado que hacía mucho calor por lo que yo vestía una bata de algodón blanca muy ligera. No llevaba ropa interior cuestión que era habitual en mí ya que vivo sola pero me olvide de Francisco. Él estaba en su habitación trabajando en su computadora cuando acerco, me inclino para darle un beso en su frente y le dejo ver mis senos. Beso su frente y le doy un fuerte abrazo. Le dijo que lo quiero mucho que me gusta que sea un buen chico y que me place muy que me acompañe como si fuese el marido que nunca tuve y que no dude en pedirme la ayuda que sea, añadí, al marido de una no se le debe negar nada. El pobre se puso rojo de la vergüenza, no sabía cómo actuar, ni que responderme no caí en la cuenta hasta cuando me alejaba de él, sentí que no apartaba sus ojos de mi cuerpo especialmente mi trasero. Me gustó sentirme deseada por lo que de hembra que tenía guardado desde hace tanto tiempo salió. Nunca había sentido que mi vagina se humedezca, en otra ocasión me hubiera dado un duchazo en agua fría y cambiado de ropa, dedicaría mi tiempo a tejer para olvidarme de como me sentía. Me quedé inquieta, caliente muy excitada con ganas de llegar a algo más, recordé mis mejores experiencias sexuales nunca me entregué a hombre alguno tan fácilmente pero con él fue diferente ya nque me comporté como una mujer cualquiera.

El continuo con sus estudios yo me puse a hacer el almuerzo hasta que lo llamo diciendole:

-Marido ven a almorzar.

-Ya, yaaa voy tía.

-No me trates como tu tía. Dime: Carmen. Tu mujercita.

Él rió y dijo: -Bueno Carmencita ya voy.

Luego del almuerzo fuimos a la sala de estar para tomar un cafecito. Es un buen chico pero de pocas palabras por lo que yo debo ser la que lo interrogue sobre su vida en provincia, si tuvo alguna noviecita que dejó sola y triste y de ¿Cómo le iba en la universidad? Poco a poco me fue contando su vida, sus expectativas. Me dijo que mi primo no dudo en mandarle a que viva conmigo ya que soy una santa mujer.

-¿Cómo se llama tu novia?

-Leticia.

-Leticia, bonito nombre y le amas.

-Sí mucho. He llorado por dejarla. Tengo mucha pena por ella, la amo mucho y ella también.

Sus ojos se enrojecieron. Ven siéntate a mi lado. Lo abrace, puse su cabeza en mi pecho, acaricie su rostro, sus cabellos poco a poco se fue tranquilizando al escuchar mi palabras de aliento de que la verá y amará cuando vaya de vacaciones a su pueblo natal. Sentí su respiración algo jadeante y sus ojos ver mi pecho, bajar su mirada a mi peludo pubis e hice algo que nunca habría osado hacer, acaricie con mucha delicadeza sus cabellos. Francisco correspondió a mi abrazo acariciando mis hombros luego por instinto de macho fue bajando lentamente su mano a uno de mis senos que le decían tómame y empezó a apretármelo y soltármelo, jugueteo con mi pezón. Me gusto su acción por lo que no puse obstáculo alguno. Sentí nuevamente sentí que mi vagina se humedeció como me miró el culo o cuando entre caricias que a vez tuve con alguno de mis novios. La piel se me puso como carne gallina por lo que respondí besando lujuriosamente su boca. Nos dimos un apasionado beso introduje mi lengua en su boca recorriéndola completamente e incrustando mis senos en su pecho. Francisco con una mano no dejaba de amasar mi seno y con la otra acariciaba mi rostro. Luego beso mi cuello. Acaricio mi espalda. Más besos más caricias, más excitación mutua.

Recordé cuando hace muchos años atrás dejé de ser virgen ya que me había sumergido en una profunda excitación, estaba yo desnuda con mis piernas completamente abiertas destilando de mi marroncita vagina virgen abundante fluido. Los olores de sexo se habían expandido por todo el recinto cuando vi el falo inhiesto, todo poderoso y jugoso de Felipe, mi novio de ese entonces, dispuesto a penetrarme. Recordé como puso el glande su falo en mi vulva y muy delicadamente me lo fue introduciendo. Recordé el dolor que sentí al haber entregado mi virginidad y lo bien que se siente ser recorrida, excitada, ser deseada. Lo bien que se siente subir y subir la cuesta de la excitación y luego del flash orgásmico llegar al cielo y al infierno que se habían fundido de la satisfacción.

