Angel fue en busca de Sammy, tendría que darle cuentas de su infidelidad, ella era suya, solamente de él y tratar de contradecirlo sería incitar al demonio de los celos que se comía la entraña de él. Ya no dejaría que lo ignorara, había sido divertido verla tratando de evitarlo, de cambiar horarios y rutas que lo alejaran; él siempre sabía a donde hacerse el aparecido, fue un juego de conquista y lo lograron, lo traía loco, esa mujercita diminuta se había metido entre la piel y la carne de Angel, hasta dejarlo ciego para ver a otras mujeres, en todas quería verla a ella, aún en aquellas que fueron una aventura, que compartieron su cama, al poseerlas la veía a ella, su deseo era por ella, en sus sueños era a ella a quien poseía y pensarla ahora con otro lo volvía salvaje, imaginarla besando, acariciando y haciendo el amor con otro sacaba su instinto animal, suponer que aquella voz suave, profunda y sensual dijera a otros lo que él y solamente él tenía derecho a escuchar le rasgaba el alma hacía que doliera entre sus ingles; no, no lo permitiría, primero era capaz de matarla y matar a quien se atreviera a robar lo suyo.

Las copas que había tomado perdieron su efecto en el cerebro de Angel, conduciendo con mucha velocidad entre el trafico aquella noche de viernes se dirigió hasta la colonia a donde vive Sammy, y la encontró despidiéndose de su novio, el hombre aquel besó a Sammy, caricia que hizo hervir la sangre de Angel quien estacionó bruscamente el camión en la acera de enfrente; espero a que el hombre aquel se alejara unos metros y bajó del autobús, y antes de que Sammy entrara a la casa la llamó pidiéndole que se acercara, ella sin sospechar las intenciones de Angel, dio unos pasos saludándole como tantas veces, como a un conocido que al pasar saluda; él tendió su mano como para saludarla y al corresponder ella la jaló y aprovechando el acercamiento sacó un arma y la encañonó por su costado derecho diciéndole: Si no quieres que justo ahora le dispare al fulano ese en la cabeza, vendrás conmigo sin gritar. Sammy temiendo cumpliera su palabra y sintiendo el dolor que le causaba el cañón del arma en su costado, le siguió sin oponer resistencia y se dejó conducir al autobús, sin dejar de amagarla con la pistola, Angel puso en marcha el vehículo y a toda velocidad se alejó de ahí. Sammy, aunque temblaba de pies a cabeza, trataba de tener calma y preguntaba el por qué de aquella acción, Angel no contestaba iba conduciendo apretando fuertemente la mandíbula sin dejar de apuntar con su arma al cuerpo de Sammy. Durante el trayecto la mente de Sammy era un caos, temía por su seguridad, aquél hombre estaba mal y no sabía qué hacer o decir que la librara del peligro.

Salieron fuera de la ciudad, a una carretera solitaria y sólo iluminada con los faros del transporte. Por fin se detuvo y Sammy temió lo peor por suceder.

Angel se levantó amenazadoramente y tomó violentamente su mano y la jaló al interior del autobús, hasta los asientos finales y poniéndola frente a él, la veía como queriendo traspasarla con la mirada, dejó el arma en uno de los asientos y atrajo a Sammy atrapándola entre sus brazos y repegándola a su cuerpo, con una de sus manos sujetó las manos de ella tras su espalda y con la otra tomó su cabeza para que no evitara el beso que justo le daba; era un beso violento, mordió sus labios para obligarla a abrirlos y metió su lengua en su boca, sus embates eran fuertes, restregaba su barba en la piel delicada en torno a los labios de Sammy, le hacía daño pero no había forma de evitar el beso en los intentos inútiles de ella por safarse, sus pechos rozaban el tórax de Angel quien al sentirlos su deseo crecía y su sexo respondía poniéndose duro y ansioso por ser satisfecho, la dureza del pene calaba en el vientre de Sammy que era consciente de él en cada momento. La voluntad de Sammy fue cediendo al deseo y sus sangre se calentaba y debilitaba los sentidos, Angel al darse cuenta del cambio de Sammy soltó su cabeza y el beso se hizo apasionado, profundamente apasionado sin violencia pero igual de exigente, la mano de él bajo hasta los senos de Sammy y tomó uno de ellos acariciando con el pulgar el pezón por sobre la tela del vestido, este respondió erectándose, la reacción hizo que Sammy gimiera de deseo y el sonido que vibró en la lengua de Angel lo excitó más, los movimientos de la mano en el pecho de Sammy fueron más frenéticos, exigentes, buscaban la suavidad de la piel y dejando su cálida presa, con prisa comenzó a desabotonar el vestido dejando al descubierto aquellos hermosos senos apenas cubiertos por la delicada tela del sostén, la mano de Angel sintió la suavidad, el calor y la forma de aquellos manjares y un gruñido de deseo brotó de su garganta; el deseo quemaba su entraña y dejando momentáneamente los labios de Sammy, la separó un poco para terminar de quitar el vestido que lo privaba de toda la belleza de esa mujer; liberó sus manos y dejó que la prenda que la cubría resbalara y quedara en el piso, contemplarla con sus prendas íntimas, ver sus formas y como su pecho subía y bajaba aceleradamente, tanto por la pasión contenida como por el temor que aún estaba en ella aunque sobre pasado por el deseo que la hacía temblar sin poder contenerlo; todo esto hizo que el deseo en Angel aumentara hasta alturas increíbles. Volvió a atraerla para besarla nuevamente mientras sus manos expertas acariciaban la redondez de sus senos ahora ya sin el estorbo del sostén; las caricias doblaron la resistencia de Sammy quien ahora, presa de una excitación insoportable arqueaba su cuerpo hacia Angel, buscando su calor y la dureza de su deseo, Angel dejó sus pechos y atrapó sus nalgas, apretó, recorrió y con movimientos circulares de su propia cadera la acercó más, incitando en los dos el deseo, la lujuria y la pasión ya incontenibles...


Continuará...