Francisco y yo continuamos nuestro manoseo. Él levantó el vestido y se apodero de mi pubis cuando quiso introducir uno de sus dedos en mi vulva -Ya medio calientes y con arto deseo de continuar- Tomé su mano y nos fuimos a recostarnos a la alfombra de la sala. Nos despojamos de nuestras vestiduras ya desnudos nos recostamos en la alfombra. Él se encaramo sobre mí. Vi que tenía un falo mediano pero bien grueso ya inhiesto que me lo quería introducir pero yo todavía no estaba lo suficientemente excitada para que ello pase. Todavía no había abierto mis piernas para entregar mi vulva madura carente de sexo por muchos años por lo que le abrace fuertemente. Lo bese nuevamente el respondió como buen macho.

-Marido, ¿Eres virgen? Dudo en responder pero dijo:

-Sí, nunca llegué a hacer tener sexo completo con Leticia, la única novia que he tenido.

-Únicamente…

-¿Únicamente qué?

-Ya sabe hemos hecho cositas como caricias, besos. Ella me decía que cuando nos casemos se entregará completamente.

-Hazme lo que le hacías como si fuese Leticia. Yo también soy Virgen. Debes ser cuidadoso conmigo. Hacérmelo despacito. ¿Sí?

-¿Qué dice usted virgen?

-Bueno. Sí y no, hay una parte de mi que todavía es virgen las otras ya han perdido el gusto de sentir un miembro masculino entrar.

No sé si entendió mi respuesta ya que nada dijo. Hizo que me ponga boca abajo que habrá las piernas completamente y que saque en punta mi culo. Se arrodilló detrás y se recostó sobre mí. Llevó sus manos a mis tetas que las masajeo sin parar, mis pezones se pusieron duros como una roca. Puso entre mis ingles su falo. Toqueteo los labios de mi vulva así como mi clítoris. Sobó su falo en mi sexo constantemente tanto que del gusto cerré mis piernas. Me gustó lo que me hacía es más de dije a mi misma que es bueno para tener poca experiencia.

-Sí. Sí. Hazme cómo a Leticia. Sí que bueno esta rico, muy rico.

-¿Te gusta?

No puede contestar ya que empecé a temblarme toda a levantar y bajar mis caderas. Él no paraba su acción de sobar su falo en mi sexo hasta cuando ya no pudimos más yo tuve un rico orgasmo luego de un rato Francisco también lo tuvo. Nos quedamos en esa posición por largo rato luego como si fuese su yegua se desmontó y me dijo que quiere metérmela yo le dije: Otro día eso debe ser un evento muy especial.

-¿Cuándo?

-El día que cumplas años.

-Es la semana que viene.

-Bueno haremos una reunión invitando a tus amigos de la universidad luego cuando ya todos se vayan dormiremos juntos. Ese será el momento.

Luego cuando ya fui de él me confesaría que me mintió que ya había pasado. No me moleste con él ya que yo también estaba deseosa de culminar lo que habíamos empezado y me pareció muy cruel mi propuesta. Total Francisco también me manejaba como quería. Sabía que sin él no puedo vivir tranquila. Fue muy difícil contenernos las ganas de hacerlo ya que éramos la combinación perfecta de un potro cargado de poder sexual incansable con una rareza de yegua añosa que había despertado en su madures al placer del sexo con deseos locos de no perder un día más ya que había encontrado al macho perfecto para saciar mi sed de sexo.

Ambos éramos insaciables siempre estábamos cogiéndonos, manoseándonos, revolcándonos en la alfombra. Fue muy duro tener que dormir separados. Mi cuerpo pedía a gritos SEXO tanto que en más de una ocasión terminé masturbándome pensando que ya pronto dormiríamos juntos para copular como desenfrenados también me fui preparando para ello acudí donde mi ginecólogo para unos exámenes de rutina y que me de las respectivas píldoras anticonceptivas ya que todavía no estaba menopaúsica.

Hacemos el amor

Viernes por la noche llegaron sus compañeros de estudios eran como 50 estudiantes entre hombres y mujeres. La música y la comida fueron abundantes. El licor limitado a las cervezas nos lleno de mucho humor. La pasamos muy bien yo debí vigilar a Francisco para que no vaya a emborracharse y dañar nuestro plan cuestión que no fue complicada ya me dijo que poco bebía.

Luego de la jarana varias horas al fin ya estábamos solos al fin podríamos irnos a la cama juntos. Abrazados nos fuimos al lecho de nuestros amores poco a poco nos fuimos quedando desnudos empezando el rito que nos uniría. Besos caricias, manoseos sin límite. Todo nos conocimos. Todo nos entregamos.

Hice que se recueste boca arriba y fui besando todo su cuerpo. Cuello, pechos, vientre, pubis, piernas. Lo principal dejé para el último cuando vi que mi chico ya no podía más. Me senté encima de él haciendo el rico 69. Tome su falo ya inhiesto, grueso y poderoso y lo fui acariciando. Sutilmente le colme de besos para que destile sus jugos preseminales. No pare mi acción de mamarle y mamarle hasta cuando sentí que su falo se engrosaba y me dio todo su semen que me lo trague completamente. Francisco al ver mi culo cerca de su boca sacó todo el instinto de macho y lamió mi vulva, mordisqueó mis labios íntimos como mi clítoris. Me dio mi primer beso negro que había tenido que me hizo gritar de lujuria subí y subí la cuesta de la excitación. Mi sobrino también se puso rígido del gusto, y luego del flash orgásmico que tuvimos llegamos el paraíso donde vive la satisfacción. Nunca había sentido ese gustito de terminar al mismo tiempo. Fue maravilloso. Así nos quedamos por algún tiempo sin dejar de besarnos y acariciarnos pero él como buen macho joven rápidamente estaba listo para hacerlo nuevamente es así que me levante y antes de que él reaccione. Me monte me senté sobre y me incrusté todo su grueso falo en mi jugosa vagina. El se asió de mis pechos los amaso con dureza. Que rico me dije: Sí que rico Dios mío a los tiempos. Mi macho lindo. Que rico era sentir su falo abrir mis interioridades, el sentir como raspaba mis paredes interiores y llegar hasta el fondo salir y nueva introducción. Que rico era sentir ese entra y sale y ese topeteo de su falo en mi clítoris y escuchar el ruido que hacían nuestros cuerpos al chocarse.

¡Chas! ¡Chas!

No dejé de subir y bajar con furia. Me olvide de que me estaba reiniciado en el arte del sexo. Él me dijo: Abrázame, bésame, Carmen. ¡Te amo! Más no pares. Sí me gusta. Ya no puedo más y bañó mis interiores con su semen. Caí en la cuenta que una mujer puede tener más de un orgasmo. Nunca me había pasado eso, también caí en la cuenta que no se necesita mucho para que un chico virgen se haga un experto sabiendo limitar sus ímpetus ya que en más de una vez en nuestros encuentros tuvo eyaculación precoz por sobreexcitación pero como se reponen muy rápido no es problema. Pronto estábamos con deseo de más. Francisco por ser un macho joven yo por ser una madura arrecha buscando encontrar el tiempo perdido. Lo hicimos toda la noche con el tiempo suficiente para descansar. Al quinto encuentro deje de contar. Ya cansados de tanto sexo dormimos como hasta el medio día del sábado. Alegres nos fuimos a dar un paseo y almorzar fuera. Desde ese día dormiríamos juntos y nos convertimos en marido y mujer que duro los cuatro años de sus estudios ya que no quiso irse de vacaciones a su tierra natal. Se había olvidado completamente de su novia de provincia.

Premio por ser el mejor alumno.

A los jóvenes machos hay que saber frenarlos son cómo un potro lleno de fríos que siempre está caliente pidiendo más y más. Francisco no era la excepción cada que podía me pedía el culo yo me dejaba que me lo bese que me excite analmente que juegue con mi ano que meta un o dos indiscretos dedos pero nada más como ya lo anoté mis esporádicas relaciones sexuales no pasaron del encuentro falo-vagina, una vez analmente y como no me gustó nunca más lo volví a hacer. Nunca estuve lo suficientemente caliente para entregarlo ahora era diferente al tener un macho incansable a quien lo había iniciado sexualmente conviviendo conmigo hacía que el temor de que me de por mi traserito se transforme en deseo por eso me dedique a buscar por internet la manera de cómo hacerlo con el menor dolor posible para ello compre gel analgésico y un cono que me dilataría mi ano.

Una noche de arrebato donde me suplicó que le de mi culo y que nunca ha terminado en mi culito le prometí que si termina bien sus estudios el culito que tanto quiere será suyo. El pobre chico aceptó el reto.

Los días pasaron aunque se nos hacía duro nunca nos dejamos llevar por la pasión. Francisco dedicaba buen tiempo a sus estudios es así que un día llega muy contento a casa con la noticia que había aprobado todas las materias con los mejores puntos. Dijo: -¿Cumplirás lo prometido? -Mi respuesta fue un abrazo y un apasionado beso. Introduzco mi lengua golosa en su boca. Él no tarda en responder a mi acción. Lleva sus manos a mí trasero me lo acaricia diciendo:

-Lo quiero. Dámelo. ¿Sí?

-Será todo tuyo esta noche.

Pese a que me había preparado para el acto. Yo estaba muy nerviosa intranquila diciendome porque le prometido darle mi trasero ya que no sabía si resultaría todo lo que había leído al respecto del sexo anal. Me preguntaba ¿Por qué a los hombres tienen esa fijación por nuestro culo? No quería que llegue la hora de irnos a la cama. Francisco por lo contario estaba completamente feliz no dejaba de abrazarme, besarme decirme lo mucho que me AMA y me desea. Luego de cenar y ver un poco de televisión nos fuimos a la cama. Desde cuando la compartimos dormíamos desnudos pronto estábamos empezando el rito de mi iniciación anal. Las caricias y besos no tardaron en excitarnos pronto nuestros cuerpos pedían más y más. Hicimos lo que más nos place un buen 69. Yo asida a su falo y él mamando mi vagina y besando mi ano que latía de ardor. Rápidamente nos entregamos nuestros fluidos. Luego de descansar un rato tomé el gel y el cono dilatador que había comprado sabiendo que tarde o temprano debía dar lo que prometí. Me puse boca abajo saque punta mi culito y le dije:

-Úntame el anito. Bien así está bien ahora introdúceme el cono despacito. Así. Despacito, poco a poco, despacio, así, bien. Así está perfecto. Bien buen chico. Déjalo ahí. Sentí como se me iba abriendo poco a poco mi esfínter. No sentí dolor alguno pero si una rara sensación muy estimulante luego empezamos nuevamente a excitarnos a encendernos eróticamente a devorar nuestros cuerpos. Le dejé que me haga lo que quiera no le puse limites como siempre lo hice. Mamó mis senos. Mordisqueo mis pezones. Introdujo más de un dedo en mi vagina. Me la lamió con el ardor de buen macho ya cuando está completamente encendido de lujuria. Le dije que se detenga que ya es hora de que me coma el culito. Pude ver su rostro lleno de felicidad y su príapo completamente erguido. Me torné saque punta mi trasero le dije que me vaya sacando despacio el cono. Sentí mi ano completamente abierto listo para ser abarcado. Bañé su falo con abundante gel lo puse en la puerta de mi ano y antes de que él me lo introduzca. Yo lo hice también pero por él por el abundante gel que tenía su falo se me metió completamente. Sentí un gran dolor al tener dentro de mí un grueso falo que era distinto al cono que me lo había introducido antes pero no dije nada me mordí los labios del dolor. Francisco respondió rápidamente con un saca y mete constante sin detenerse pronto estaba recostado sobre mi aferrado a mis pechos. Yo estaba autoestimulándome mi clítoris para aumentar mi excitación pronto estábamos en un saca y mete mutuo hasta cuando sentí en mis interiores un chorro de semen que me llenó de placer.

Mi ano se quedó abierto por algún tiempo más. Me latía y me ardía mucho al poco tiempo sentí que el semen de Francisco salía de mi culo por lo que le grite:

-Mámame chúpame el culo. Termíname ya. No te detengas. Ya, más, hazloooo. No pares, quiero más, mucho más. No puso objeción. Mamó y chupo mi culo haciendo que tenga el mejor orgasmo de mi vida.

Fue una noche maravillosa hicimos el amor como siempre lo hacíamos con toda el ardor de siempre pero ahora ya fue total. Nos habíamos entregado completamente. Le di mi rico culito varias veces es noche y la veces que él quiso. Él con el poder de macho joven incrustaba todo su falo por todas mis cavidades pero cada vez que me daba por detrás lo hacía con gran pasión y me decía que era lo más rico que tenía y cuanto me amaba. Yo había premiado a mi sobrino por ser un buen estudiante. Nunca me falló tanto que se graduó con las mejores calificaciones por ello se ganó una beca y yo me había hecho una adicta el sexo anal.

Último encuentro antes de su viaje al exterior.

Amanecí muy apenada, nerviosa y también excitada al saber que dentro de pocas horas ya no lo tendría en mi casa que partiría por lontananza sin saber si volvería a ser mío.

La noche que nos despedidos antes de que viaje al exterior fue hermosa pero también muy triste. Ambos lloramos por la separación. Francisco me dijo en medio de nuestros besos, abrazos y penetraciones: -Te amo mucho, no me quiero ir Carmencita, quiero ser tu marido de verdad ya no más de broma. Casémonos no me importa que nuestro amor sea prohibido, que seas mi tía, ni mucho mayor- le respondí que eso es imposible que tiene mucho que vivir y que contribuir a la sociedad y que yo ya pronto entraré en decadencia y que la ruptura sería más dolorosa de lo que es ahora que no necesariamente es definitiva poco a poco se fue tranquilizando ya que es un chico inteligente y sabrá entender.

Preparé la mejor cena de mi vida, la cual la devoramos completamente. Me vestí con ropas que dejaban ver mi exquisito y maduro cuerpo como para que no me olvide. Él se puso un traje oscuro sobrio que hacía correcto juego con su físico como para que recuerde el joven ponderado, equilibrado que fue cuando lo conocí. Luego de la cena bailamos románticamente. Nuestros cuerpos pegados se fueron excitando llegando a límites nunca vividos desde cuando convivimos sexualmente. Nuestras mentes igual poco a poco nos fuimos despojando de lo que nos cubría y estorbaba. Nos estábamos entregando para no olvidarnos jamás, a cada beso de su boca, a cada manipulación de sus manos mi cuerpo se encendía más y más, a cada beso de mi boca y manipulación de mis manos su cuerpo me pedía que no me detenga y nos encendimos y no nos detuvimos…

Antes que me lo pida, sabiendo que parte de mi cuerpo le alocaba y cuando ya me había introducido su falo por mi conchita y por la boca. Me tendí boca abajo saque punta mi trasero que se había bañado de los abundantes jugos de mi vagina y estaba dispuesto a ser abarcado, le dije que lo introduzca todo que deje su huella en mi culito que lo haga sin detenerse que si grito de dolor más me la meta, mientras más dolor más AMOR. Hizo lo que le pedí. Sentí su glande en la boca de mi culo que me habría. Sentí como el resto de su falo lijaba mis intestinos con un mete y saca constante. Lacero mi culito, grite de dolor y lujuria mientras sentía su falo introducirse en mi culito que latía del gusto y dolor le prometí que mi culito sería únicamente de él y no fallé a mi promesa pese a que mis amantes siempre me lo pidieron y a que tuve muchos encuentros con jóvenes algunos de ellos bien dotados a ninguno de ellos se lo di y al gusto que yo tenía al tener un grueso falo abrir mis esfínteres y sentir el semen bañar mis interioridades.

Cuando sus manos que estaban aferradas a mis duras tetas, su pecho agitado pegado a mi espalda, y su príapo se engrosaba y enflaquecía dentro de mi culito, mi cuerpo temblaba de lujuria sentí su semen llegar al fondo de mi ser lance a la vida el mejor orgasmo de mi vida.

Nuestro reencuentro

Ya ha pasado tres años, un día mi primo me comenta que amado sobrino regresa a Quito, que vivirá aquí ya que tiene un buen trabajo, esa noticia me puso muy contenta pero como luego de un par de días que he recibido una carta suya diciendo que viene a visitarme para que conozca a su familia, no sé qué haré ni como me comportaré ahora, ni sé que me dirá ni cómo reaccionará ya que únicamente Dios y el diablo saben que lo utilicé para sacar de mí la hembra sexual que tenía escondido que lo hice mi esclavo sexual que gracias a él no soy la típica solterona amargada como muchas que pululan en esta ciudad y el mundo. Espero poder aclarar todo y si él lo permite recordar viejos tiempos.

Suena el timbre de mi casa es Francisco con su esposa y dos hijosm casí sufro un colapso al verlos pero lo supero sin problemas pasaron conmigo un par de horas charlando, me comporté como buena tía y él como correcto sobrino pero cuando se despidió con beso me dice al oido: -Carmencita no te he olvidado el viernes por la noche vengo-conteste en voz baja -Bueno… Bueno te espero.

Los dos días antes que él venga yo estaba como quinceañeram volví a recordar los hermosos momentos con el vividos, me alegre al saber que él tampoco los había olvidado pese a tener familia.

Volví a sacar el vestido que me puse la noche de nuestra despedida. A las siete de la noche estaba en casa, ni medio cruzó la puerta de la mi casa ya estábamos abrazándonos y besándonos frenéticamente, él llevó una de sus manos a mis nalgas y la carició como para este lista a darle esa parte de mi cuerpo y por supuesto que lo hice más de una vez esa noche, no nos dijimos nada, nos fuimos a la cama que compartí con él para volver a erotizar como siempre lo hicimos, nos entregamos todo nuestros cuerpos, ningún sitio de ellos fue dejado de ser hurgado, conocido, besado, acariciado. Se quedó hasta media noche, nos despedimos contentos quedando en volvernos ver, hasta cuando durará lo nuestro únicamente Dios y el Diablo lo saben.

 

Urawan

 

 

 

 

 

 

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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